La Escuela N° 1311 le da voz al ambiente!
En el mundo moderno andamos a mil por hora, y es extraño que en ese andar busquemos algo “donde podamos estar” (Kusch, 2007)
A diario hemos internalizado que estar informados es buscar referencias en los temas de los que se habla por los medios masivos de comunicación, en distintos soportes; así escuchamos radio, miramos por televisión noticias, leemos diarios, las redes sociales. Y esto que sucede en cada familia, es recuperado por las escuelas en distintas actividades, como oportunidad de establecer conexiones entre temas que son de interés general, y lo que los saberes socialmente relevantes administrados en espacios curriculares, pueden aportar.
Tal es así que, la Escuela N° 1311 "Estela Beatriz Juncosa de Mouesca" ubicada en Colonia Criolla, San Javier ha organizado un plan anual de tres ejes, uno de ellos es "Le doy voz a mi ambiente", Romina Canteros -Directora del establecimiento- comparte el proyecto visibilizando las potencialidades de articular y trabajar colectivamente.
La Educación Ambiental tiene como objeto formar y consolidar desde la más temprana edad, la cultura, la conciencia y el compromiso para la protección y cuidado del medio ambiente. Su propósito principal es impulsar conocimientos, valores, habilidades prácticas y actitudes positivas entre alumnos, docentes y familias para la acción responsable y eficaz en la prevención y solución de problemas ambientales y gestión de la calidad del medio ambiente próximo escolar.
Esta unidad propone un amplio recorrido de diversas y variadas situaciones tomando el ambiente como un eje de indagación, estimulando la curiosidad, la capacidad de observación sobre los objetos del entorno; también explorar y reconocer los cambios positivos y negativos que puedan impactar en nuestro ambiente social, natural y lo que provoca nuestro propio accionar.
Los objetivos planteados en relación al eje son: favorecer la indagación del ambiente promoviendo el conocimiento y organización de la realidad, iniciarse en la identificación de problemas ambientales que afectan la vida cotidiana, integrar a las familias en la tarea educativa promoviendo la comunicación y el respeto mutuo y articular con la comunidad para potenciar el logro de los objetivos educativos.
Para finalizar este eje, buscamos aplicar en la vida cotidiana en hogares e instituciones educativas acciones que aporten a la concientización ambiental y relacionando los contenidos de las diversas áreas con la temática para presentar un proyecto donde se evidencie también el Proyecto Alfabetizador Institucional.
Las docentes seleccionaron textos periodísticos que funcionan como puntos de partidas para que cada ciclo y grado, se aboque a investigar partiendo de preguntas, definiendo acuerdos metodológicos respecto a cómo indagar, promoviendo síntesis provisorias que fueron compartidas en el cierre del eje, mediante stands en una feria institucional.
Detengamos la mirada un momento en estas propuestas que ocurren con frecuencia en las escuelas rurales en general, a partir de la experiencia de la 1311 para dimensionar todo aquello que ocurre cuando un proyecto capitaliza búsquedas de sentidos ordenando y promoviendo además, la acción de pensar conectada al territorio que habitamos.
Estos modos de organización pedagógica impulsados por las y los docentes, revela la potencialidad que tiene la escuela pública al momento de poner a gravitar el curriculum en torno a situaciones cotidianas que condensan problemas y conflictos ambientales. Respecto a ellos, las palabras a veces nos ponen en alerta, debido a las representaciones estereotipadas que portamos como adultos/as y educadores respecto a estos sustantivos, que son sustanciales en orden a la vida en los sistemas vivos.
Y es aquí justamente donde el paso por la escolaridad primaria promueve en niños y niñas la formación de pensamientos e ideas al respecto de estos problemas y conflictos, en los que ir posicionandose desde una perspectiva constructiva que permita a futuro, proponer, resolver, mejorar el habitat partiendo desde lo que efectivamente podemos hacer. La escuela 1311 -y tantas otras de modalidad rural- instrumentan a las infancias para que se dispongan a mirar desde la posibilidad, en acciones colectivas que, además, robustecen los espacios sociales como lugares públicos donde construimos, ideamos, pensamos, debatimos, nos escuchamos, cuidamos todas y todos juntos.
Estos modos organizativos también van preparando a niños y niñas para pensar en conversación, dando lugar no sólo a la voz del ambiente, sino a la de otras personas que viven en la comunidad y que tienen algo para informar, para decir al respecto, como es el caso de los apicultores locales que ayudaron a séptimo grado a conocer más acerca de la producción en sí, pero también a reflexionar sobre el rol fundamental que cumplen las abejas para toda la vida, tal y como la conocemos. Gracias a los avances de las ciencias y tecnologías asociadas al estudio de las producciones humanas, hoy por ejemplo sabemos que si las abejas dejasen de polinizar, alrededor de la mitad de especies vegetales y animales se verían reducidas o extintas. Si trabajasemos esta mirada apocalíptica, probablemente sumiríamos a las infancias en la desazón, obturando el derecho no sólo a idear su propio camino respecto a las miradas sobre el mundo, sino también sobre como pensar soluciones para los problemas que se originan en acciones humanas.
Y de allí la importancia que en el paso por la escuela, de modo secuencial, graduado y colectivo, niños y niñas aborden estas situaciones por lo que son, preocupaciones, problemas, conflictos, dejándo límites para construir sus propias miradas y propuestas.
El resto de los grados trabajaron temáticas como el agua que bebemos, los árboles, la huerta bio- vertical, la alimentación; que si bien están diferenciados para que cada grado se dedique a estudiar, luego al momento de la presentación común contribuyen a la mirada global. Porque están todos directamente relacionados con relaciones entre las sociedades y la naturaleza, que si bien van provocando modificaciones adjetivadas como progreso, avances, también suscitan algunas dificultades que se vuelven preocupación.
La relevancia entonces de que las escuelas se a dar forma, a idear modos desde las estructuras curriculares, a esto que nos sucede y emerge como informaciones locales, que parte de "lo que ya sabemos" dando lugar a lo nuevo, revela las potencialidades de la escuela como espacios de producción y sistematización de saberes. ¿En un futuro cambiará el sentido de “saber”? Lo que seguramente cambiará es lo que hay que saber para, mínimamente, comprender a la sociedad en la que nos toque vivir. Pero, si nos interesan, los cambios y las incorporaciones de conceptos pueden ser tan graduales como placenteros. Sí: hay placer en todo esto. Alivia darnos cuenta de que en la transferencia de conocimientos, de saberes, de procesos de aprendizaje, podemos encontrar momentos de satisfacción, de alegría, de conexión, de encuentro, de eso ancestral que nos lleva a nuclearnos para relatar nuestras experiencias. (Paula Bombara)1.
Estos anclajes son posibles porque la escolaridad promueve las búsquedas de sentidos, estimula la curiosidad y el deseo de conocer e intervenir, generando espacios para que efectivamente podamos estar, juntos, pensando y operando para que las transformaciones que restituyan equilibrio a las mismas acciones humanas, suceda. Y en todo esto reafirmamos nuestra humanidad, desde las capacidades de transformar los espacios sociales pensando en el bien común.
Celebramos las asignaciones de sentidos y significados con que, las docentes y Directora de la escuela 1311, instrumentan a niños y niñas que viven en el espacio social rural para comprender e intervenir mejorando la calidad de vida de todas y todos los habitantes.
Les invitamos a conocer el proyecto completo en adjunto.
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1)*Paula Bombara (Bahía Blanca, 1972) es escritora, bioquímica y doctoranda en Lingüística de la Universidad de Buenos Aires. Vive en la ciudad de Buenos Aires junto a su familia. En 2004 dejó el ejercicio de la profesión científica para dedicarse de lleno a la escritura y la producción de libros, enfocándose, principalmente, en el público infantil y juvenil. Escribe ficción (novelas, cuentos, algún que otro poema) y no ficción (ensayos, artículos académicos, libros de comunicación científica). Desde 2003, es creadora y directora de la colección de comunicación científica para primeros lectores “¿Querés saber?” que publica Eudeba, la editorial de la Universidad de Buenos Aires. Sus temas de investigación suelen enfocarse hacia la literatura infantil como lugar de memoria, la búsqueda de la identidad, los cruces entre artes y ciencias y la deconstrucción de estereotipos y etiquetas, pero quienes la conocen saben que estos temas son apenas una pequeña porción de todo lo que le interesa. Sus libros han sido reconocidos internacionalmente con diversos reconocimientos como The White Ravens, el Premio Fundación Cuatrogatos y los Destacados de ALIJA y Los mejores libros para niños y jóvenes del Banco de Libro de Venezuela.
Autor/es: | FAVIT, CLAUDIA ELENA |