“Si el río suena, agua lleva.” De las teorías, las practicas y la realidad en tiempos de Covid.
“Dicen que antes de entrar en el mar, el río tiembla de miedo. Mira para atrás todo el camino recorrido, las cumbres, las montañas, el largo y sinuoso camino abierto a través de selvas y poblados, y ve frente de sí un océano tan grande, que entrar en él solo puede significar desaparecer para siempre. Pero no hay otra manera, el río no puede volver. Nadie puede volver. Volver atrás es imposible en la existencia. El río necesita aceptar su naturaleza y entrar en el océano. Solamente entrando en el océano se diluirá en el río que no se trata de desaparecer en el océano, sino en convertirse en océano”. Khalil Gibran.
El mundo de la reflexión profunda implica polifonías internas, ruidos molestos y silencios sanadores, donde el desencuentro del encuentro consigo mismo invita afinar la mirada de los lentes internos, porque en algunas ocasiones el volumen de la interpretación necesita ser elevado para posicionarse subjetivamente frente a la tempestad de la situación.
El reconocer la inmersión en la hermenéutica íntima es la génesis de las transformaciones que conforman la historia de la educación, propia de los avatares y sus movimientos socioculturales que provocan el arte de lo contingente.
La Subsecretaría de Educación Superior convida a la travesía del conocimiento, otorgando múltiples sentidos al proceso de práctica docente a través de la narrativa reflexiva de la Prof. Ma. Alejandra Grenón, del ISPI 4020 SAN ROQUE. Santa Fe- Capital, potenciando la escritura públicamente íntima de la metacognición.
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato.
“Si el río suena, agua lleva.”
De las teorias, las practicas y la realidad en tiempos de Covid.
Y un día ese río que sonaba lejos, por ahí por China, se nos acercó, y nos llegó la inundación, el COVID!
Y esos paisajes diáfanos, litoraleños se nos tornaron preocupantes y cada vez más complejos. ¡Y eso que nosotros sabemos de la bravura de nuestro río!, pero esta tempestad ya no sería como las otras; no, claro que no, este viento nos trajo muerte, miedos, angustias y arrasó nuestra casa, la escuela.
Cuando comenzamos a transitar esta pandemia pensamos en una realidad limitada. Creíamos que ese límite eran quince días, y quince días con diferentes significados para cada uno de nosotros. Y es que en realidad paso un año y creímos otra vez con esperanza que volveríamos. ¿Volver es ser igual? ¿Es volver al pasado?
Asumir hipótesis de viajes temporales pero inertes, implica descreer de la propia capacidad del ser humano.
Hemos demostrado resiliencia. Descubrimos que teníamos que re pensar en medio del aprender, y en medio de haber perdido nuestros espacios seguros, nuestras aulas.
De repente estábamos totalmente salidos de contexto, como el bote sin remero, suelto y a la deriva.
Que no es lo mismo remar juntos en una placida laguna como la que tenemos en Santa Fe, que salir con la misma piragua a campear el Paraná o el mismo mar!
Y de repente ni sabíamos si nuestro bote era el adecuado; y teníamos que asumir responsabilidades nuevas y nos miramos en el espejo a los ojos y nos dijimos. ¿Y ahora, qué?
Lo análogo quedó desfasado frente a la necesidad de lo digital, frente a la imperiosa demanda de nuestros estudiantes.
Y tuvimos, casi histriónicamente, que reinventar un personaje, asumir el desafío de aprender a seguir. Construir algo con materiales nuevos y formas nuevas en contextos complejos que de seguro han creado nuevos humanos.
Nuestra biografía escolar se resiste a olvidar su matriz conductista, y se asoma rebeldemente a veces a la virtualidad. Pero no hay lugar para el descanso, porque la historia es pasado y este presente es el que va a construir un giro en la vida de cada ser humano.
¡El tiempo es hoy! Subimos nuevamente al bote de los aprendizajes y aprendemos a remar con remos nuevos, diferentes para muchos, quizás para algunos ásperos, para otros líquidos, pero de seguro igual de desafiantes como el mismo aprendizaje que todos realizan. Si! Todos! Alumnos y docentes, directivos y supervisores. De ayer para hoy, expertos en videoconferencias y el recorrido obligatorio por los múltiples formatos, en pos de la tan necesaria comunicación.
¿Y el capitán?, ¿Y los remeros? Cambiamos bote, remos y contexto navegable, pero, ¿y las personas?
Esto es un mar!
No, un gran océano! Lleno de preguntas sin respuestas fehacientes y vacíos de certidumbres.
Y es que en educación, planificar es siempre necesario, es nuestro gran baluarte organizativo, pero navegar la incertidumbre nos pone una realidad diaria en un mar de olas intempestivas y torna la navegación un hecho caótico.
Re pensar lo sucedido y capitalizar lo recorrido, es la nueva propuesta que la pandemia nos plantea. Llegó la segunda ola de contagios, y empezamos en la distancia a ver la esperanza de la presencialidad como una luz lejana.
Aprender a aprender es dar ejemplo, para poder enseñar tengo que leer con ellos, re aprender con ellos, hacerme estudiante otra vez como debió serlo siempre; y ver qué pueden construir hacia un nuevo devenir de paradigmas.
Como lo expresa Merieu en su Carta a un joven Profesor (2006): “…Aprender quiere decir ver como se tambalean las propias certezas, sentirse desestabilizado y necesitar, para no perderse o desalentarse, puntos de referencia estables…”
Nos damos cuenta entonces de lo maravilloso que tuvo el cambio, un poco forzado quizás por las circunstancias, cuando nuestros estudiantes se reflejan y se reinventan rápidamente. Sin miedo van y arman sus presentaciones. Los más creativos usan quizás aplicaciones de presentación, y los más osados tienen su avatar o bitmoji. Y lo maravilloso es que no se aturden con los desafíos, los envalentonamos y ahí van, dispuestos a probar y… ver que sale en esta pesca.
(Estudiantes de Taller Docente III de nivel inicial y EGB 2020 en simulaciones virtuales ISPI 4020)
Estos son los verdaderos docentes del siglo 21! Y no nos dimos cuenta que gracias a la pandemia dimos el salto.
Tal como lo expresó Ines Dussel en el conversatorio virtual “La clase en pantuflas. Reflexiones a partir de la excepcionalidad”, (23/04/2020); “…La clase no es repartir tareas y corregirlas, sino que es abrir ciertos proyectos de conocimiento entre todos, en grupo, y construir condiciones para que cada uno pueda ir apropiándose de esos lenguajes, de esas formas de pensar que propone el currículum escolar, a su ritmo y con su propia inflexión, su propio tono, énfasis, mirada…”
Por eso, ¿se puede volver? ¿Pueden nuestras practicas ser iguales a como lo eran antes? Yo creo que es un tiempo nuevo. Animarnos a resignificar, leer los mapas quizás desde un satélite, hoy nos plantea una potencialidad e interconexión que les dará a nuestros alumnos-remeros, libertades y desafíos de incrementar capacidades creativas para estos nuevos tiempos.
Sabemos que ser educador, enseñar a enseñar, formar a formadores, implica dar ejemplo de necesidad; de mostrar caminos, abrir mapas de navegación para que puedan ver a pesar de la niebla, y navegar ellos también.
Los capitanes nunca tienen éxito solo por ellos mismos, y en nuestro caso la felicidad se traduce en el éxito de nuestros alumnos; sus logros, aprendizajes o puesta en valor de tanta teoría repetida, pero no del todo asimilada.
Y a la Vera de nuestros ríos siempre nos acompaña la vegetación, como testigo de nuestro paso. Y allí vemos al junco.
A veces, hay que ser como el junco, que en los vendavales se dobla pero no se quiebra, pues tiene fuertes raíces y la experticia de acompasar el feroz viento para donde quiera soplar, sabiendo en su interior que la tormenta pasará; y la calma volverá para disfrutar de la fauna que rodea y los remeros que pasen cerca su costa.
Y este junco es esa escuela que los docentes, alumnos, padres construimos todos los días. La escuela ha sido como el junco, se ha doblado un poco pero sigue en pie, educando.
¿Y los del bote? Ah, los del bote somos todos nosotros, que la vamos capeando y remando con nuestro capitán y nuestra embarcación como podemos. Y si en algún momento logramos ese instante de introspección reflexiva, guardemos en la mente y el corazón, la foto del momento vivido. Y nos quedaremos atesorando ese instante edificador de almas, que nos regala el hecho educativo; y así, quizás así, podremos ver nuestra profunda resiliencia y metamorfosis.
Maravillosa navegación al día siguiente, ¿no? ¿Listos para seguir con la travesía?
Imagen de portada: Mascherpa. Bautista (2020) Monocromía: “La dama del río en la noche” Santa Fe, Capital]
Prof. Ma. Alejandra Grenón. ISPI 4020 SAN ROQUE. Santa Fe- Capital. Provincia de Santa Fe
Bibliografía:
- Dussel, Inés. “La clase en pantuflas. Reflexiones a partir de la excepcionalidad”, Conversatorio virtual (23/04/2020)
- Merieu, Philipe. “Carta a un joven Profesor” (2006)
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |