Las decisiones didácticas en propuestas pedagógicas no presenciales
Partimos del principio que la institución educativa y los profesores son irremplazables y que el Estado es aquel que a través de sus políticas debe garantizar el derecho a la Educación.
Como colectivo docente, coincidimos en que la educación superior es un derecho. Las decisiones políticas se concretan a través de múltiples traducciones (Ball, 2012). Con nuestras prácticas abonamos a garantizar este derecho a los jóvenes y adultos que aspiran a aprender. Para esto, es necesario desplegar prácticas que estén teñidas de diversos colores. Esta metáfora supone el desarrollo concreto de prácticas creativas, múltiples, contextualizadas, novedosas que posibiliten aprendizajes profundos.
Hoy nos encontramos en una situación inédita, de aislamiento obligatorio, sin institutos “abiertos” de forma física. Tal como dijimos en publicaciones anteriores, los docentes somos los portadores de un saber específico que nos otorga el “poder” de propiciar aprendizajes. Ninguna app, plataforma o receta es aséptica y es pertinente por sí misma. El docente es el verdadero “mago” que con múltiples estrategias genera eso tan maravilloso que llamamos aprendizaje.
Entendemos que trabajar en entornos no presenciales no era el escenario planificado por nadie. Sabemos que tenemos que cuidarnos y cuidar a nuestros estudiantes. Por esto, proponemos seguir sosteniendo el vínculo pedagógico. Hoy, más que nunca, en este tiempo “suspendido” es oportuno revisar y flexibilizar aquello que habíamos diseñado y reinventarlo desde un lugar crítico, colectivo, para que no se profundicen las desigualdades.
Estamos en un tiempo de sostén, de construir puentes, de pensar y articular con otros de un modo diferente a cómo lo veníamos haciendo. Es necesario poder reflexionar colectivamente sobre nuestra propuesta educativa.
A través de diversos medios podemos trabajar cooperativamente entre los profesores. Muchas experiencias ricas, profundas están llevando a cabo los docentes santafesinos en entornos de no presencialidad. La radio[1], la tv, las propuestas escritas y las nuevas tecnologías de comunicación están abonando a plantear nuevos modos de sostener el vínculo pedagógico.
Como docente sabemos que el modelo pedagógico asumido es definitivo para el planteo “arquitectónico” de la propuesta pedagógica. Y este planteo también nos define o no como “anfitriones” de un espacio en donde se generará conocimiento colectivo.[2]
En la publicación anterior, habíamos explicitado una serie de sugerencias con respecto a la presentación de la unidad curricular o materia en propuestas pedagógicas virtuales. Que también valen para las clases presenciales. ¿O al revés? En este sentido, Trasmitir humanidad y presentarnos como sujetos de un grupo es interpretado como clave.
Una vez que nos presentamos estudiantes y profesores y presentamos “nuestra” unidad curricular, actividad que quizás pueda llevarnos la primera y segunda clase, nos preguntamos, ¿cómo seguimos?
Sostenemos que no hay recetas. Si estamos cercanos al constructivismo podemos decir que lo más indicado en función de aprendizajes significativos es plantear situaciones para su análisis o problemas no estructurados. La selección o construcción de ellos debe ser teniendo en cuenta el perfil del egresado que pretendemos formar y de aquellos sujetos reales que son nuestros estudiantes hoy. Las situaciones de análisis deben ser complejas, sin una única respuesta, cuyo análisis movilice a la investigación, la indagación.
Situaciones o problemas que tienen un grado de dificultad extremo para los estudiantes en función de sus conocimientos previos, no son pertinentes. Como tampoco lo son, aquellos que son lineales, evidentes y que nuestros estudiantes podrían pensarlos solos sin nuestra mediación ni la de sus compañeros. Sabemos que tenemos que pensar en el sujeto de aprendizaje real y a esos sujetos provocarlos, enseñarles, generar la pregunta, la interpelación. Cuando eso sucede, más allá del entorno, la “clase ha comenzado”
En el marco de la “enseñanza en épocas de pandemia” hemos podido observar lo que algunos llaman el “revoleo” (Maggio, 2020) de actividades, de pdf, de videos, de guías para completar. Evidentemente esta “subida” o “acumulación” de actividades se identifican con modelos conductistas, tradicionales y socaban, casi siempre, la lógica del espacio curricular pretendiendo que los estudiantes se involucren en actividades sin sentido. Esto, lo conocemos muy bien los docentes, sabemos que va restándole significatividad al proceso.
Una situación o un problema bien planteado pueden llevar un trabajo continuado de varias clases, también, como las situaciones complejas no son “disciplinares”, puede atravesar varias unidades curriculares y favorecer articulaciones entre las distintas “materias”. En este sentido, recomendamos acuerdos institucionales, dentro de las posibilidades de los planes de estudio, las articulaciones entre los campos del saber que hoy más que nunca se tornan necesarias.
En las preocupaciones didácticas del colectivo docente sobre el trabajo desde lo virtual, identificamos con mucha fuerza los cuestionamientos hacia la exposición en vivo. En este contexto de reinvención de nuestra propuesta, necesitamos preguntarnos, ¿Por qué y para qué sería importante realizar exposiciones? ¿El espacio “del vivo” sólo es pertinente para que el profesor realice alguna presentación? Mariana Maggio que se encuentra indagando y documentando qué hacemos los docentes en tiempos de pandemia sostiene que algunos docentes justifican el vivo ya que el mismo estaría siendo el instrumento necesario para encuadrar, para intercambiar opiniones, para reconstruir recorridos, para realizar devoluciones. Otros docentes lo piensan como el lugar de las preguntas.
El vivo nos muestra, a través de él ponemos el cuerpo, “estamos presentes como profesores” ¿Cómo influye esto en el vínculo pedagógico?
Lo importante es pensar colectivamente al interior del instituto, ¿Cómo estamos pensando estos vivos? ¿Para qué? ¿Con qué sentido? Sería óptimo que podamos debatir y realizar algunos acuerdos. Sabemos que en tiempos de producción de conocimiento el trabajo cooperativo legitima lo construido.
Desplegar estrategias pertinentes para trabajar en entornos no presenciales es una decisión claramente didáctica, pero también es fuertemente política: la didáctica no es un campo aséptico. Hoy más que nunca es necesario realizar ese reconocimiento. En nuestra práctica docente se juega nuestro perfil como intelectuales transformativos hacedores de política.
Patricia Moscato – Subsecretaria de Educación Superior
Bibliografía
Ball, S; Maguirre, M; Braun, A (2012) How schools do policy, policy enactments in secondary schools. Abigndon, UK, Routledge
Maggio, M (2018) Reinventar la clase en la universidad. Buenos Aires. Paidos
Materiales de apoyo
Plataforma Instagram
Perfil de Instagram Mariana Maggio recuperado 07/04/2020
Vivo Daniel Brailovsky https://www.youtube.com/watch?v=nhtdQjfc9YI&feature=youtu.be&fbclid=IwAR3eSBXDOen7zcGdb12q_WvGpbc0lfJI_DmtzDesEvugXun-riFztTX6qOA recuperado 07/04/2020
[1] http://www.rosarioesmas.com/page/agendamedios/id/3162/title/Una-docente-rosarina-da-clases-por-radio-a-los-alumnos-sin-Internet?fbclid=IwAR1x2twG8A-gSBeTxWoJutIqF_UBd21m3yfs1pWCcSpqQm5b05K1wY7fxcc Recuperado 07/04/2020
[2] Daniel Brailovski https://www.youtube.com/watch?v=nhtdQjfc9YI&feature=youtu.be&fbclid=IwAR3eSBXDOen7zcGdb12q_WvGpbc0lfJI_DmtzDesEvugXun-riFztTX6qOA recuperado 07/04/2020
Autor/es: | MOSCATO, PATRICIA CAROLINA |