«Arte efímero», propuesta de la Esc. Primaria EIB N° 1310.
LA FUNCIÓN DEL ARTE/1
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
—¡Ayúdame a mirar!
(Eduardo Galeano, La función del arte)
Las escuelas rurales abrieron camino en la provincia de Santa Fe a una transformación histórica que en la educación primaria está conmoviendo no sólo la arquitectura escolar, sino también tradiciones pedagógicas y didácticas centenarias. Tales modificaciones se expresaron ya en el año 2006 en la Ley de Educación Nacional N° 26206, que en el artículo 28 estipula las escuelas primarias serán de jornada extendida o completa con la finalidad de asegurar el logro de los objetivos fijados para éste nivel.
El Plan 25 supone administrar recursos y articular líneas de políticas educativas históricas y actuales, en pos de habilitar la extensión de la jornada escolar, transformando las prácticas áulicas a partir del formato de talleres, que supone aprender desde los haceres.
Hoy nos adentramos en la experiencia de la Escuela Primaria EIB N° 1310 "Esteban Laureano Maradona", ubicada en Paraje El Toba, de la localidad de Margarita, quienes desde el año 2022 iniciaron el camino de esta transformación educativa, con gravitación especial en el arte, como modo de mirar el mundo.
Vanesa Caballero, docente de 7mo grado comparte "para nosotras (docentes) que somos nuevas en la escuela, la propuesta del Plan 25 también significa una novedad, los Talleres potencian el encuentro, manipulación y creación a partir de los materiales escolares, que, quizás, no están presentes en la vida diaria de los estudiantes o no tienen las mismas significaciones.
El taller es un método de trabajo en grupos, que genera espacios comunes para leer, trabajar, imaginar y conversar, valoramos la posibilidad de desarrollar el diálogo de saberes que permite recuperar tradiciones ancestrales para que sean transmitidas en la escuela.
Lo transformador de la extensión horaria, se despliega en sentidos vinculados a la posibilidad de desarrollar procesos de enseñanza y aprendizajes que desafían la organización convencional de la hora de clase dentro del aula con un formato que invita a flexibilizar, y que ubica a docentes, estudiantes y familias en sintonía con saberes que se arraigan en el diálogo, la experimentación, y la diversidad de vivencias aportadas por las perspectivas del espacio social rural.
"Arte efímero" es sólo uno de los proyectos con los que trabajan en la hora extendida, que entrama saberes de las Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Lengua catalizados en obras que parten de lo que conocen y materiales con los que conviven. La experiencia creadora de niños y niñas desborda progresivamente la cognición, promoviendo la internalización de nuevas formas y modos que retroalimentan capacidades, desde la perspectiva de la formación integral.
"La hora extendida es distinta porque recupera el juego o los talleres como metodologías, que rompen con la lógica del formato tradicional de las áreas (…) todos los días realizamos distintas actividades como escribir cuentos usando la computadora como soporte tecnológico, o ver películas, o abordar la lectura y escritura desde otros lenguajes. Los viernes, toda la escuela junta trabaja un proyecto de lectura" (Edelweis Aglieri, Directora)
Fortalecer la caja curricular es hacer justicia social, desafiando distribuciones arbitrarias de recursos y democratizando el acceso a bienes materiales y simbólicos, necesarios tanto para la reproducción como para la transformación de los espacios sociales.
La suma de una hora más en las escuelas, espacios casi exclusivos de socialización y de acceso a bienes culturales en el ámbito rural, brinda la posibilidad de que desde el modelo pedagógico del plurigrado se profundice en la formación de relaciones interactivas que favorecen los vínculos afectivos, el fomento de la autonomía, la confianza y la delegación de responsabilidades.
Lo que acontece a raíz de las transformaciones que el plan 25 propone, opera también como una suerte de reivindicación simbólica respecto a saberes fundados en las buenas prácticas pedagógicas que las y los docentes rurales están desarrollando en territorio, saberes basados en diálogos, ensayos, evaluaciones, aportes colaborativos –que incluyen a las familias- y que hoy están en condiciones de poner a disposición del sistema educativo en su totalidad. Y esto como suceso epistémico es valioso, gratificante y equivale a reconocer la tarea educadora no sólo como un “dar clases”, sino también como un saber correrse de ese lugar de portador de saberes, para habilitar nuevos formatos donde la palabra circula, rueda, se desarma en preguntas y permite ir desanudando desafíos presentes para enfrentar el mundo.
Precisamente este diálogo entre saberes que circulan en el espacio social rural, encuentran en la escuela una oportunidad para desplegar conexiones entre lo sensorial, lo cognitivo y conceptual, el placer y la capacidad de percibir el mundo físico en sus distintas y diversas manifestaciones. La educación así asume una función social -y subrayamos esta adjetivación por las implicancias de construir, acordar y ser con otras y otros- irrenunciable que es anclar el pensamiento en la contingencia epocal. Como adultos los y las docentes se dan a la tarea de diseñar un camino donde niños y niñas creen, descubran, pregunten, se emocionen, encuentren significados y conceptos para colorear el espacio social que habitan. Pero también que desde la sensibilidad sienten coordenadas para formar conciencia ambiental, comprometerse con procesos sustentables desde la perspectiva agroecológica y sean capaces de sostener economías sociales y solidarias, con todo lo que ello implica.
Cada vivencia extiende oportunidades para que lo simbólico instale niveles cada vez más elaborados en torno a pensamientos, palabras, conceptos, ideas que nacen bien de un puñado de arena, de semillas de timbó, de hojas y ramas, lo cual constituye un bonito modo de mirar el mundo y sentirnos parte de él. Estos modos reposicionan el amor como categoría central para organizar vínculos y relaciones sociales, en espacios de convivencia donde la diversidad es valorada como condición imprescindible para la vida.
Agradecemos a todo el personal docente, estudiantes y familias de la Escuela Primaria EIB N° 1310; que nos han compartido, generosamente, su mirada y experiencias.
Autor/es: | FAVIT, CLAUDIA ELENA |