Repercusiones de la jornada Escuela y Comunidad: Sentidos Compartidos
En este 2023 se conmemoran 40 años de democracia ininterrumpida, un hecho que nos lleva a reflexionar sobre la historia reciente de nuestro país. Es la escuela la oportunidad para interrogarse y conversar sobre los devenires del pasado, es en ese encuentro con los otros donde cobra valor lo público.
La Jornada Escuela y Comunidad: sentidos compartidos que se llevó a cabo en todas las escuelas de la provincia en ocasión del Día del Libro fue pensada como una propuesta orientada a fortalecer los lazos entre la escuela y las familias. Una ocasión para habilitar la construcción de sentidos compartidos en torno a la lectura, práctica que posibilita revisitar las historias personales y colectivas en un diálogo cultural e intergeneracional.
Creemos que destinar un espacio y un tiempo en la cotidianeidad escolar para leer en comunidad puede ser una experiencia de afectaciones diversas para las y los estudiantes y sus familias. Y así quedó demostrado en todas las propuestas que se diseñaron de orilla a orilla de nuestra provincia.
Esta jornada fue una invitación a pensar en esos gestos que deseamos convidar a las infancias y adolescencias, en los modos de contar nuestras historias, en las maneras de transmitir esa cultura viva que sigue encendida en los recuerdos de quienes nos precedieron:
Pienso en los gestos olvidados, en los múltiples ademanes y palabras de los abuelos, poco a poco perdidos, no heredados, caídos uno tras otro del árbol del tiempo. Esta noche encontré una vela sobre una mesa, y por jugar la encendí y anduve con ella en el corredor. El aire del movimiento iba a apagarla, entonces vi levantarse sola mi mano izquierda, ahuecarse, proteger la llama con una pantalla viva que alejaba el aire. Mientras el fuego se enderezaba otra vez alerta, pensé que ese gesto había sido el de todos nosotros (pensé nosotros y pensé bien, o sentí bien) durante miles de años, durante la Edad del Fuego, hasta que nos la cambiaron por la luz eléctrica. Imaginé otros gestos, el de las mujeres alzando el borde de las faldas, el de los hombres buscando el puño de la espada. Como las palabras perdidas de la infancia, escuchadas por última vez a los viejos que se iban muriendo. En mi casa ya nadie dice «la cómoda de alcanfor», ya nadie habla de «las trebes» —las trébedes—. Como las músicas del momento, los valses del año veinte, las polkas que enternecían a los abuelos.
Pienso en esos objetos, esas cajas, esos utensilios que aparecen a veces en graneros, cocinas o escondrijos, y cuyo uso ya nadie es capaz de explicar. Vanidad de creer que comprendemos las obras del tiempo: él entierra sus muertos y guarda las llaves. Sólo en sueños, en la poesía, en el juego —encender una vela, andar con ella por el corredor— nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos. (Cortázar, 2016)
Asomarnos a lo que fuimos dice Julio Cortázar en esa obra maravillosa que el 28 de junio cumple 60 años de su publicación, intentar saltar esa “rayuela” desde todas las posibilidades que podemos ensayar “al estar juntos”. Asombrarnos, extrañarnos, traer a la memoria esos momentos de nuestra infancia ligados a la escuela, a aquellos aprendizajes que nos transformaron, revivir ese instante de “lento regreso donde la conexión es posible” (Handke, 2014, p.98).
Desde el Plan Nacional de Lecturas Santa Fe, consideramos que es de vital importancia que las infancias y adolescencias tengan acceso al mundo de los libros y, que forme parte de la trama institucional de las escuelas el incentivo de la creación de una biblioteca personal.
Para muchas chicas y chicos serán los primeros libros que llevarán a sus casas para leer “todo el tiempo que quieran” como en ese hermoso cuento de Clarice Lispector. Los libros son necesarios, pero es fundamental, la presencia de un docente mediador que con su voz los invite a profundizar y ensanchar su mundo interior y los haga partícipes de una creación colectiva.
El sentido de la lectura
¿Por qué leer? ¿Por qué conversar? ¿Por qué hacer de la lectura una práctica central en nuestras escuelas?
Leer es una experiencia que crea alteridad. Cuando leemos con otros algo de lo nuestro se transforma. Leer para saber, para comprender(se), para rebelarse, para conversar, leer por leer. En esa infinidad de acercamientos, algunos más tempranos, otros más tardíos, intentamos una filiación con los sentidos culturales de quienes nos precedieron.
Hacemos referencia en forma general a la lectura, pero con especial énfasis a la literaria, ya que la misma ofrece universos por donde transitar la dialogía humana.
Entender a la lectura como derecho implica decisiones políticas que lo hagan efectivo; las mismas deben garantizar, no solamente el acceso a libros de calidad literaria, sino también, espacios de producción colectiva de aprendizajes y experiencias.
En esta Jornada Escuela y Comunidad. Sentidos compartidos se asumió un nuevo desafío colectivo: leer y conversar en torno a los libros. Las Colecciones Leer por leer, Leer Abre Mundos, como así también, toda la bibliodiversidad que conforman las bibliotecas escolares a partir de la distribución del Plan Nacional de Lecturas fueron una invitación para fortalecer el vínculo con las familias y construir redes que favorezcan a la formación de lectores.
Leer con otros, en ronda, buscar entre los libros aquel que pasará de manos en manos, conversar, contagiar, apreciar, convidar, múltiples posibilidades que se habilitaron en las escuelas santafesinas de todos los niveles educativos.
Porque celebrar la lectura es construir un “escenario de relación entre mundo y vida” (Skliar, 2023), es reinventar los espacios para que nuestras comunidades de lectura encuentren allí la posibilidad de los sueños, del pensamiento, de la pregunta, del diálogo.
Apostemos a esos deseos que nos sostienen y que a fuerza de insistencia nos hacen construir sentidos en nuestras escuelas.
Autor/es: | CHAVEZ, RODRIGO JEREMIAS |