Voces santafesinas «Reflexiones en torno al oficio de ser profesor en tiempos de Covid 19»
Tal como venimos conversando en posteos anteriores, nos encontramos transitando una situación inédita, donde estudiantes, familias, docentes y la comunidad educativa en su conjunto, se encuentran interpelados diariamente por los múltiples desafíos que surgen en este contexto de pandemia. Situación que, a nivel mundial, generó una búsqueda de caminos alternativos en la educación a la distancia. En este sentido, el uso de las tecnologías y la virtualidad ha cobrado un lugar preponderante, pero, como sabemos, no excluyente.
Como colectivo docente de nivel superior hemos tenido acceso a múltiples artículos, charlas, video conferencia, en donde se nos presentan nuevas formas de pensar las estrategias pedagógicas, en un contexto digital/virtual. En nuestra provincia, los docentes de los institutos han despelgado una multiplicidad de dispositivos que es interesante conocer. Por esto, desde esta Subsecretaría, consideramos necesario la socialización de las experiencias santafesinas. En este sentido, este espacio de "Voces Santafesinas" abona a construir un lugar de intercambio y crecimiento
En esta oportunidad la Profesora Claudia Ortega, Supervisora del Circuito II de Nivel Superior, comparte ponderaciones y experiencias en torno al acto de educar, al acompañamiento en la formación docente en el contexto de aislamiento social, y las diferentes estrategias llevadas a cabo en instancias virtuales en una Escuela Normal Superior. Además relata su experiencia como Profesora del Taller de la Práctica II del Profesorado Educación Primaria, donde con los estudiantes del espacio reflexionaron a través de una experiencia virtual sobre el lugar que ocupa el sujeto-estudiante en estos encuentros en la distancia.
Patricia Moscato – Subsecretaria de Educación Superior
Equipo Subsecretaría de Educación Superior
Reflexiones en torno al oficio de ser profesor en tiempos de Covid-19
Claudia Ortega
“Creer en el mundo es lo que más nos hace falta
Creer en el mundo significa sobre todo suscitar
Acontecimientos, aunque sean pequeños, que
Escapen al control, a hacer nacer nuevos espacios-
Tiempos, incluso de superficies y volumen reducidos”
Deleuze
La situación de emergencia sanitaria y el aislamiento social preventivo que estamos viviendo a partir de la aparición del COVID-19; llevo a un proceso abrupto de cambios en nuestras condiciones de existencia, produciendo en muchos casos sentimientos de desconcierto, suspensión de las categorías con las que operamos sobre lo real; revisión y análisis de nuestros modos de hacer, de pensar el proceso de transmisión y enseñanza, que nos lleva a detenernos y mirar la experiencia que estamos transitando, poder revisar “que nos pasa con lo que pasa” ( Larrosa, 2011,p 20) .
El confinamiento ha puesto en relieve el sentido de la escuela. La situación social y sanitaria que estamos viviendo expresa, por un lado, la brecha social, que se traduce en brecha digital; la desigualdad de acceso a las tecnologías de la información y la comunicación; pero también ha abierto las puertas a un mundo de la educación mediado por las tecnologías.
Este nuevo escenario produjo un cambio abrupto en nuestros modos de habitar el oficio, nuestras prácticas habituales fueron trastocadas; suspendidas, y se hizo imprescindible, al decir de Carrizales Retamoza “, volver a mirar lo mirado, volver a pensar lo pensado “, cuando lo que te toca, te embiste, te pasa, se transforma en experiencia.
¿Cuánto del aula podemos construir desde la virtualidad? ¿Cuánto sostener? ¿Cuán presentes pueden estar las miradas, los cuerpos, en los encuentros virtuales? ¿Cómo construir encuentros, conversaciones verdaderas en estos espacios? ¿Cómo promover pensamiento desde la virtualidad? ¿cuánto de nuestras planificaciones, de nuestros proyectos tenemos que revisar, adecuar?
El modelo de aula pensado desde la perspectiva de lo espacial, desde lo arquitectónico, como encuentro grupal, cara a cara, encuentro vincular, social, espacio público compartido, hoy nos está vedado, suspendido; cuando decir escuela es básicamente decir eso: espacio público, tránsito o pasaje a la cosa pública, a lo común.
La escuela y la familia son dos instituciones fundantes de subjetividad. Todos alguna vez fuimos a la escuela, pasamos por la institución – escuela, la experiencia escolar nos constituye, dejó sus marcas, tanto es así, que nos parece “natural”, una obviedad que haya escuelas.
Cuando pensamos en la escuela como institución, aludo a pensarla “como edificios simbólicos e imaginarios, arquitecturas y construcciones, que pueden no necesitar edificios concretos, que el hombre levanta por su necesidad de dar forma” (Frigerio, 2012, p.16); las instituciones nos forman; y nosotros a ellas en nuestro tránsito.
Los modos de habitar la escuela fueron fuertemente trastocados a partir del COVID-19 y la situación de confinamiento y aislamiento social llevó a pensar y construir nuevos vínculos pedagógicos. Los modos habituales de presencialidad, el ritual del encuentro diario, cara a cara, de tiza y pizarrón, del recreo, en un espacio concreto y definido ya no están presentes en nuestras rutinas diarias y han sido reemplazados por la virtualidad; donde empezamos a balbucear nuevos gestos de encuentro.
Para pensar en este proceso voy a apelar a mi recorrido como profesora en la cátedra de Taller de Docencia II, del Profesorado de Educación Primaria de la Escuela Normal Superior N° 36 “Mariano Moreno” donde me desempeño como formadora, donde sólo a modo de ejemplo, compartiré una actividad propuesta:
En este espacio, al inicio de este ciclo lectivo, ya bajo condiciones de aislamiento, les propuse a los estudiantes (hoy cursando bajo la modalidad virtual en la plataforma institucional de INFOD), que participaran en un foro a partir de compartir el video de canal Encuentro: “Sobre ser estudiantes en tiempos de Covid-19 #LAESCUELAESTAABIERTA”- por Pablo Yofre
https://www.youtube.com/watch?v=6W1e9edvk34
Luego de ver el vídeo, los invitaba a participar en el foro titulado SER ESTUDIANTES EN TIEMPOS DE COVID -19 a partir de la siguiente pregunta:
¿Qué hacés vos con lo que te toca?
La interrogación aparecía en torno a ¿qué lugar ocupa el sujeto-estudiante- en estos encuentros virtuales?, es volver a mirar el proceso de enseñar y aprender, de estudiar, en nivel superior, a partir de este estado de excepcionalidad que nos pasa, que nos atraviesa.
En este volver a mirar les propuse recuperar dos categorías conceptuales a abordar en el taller, ya que “mirar” implica dos operaciones: una tiene que ver con salirse de Miradas que capturan, esas que no pueden dejar de ver, como si “no pudiera sacarle los ojos de encima “a la situación, sin distancia, sin palabras, capturados por todo lo que sucede y no aceptamos como tal. A partir de esta concepción, la idea era ponerle palabras a lo que nos pasa, compartirlo, objetivarlo. Otra operación sería salirse de Miradas que clausuran, en el sentido de miradas, que cierran a la vista, miradas repetitivas, uniformes, estereotipadas, sin cuestionamiento, tipificantes.
A modo de ejemplo recupero algunas voces de los estudiantes:
¿Qué hacés vos con lo que te toca?
Pienso, reflexiono, reconozco, agradezco, me solidarizo, trato de ser empática.
Pienso en la fuerte marca subjetiva (desde lo vivencial) que dejan lo sucesos históricos como éste.
Reflexiono acerca de las diversas maneras de atravesar este momento, tantas maneras distintas como personas que somos en el mundo: desde lo psíquico, desde lo social, desde lo económico, desde lo material, desde lo cultural.
Reconozco (y me hago cargo) de mis privilegios: clase media, techo y comida asegurados, conectividad fluida, herramientas para relacionarme con mundo virtual. También me quejo, siento culpa, y después vuelvo a pensar que también tengo derecho a quejarme: es un momento que de algún o otro modo nos atraviesa, indefectiblemente.
Agradezco. Siempre agradezco la posibilidad de estar sana, y mantener contacto con las personas que amo, brindándonos contención y acompañamiento, cada cual desde su realidad.
Me solidarizo: tengo presente que hay personas que la están pasando verdaderamente mal, en muchos aspectos. Intento acompañar desde lo que está a mi alcance. A ésto me refiero cuando digo "trato de ser empática".
Acuerdo en la afirmación de Pablo Yafe cuando dice: "lo que toca siempre pervierte los límites de lo perceptible", y reflexiono de nuevo sobre la capacidad de empatía. Cuando decimos "lo que toca" siempre tiene ese tinte de imposibilidad de elegir, de sorpresa, de angustia. Y tenemos que tratar de llevarlo de la mejor manera, solidariamente.
Ahondando en la cuestión educativa coincido en que somos protagonistas de un momento muy particular. Y también reflexiono mucho al respecto:
– la virtualidad NUNCA reemplazará el encuentro presencial: extrañamos vernos, darnos un beso, interactuar conectando miradas. Es una necesidad intrínseca al sistema educativo.
-no olvidemos que, pese al acercamiento que nos facilita lo virtual, no todas las personas estamos en las mismas condiciones, cada quien tiene su propia realidad: no es lo mismo tener una PC que no tenerla, no es lo mismo contar con conexión WIFI que no, no es lo mismo tener la posibilidad de "hacernos" un tiempo en soledad y plena concentración para la tarea que nos aboca a tener que estar pendientes 24 hs de la demanda de niñes y personas adultas mayores.
Coincido en que seguimos habitando la escuela, que SÍ estamos dando y recibiendo clases, que hay mucha voluntad puesta de ambos lados para sobrellevar este momento de la mejor manera posible. No estábamos preparades, es verdad. Quizás cuando todo esto pase tengamos la obligación ética y política de hacer un análisis y una reflexión profunda acerca de las trayectorias escolares virtuales, de las debilidades y de las fortalezas que descubrimos.
La escuela pública sigue de pie, dando batalla a las adversidades, como lo hizo en tantos otros momentos de nuestra historia.
¿cómo hacer ESCUELA, cómo se pone en juego nuestro oficio, cuando los cuerpos no están presentes, o si lo están, mediados por una pantalla?
La práctica docente es básicamente un vínculo humano mediado por la apropiación de saberes… es una conversación, Carlos Skliar dice algo de esto: "que la educación es una forma de conversación- y de relación-del todo particular"; pero no es cualquier conversación sino una conversación sobre el mundo y qué hacer con el mundo.
La educación es una filiación con el tiempo del mundo; donde deben aparecer la pluralidad de voces; la educación tiene que ver con pasar el mundo a los nuevos, para que hagan algo diferente con él. Y en este tiempo, más que nunca en este pasaje, deben estar presentes la solidaridad, como muchos de los estudiantes destacaron en el foro, la colaboración y la conciencia colectiva. Esta situación sanitaria y social de pandemia nos obligó a apostar más aun a la escuela; al encuentro. La enseñanza, la transmisión, el estudio es lo que caracteriza a nuestro oficio.. y juntos, hoy mediados por los dispositivos tecnológicos lo vamos a seguir haciendo.
Seguir sosteniendo el reparto de lo público, “compartir lo sensible” (Ranciere 2000), en tiempos donde parece que la idea de lo común, de comunidad encuentra sus límites, hoy desde el colectivo de docentes de Nivel Superior aparece la trama, el lazo, la responsabilidad y posibilidad de sostener los acuerdos, de revisar nuestros programas y propuestas juntos, de ajustar las propuestas bibliográficas y pensar las consignas más cuidadosamente.
Por eso este tiempo nos llevó a pensar más creativamente que nunca, a construir una red de profesores y profesoras , que en lugar de paralizarnos, construimos comunidad, y salimos a ofrecer el saber, a repartir ternura y saberes; y el espacio virtual, sólo es uno más, ya que se piensa en otros posibles; es decir, la escuela actual, ante el COVID-19 se multiplica en propuestas posibles, es sabido que se distribuyen cuadernillos, que apelamos a la televisión, la radio, canales de youtube , materiales y actividades que hacemos llegar a los estudiantes en soportes papel.
Frente a una época de desmoronamiento, de retirada de los cuerpos, donde están suspendidas las claves más clásicas de lo escolar, de confinamiento, el colectivo de docentes de nivel superior salió a “hacer escuela “, a promover el estudio, a cuidar a nuestros estudiantes, a acompañarlos en sus condiciones de existencia, a mirarlos, a no dejarlos solos, a compartir estos espacios de intercambios, no desde una lógica eficientista y técnica; sino por el contrario apelando a un recurso narrativo, epistolar, de cercanía, intentando construir nuevos gestos educativos que nos acerquen, gestos filiatorios, trama y pasaje. Porque nuestro sentido es donar objetos culturales para que los otros los tomen, pero somos conscientes que no alcanza con ofertar, sino que debe haber presencia, encuentro.
Bibliografía
Frigerio, Graciela “Educar: ese acto político” Edit.Serie Seminarios del CEM. Del estante Edit..Bs As 2012
Frigerio, Graciela, Diker, G.(Comp.) Educar: posiciones acerca de lo común” Seminarios del CEM. Del estante Edit..Bs As 2008
Sibila, Paula. “¿Redes o paredes?” La escuela en tiempos de dispersión. Edit tinta fresca. Bs As.2012.
Carlos Skliar, Jorge Larrosa (Comp) “Experiencia y alteridad en educación”. Edit HomoSapiens. Rosario. 2011
Carlos Skliar. Pedagogía de las diferencias. Edit. Noveduc/perfiles. Bs As.2017
Autor/es: | MOSCATO, PATRICIA CAROLINA |