La mirada aumentada. Interdisciplinariedad y mediación
Discurso y prácticas interdisciplinarias en la escuela
Las prácticas en la escuela secundaria requieren de estrategias didáctico- pedagógicas puntuales que optimicen el tiempo dentro y fuera del aula; y, orienten el trabajo autónomo del estudiante, preparándolo para percibir los problemas, analizarlos y resolverlos desde las orientaciones, en su desarrollo. El modelo interdisciplinar ha ayudado a ver la complejidad del proceso formativo integral, las implicaciones interdisciplinares y el gran compromiso que se tiene en la preparación pluridimensional de las nuevas generaciones.
En este post compartimos otra mediación para seguir trabajando con el cuaderno de secundaria, explorando algunos de los desafíos, dificultades y oportunidades que nos plantea el abordaje del conocimiento interdisciplinario. Una propuesta integral desde la mirada interdisciplinar y socio-cultural, mediacional.
La idea es invitar a pensar situaciones problemáticas que se pueden abordar interdisciplinariamente a partir de los contenidos situados en un tiempo particular y de un diseño de proyectos en el nivel, teniendo en cuenta las recomendaciones de la R.M. N° 282/20 para la elaboración de una propuesta basada en la resolución de problemas que ofrecería otra experiencia escolar distinta al enfoque que compartimentan las disciplinas.
Es frecuente en la cotidianeidad escolar leer proyectos que se adjetivan como interdisciplinarios, y escuchar expresiones “aquí trabajamos con interdisciplina”, “planificamos interdisciplinariamente”, “unidades didácticas interdisciplinarias”, sin embargo no siempre todos hablamos de lo mismo cuando hablamos de interdisciplina en la enseñanza. Incluso, en varios ocasiones el inconveniente no radica en la palabra “interdisciplina” sino en el sustantivo que la acompaña.
Cuando el abordaje de Proyectos interdisciplinarios parte de una actividad inicial que muere como tal -aunque común a varias materias- el término Proyecto resulta no ser el adecuado. En prácticas como esas la interdisciplina resulta un “disparador” (disparador interdisciplinario) que introduce una problemática pero que luego, en la soledad de las especialidades, retoma las formas habituales de las disciplinas compartimentadas.
Morin (2008) contrapone dos sentidos para pensar las finalidades de la enseñanza: una cabeza repleta y una cabeza bien puesta, aludiendo a que en el primer caso los conocimientos se apilan sin criterio de selección o de organización que les de sentido, mientras que una cabeza bien puesta significa disponer simultáneamente de una aptitud general para plantear y resolver problemas, y principios organizadores que permitan vincular los saberes y darles sentido en el contexto de la realidad en la que vivimos.
Nada hay más interdisciplinario que la realidad
En la escuela estamos acostumbrados a ver el mundo a través de las disciplinas con sus ideas, conceptos teorías, leyes que nosotros pensamos en términos de objetos simples; átomos, plantas, palabras, individuos, estrellas, pero esta representación es artificial ya que los objetos simples no existen en la naturaleza. Como afirma Morin (2007) los objetos simples no existen en la naturaleza, son el resultado de nuestra actividad de desglose de los fenómenos observados y de sus reducciones a fenómenos más elementales para poder manipularlos, concretamente o conceptualmente, más fácilmente. Dicho de otra manera, las nociones de simple y de complejo no son propiedades intrínsecas de las cosas, sino que dependen de la actividad crítica, de las condiciones lógicas y empíricas en las cuales nombramos y conocemos las cosas.
Por ejemplo, al diseñar proyectos interdisciplinarios experimentamos la necesidad de las miradas especiales de cada asignatura, entendiendo estos aportes como una complejización que favorece la apertura de puntos de vista para la resolución de una situación problemática (recordando además que lo interdisciplinar no es adisciplinar). Wagensberg sostiene que: cualquier medio de transmitir conocimiento evoluciona explorando esta triple ladera: nuevas complejidades para sus contenidos, nuevas esencias para sus métodos y nuevos acentos para sus lenguajes. El mismo autor afirma que “todos los medios para transmitir conocimiento utilizan ciertos elementos prioritarios para expresarse: palabras escritas, palabras habladas, imágenes, sonidos, pero cualquiera que sea su palabra fundamental, los lenguajes, tratan cada vez más, contenidos interdisciplinarios. Y agrega: “Nada hay más interdisciplinario que la realidad. Desde hace unos años repito con deleite el siguiente aforismo: la interdisciplinariedad es necesaria porque la realidad no tiene ninguna culpa de los planes de estudios que se pactan en escuelas y universidades” (Wagensberg, 2014).
La resolución de problemas como ejercicio cotidiano en la interdisciplinariedad de la realidad
Asumiendo la problematicidad que proporciona la realidad al ser parte del objeto de conocimiento en su diversidad de lenguajes y acontecimientos, la escuela secundaria pone al estudiante en diálogo con diversas disciplinas y sus desplazamientos que constituyen nuevas complejidades exigiendo mediaciones abiertas, exploratorias, que propicien habilidades y saberes y que contribuyan a resoluciones posibles, acordes a una formación integral y liberadora para la construcción de una ciudadanía crítica y participativa.
Estas formas dialógicas entre disciplinas se corresponden con la manera en que se presentan las problemáticas en la vida cotidiana, y naturaliza el camino real de los conocimientos desde las situaciones que lo gestan hacia las teorizaciones. Los contenidos que pueblan nuestras currículas tuvieron un itinerario similar, no fueron obra de genios aislados sino que surgieron en un escenario contextualizado, como el que vivimos a diario.
De manera más o menos sofisticada, con métodos pensados de antemano o improvisaciones -dando pasos firmes o por medio de ensayo y error- en algún momento de nuestra vida hemos resuelto algún problema. La resolución de problemas es un ejercicio cotidiano y bastante habitual, y una forma muy efectiva de aprender.
Es un encuentro con el conocimiento a partir de la acción, de la experiencia activa en la búsqueda de soluciones y de las teorizaciones que se desprenden de ese marco motivador. El planteo del problema debe corresponderse con una apertura que permita esos despliegues. Los distintos modelos didácticos entenderán a la situación problemática en función del marco epistemológico en que se emplazan. Un modelo transmisor buscará el algoritmo de resolución, en cambio un modelo constructor abordará la situación problemática de forma abierta con múltiples soluciones.
Los problemas abiertos son un punto de partida para deconstruir la realidad, y para desarmar el entramado donde se producen los conocimientos. En esa red de convergencia entrarán en comunicación las diversas disciplinas con sus didácticas especiales, sus maneras de estudiar una situación y sus puntos de vistas. Pero es el encuadre sistémico de las diversas disciplinas puesto en interrelación quien podrá resolver un problema de forma integral, sin los compartimentos estancos de las materias, tal como ocurre en la vida real.
Cada propuesta -o núcleo de propuestas- del Cuaderno 1 se pueden utilizar para la resolución de problemas abiertos. Haciendo foco en algunos sectores escogidos del cuadernillo se podrá trabajar de manera interdisciplinaria cuestiones hoy muy cotidianas. El COVID-19 es un acontecimiento de la historia mundial, y no puede ser pasado por alto en la escolaridad obligatoria. Una situación problemática que irrumpió en la vida de todos los habitantes de este planeta, en los modos y costumbres, contextualizada de diversas maneras según la zona geográfica, las historias personales y las singularidades.
Los problemas en la ciencia y sus datos
En los espacios curriculares de ciencias como química, biología y física es muy común que los problemas aparezcan con un bagaje importante de datos. Los datos orientan y guían al trabajo, pero no se debe caer en un típico ejercicio de lápiz y papel donde prima encontrar la fórmula adecuada para insertar la información. Un excesivo énfasis en los datos puede sesgar y limitar la resolución de problemas a las condiciones de borde establecidas de antemano. Una forma de sortear estas dificultades puede ser plantear problemas sin datos, donde la resolución implica un trabajo más amplio para los estudiantes. De esta manera, se transformará en un problema más abierto que incluye la recopilación de datos, la búsqueda de información, la formulación de hipótesis, y las estrategias creativas y divergentes. Especialmente esta apertura permitirá dialogando con otras asignaturas estableciendo un lenguaje para la intercomunicación que prescinda de ecuaciones y cifras descontextualizadas. Un inconveniente que podría traer este tipo de prácticas es no tener en claro los conocimientos previos de los alumnos, ni como se presentan los mismos en la estructura cognitiva de los estudiantes, generando una desconexión o desmotivación al no poder encontrar solución a la situación. Para que esto no ocurra es importante contar con un buen diagnóstico del alumnado, y un muy claro planteo del problema tal que se puedan amalgamar en todo momento las disciplinas participantes.
Este Post deja una invitación abierta a profundizar miradas pedagógicas aumentadas a través de la interdisciplinariedad y de una visión problematizadora de la realidad que permita a los estudiantes comprender, conocer y situarse en sus procesos formativos .
Estimadas y estimados colegas, las y los invitamos a compartir sus experiencias, ideas, y propuestas, para enriquecernos conjuntamente, a la siguiente dirección de correo electrónico: castricone_lucas@santafevirtual.edu.ar
Bibliografía
-Wagensberg, J. (2014). El pensador intruso. El espíritu interdisciplinario en el mapa del conocimiento. Barcelona: Editorial Grupo Planeta.
-Morin, E. (2007). Articular los saberes. ¿Qué saberes enseñar en las escuelas?. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ediciones Universidad del Salvador.
-Morin, E. (2008). La cabeza bien puesta. Repensar la reforma. Reformar el pensamiento. Bases para una reforma educativa. Buenos Aires: Nueva visión.
Autor/es: | CASTRICONE, LUCAS |