Ser potencia poética para la primera infancia. Alimentar para emancipar.
“Soñamos narrando, ensoñamos narrando, recordamos,
preveemos, esperamos, nos desesperamos, creemos, dudamos,
planificamos, revisamos, criticamos, construimos, cimentamos,
aprendemos, odiamos y vivimos por medio de narrativas.
McEwan y Egan,1998.
La Subsecretaria de Educación Superior reivindica la potencia poética a través de sus producciones pedagógicas y literarias porque considera que la educación es un lenguaje que necesita de sus propias palabras, pero requiere sobre todo, que quien las pronuncie lo haga de manera ética y comprometida, otorgándole sonido a la curiosidad, la creatividad y a la imaginación.
Los susurros del lenguaje implican una reinvención literaria que renuevan la realidad. Un modo de acercarse a las quimeras e incitar a soñar. Es un instante y al mismo tiempo una eternidad.
La literatura ofrece la virtud de la liberación, trazando infinitas travesías que conversan con los atajos del camino recuperando la necesidad humana de la ficción. Invita a mirar el viaje con el conocimiento y la imaginación, recuperando el arte de vivir en las intensas diferencias que se hunden en la propia historia del narrador con el lector.
La fisonomía del arte literario elogia la multiplicidad de maneras de encuentros, conmoviendo las formas de expresión entre la privacidad y la exposición. El efecto mágico y el poder de la palabra se potencian en ese acto de intimidad que implica la acción de susurrar un relato con temblor vivencial.
Son las palabras las que cantan y silencian, anuncian y denuncian, tienen sombras y transparencias, antiquísimas y recientes, porque encuentran y desencuentran a través de la memoria.
Más acá y más allá de las palabras, comprendiendo sus distintas tonalidades es la intuición poética la que invita a pensar sus tránsitos ocultos y direcciones prohibidas. Porque son sobrevuelo, piel abierta, aire enrarecido que promueve la voz propia y ajena que se asoma en la historia narrada.
Los/as invitamos a culminar la hoja de ruta literaria a través de la producción académica que las profesoras Eleonora Corno y Melina Braccani nos permiten descubrir, repensar y reflexionar sobre la significancia de la literatura infantil en la formación docente.
Mg. Patricia Moscato.
Subsecretaria de Educación Superior.
El epígrafe de este escrito nos acerca a una definición de potencia poética más acabada y completa. ¨La literatura no hace sino registrar los encuentros con la belleza ¨. Yasunari Kawabata
El recién nacido encuentra en el mundo que lo rodea múltiples experiencias poéticas que lo vinculan al mundo exterior.
Desde el arrullo – canto suave y monótono – hasta la lectura de un cuento, le permitirán a ese niño construir un primer esbozo de acercamiento a la narrativa.
Los adultos, como propiciadores de dichas experiencias, ponemos en juego desde lo cotidiano un sin fin de simulacros narrativos. Siempre inventamos el cuento de que ¨mamá ya viene…¨ por ejemplo. Ese halo de ficción es un hecho poético. También inventamos historias para aparecer y desaparecer – utilizando una manta como escondite – metafóricamente hablando-.
Los juegos, las canciones, las nanas van permitiendo así la emancipación literaria,, porque allí, en ese esbozo entre la realidad y la fantasía, aparece o se presenta la voz humana – como abanico sonoro – que le asegura a ese niño, la presencia de un otro.
Es entonces, cuando se apropia de esta experiencia artística que le da una visión del mundo en una estructura del “como si”, al momento de entrar en un nuevo entorno literario. Es ese instante en el que intervenimos mágicamente potenciando la construcción de su subjetividad.
En nuestra cultura, la literatura entendida como disciplina artística requerirá, entre otras cosas, el entrenamiento de ciertos talentos naturales, el conocimiento de un marco teórico y el dominio técnico.
En su abordaje, lo específico no es alimentar al niño con una versión del mundo a su nivel. Lo que caracteriza a la literatura es haber convertido en rasgo estilístico la forma singularmente creativa que tienen de mirar, de relacionarse con el mundo y expresarlo a través de sus múltiples lenguajes.
El rol docente, entonces, cumple la artesanal tarea de entrar en la construcción narrativa. En primer lugar desde los susurros de la oralidad y luego desde el abordaje de los peldaños de la reinvención literaria, del reforzamiento de la imaginación creadora y el arte, hasta instaurar sutilmente el vínculo entre el “yo lírico” (adulto – educador ) y el “tú lírico” ( niño ).
Seguimos preguntándonos cuál es la labor del educador, adulto hacedor, en esto de propiciar espacios donde la literatura evoque mundos posibles.
Nuestra actitud es, en efecto, clave emancipadora, ya que tenemos la responsabilidad política de cuidar la poética.
Desde esta convocatoria que nos implica, por el solo hecho de ser educadores y transmisores de una cultura literaria, sentimos la necesidad de pensar en ser potencia poética para la primera infancia, entrando en sintonía con una nueva configuración de ser educador, que desde el vínculo temprano tenga la disponibilidad física, lúdica, para inventar historias, y por ende, conectar al niño con lo poético; procurando así la construcción de un acervo lingüístico.
Un educador que evoque sensaciones a través de los sentidos, que abra un abanico de posibilidades literarias, que tome la decisión de narrar valiéndose de la voz, el gesto y la postura para establecer una corriente afectiva, de instaurar una frontera ilimitada entre las palabras y la creación literaria.
Un educador que habilite instancias para que otras voces, otros significados y otros sentidos posibiliten nuevos esquemas para que la palabra protagonice el valor de la otredad.
Un educador capaz de hacer con los niños lo que la primavera hace con los azares, haciendo florecer desde la multiplicidad de lenguajes la creatividad verbal, abordando el valor de la palabra desde la polifonía de sentidos a través de una reinvención subjetiva.
El arte de hacer literatura, como todo arte, tienen un fin en sí mismo y no persigue otro objetivo que el de provocar placer. Sin embargo, se convierte en un artilugio para mantener encendido el fuego ancestral, el hilo de la memoria, que ha circulado por los siglos de boca en boca. Obrará allí, el milagro de apartarnos del tiempo cronológico para sumergirnos en el tiempo afectivo.
Concebida así nos convertimos entonces, en seres peligrosos, rebeldes para las minorías dominantes, porque ponemos en jaque la obsecuencia, la masificación, la superficialidad, instando al crecimiento y mejoramiento humano como principio del arte y de la vida.
Parafraseando a Gianni Rodari…¨ por medio de las historias y de los procedimientos fantásticos que las producen ayudamos a los niños a entrar en la realidad por la ventana, en cambio de hacerlo por la puerta. Es más divertido y, por lo tanto, más útil ¨
Es preciso pensarnos como docentes aprendices durante toda la vida. Porque los conocimientos se propagan, porque el saber pedagógico cambia, porque los alumnos se transforman y las necesidades y la sociedad, se renuevan.
El docente, más que un profesional de la enseñanza lo es del aprendizaje. Porque nadie puede desarrollar plenamente la acción de enseñar si no está dispuesto a aprender.
Que florezcan las preguntas,
Que sobren las palabras,
Que percibamos los hilos ocultos de las lecturas,
Que podamos cristalizar como vía de acceso a otros mundos a la literatura
Y sean inmortales las experiencias de aquellos cuyos ojos percibieron la realidad a través del crisol y la magia de las letras.
Pondremos, entonces… la mirada en la literatura, pero no como disciplina especializada, sino desde el arte como motor del pensamiento. Influenciados por esta corriente, dejamos el desafío de
…ser POTENCIA POÉTICA para las nuevas infancias.
Prof. Eleonora Corno
Mag. Melina Braccani
NOTAS
[1] Bajtin, Mijail. Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI, 1999. p.352
[2] Barberis, A. Viaje hacia los cuentos. El arte de contar cuento a los niños. Colihue, 2013
[3] Rodari, G. Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias. Colihue 2017
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |