Malvinas, más allá de los hechos.
Nombrar “Malvinas” convoca a la reedición de quienes somos, fuimos y procuramos no volver a ser. Las islas remiten a la tragedia y a las grietas del recuerdo que se reencuentran con el tenor del tiempo de guerra donde el fuego y la miseria se tiñen de la valentía de la batalla.
Recuperar es mantener con vida, instalar la letra de los acontecimientos es gramaticar el dolor en la narrativa del presente con la perspectiva del ayer y en prospectiva del agudo límite del cronos.
La flecha derretida del destiempo posibilita la reflexión continua, donde el fondo del dolor invade las figuras que denotan el clamor de Malvinas.
La Subsecretaría de Educación Superior agradece la producción escrita de las profesoras María Cristina Wekid, María Soledad Martínez y del profesor Ricardo Arroyo del Colegio Superior N°42 Dr Agustín Rossi de la localidad de Vera, quienes invitan al colectivo del nivel a pensar en “Malvinas, más allá de los hechos.
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato.
Malvinas, más allá de los hechos.
En la madrugada del 2 de abril de 1982, tropas argentinas que integraban el Operativo Rosario recuperaron por la fuerza sus derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich e Islas del Atlántico Sur al tomar el control de Puerto Argentino (Puerto Stanley), capital del Archipiélago. Y así comenzó la llamada Guerra de Malvinas que finalizó 74 días después, el 14 de junio a las 16 horas cuando las tropas argentinas finalmente se rindieron.
Autoras/or: María Cristina Wekid
María Soledad Martínez
Ricardo Arroyo
Cada 2 de abril nos invita a reflexionar sobre las vidas de aquellos que vivieron y sufrieron la guerra, los que pelearon en el campo de batalla, de los que ofrendaron su vida en las aguas del Atlántico Sud y descansan entre la turba en el suelo del cementerio de Darwin, los que volvieron y también los que se quitaron la vida por el dolor y el abandono de la posguerra.
Un día donde el sentimiento de los argentinos para con las Islas Malvinas se renueva en la convicción de que nos pertenecen y respaldado en un trabajo para alcanzar ese día glorioso en el que podamos nuevamente ejercer nuestra soberanía en esa tierra tan cara a nuestros afectos; que nos recuerda la importancia de ser soberano y la defensa del territorio y sus riquezas.
Para muchos argentinos, la guerra es una referencia que llega desde lejos en el tiempo. Es un instante en una clase de historia, una película compartida con amigos, una referencia en un artículo periodístico o la lectura de un libro testimonial. Pero la guerra, y fundamentalmente sus consecuencias, está presente para siempre y con inalterable intensidad en cada uno de los combatientes, cuyas vidas cambiaron para siempre, al igual que las de las familias de los héroes caídos en combate. Representa pérdida del sentido de la vida, sentimientos de odio, desesperación, desprecio, ira, trastorno por estrés postraumático, transformaciones persistentes de la personalidad tras experiencias catastróficas, angustia.
Malvinas es pasado, es presente y es futuro. Por eso, la tarea que tenemos no es sólo no olvidar lo que pasó, sino además trabajar cada día tratando de dar las respuestas que durante tantos años no se dieron.
Pero, ¿Por qué una guerra? ¿Qué intereses mezquinos de la potencia colonialista británica subyugó y subyuga nuestras islas?
La ocupación política y militar de las Islas por parte de Gran Bretaña, data de la primera cuarta parte del siglo XIX. Por entonces, Gran Bretaña era un imperio en ascenso que desarrollaba una economía capitalista e industrial de proyección y dominio sobre el resto del mundo. A diferencia de cualquier otro imperio de Europa Occidental, la economía capitalista inglesa se expandió sin ningún tipo de intervención política gubernamental, permitiendo que su política exterior, sostenida por las empresas y banca privada, se transformara en una fuente de riqueza.
Hacia 1814, Gran Bretaña era la mayor potencia del mundo. Disponía de los capitales más importantes de toda Europa y poseía la industria más productiva con establecimientos en Asia, África, Oceanía y América, unidos a la metrópoli por su poderosa flota mercante, desplazando a España y Portugal como centro neurálgico de toda la economía mundo. Hegemonía que se va a sustentar y sostener sobre la supremacía indiscutible sobre el Mar y la ocupación de territorios que convertirán en colonias.
Así, las bases y/o fundamentos de este imperio marítimo no fueron solo territorial, sino también económico y militar. Existió como tal proyectando sobre el mundo entero los intereses su burguesía capitalista y su afán por obtener beneficios y acumular riqueza en los mercados de ultramar y por su amplia capacidad militar para contrarrestar cualquier rebelión en sus colonias para garantizar el estatus quo y hacer frente a cualquier intento de los países por recuperar sus territorios.
Hoy, el archipiélago de Islas que conforman las Malvinas, situadas en el Atlántico Sur, constituyen uno de los últimos enclaves coloniales que existen en la actualidad. En un mundo, atravesado por el agotamiento de los recursos naturales, por las crisis ecológicas y ambientales y por el crecimiento inexorable de la población mundial, las islas asumen el carácter de estratégicas no solo por las potenciales reservas energéticas (en gas y petróleo adyacente en sus mares) o por la inmensa riqueza ictícola, sino también por los cambios geopolíticos a los cuales estamos asistiendo en los albores del siglo XXI. Asimismo –y en este contexto- la importancia que cobró la
Antártida como última reserva de agua dulce y de recursos naturales sobre todo minerales y energéticos, convierten a las islas en un punto estratégico de dominación en un mundo.
Entonces, ¿por dónde comenzar nuestra lucha para una nueva soberanía sobre las islas?
Comencemos por recuperar el campo de la pedagogía de la memoria, aquella que surgiera como resultado de las heridas producidas durante el siglo XX, aquella que incorporó los temas del pasado reciente al ámbito escolar y que muchos hoy pretenden obturar.
Recuperar el espacio de la memoria social sobre el pasado reciente se revela como particularmente conflictivo y habitado por múltiples sentidos. La memoria argentina sobre el pasado reciente está marcada, entre otras cosas, por la fragmentación. Y, los relatos formadores de memorias que han circulado en el espacio social reconocen valoraciones políticas e ideológicas diversas, cuando no enfrentadas y excluyentes. Se trata de una tarea compleja y delicada; justamente, por tratarse de hechos de un pasado cercano que tocan lo sensorial, las vidas de cada uno de los que fueron y fuimos protagonistas, activos o pasivos, de la historia reciente.
Reflexionar sobre la memoria de Malvinas desde el ámbito educativo actual implica pensar en dos cuestiones fundamentales: por un lado, en los acontecimientos que signaron el siglo XX y, por otro lado, en cómo la memoria se convierte en tema de enseñanza para los jóvenes y en nuestras aulas.
La acción incansable de las organizaciones vinculadas a los veteranos de Malvinas y otros actores sociales y políticos encontraron siempre la posibilidad de mantener viva la memoria. Son estas determinaciones, las que debemos recuperar como una estrategia efectiva para acompañar a los docentes en la determinación de qué enseñar, cómo hacerlo, a qué recursos apelar. Así, entre la dimensión prescripta de la enseñanza y la de las prácticas reales, podemos cerrar la brecha que se advierte cuya consecuencia más evidente es la dificultad para trascender la ritualidad repetitiva de los actos conmemorativos; modos de abordaje que han privilegiado la conmemoración en detrimento de una aproximación crítica de los alumnos a ese pasado. La escuela ha preferido el énfasis en la comunicación de la guerra por sobre la discusión de la situación histórica y política, impidiendo así la mirada crítica de los hechos.
Este conjunto de problemas se entrecruza, además, con el de los vínculos entre la escuela y la formación política. En la escuela, las ideas políticas, las ideologías (muy presente en los ´70), parecen quedar relegadas en relación con otros contenidos. Más aún: daría la impresión de que los términos política e ideología tienen en la escuela una connotación negativa, propia del positivismo estructurarte de nuestras prácticas durante un siglo de educación argentina.
De modo que, en principio, cualquier intervención educativa preocupada por la formación de la ciudadanía debe abrir las puertas, por conflictivo que resulte, a la dimensión de las ideologías y las voluntades políticas enfrentadas, dimensión que signó el trágico pasado argentino. En este sentido, son muchos los recortes posibles y también las puertas de entrada que pueden proponerse desde la enseñanza para aproximarse a conocer este pasado particularmente complejo: el ideario revolucionario, las prácticas represivas del poder, el enfrentamiento peronismo-antiperonismo, la modernización cultural de los sesenta, la guerrilla, la movilización político-social, las Fuerzas Armadas como actor político, entre otros. En este sentido es deseable, además, que la enseñanza incluya no solo el qué pasó sino también, el cómo fue relatado por los distintos actores eso que pasó, trabajar con fuentes, narraciones, imágenes, testimonios y sitos de la memoria son caminos necesarios a seguir para la enseñanza del pasado reciente en los jóvenes.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
- Basail, M. (1983). Temas de Geopolítica Argentina. Clio SA. Buenos Aires.
- Chomsky, N. & Dieterich, H. (2004). La Aldea Global. Txalaparta. Buenos Aires.
- Pirenne, J. Historia Universal. (2000). Éxito. Barcelona.
- Programa Educación y Memoria. “40 años. Malvinas. Recursos para los actos y las actividades escolares”. Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y Educación Sexual Integral.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |