La ciencia, una forma de leer el mundo
Es también una propuesta: que la escuela se
asuma como la gran ocasión para que todos los que vivimos
en este país –cualquiera sea nuestra edad, nuestra
condición, nuestra circunstancia…– lleguemos a ser
lectores plenos, poderosos. La lectura no es algo de lo
que la escuela pueda desentenderse.
Graciela Montes
Introducción
En este post –como en los anteriores- reiteramos la invitación a la lectura, a transformar el ámbito de los hogares de los estudiantes en una comunidad de lectores, una gran ocasión para compartir lecturas y construir sentidos, que nos ayuden a comprender los fenómenos naturales según lo explican los científicos, cómo es el modo de producción de esas explicaciones y su importancia en la transformación de la cultura y el mundo en el que vivimos.
En este contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio motivado por la pandemia del COVID-19, se tornó actual, y por cierto como profecía autocumplida el texto Agua y Adobe, relatos para pensar sobre el pasado de enfermedades presentes –en particular en el capítulo de Los microbios de la conquista, como veremos más adelante-, de Rosana Errasti y Eduardo Wolovelsky, en cuyas páginas se reúnen tres relatos: uno referente a las enfermedades infectocontagiosas y la conquista de América, otro relacionado con la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires en 1871, y el último sobre el Mal de Chagas.
Los textos que componen la colección incluyen, además de Agua y Adobe, entre otros: El anteojo de Galileo (Wolovelsky y Onna), El descubrimiento de las bacterias y el experimento 606 (Wolovelsky), Tiempos diferentes (Wolovelsky), y la Revista Nautilus, relatos para pensar la ciencia, que constituyen un conjunto de materiales multimediales e impresos que se han distribuido en escuelas de todo el país, y que materializan un concepto sobre la educación en ciencias denominada enseñanza contextual de la ciencia. Algunos de los textos de la colección se han grabado para personas con disminución visual o con dificultades motoras, neurológicas y educacionales, o para quienes prefieran o necesiten acercarse a la reflexión sobre la ciencia a través de la narración oral y constituyen Nautilus sonora que se puede consultar en: http://www.rojas.uba.ar/contenidos/nautilus/index.php
La comprensión pública de la ciencia y la divulgación científica
Las páginas de estos textos nos acercan a historias poco conocidas u olvidadas que nos hablan de personas y sociedades que pretendieron utilizar o utilizaron los conocimientos científicos para dañar a otras, muchas otras en cambio, nos muestran el esfuerzo y la imaginación de personas que con sus conocimientos y actitudes hicieron grandes aportes para que podamos vivir un poco mejor. Esto es así porque la actividad científica es una actividad humana y por lo tanto está atravesada por contradicciones, intereses, sueños y desafíos.
En palabras del autor: “la ciencia forma parte del corazón de nuestra cultura y, aunque su poder puede desplegarse para preservar intereses dominantes de clase o género, también puede serlo para aliviar el sufrimiento humano y promover una perspectiva liberadora para los hombres, mujeres y niños” (Wolovelsky, 2004: 19,20). Esto implica pensar la la enseñanza de la ciencia como parte de la cultura, contextualizada históricamente, atravesada por aspectos sociales, políticos, económicos.
Eduardo tiene un fuerte compromiso con la militancia por la comprensión pública de la ciencia, ya que la ciencia, junto con otras acciones humanas, es capaz de modelar aspectos importantes no solo de nuestra forma de ver el mundo, sino también de nuestra forma de actuar en el mundo, por lo cual importa rescatar los debates de corte epistemológico, ético, social e ideológico sobre problemas de la ciencia, que son problemas de la cultura porque la ciencia es cultura.
En palabras de Wolovelsky: “Nuestra intención siempre ha sido ofrecer a la sociedad una posibilidad de reflexión sobre los logros y significados de la actividad científica como expresión de la cultura, expresión que se manifiesta en una suma de razones y pasiones. Creemos que el acceso a la ciencia es un derecho como lo es toda expresión de una cultura, pero el ejercicio de ese derecho requiere de un esfuerzo particular de carácter político, porque el acceso al conocimiento científico no se da de manera espontánea”.
También es clara y contundente su postura fundamentada y crítica sobre el cientificismo y la divulgación- espectáculo popularizada, banalizada y mercantilizada estos últimos años que ha colonizado el campo editorial, televisivo y educativo.
Como venimos advirtiendo la promoción del conocimiento científico requiere de un cierto posicionamiento político respecto a la finalidad con que se investiga en la ciencia moderna. Con respecto a la divulgación científica no hay una respuesta unívoca a la cuestión sobre qué es lo que hay que divulgar, pero seguramente no hay que transformar el conocimiento científico en una gran vidriera de descubrimientos y hechos científicos fantásticos. En este caso la invitación es a reflexionar si de lo que se trata en la divulgación científica es transformar la ciencia en entretenimiento.
Wolovelsky se pregunta si esto mismo no vale para aquellos responsables de construir en la población una imagen de lo que es la ciencia: divulgadores, maestros, profesores. Para él maestros, profesores y divulgadores no necesariamente deberían ser reproductores de los saberes que los científicos producen. Afirma: “creo que su responsabilidad y trabajo los deberían llevar a promover un debate público acerca de lo que la ciencia es y cuáles son los significados para nuestra cultura. Este trabajo implica promover un entendimiento de los compromisos racionales que caracterizan a la actividad científica, favorecer la comprensión de los significados sociales de los núcleos teóricos más significativos de la ciencia y compartir las pasiones del conocimiento” (Wolovelsky, 2004: 28).
Los microbios y la conquista: un cruce entre historia, geografía, biología y plástica
En este post presentamos el capítulo 1 del texto Agua y adobe, en el cual se narra un episodio histórico ocurrido en el año 1492: la conquista de América, que implicó la llegada de los españoles y también con ellos de los microbios. Así como en el relato los microbios viajan con los hombres por un medio de transporte como los barcos.
En la actualidad el coronavirus viaja con las personas que utilizan otros medios de transporte modernos –los aviones- que reducen ampliamente las distancias y los tiempos y mantienen interconectado al mundo. Esta es -entre otras- una de las razones por las cuales la epidemia se extendió a través de poblaciones de distintos países, continentes e incluso todo el mundo, provocando la pandemia del COVID-19.
Si hemos podido controlar la poliomielitis, la tuberculosis, el sarampión, la gripe a través de la vacunación, y si no disponemos de la vacuna por los protocolos que implica su fabricación, ensayos clínicos, aprobación de organismos estatales, el desarrollo de terapias médicas han resultado efectivas para el tratamiento de varias enfermedades que azotan a la humanidad.
Sin embargo algunas viejas enfermedades regresan y otras nuevas irrumpen desafiandonos: este es el caso que nos ocupa. Preguntas como: ¿dónde se originó el coronavirus? ¿Se originó en los murciélagos y luego pasó a un mamífero?, ¿se originó en los mercados chinos?, nos permite recuperar lo que anunciamos como el sentido profético del texto cuando los autores plantean que la historia de la conquista de América “nos advierte sobre las complejas relaciones que se dan entre los seres humanos, los animales, los vegetales y los microorganismos, y nos obliga a considerar lo difícil, sino imposible, que resulta predecir el desarrollo de nuevas variedades de virus, bacterias patógenas y parásitos” (Errasti y Wolovelsky, 2013: 17). ¡Es una reflexión con vigencia para la situación actual que estamos atravesando!
Por otra parte interrogantes como: ¿quién fabricará la vacuna?, ¿cuándo estará disponible para todos? ¿qué intereses se esconden detrás la búsqueda de la vacuna? ¿Quiénes y para qué financian los proyectos de investigación?, entre otras cuestiones, nos pueden ayudar para promover la reflexión sobre los conflictos, controversias que lleva en su seno la ciencia, así como los condicionantes políticos, sociales, económicos, históricos que la atraviesan.
Eduardo Wolovelsky: un compromiso sostenido y militante con la compresión pública de la ciencia
Eduardo Wolovelsky es biólogo, egresado de la Universidad de Buenos Aires. Coordina el Programa de Comunicación y Reflexión Pública Sobre la Ciencia en el Centro Cultural Ricardo Rojas de la misma universidad. Es autor de numerosos libros y trabajos de su especialidad. Es director de la revista de ciencia para chicos Nautilus, relatos para pensar la ciencia. Investiga, enseña y escribe sobre diferentes momentos de esa apasionante aventura que es la ciencia moderna.
Como afirma Alejandro Cerletti en el prólogo del libro El siglo maravilloso, la trayectoria de Eduardo Wolovelsky en su esfuerzo sostenido de casi treinta años por darle a la ciencia una dimensión pública y social es emblemática. Sus textos nos provoca a educadores y público en general a reflexionar críticamente sobre nuestras concepciones sobre la producción científica como práctica social, sobre su contexto político, social, económico, cultural, y sobre la enseñanza de la ciencia en todos los niveles de la escolaridad.
Publicó entre otras obras: Imágenes de la racionalidad científica (con Héctor Palma, 2001), Iluminación. Narraciones de cine para una crítica de la política, la ciencia y la educación (Biblos, 2013), El siglo maravilloso. Sobre el filo de la gran guerra. Memorias de la última centuria (Libros del Rojas, 2016). Voyager. El mensajero de los astros (Libros del Rojas, 2017). En la actualidad dirige la revista estamos en SCHOLÉ tiempo libre, tiempo de estudio, la revista del I.S.E.P. (Instituto Superior de Estudios Pedagógicos) de Córdoba que pueden consultar en el siguiente enlace: http://schole.isep-cba.edu.ar/
Sugerencias metodológicas
-El texto “Agua y adobe” posibilita el abordaje didáctica sobre los microorganismos, las migraciones humanas, la domesticación animal, el sometimiento cultural, los derechos de los pueblos originarios, la diversidad cultural, el comportamiento de los virus, la ciencia y la tecnología en Europa y de América, el tratamiento de las enfermedades infecciosas, la salud.
-Una propuesta de trabajo que promovería el debate público sobre las ciencias se abre al plantear preguntas epistemológicas inspiradas en este texto tales como: ¿Progresa la ciencia? ¿Avanza para todos por igual? ¿Por qué el párrafo cierra con la frase “la injusticia que condena a millones a la pobreza”? ¿qué relación tendrá eso con la ciencia y las producciones científicas?
-El texto es una oportunidad para la inclusión de la historia de la ciencia en la enseñanza, ya que aporta posibles respuestas a las preguntas antes citadas, al tiempo que agrega a los descubrimientos per se el contexto sociocultural donde se desarrollaron. Para este fin se podrían promover investigaciones acerca de los científicos que trabajaron sobre las enfermedades infecciosas como Pasteur, Koch, Ehrlrich o Jenner. Rescatando de cada uno de ellos sus biografías, el contexto histórico, político, social, cultural, los problemas de salud y las concepciones sobre “generación espontánea” que se sostenían en esa época.
Estas indagaciones pueden dar lugar a profundos planteos científicos y sociales, trasladándose a nuestro tiempo. En relación con el coronavirus, se podría agregar: ¿estamos en igualdad de condiciones ante el ataque de microorganismos como el COVID-19? ¿Quién introdujo el COVID-19 en Argentina y quién es más vulnerable para su contagio? ¿Qué instituciones científicas están trabajando sobre el COVID-19, en qué países? ¿se han hecho avances al respecto en nuestro país, y en nuestra provincia? ¿qué tipo de investigaciones se llevan adelante?
-También es conveniente la adopción de metodologías activas de aprendizaje como el Aprendizaje basado en Proyectos o Problemas (ABP) que recuperan el protagonismo de los estudiantes. El tema de los microbios y la colonización de América puede representar un interesante estudio de caso que posibilite despliegues interdisciplinarios que incluya espacios curriculares diversos como: historia, geografía, biología, laboratorio de ciencias naturales, matemática, lengua y literatura, filosofía, plástica entre otros. Pero lo más significativo de esto es que se entrelaza con la situación problemática que vivimos hoy a nivel mundial: el COVID-19.
-El texto Los microbios de la conquista se encuentra en: http://www.rojas.uba.ar/contenidos/nautilus/microbios_conquista.mp3
Bibliografía
-Montes. G. (2006). La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura. Plan Nacional de Lectura. Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.
-Wolovelsky, E. (2004). Certezas y controversias: apuntes sobre la divulgación científica. Buenos Aires: Libros del Rojas.
-Wolovelsky, E. (2008). El siglo ausente: manifiesto sobre la enseñanza de la ciencia. Buenos Aires: Libros del Zorzal.
-Wolovelsky, E. (2013). Iluminación. Narraciones de cien para una crítica sobre la política, la ciencia y la educación. Buenos Aires: Biblos.
-Wolovelsky, E. (2015). El siglo maravilloso. En el filo secular de la gran guerra. E-Book. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Libros del Rojas. Recuperado el 11/05 en: http://www.rojas.uba.ar/contenidos/publi_digitales/libro_elsiglomaravilloso_final.pdf
Webgrafía
https://www.oei.es/historico/divulgacioncientifica/entrevistas_163.htm
http://www.rojas.uba.ar/contenidos/revistas/index_revistas.php
Link para archivo del libro: http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/bitstream/handle/123456789/110164/agua%20y%20adobe%20completo.pdf?sequence=1
Autor/es: | CASTRICONE, LUCAS |