La evaluación, la otra Mirada (I)
“Si tuviera que definir a la educación de alguna manera, para mí, la educación es el conjunto de actividades diversas que tienen que ver con aprender a vivir juntos y juntas”
Marina Garcés
Cuando el mundo se mueve, la escuela siempre está de pie.
Hoy la reflexión orbita en torno a estar viviendo una época inédita, cargada de un sentido nuevo, y esto requiere pensar respuestas educativas nuevas, es decir, inéditas. La herencia de la memoria social e identitaria de las escuelas ya no puede proyectar su fuerza hacia el presente sin chocar con la emergencia de este tiempo diferente.
En la Argentina, la suspensión de clases en todos los niveles educativos fue establecida el lunes 16 de marzo de 2020, a través de la Resolución N° 108/20 del Ministro de Educación de la Nación, en principio por 14 días y luego extendida por el decreto presidencial que estableció el aislamiento social preventivo y obligatorio como medida sanitaria frente a la expansión del COVID-19.
Esa misma semana, los gobiernos nacional y provincial comenzaron a desplegar un conjunto de acciones destinadas a garantizar que las escuelas siguieran abiertas para sostener el servicio de alimentación y a diseñar e implementar iniciativas para viabilizar la continuidad pedagógica. Con el correr de los días, los distintos niveles institucionales (Estado nacional, estados provinciales y establecimientos educativos) fueron desplegando una amplia batería de acciones con el objetivo de sostener tareas educativas y mantener la presencia de la escuela en todos los hogares.
Cuando las prácticas de enseñanza y de aprendizaje manifiestan esencialmente la oportunidad del encuentro de la escuela con su afuera, con la realidad circundante, provocan aconteceres que interpelan normativas, teorías, a la propia pedagogía y sus didácticas, y también para la evaluación. Estas prácticas ofrecen la gran oportunidad de relacionar a quienes constituyen “la escuela” con esa problematicidad en común que se experimenta y que hace a la realidad que circunscribe, tanto la institución como a todos quienes la habitamos, partícipes de un encuentro que nos permita aprender y nos transforme.
Cuando la experiencia permite la otra mirada, la escuela construye puentes para estar juntos. El siguiente relato nos confirma la presencia de una escuela abierta, presente, que nos enorgullece y que nos invita a reflexionar a los equipos directivos y docentes.
DIJO QUE NO SABÍA NADA
En marzo del 2016 tomé horas en una escuela de la sierra ubicada sobre los márgenes de la ruta 226 entre las ciudades de Mar del Plata y Balcarce. El lugar forma parte del sistema montañoso de Tandilia y está compuesto por sierras de unos 150 metros de altura. La vegetación es muy diversa y se pueden apreciar pastizales, monte y bosque. En el espacio conviven un barrio residencial con calles que respetan la topografía del relieve y campos productivos ubicados sobre los márgenes: siendo el más destacado en la actualidad por su rentabilidad el cultivo de frutillas. Hay varias agro-empresas operando en la zona y todas contratan mano de obra boliviana y han recibido diversas denuncias por parte de organizaciones sociales y ambientales que señalan, no sólo situaciones de semi-esclavitud en relación a la mano de obra, sino que han advertido sobre el uso de agroquímicos como parte del paquete tecnológico de producción.
En la primera semana de trabajo me citaron para evaluar a una estudiante que debía una materia que la habilitaría, en caso de aprobarla, a pasar de año. El director me anticipó que el nivel académico no era bueno pero que era una alumna que se esforzaba mucho para estar en la escuela.
Como no fue estudiante mía decidí preguntarle a ella los temas que habían visto en geografía el año anterior; pero no se acordaba ninguno. Con piel morena y voz muy bajita, me dijo que no había podido estudiar porque no tenía libro ni carpeta. Entonces le dije que yo tenía toda la voluntad de aprobarla pero que era fundamental que escribiera algo para que pudiera justificar la nota.
A pesar de mi insistencia no supo decir nada en relación a los contenidos de la planificación anual y entonces le pregunté:
¿De las frutillas sabés algo? Abrió los ojos enormes. Sí, me dijo. Entonces sobre la hoja de carpeta que ella misma me dio escribí:
Evaluación de Geografía
Fecha: 07/04/16 Año: 2° Estudiante: G.0
1) Describir una actividad económica y ella agregó: ¿Puedo escribir también sobre Bolivia? Porque yo soy boliviana. Si claro, le dije. Entonces agregué: 2) Mencionar los aspectos más importantes del algún país latinoamericano. A las dos horas me entregó 3 hojas escritas de ambos lados con letra clara y prolija.
Hacía tiempo que no corregía una evaluación con tanto entusiasmo. Todo el relato de esta nena de 14 años aportó sin duda, a mi formación como geógrafa y como docente. Comparto el desarrollo de la evaluación porque creo que no pueden quedar estos contenidos sólo en mí. Corregí las faltas de ortografía y agregué algunos signos de puntuación para facilitar la lectura.
1)
En la frutilla trabajan aproximadamente 200 personas que cosechan la fruta, limpian el campo, sacan las hojas. sacan la maleza, tienen que carpir. Ahora pagan más que antes aún mejor, pagan todo lo que hacen si carpean, limpian la cunita, etc. Algunos niños trabajan ahí aproximadamente de la edad de 13 años para arriba y algunas embarazadas también pero no hacen tanto esfuerzo o si no, no trabajan. Eso depende de ellas. A veces lo hacen para ayudar a sus maridos. Algunos de ahí, bueno casi todos, son juntados.
Casi todos los bolivianos trabajan en el campo y siempre llegan cansados y que no le toman importancia a los hijos que nunca le preguntan nada qué cómo estás o algún problema en la escuela.
Las frutillas se cosecha en cunitas en un carrito y un balde. El balde es para descartable y la cunita es para armar caja. Eso se llama embalada. A mí me gusta embalar y armar cajas y claro a la frutilla se le pone esa cosa rara en las plantas. Las riegan con un tubo que está debajo del plástico. Lo ponen los tractores.
Las cajas con frutilla y las cunitas con frutilla descartable se lo lleva un tractor que viene a las 12:15 o cerca aproximadamente y a la tarde también.
Los bolivianos pueden soportar más el campo que los argentinos porque los bolivianos tienen el trabajo más pesado y los argentinos están en las oficinas o será porque ellos si pudieron estudiar? Yo pregunto en mi casa porque no estudian porque no hay tiempo es la misma respuesta que me dan todos los días.
Ya que la frutilla es una empresa a nosotros nos dan techo, agua potable. luz menos gas. Pero claro a veces nos quitan un poco de plata para ayudar en las pagas. Para que los padres se vayan tranquilos a trabajar hay una guardería que los cuidan. Ahí les dan desayuno, comida y merienda y hay reuniones para levantar la basura. Porque además de levantar la basura de su casa, tienen que levantar la basura del patio o del suelo del baño y sino están presentes, tienen que pagar 5 pesos por cada día que falten.
También hay donaciones que mandan o traen en camiones y se le dejan a una señora que se queda con las ropas de las cosas bonitas que llegan y lo descartable lo dejan en una carretilla para que la gente lo use.
2)
Bolivia me encanta porque la primera vez que fui me encantó. Cuando es de noche todas las luces se encienden de todos colores y yo escucho tambores y cosas así como una banda porque mi casa está en una montaña. Me acuerdo cuando fui a la cancha. La cancha es una cosa que llega casi a la terminal. Hay tiendas de comida, ropa, bebidas y cosas de mercadería. A mí me gustó donde venden caña de azúcar.
En Bolivia hay montañas chicas y en la escuela les dan uniformes. Sabia que en el jardín de niños estudian las líneas, los cuadrados, triángulos y números?
La gente del campo vive en casas de barro y paja y lo único que comen es chuño y mate y cuando es cumpleaños de alguien de la familia comen seco que significa arroz con papa y ensalada y carne seca y queso de vaca y de desayuno arroz con leche y buñuelo. Todo eso lo cocinan en una clase de horno a la parrilla y yo me sé el nombre pero no sé cómo se escribe. La gente, más bien las mujeres, tienen que ir con ropa lavada desde su casa hasta que llegan a un río caminando y la ropa la llevan en un aguayo en la espalda. Más o menos lo que tienen que caminar es desde aquí hasta Sulema para enjuagar la ropa.
¿Alguna vez comió tostado? Se hace con habas. Las hacés secar al sol hasta que estén más secas. Después tenés que poner en una olla sal y después poner las habas secas y tostarlas hasta que revienten. Mi abuela las hacía. Sabe que mi abuela tiene ochentaialgo y fue al doctor y le dijo que estaba muy fuerte ella? Vive en el campo y solamente dos veces la vi.
La aprobé. La abracé cuando se fue. Le pedí permiso para compartir su texto en internet y le dije que escribiera todo lo que pudiera porque escribir hace bien y porque siempre hay cosas importantes para contar. Con un 4 (cuatro) pasó de año y por eso no estará en mi aula durante este ciclo lectivo, pero espero cruzármela en los pasillos o en el patio y preguntarle: ¿Cómo fue tu día de ayer? ¿Lo querés contar en un papel?
Texto: Frutilla (Gorricho, 2017)
Entre una orilla y otra
“Al parecer, la piel crece por una especie de atracción entre una orilla y otra”
De Tránsito continuo
La extensión planetaria de la pandemia del COVID 19 y el aislamiento social obligatorio como principal medida preventiva, colocan a los sistemas educativos de la mayor parte de los países del mundo frente a una situación inédita en la historia de la escolarización. (Consejo Federal de Educación, 2020)
Asumir esta problematicidad contemporánea crea un diálogo hacia adentro de la escuela por un lado y por afuera de ella, en todas las dimensiones posibles. Nos pone a los supervisores, directores y docentes en conversación entre pares y entre autores, con la institucionalidad y la normativa, el entorno y su contexto, con las teorías y las prácticas, con todo aquello que aporta pensamiento, interpretaciones, ejemplos, propuestas, siempre en un tránsito inacabado porque se entiende que este diálogo se experimenta sin clausuras ni anticipaciones certeras. Que es y será un acontecer continuo. Surgen, sin embargo, modos de concebir este momento de época. Reconocer que conceptos como democratización, inclusión, conocimiento, afectividad, oportunidad, igualdad, comunicación, aprendizaje, socialización, serán algunos de los pilares permanentes en la escuela que deseamos.
La filósofa Marina Garcés nos habla de priorizar aquello que contribuya para aprender a pensar juntos en cómo vivir y mejorar este mundo que tenemos, y del que dependemos como seres sociales y como especie. Abre preguntas como: ¿Qué mejor manera de hacerlo posible que ir abriendo/ haciendo ese camino, a partir del conocimiento mutuo, a pesar del quedarnos circunstancialmente en casa, de la incorporación pedagógica de aquellos grandes temas y problemas comunes que compartimos todos (profesores, directivos, estudiantes, comunidad, otros partícipes.)
La idea de problematicidad en común constituye un elemento generativo clave en este mundo que transitamos, e invita a las instituciones educativas a revisar contenidos, diseños, recorridos y diferentes niveles de evaluación en tiempos en que las fuerzas de las circunstancias inspiran un pensamiento para dar vida al asombro, al deseo de estar juntos, a esa vuelta de tuerca que vislumbra nuevas dimensiones detrás del horizonte que somos capaces de imaginar.
Las instituciones educativas deben incorporar más decididamente las problemáticas que las envuelven y circunscriben desde el afuera. El mundo debe ingresar a lo escolar en su problematicidad contemporánea, y esto no puede darse sin generar diferentes tensiones necesarias. Discutir los posicionamientos pedagógicos, la visión de futuro, así como los aspectos éticos y políticos, en relación al tipo de ciudadano que se formará, resulta un ejercicio imprescindible en el marco de la situación educativa que enfrentemos (Garcés, 2019).
El impacto de la evaluación
En este Post se pretende abrir un espacio de reflexión que nos proponen dos autoras, por un lado la filósofa Marina Garcés con su concepción de aprender a pensar juntos en cómo vivir y mejorar este mundo que tenemos, por un lado y por otro lado asumir gratamente que es posible ejercitarlo y lo vemos a través del relato de Lucía Inés Gorricho, esta docente/autora, cuya lucidez abrió un camino para mostrar no solamente cómo suma la diversidad sino cómo un modo de evaluar no tradicional abre un horizonte inimaginable en una trayectoria escolar. Gorricho dice “Decidí escribir en mi blog acerca de lo que había sucedido en una mesa de examen como para compartir el relato sobre “Frutillas” y Bolivia con mi círculo íntimo de amistades. Para mi sorpresa, el texto “Dijo que no sabía nada” se viralizó. El blog pasó de tener 200 vistas a 300 mil en un poco más de una semana y lo hicieron noticia cientos de medios de comunicación de todo el mundo (…) al punto que una periodista me preguntó en una entrevista a modo de información: ¿usted sabía que el lugar que ella describe es Cochabamba? Fue así que me enteré cuál era el paisaje geográfico preciso que Gabriela hizo referencia en el marco de una mesa de examen situada a miles de kilómetros de distancia (…) En ese momento en Argentina estábamos atravesando el inicio de un nuevo cambio de gobierno que implicó el despido de miles de trabajadores y trabajadoras (…) es así que después de la difusión pública llegaron a la escuela y a la empresa de las frutillas decenas de personas con funciones en la gestión pública que se presentaban con intención de multar, difundir o corregir ciertas infracciones que se estaría cometiendo en el lugar, según el relato de la estudiante… Ser de Bolivia y residir en Argentina es particularmente difícil, porque vivimos en una cultura (…) (Gorricho, 2017)
Este relato de la autora de Frutillas, pone en evidencia el lugar de la Escuela y su vinculación con el afuera. Pone en evidencia, también que la Escuela hace posible estar juntos. Y pone en evidencia el impacto transformador de una evaluación que pone el saber en un marco de formar/formarse, democratizar/democratizarse; compartir para aprender.
El vínculo pedagógico en la distancia. Nuevos posicionamientos y marcos educativos en Santa Fe.
En el contexto, producido por el aislamiento preventivo y obligatorio vigente, como por sus consecuencias, para sostenerse dentro del sistema educativo un vínculo pedagógico en la distancia, "Todas las chicas y los chicos en la escuela aprendiendo", se integra a este actual escenario, la acción de política educativa provincial "Seguimos aprendiendo en casa", siendo su eje en la justicia educativa de la heterogeneidad, igualándose oportunidades y efectivizándose acompañamientos de las trayectorias, para habilitar diversos caminos en educación que sean posibles, alcancen objetivos deseados para todos/as, viabilicen los accesos a expectativas de logro, permanencia y calidad de aprendizajes, y así alcanzar egresos con recorridos cuidados (RM. N° 223/20).
El Ministerio de Educación (cfr. Artículo 7° de la parte resolutiva del Decreto N° 0181/09) entre sus argumentos expresa que el tiempo de aislamiento puede convertirse en una posibilidad dedicada al fortalecimiento y recuperación de aprendizajes no cerrados en el ciclo anterior manifestado en un proceso de evaluación como construcción compleja y continua, de valoración de situaciones pedagógicas y condiciones producidas para las resoluciones.
También agrega que la instancia de evaluación de los estudiantes exigirá a los docentes un tipo de organización en equipos y proponer formas de trabajo colaborativa para abordar la evaluación y resolución definitiva.
Para reflexionar y seguir pensando en el desafío
Este post tiene el deseo de abrir espacios propicios para la reflexión, así como la exploración de las posibilidades de la escuela, al pensamiento, al intercambio entre supervisores, directivos y docentes, reconociendo el compromiso y la voluntad de seguir educando, propiciando la continuidad pedagógica y el vínculo con los estudiantes, habilitando procesos evaluativos que no generen nuevos segmentos de exclusión, desigualdades, y que sí, acompañen las trayectorias escolares con vistas a construir mejores condiciones de continuidad frente a una situación inédita en la historia de la escolarización, provocada por la pandemia de COVID-19.
Bibliografía
-Anijovich, R.; Marlbergier, M.; Sigal C.(s.f.). Una Introducción a la Enseñanza para la Diversidad. Buenos Aires: Editorial Fondo de Cultura Económica.
-Anijovich, R. y Cappelletti, G. (2020). El sentido de la escuela secundaria. Nuevas prácticas, nuevos caminos. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Paidós.
-Gorricho, L. I. (2017). Frutillas. Un libro sobre Educación y Trabajo. Mar del Plata: Text Version | FlipHTML5.
-Bertoni, A. y otros (1995). Evaluación. Nuevos significados para una vieja práctica. Kapelusz: Buenos Aires.
-Gorricho, L. (2017). Frutillas, un libro sobre educación y trabajo. Mar del Plata: Lucía Gorricho.
-Litwin, Edith (1998). “La evaluación: campo de controversias y paradojas o un nuevo lugar para la buena enseñanza” En Camilloni, A y otros. La evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo. Bs. As: Paidós.
-Punta, T. (2019). Mundo escuela. Didácticas de equidad e inclusión. Buenos Aires: Paidós
Documentos
-Consejo Federal de Educación. (2020). Resolución CFE N° 363/20. Capital Federal. Garcés, M. (2019). Educación y Emancipación. Buenos Aires: www.fundacionluminis.org.ar
-Resolución Ministerial N° 223/20. Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe.
-Circular N° 013/20 del Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe.
Imagen del posteo: Antonio Berni, Escuelita rural, 1956
Link video: https://www.youtube.com/watch?v=guIAN3J8piY
Autor/es: | CASTRICONE, LUCAS |