Experiencia de investigación en torno a la Alfabetización. De políticas públicas y nidos de ternura.
“Espacios que garanticen la posibilidad
de correr riesgos y equivocarse,
que ofrezcan una horizontalidad habitable
y una verticalidad significativa.
Un espacio de seguridad es un espacio que pone en suspenso
La presión evaluativa, que habilita a poner en juego roles inéditos.”
Philipe Meirieu
Complejidad, criticidad y reflexión son el horizonte del reto actual, allí donde la lente epistemológica de la práctica docente habita momentos de incertidumbre y de creatividad, donde los contextos producen efectos previsibles y al mismo tiempo contingente.
Las implicaciones subjetivas en la reminiscencia de las huellas pedagógicas forman parte del trayecto formativo que evoca los afectos y efectos del instante único de enseñar a aprender y de aprender a enseñar.
La intimidad del proceso de reconstrucción del conocimiento implica la intervención de los saberes que el docente significa, moviliza y desestructura, promoviendo otras propuestas en contextos de desasosiego.
La producción sublimatoria de los complejos procesos que se añadieron a la pandemia, como modo de tramitar la dificultad en el campo de la educación posibilitó la escrituración de experiencias que tomaron historias de vida pedagógica, vivencias de encuentros y desencuentros que se constituyeron como una oportunidad para mirar nuevos escenarios desde otro ángulo del cristal.
La Subsecretaría de Educación Superior tiene el agrado de invitar al colectivo del nivel a disfrutar de la producción académica, en clave investigativa titulado “Experiencia de investigación en torno a la Alfabetización. De políticas públicas y nidos de ternura”, con la autoría que legitima la escritura de los miembros del equipo de la Dirección Provincial de Investigación y Evaluación Educativa conformado por Mg. Francisco Corgnali, Mg. Beatriz Royo Volta, Mg. Irina Vega.
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato.
Experiencia de investigación en torno a la Alfabetización. De políticas públicas y nidos de ternura
Mg. Francisco Corgnali
Mg. Beatriz Royo Volta
Mg. Irina Vega
El viento: notas de incertidumbre y perplejidad
“Tal vez pensar en el otro
se asemeje a salvarlo”
Carlos Skliar
En el año 2020, a causa de la pandemia por COVID 19, los procesos de alfabetización se han visto complejizados. Como integrantes del equipo de Investigación Educativa Federal, propuesta por la Red Federal de Investigación Educativa del Ministerio de Educación de la Nación, nos resultó prioritario centrarnos en la Educación Primaria acorde a los lineamientos nacionales. La escuela, también en Pandemia, precisamente en este contexto de complejidad e incertidumbre, develó la importancia social en la vida de los sujetos, de las familias y la sociedad, de manera cambiante y dinámica. Diversos escenarios educativos se despliegan en la provincia de Santa Fe, heterogénea en sus facetas sociales, económicas, culturales. La educación en la distancia ha demostrado un nivel de efectividad saludable para continuar el acompañamiento escolar con técnicas y herramientas construidas ad hoc. Esta “nueva” modalidad, practicada formalmente hace más de 70 años, otorgó validez al principio de educación para todos y todas, personalizada, garantizada allende al contexto socio-económico de cada uno de los alumnos y alumnas.
Asimismo tiene rasgos que definen el panorama de la educación de nuestro siglo. Es por ello que organizaciones internacionales como la UNESCO han convertido el tema de la educación a/en la distancia en uno de sus puntos de recomendación.
En las modalidades en la distancia, en el mejor de los casos, se ponen en diálogo modelos como la instrucción escrita de Rothkopf, el organizador de Ausubel, el Aprendizaje por descubrimiento de Bruner, el Aprendizaje Basado en Proyectos, el Gaming, la utilización de diversas plataformas que combinan los sincrónico con lo asincrónico como Zoom-Meet, Padlet, Genially, etc. En esta modalidad el acompañamiento de las familias, también en el mejor de los casos, resultó clave: el estudio en casa requiere de hábitos de auto-aprendizaje y autonomía muy complejos de lograr. El estudio en la presencialidad, con los compañeros, contribuye a superar el problema en las dinámicas en grupo; tutorías de pares, preguntas, estimulación grupal, intercambio de ideas favorecen el aprender
En un primer momento, la pandemia COVID-19 obligó a articular respuestas improvisadas y urgentes a una serie de obstáculos y emergentes como el exceso de tarea, la replanificación de las unidades didácticas, los factores ambientales/sociales desmotivantes, la resignificación de los objetivos de cada curso-institución, las nuevas dinámicas de clase y de evaluación, el acompañamiento a las trayectorias fragilizadas, etc.
Cuestiones como la conectividad, la justicia curricular, la accesibilidad, la alfabetización digital hicieron que nos enfrentemos a nivel mundial a la mentada brecha o escisión digital; el desnivel entre las competencias informáticas entre maestros y entre alumnos también fue otra de las cuestiones a considerar. Además de la accesibilidad al software o hardware, el formato de los materiales y recursos didácticos, así como la disponibilidad y la comprensión de los mismos, propició obstáculos y búsqueda de mejoras en una situación que afectó a todos los actores del sistema.
La alfabetización en la escuela primaria en tiempos de pandemia demandó nuevos retos: los docentes a través de la lectura-escritura en la unidad pedagógica, requirieron nuevos usos de estrategias conocidas. Como derecho, como recurso para la autonomía personal, enseñar a leer el mundo implica un factor de desarrollo social y humano. Es así que se abrió un camino para los chicos y chicas del Primer Ciclo doblemente desconocido: por el tipo de conocimiento y por el contexto de Pandemia. Los docentes en esta excepcionalidad tuvieron que rearmar, cuando se pudo, equipos pedagógicos con los padres para orientar el acompañamiento de sus hijose hijas en el proceso de la lecto-escritura y en el sostenimiento de prácticas escolares, altamente saludables.
El árbol: la escuela, siempre la escuela
“Para formar aprendices autónomos,
los modelos de vinculación entre los docentes y alumnos son determinantes.
Nos referimos a la necesidad de establecer relaciones de confianza,
de trabajo compartido y construcción conjunta de conocimientos y a tener
Una actitud de apertura que implique
Escuchar atentamente a todos los estudiantes”
Rebeca Anijovich
En este contexto de virus y cuarentenas, amaneció una escuela del Nivel Primario de la Zona Sur de Rosario. En un territorio injustamente estigmatizado, con situaciones de vulnerabilidad complejas, un grupo de seños y su directora, se arremangaron los guardapolvos y dijeron sí al desafío: la escuela debía ir a los hogares. Analía es maestra en esa escuela hace siete años, aunque hace trece años que recorre pasillos en diversos escenarios educativos.
Vivo relativamente cerca de esta escuela y cuando decidí comenzar la carrera en escuelas de gestión oficial me pareció interesante, sobre todo por el lugar donde está emplazada, que es uno de los barrios significativos de zona sur, que es el Barrio Tablada. A pesar de que no está en el corazón de Barrio Tablada, reúne y recibe muchos niños de la zona. Para mí fue un desafío porque, en primer lugar, es como que (sic) era de una zona, digamos, un poco más periférica y… era una experiencia diferente a lo que venía conociendo. Así que fue una de mis primeras escuelas de gestión oficial.
Su directora, Laura, trabaja desde 1991 gestionando, organizando, socializando la palabra en distintas comunidades de la región. Es una mujer activa, de esas que dirigen poniendo el cuerpo; su comunidad nos cuenta que ella los estimula, les propone, los hace pensar, los interpela en clave del “ahora-mismo” que no estrecha miradas sino que responde con premura y profesionalismo a las demandas del presente. En palabras de la misma Laura:
Situarnos en medio de la excepcionalidad que irrumpió en el 2020, no fue nada fácil; Debíamos “armar y desarmar”, abrazándonos al proyecto institucional; un proyecto que nos sostiene, con un claro posicionamiento, desde lo lúdico, lo literario, desde una alfabetización integral…desde la pluralidad de lenguajes. La escuela en “Búsqueda en Movimiento”; desde otros formatos, desde lo innovador, desde la Ternura, pensando y repensando nuevos andamiajes institucionales.
Laura y Analía comparten una escuela “en clave alfabetizadora” y no negocian: la alfabetización es un derecho. La educación como derecho social, desde el principio de inclusión educativa, es reglamentada en la Ley Nacional de Educación 26.206/06. En el capítulo dos señala la centralidad de la lectura y escritura como condiciones básicas para la educación a lo largo de la vida, la construcción de una ciudadanía responsable y la libre circulación del conocimiento. Esta perspectiva, asumida por el Ministerio de Educación de Santa Fe desde el 2019, tiende a que los niños progresen como hablantes de una lengua, lectores y escritores, que puedan abordar con creciente autonomía variedad de textos en diferentes situaciones de comunicación. La reflexión sobre la lengua oral y la escrita permite también avanzar en la conceptualización de contenidos gramaticales y ortográficos.
Asimismo el Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación de la Nación Argentina (Programa Educativo Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Lectura) creado por la Resolución Ministerial Nº 1044/08, fusionó el Plan de Lectura y la Campaña Nacional de Lectura que venían desarrollándose desde 2003, en la escuela y en ámbitos no convencionales respectivamente. Desde entonces, trabaja en todo el país para la formación de lectoras y lectores, como lo establece la Ley Nacional de Educación Nº 26.206. En nuestra provincia, este plan se hace fuertemente eco en las aulas, es motivado y resignificado sistemáticamente a la luz de propuestas desde la formación docente hasta la gestión de materiales que se reciben directamente por las manos de niños y niñas de toda la provincia.
El estado provincial debe ser garante de esta perspectiva, hacerla posible es su obligación. Y nos resulta loable que, lejos de replegarse sobre un relato que solo desde lo discursivo hiciera frente a la voluptuosa incertidumbre que nos aquejaba en ese marzo de 2020, escuchó, caminó el territorio y gestionó, de manera urgente, respuestas. Una de ellas fue la impresión de cuadernillos educativos que llegaron a todos los niveles de la provincia…que fueron a las escuelas, que salieron en busca de todos y todas, allende al barrio, al pueblo, a la ciudad, a la situación en la que se encuentren. Palabras voladoras contenidas en papeles repletos de paisajes, de colores, de personajes de cuentos que tomaban vida para contener, para abrazar.
Las actividades propuestas llegaron para aquellos niños/as que no tenían la posibilidad de contar con un dispositivo lúdico, o dificultades en su conectividad, en formato papel, junto con los cuadernillos de Nación y Provincia (ese guión común). Estas llegaron en forma de Secuencias Narrativas didácticas en interdisciplinaridad y transversalidad con los docentes de las áreas de especialidades.
El nido: las palabras, la voz escolar presente en la distancia
“Espacios que garanticen la posibilidad
de correr riesgos y equivocarse,
que ofrezcan una horizontalidad habitable
y una verticalidad significativa.
Un espacio de seguridad es un espacio que pone en suspenso
La presión evaluativa, que habilita a poner en juego roles inéditos.”
Philipe Meirieu
Es así como surgió la propuesta de construir un libro para las primeras infancias, un pequeño material impreso, con ilustraciones emotivas: Una porción de Cielo, un cuento realizado por Victor Hugo Debloc, adaptado por Rosa Ana Cencha y bellamente ilustrado por Yuyis Morbidoni, que propone la historia de una familia, una entre tantas. El contexto del mismo es la pandemia: “Comenzaba el otoño y la escuela, sin pedir permiso, fue a la casa de cada niña, de cada niño. Ocupó los patios, las cocinas y envolvió a los miedos que aparecen y desaparecen”. Con este primer párrafo el libro despliega un andamiaje narrativo envuelto en ternura, que llegó a las manos de alumnos que, despojados del ropaje escolar, lo recibieron con timidez, con inocencia, despistados por un mundo que los asustaba. En esta escuela de Rosario, el libro arribó y la comunidad puso en marcha creativamente el modo de acercarlo, de hacerlo aula. Analía nos lo cuenta:
(…) “Porción de Cielo” nos sirvió, justamente, para poder incluso trabajar una articulación entre dos niveles que están presentes en nuestra escuela, que es el nivel inicial y el nivel primario. Y aprovechamos mucho este libro álbum, que justamente tenía muchas imágenes, menos palabras pero que relataban historias. Entonces, a partir de noviembre, nosotros preparamos instalaciones lúdicas confeccionando los personajes que ofrecía nuestro libro álbum. Y a modo, digamos, de articulación, este libro, también, tuvo que ver con un paso pasarela entre el nivel inicial y primer grado, al que justamente hacia finales del año y al próximo que llegaba, iba a ser un enlace que permitía una recuperación, una vuelta a la escuela con algo significativo.
Así que fue muy exprimido, muy trabajado. Cada familia recibió una carta de invitación para que sepan de qué se trata, de presentación con algunas indicaciones que los niños y las familias iban a tener en cuenta para finalizar el año y comenzar, una vuelta a partir del año próximo. Algunas instrucciones, por ejemplo, instrucciones para burbujear de manera divertida, también, la construcción dentro del núcleo familiar de objetivos significativos, de personajes significativos, que sean muy cercanos a ellos y los iba a acompañar el próximo año en esta transición del hogar hacia la escuela, y también el paso de un nivel hacia ya la primaria. Así que durante noviembre y diciembre fue un trabajo muy interesante.
Y las políticas públicas representan hacer que las cosas sucedan, que las demandas sean oídas, que las transformaciones ocurran, que los recursos sean pensados y gestionados para un complejo “bien común”, donde no todos los niños y niñas parten del mismo lugar, donde cada persona se vea acompañada para ejercer una ciudadanía plena, un derecho que se desarrolla en la infancia; y sí, también desde un pequeño relato como Una Porción de Cielo que tramita el derecho a “cobijarse a la sombra de esos árboles en la porción de cielo que le tocaba”.
Llegó impreso, lo tuvimos previamente digitalizado para que los docentes supiésemos de qué se trata, para que lo vayamos trabajando, pensando, disfrutando, pensando las posibles actividades a desarrollar, hasta que, llegado un momento, llegaron ejemplares para estos dos niveles: para la sala de cinco y para primer grado.
Se les repartió a cada familia justamente aprovechando uno de estos momentos de entrega de módulos alimenticios con estas cartas de presentación, instrucciones y como diversos avances. Es decir, llegaba el libro con una notita, era para que lo disfruten en primera medida, luego, próximamente más novedades, como en las pelis o en las series.
Un cuaderno del Ministerio que viajó en módulos alimenticios, ¡cuán significativa, cuán potente, cuán derribadora de imaginarios es esa imagen! Nos invita a situarnos en otra escena de la res estatal y del compromiso docente. Una directora, una maestra, una comunidad entera que, aún en los peores momentos en el que “la fila de lo humano insistía con la tragedia del aniquilamiento y la destrucción” (Skilar, 2020: 61) salieron de su hogar, garantizaron no solo el derecho al alimento sino el derecho a la educación, a la lectura como emancipación. Y en Una Porción de Cielo, la escena se abre así, con un abuelo que acompaña a su nieto Nahuel en la lectura de este material, una metaescena donde las palabras se cuelan en una casa y la
Escuela está también sentada en ese sillón, y aparece en el patio utilizada como “pilarcito” para que el abuelo cuelgue la ropa, y como “banquito” que sostiene a Nahuel para que imagine un juego. Y también aparecen “otros hogares” como el de Rita donde la cumbia tramita el silencio de esa primera y desafiante cuarentena, o el de Pau, en el que la escuela rural salía con ella a arriar los animales del corral.
Hacer de la crisis una oportunidad se constituyó en la posibilidad de instalar el vínculo educativo y la continuidad pedagógica. Alfabetizar en la distancia nos presentó la oportunidad para imaginar otras formas de enseñar con creatividad, audacia, y empatía por las familias y nuestros estudiantes. Y sí, esto es hacer Estado, así hacemos la escuela que soñamos, juntos reconstruimos la Patria. Es por ahí.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |