Los nuevos saberes de la práctica en la virtualidad.
Educar es mostrar la vida a quien aún no la ha vivido”.
El educador dice: “¡Atento, apunta!”
El alumno lee la dirección apuntada y ve lo que nunca vio.
Su mundo se expande, se ve más rico interiormente…”
“Y, sintiéndose más rico interiormente, puede sentir mayor alegría
y compartir más alegría, que esa es la razón por la que vivimos.”
RUBEM ALVES
La Subsecretaría de Educación Superior invita a homenajear el día del Profesor y la Profesora Santafesina, pensando de manera reflexiva “los nuevos saberes de la práctica en la virtualidad” a través de las palabras de María Eugenia Meyer, quien otorga lenguaje sonoro al trabajo artesanal, apasionado y complejo del docente, renovando propuestas y reivindicando sus decisiones pedagógicas en tiempos adversos.
Una mirada comprometida que desafía a transitar epistemológicamente la realidad de la complejidad en el conocimiento y por ende, en el currículo escolar, se constituye en un reto epistémico y pedagógico de estos tiempos.
Se propone el lugar de la reforma del pensar como un esfuerzo para la construcción colectiva de miradores que nos permitan reaprender lo religado, articular lo separado y pensar lo oculto en la trama de los fundamentos del conocimiento, configurando nuevos saberes y recreando el currìculum.
El desafío de pensar juntos los entramados epistémicos desde la tensión engendrada por los procesos de complementariedad/antagonismo, de integración/diferenciación en las fronteras de la co-construcción del conocimiento aspira a ser innovadora apelando a la reflexión.
Construir y asumir una práctica reflexiva supone saberes pedagógicos que posibiliten el análisis de las mismas. Un práctico reflexivo posee las habilidades necesarias para poder adaptarse a contextos reales y en estos, enseñar e interpelar su propia propuesta a medida que se va desarrollando la misma.
¡Muy Feliz día a los Profesores y Profesoras Santafesinas!
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato
Los nuevos saberes de la práctica en la virtualidad
El sujeto del technopatriarcado neoliberal que la Covid-19 fabrica no tiene piel, es intocable, no tiene manos. No intercambia bienes físicos, ni toca monedas, paga con tarjeta de crédito. No tiene labios, no tiene lengua. No habla en directo, deja un mensaje de voz. No se reúne ni se colectiviza. Es radicalmente individuo. No tiene rostro, tiene máscara. Su cuerpo orgánico se oculta para poder existir tras una serie indefinida de mediaciones semio-técnicas, una serie de prótesis cibernéticas que le sirven de máscara: la máscara de la dirección de correo electrónico, la máscara de la cuenta Facebook, la máscara de Instagram. No es un agente físico, sino un consumidor digital, un teleproductor, es un código, un pixel, una cuenta bancaria, una puerta con un nombre, un domicilio al que Amazon puede enviar sus pedidos.
Paul Preciado
La cita de Paul Preciado nos sumerge en una escena de ciencia ficción. Nos da terror. Ser sujetos sin voz, sin piel, sin manos nos ubica en un no-espacio, en un no-lugar. Individuos-máscara, consumidores, pixeles, números… ¿Mutación o sumisión? ¿Cómo recuperar las subjetividades de quienes nos sometemos diariamente a las pantallas? ¿De qué manera lidiamos con la soledad de las máscaras? ¿Podemos -como docentes- superar la racionalidad técnica en nuestras clases?
Inicio mi reflexión con un sinceramiento. Hace aproximadamente 10 años que en el Instituto Superior del Profesorado donde trabajo contamos con el campus virtual. Asistí a los cursos de perfeccionamiento en ese entonces y hasta creo que alguna vez me han habilitado un aula. Nunca lo usé. Nunca me interesó. Pensaba que la presencialidad me “daba” todo. Mi área de conocimiento (la literatura) no necesitaba de dispositivos tecnológicos. Para mí, era suficiente el libro y la conversación (género discursivo de la literatura) en el aula con los alumnos y alumnas. Pero sucedió lo que sucedió y tuve que integrarme al campus. A partir de la urgencia y la necesidad, me reconcilié y sentí que había desaprovechado una herramienta cuando todo era “normalidad”. El posible salvataje estuvo apoyado en el cambio de creencias en el que por años me había afirmado sin cuestionar.
Una biosfera digital se transforma en autopista del conocimiento, en una plataforma de múltiples vías, de otros caminos que es preciso tomar. Vías rápidas, vías más lentas, vías con obstáculos y aglomeraciones que derriban el mito de esa juventud homogénea y nos posicionan dentro de lo multimodal en una nueva articulación entre medios, tecnologías y saberes:
El modelo de universidad moderno, centrado en la cultura letrada, la enseñanza frontal, simultánea y homogénea, enfrenta una realidad donde emergen nuevos lenguajes, tecnologías multimodales, y se imponen la fragmentación de atención y prácticas de exploración singular que éstas promueven. “(Trotta y Santucci, 2012)
Los fundamentos que guían mi acción docente en estos nuevos espacios curriculares configurados desde la virtualidad habilitan lecturas y propósitos inspirados no sólo desde una didáctica específica sino también desde una didáctica en escenarios virtuales. Por un lado, tenemos el contenido disciplinar, y por otro, también, el mismo hacer de una didáctica que se plantea “a distancia” y para la cual se ponen de manifiesto otro tipo de conocimientos.
Muchas veces he pensado que una manera de restituir lo educativo al mundo de la cultura era desescolarizar las prácticas, sacarlas de lo institucionalizado, abrirlas al mundo. Pienso cómo en la Literatura el objeto físico libro puede dialogar con las nuevas tecnologías, cómo disponer a los futuros profesores/as a nuevas experiencias propiciando las “multialfabetizaciones” con el fin de tener en cuenta los modos semióticos que se desplazan más allá de las palabras.
La escritura ya no es la única forma de acceder al conocimiento o de producir conocimiento. Desde una perspectiva pedagógica de la multimodalidad, la escritura es sólo uno de los materiales semióticos con los que interactuamos cotidianamente estudiantes y docentes, en Internet, en los medios de comunicación y en otros soportes enriquecidos.
Pienso en una escritura hipertextual con enlaces y desplazamientos y que vincule imágenes, videos, fragmentos de textos anteriores. Pienso también en la posibilidad de que estos saberes posicionen a los estudiantes como miembros de una comunidad con conocimientos significativos para compartir y que produzcan sus propias producciones para publicar on line.
Pienso también otras propuestas que atiendan a la incorporación de nuevas herramientas y recursos en las videopoesías (texto multimodal que combina escritura, imagen en movimiento y audio) y en narrativas hiperficcionales en las que se puedan incluir enlaces, links, imágenes, facsímiles de manuscritos, primeras ediciones de textos literarios fundacionales como así también acceder y reenviar a revistas literarias digitalizadas, fotografías y reproducciones de obras de arte en webs de museos, fonotecas, páginas de autor, en las que se integran entrevistas, imágenes, correspondencia, audios. Prototipos que se expandan, prototipos que surjan de experiencias de aula o espacios no formales de conocimiento, afirma Gómez (2020) y pienso en la literatura como un campo de experimentación y de reflexión, donde el lenguaje, el de la palabra y el de la imagen y el sonido se fusionen para crear nuevas maneras de abordaje como un mezclar las barajas y dar de nuevo, reconstruir el juego.
Las nuevas tecnologías ya no son más instrumentos, sino apuestas investigativas (Barrios Rubio, A. y Fajardo Valencia, G. C., 2017), objetos de reflexión, vías de esa autopista, nuevos modos de construir conocimiento, nuevos modos de intercambio de saberes. “Es la docencia y su práctica, y no el instrumento técnico, el que marca la diferencia en el proceso educativo”, afirma Busaniche (2020). Somos mediadores de la cultura académica, no sólo en un sentido transmisivo sino también creativo y crítico. Ser conscientes de nuestras elecciones y omisiones, de nuestras decisiones y recreaciones en pos de una experiencia formativa transformadora.
Los docentes, en ese “despertar” de un sistema que la pandemia nos constató como caduco, somos los protagonistas de un “contagio” que libera nuevas energías. Es evidente que en esta reconstitución “forzada” la apuesta recae en una mirada atenta a esos mundos que viven y sienten en tiempos difíciles: los propios y los ajenos. Recae también en la acepción del “contagio” según Giorgi (2020) como “energía afectiva que arrastra a los cuerpos hacia la expresión grupal”, que nombra “esa gravitación física y afectiva de los cuerpos hacia la acción común, hacia esa proximidad en la que los cuerpos producen vibración compartida”.
Mag. María Eugenia Meyer
Instituto Superior del Profesorado Nro 2
Rafaela
BIBLIOGRAFIA
Barrios Rubio, A. y Fajardo Valencia, G. C. (2017). “El ecosistema educativo universitario impactado por las TIC”. Anagramas Volumen 15, Nº 30:101-120. Enero-junio de 2017. 228 p. Medellín, Colombia.
Busaniche, B. (2020). Módulo 5: Medios, plataformas y tecnologías en un mundo de propiedad concentrada. Abordajes críticos de la tecnología para la educación universitaria. Pedagogía crítica y didáctica en la enseñanza digital. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Giorgio, Gabriel (2020). “Leer las imágenes del contagio”, en Rodríguea Alzueta, M, Breil, J. y otros: Posnormales, ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, Buenos Aires.
Gómez, P. A. (2020). Módulo 3: Cultura de la conectividad y subjetividades actuales en la relación estudiantes – docentes. Pedagogía crítica y didáctica en la enseñanza digital. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Preciado, Paul (2020). Aprendiendo del virus. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2020/03/27/opinion/1585316952_026489.html
Trotta, L0 y Santucci, P. V. (2012). “Jóvenes universitarios en la era digital. Primeras aproximaciones conceptuales”. Cuestiones de Sociología N° 8 (2012). UNLP. Disponible en http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.5766/pr.5766.pdf
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |