“(Re)inventar(nos) ante un nuevo escenario/contexto”
Este tiempo de incertidumbre y desasociego nos convoca a proyectar y diseñar modos, encuentros, dispositivos, recursos, herramientas y criterios desaprendiendo concepciones epistemológicas y representaciones adquiridas.
Construir y asumir una práctica reflexiva supone saberes pedagógicos que posibiliten el análisis de las mismas fue y sigue siendo un desafío. Un práctico reflexivo posee las habilidades necesarias para poder adaptarse a contextos reales y en estos, enseñar e interpelar su propia propuesta a medida que se va desarrollando la misma.
Complejidad, criticidad y reflexión conviven complementariamente, suponiendo mirar a la formación práctica con las “lentes epistemológicas de la complejidad” (Montero, 2001: 12). Desde esta perspectiva, entendemos a la práctica docente como una práctica social compleja, en el sentido de que está condicionada por múltiples factores que, articulados en un momento histórico y en un contexto determinado, producen efectos previsibles y contingentes.
El reto y el desafío consiste en descubrir nuevas bases epistémicas que permitan superar las ortodoxias de las prácticas buscando propuestas emancipadoras.
La Subsecretaría de Educación Superior tiene el agrado de compartir la producción “(Re)inventar(nos) ante un nuevo escenario/contexto” a cargo de las profesoras María Silvia Carrel y María Alejandra Más del ISP N° 10 "Mateo Booz”. Se agradece la generosidad en el compartir con el colectivo del nivel superior.
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg Patricia Moscato.
“(Re)inventar(nos) ante un nuevo escenario/contexto”
Autoras: María Silvia Carrel y María Alejandra Más
“Que otros se jacten de los docentes que han tenido a mí me enorgullecen los alumnos que me han tocado”.
Pablo Pineau
Antes de finalizar el ciclo lectivo 2021 es ineludible realizar una pausa, darnos un tiempo y un espacio de reflexión, y por qué no compartir con otros –socialización– saberes/sentires/preocupaciones en relación con las prácticas docentes; prácticas que en los dos últimos años fueron inéditas y que exigieron ensayar nuevas formas, desplegar múltiples estrategias, reinventarnos…
Como reza la cita que inicia este escrito, en este momento queremos centrar nuestra atención en los estudiantes, quienes tuvieron, al igual que nosotros, adaptarse a una realidad extraordinaria que requirió de ellos poner en juego lo aprendido durante su formación y aprender sobre la marcha, para garantizar a las infancias su derecho a la educación.
En unidades curriculares como el Taller de Práctica IV y Ateneos, luego de compartir las actuaciones y debatir acerca de los problemas prácticos y dilemas conceptuales que surgieron de la lectura y el análisis de la práctica docente y de los contextos específicos en la que esta se desarrolló, tanto en virtualidad, como en presencialidad o bimodalidad, se nos planteó la necesidad de conversar, leer y escribir sobre la experiencia de lo vivido en el transcurso del 2021.
Ante lo expuesto, frente al hecho de “pensar más despacio”, centrar la atención y observar lo realizado, son oportunas las palabras de Jorge Larrosa (2007):
“La experiencia, la posibilidad de que algo nos pase, o nos acontezca, o nos llegue, requiere un gesto de interrupción, un gesto casi imposible en los tiempos que corren: requiere pararse a pensar, pararse a mirar, pararse a escuchar, pensar más despacio, mirar más despacio y escuchar más despacio, pararse a sentir, sentir más despacio, demorarse en los detalles, suspender la opinión, suspender el juicio, suspender la voluntad, suspender el automatismo de la acción, cultivar la atención y la delicadeza, abrir los ojos y los oídos, charlar sobre lo que nos pasa, aprender la lentitud, escuchar a los demás, cultivar el arte del encuentro, callar mucho, tener paciencia, darse tiempo y espacio”.
Por lo dicho, la reflexión sobre la práctica se ha constituido, para los docentes y estudiantes de la formación, en una estrategia privilegiada para analizar la enseñanza desde un enfoque crítico, que nos permite identificar problemáticas y diseñar intervenciones tendientes a la superación de las mismas.
Como ocurre con otras prácticas sociales, la docente es una práctica situada, que traspasa lo que acontece en el aula y tiene que ver con compromisos pedagógicos, éticos e ideológicos y es muy compleja. En su análisis se pasa de la homogeneidad a la diversidad, de la certeza a la incertidumbre, de los perfiles claros a otros borrosos. Las determinantes que hacen compleja la práctica docente impactan mucho en la tarea cotidiana. Eso hace que esté sometida a tensiones o contradicciones que provocan, en muchos casos, un corrimiento de aquello que es su tarea central: el trabajo en torno al conocimiento.
Como parte de ese ejercicio reflexivo, se propuso a los estudiantes desde el Taller de Práctica IV y Ateneos la elaboración de un trabajo final cuya intención era una invitación a escribir, leer y reflexionar sobre las experiencias pedagógicas realizadas en el marco de la experiencia vivida, la Práctica de Residencia. Una invitación a repensar, potenciar y recrear aquellos aspectos que consideren más relevantes de la experiencia en clave de lectura bibliográfica y las clases desarrolladas durante los encuentros virtuales (los cuales fueron en el primer cuatrimestre del 2021).
Realizar el trabajo solicitado, en clave de lectura bibliográfica en diálogo con la práctica, posibilitó reconocer que no hay práctica, ni siquiera la espontánea, que no implique ciertos saberes y concepciones sobre la enseñanza y el aprendizaje, lo deseable y de lo posible.
Afirmamos que nuestros estudiantes, al aceptar la invitación de la escritura de sus propias experiencias, se constituyen en protagonistas centrales de su propia formación. Si eligen, se disponen o dejan que algo les pase con la reflexión y la escritura, no serán los mismos, en términos de su propia formación, sino que en algo podrán verse distintos, transformados, conmovidos.
Para ir concluyendo con este escrito, es posible sostener que las prácticas de enseñanza se vinculan directamente con el trabajo en el aula. Jurjo Torres Santomé (1968; 1990:17,18) se refiere al contexto del aula como aquel espacio donde se producen procesos de enseñanza y aprendizaje que reúnen una serie de características: multidimensionalidad, simultaneidad, inmediatez, imprevisibilidad, publicidad e historia. Esta concepción acerca del espacio áulico, adquiere sentido si consideramos que toda práctica de enseñanza es una actividad intencional, que imprime explícita o implícitamente algún tipo de racionalidad, expresa entrecruzamiento de cuestiones de distinto orden (epistemológico, psicológico, psicosocial, antropológico, cultural, filosófico, didáctico, estético, ético, político, ideológico), está sostenida sobre procesos interactivos múltiples y gira en torno a un discurso académico. Además, expresa una propuesta singular, ya que es autoría de los docentes, quienes en el trabajo áulico y desarrollo del plan de clases son responsables de los mismos. Dada la complejidad de estas prácticas, su aprehensión y trabajo de inteligibilidad requieren metodologías alternativas y que reclaman una lectura molar, holística y desde una perspectiva multirreferencial donde la alteración, el conflicto, el juego de las contradicciones ocupan posiciones centrales, y donde lo imaginario y lo inconsciente, la fantasía, la vida afectiva, sobre todo el peso de las implicaciones, sean tenidos en consideración y no queden separados, solapados en el conjunto de los datos.
Procurar una aproximación a la realidad de las prácticas de la enseñanza requiere un esfuerzo de indagación acerca de su naturaleza, sus determinantes, sus límites y posibilidades. En el aula no se encuentran los problemas claramente definidos, hay que dilucidarlos desde situaciones que se presentan en muchas ocasiones como ambiguas y conflictivas. De ahí la necesidad de una actitud de búsqueda sistemática de las claves que la caracterizan.
En ese sentido, para realizar un análisis y producción de conocimientos a partir de la práctica se ha utilizado el enfoque socioantropológico, sobre todo desde la etnografía, la cual revaloriza entre otras cuestiones el papel de la teoría articulada con el trabajo de campo, establece una relación diferente entre lo micro y lo macro social, reconoce la necesidad de una postura de pluralismo y de flexibilidad en lo metodológico, y una armonización entre lo objetivo y lo subjetivo en las diferentes instancias del proceso de indagación.
El trabajo realizado, las conversaciones sostenidas con nuestros estudiantes, la exposición y defensa de sus producciones permiten seguir afirmando que estamos muy orgullosos de nuestros alumnos y de la tarea realizada.
Bibliografía consultada:
Achilli, E. (1986): La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro,
Dussel, I. y Caruso, M. (2000): La invención pedagógica del aula. Una genealogía de las formas de enseñar. Buenos Aires, Santillana.
Edelstein, G. (2000): El análisis didáctico de las prácticas de la enseñanza. Una referencia disciplinar para la reflexión crítica sobre el trabajo docente, en Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación (iice), Año IX, núm. 17, Facultad de Filosofía y Letras, Buenos Aires, Miño y Dávila.
Edelstein, G., y Coria, A. (1995): Imágenes e Imaginación. Iniciación a la docencia, Buenos Aires, Kapelusz.
Larrosa, J. et al. (1995): Déjame que te cuente. Ensayos sobre narrativa y educación, Barcelona, Laertes.
Larrosa, J (2007). “Entre las lenguas. Lenguaje y Educación después de Babel”.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |