Una mirada hacia la vida de Manuel Belgrano
Desde el espacio de la Subsecretaría de Educación Superior por el mes de Belgrano, socializamos el artículo de la profesora Norma Oviedo de Cian que profundiza en la vida y los valores de Manuel Belgrano. Coincimos con la autora en que es preciso reactualizar hoy, los valores de patriotismo y honestidad que rigieron su vida, sus ideas sobre propiedad de la tierra, igualdad de género, la defensa de los pueblos originarios, del medio ambiente y de la educación.
Una mirada hacia la vida de Manuel Belgrano
Nadie me separara de los principios que adopté cuando me decidí a buscar la libertad de la patria amada, y como éste solo es mi objeto, no las glorias, no los honores, no los empleos, no los intereses, estoy cierto de que seré constante en seguirlos. ( Manuel Belgrano)
Al pensar en la Patria, indudablemente en nuestra representación mental, aparece la Bandera, e inmediatamente se refleja la figura de Manuel Belgrano.
En la historiografía, la personalidad de Manuel Belgrano se enlaza con la bandera, por la imperiosa decisión de buscar una identidad de Patria, con un distintivo claro y preciso para iniciar un camino de separación y a su vez de autonomía de estas tierras americanas de la colonialista España.
Pero hay que ser justo con quiénes han dejado su huella en la historia de nuestro país. Éste Prócer como lo hemos catalogado, y con exacta denominación, los argentinos, también incursionó en otros ámbitos no solo el militar, fue abogado, economista, periodista, político, diplomático rioplatense de destacada actuación en la sociedad porteña; la cual por cierto, era muy conservadora de su status y de sus costumbres, proyectaba las características de una tradición española transvasada al Río de la Plata, prejuiciosa de los linajes, ponía en tela de juicio la personalidad de Belgrano
¿Quién era en realidad Manuel Belgrano? ¿Qué ideales lo movilizaban?
Estudió latín, filosofía y teologías en el Real Colegio de San Carlos, marchó luego a España y cursó estudios en Salamanca, en Valladolid se graduó de bachiller y en Madrid, en cuya universidad obtuvo el diploma de abogado, atendiendo especialmente a la economía política, influenciado por los acontecimientos de la revolución francesa, adoptó la ideología liberal. Se interesó particularmente por la fisiocracia, que ponía el acento en la tierra como fuente de riqueza y por el liberalismo de Adam Smith, que en su escrito “La riqueza de las Naciones” encontraba, en el trabajo de sus habitantes, y en la capacidad de transformar las materias primas en manufacturas, la riqueza.
De regreso al Río de la Plata fue nombrado Secretario del Consulado de Buenos Aires. Desde este cargo abogó por la libertad de comercio, el desarrollo de la agricultura, colaboró en el Semanario de agricultura, industria y comercio, fundó una Sociedad Patriótica, Literaria y Económica y el periódico Correo de Comercio, siempre con el ánimo de difundir y llevar a la práctica su ideario liberal y de contribuir al desarrollo educativo, cultural y económico del país.
Había tomado clara conciencia de la importancia de fomentar la educación y capacitar a la gente “incluyendo a las mujeres”, para que aprendieran oficios y pudieran aplicarlos en beneficio del país. Creó escuelas de dibujo técnico, de matemáticas y de náutica. Trató por todos los medios de fomentar la industria y modificar el modelo de producción vigente. Fue el primero en proponer en el siglo XVIII una verdadera Reforma Agraria, basada en la expropiación de las tierras baldías para entregarlas a los desposeídos
Viendo que sus proyectos e ideas innovadoras eran irrealizables en el anquilosado marco de la administración colonial, y que sólo la independencia podía traer el progreso, se alió a la causa emancipadora, contra la dominación española, al momento que los franceses ocupaban la metrópoli. Se perfiló como uno de los dirigentes de la Revolución de mayo de 1810, punto de partida del proceso independentista, y formó parte como vocal de la Junta que se creó en Buenos Aires el 25 de mayo de ese año, embrión del futuro gobierno argentino.
Asumió la jefatura del Ejercito del Norte y en 1812 creó y enarboló por primera vez, en las barrancas rosarinas del Paraná, la bandera azul y blanca que habría de convertirse en enseña oficial de la nación. La que recién fuera aprobada al declararse la Independencia. Victorioso en las batallas de Tucumán (había encabezado el heroico éxodo jujeño) y Salta, pero derrotado en Vilcapugio y Ayohuma, no lo hicieron claudicar con sus ideales, sino desplegar otra faceta de su personalidad, la del diplomático, acompañando a Rivadavia para negociar sin resultados el reconocimiento de la independencia.
A su regreso participó del congreso de Tucumán donde expuso sus ideas sobre una monarquía con un príncipe inca, en la personalidad de Juan Bautista Túpac Amaru, hermano del líder rebelde que murió descuartizado, a sabiendas que sería rechazada, lo que nos invita a reflexionar sino habría en algunos congresales, rechazo a los pueblos originarios tan defendidos por Belgrano u otros intereses económicos, que no se dejaron entrever. La mayoría de los pueblos del mundo vivían bajo un régimen monárquico por lo que no era una sorpresa la idea de una monarquía para las provincias unidas del Río de la Plata.
Murió en la pobreza dejando solo unos pocos pesos donados a la construcción de cuatro escuelas y a la manutención y educación de su hija Manuela Mónica, a la que le había dejado en Tucumán una cuadra de terreno. Solo un periódico de Buenos Aires, El Despertador Teofilantrópico, dio cuenta del fallecimiento de Manuel Belgrano
A doscientos años de su muerte; es preciso reactualizar hoy, los valores de patriotismo y honestidad que rigieron su vida, sus ideas sobre propiedad de la tierra, igualdad de género, la defensa de los pueblos originarios, del medio ambiente y de la educación… "Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella" (Manuel Belgrano)
Prof. Norma Oviedo de Cian
Autor/es: | MOSCATO, PATRICIA CAROLINA |