LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810 EN EL RÍO DE LA PLATA: AMPLIANDO SUJETOS HISTÓRICOS.
La irrupción del lenguaje histórico en los entramados del tiempo posibilita construir nuevas significaciones epocales donde se propicien los movimientos que permiten la transformación del horizonte histórico.
La recuperación de la palabra revolución en el temblor de la reconstrucción histórica convierte en posibilidad de revisión hermenéutica los procesos que advienen para el buen lector.
La construcción colectiva del conocimiento histórico incluye argumentaciones, relatos, debates, análisis semiológico, epistemológico, filosófico e historiográfico desde la perspectiva ética de aquellos episodios que favorecen el encuentro de sentidos en los engranajes del tiempo.
La flecha inquieta de la historia tira la alfombra a la reconstrucción, ofreciendo la oportunidad de repensar en aquèl mayo de 1810 como un compromiso político desde la reflexión crítica de los signos del tiempo que orientan las decisiones pedagògicas en la enseñanza y el aprendizaje que hacen eco en la participación democrática de un pueblo.
La Subsecretaría de Educación Superior tiene la inmensa satisfacción de ofrecer una lectura académica pedagógica comprometida con los significados del recorrido sociohistórico para el colectivo del nivel superior Santafesino a través de la autora Prof. María Alejandra Echeverría del ISP Nº 16 Bernardo Houssay” de la ciudad de Rosario, mediante su producción “LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810 EN EL RÍO DE LA PLATA: AMPLIANDO SUJETOS HISTÓRICOS”.
María Alejandra habilita un convite en la educación santafesina desde su decir porque entiende que “incorporar y ampliar en la enseñanza a los sectores populares en su contexto, nos convoca como docentes a profundizar en su conocimiento de manera de transmitir en las aulas y en los actos escolares una mirada más inclusiva y rigurosa de su rol. Deconstruir el estereotipo del negro o la negra, mulato, zambo, mestizo e indígena como personajes pintorescos, festivos y hasta risueños que sólo cantan pregones”…
¡Muchas gracias María Alejandra! ¡Feliz día de la Patria!
Subsecretaría de Educación superior.
Mg. Patricia Moscato.
LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810 EN EL RÍO DE LA PLATA: AMPLIANDO SUJETOS HISTÓRICOS.
“Repensar las clases populares como sujeto histórico en la enseñanza en toda su complejidad e historicidad”
Prof. María Alejandra Echeverría.
Imagen de portada . (Buenos Aires 1810 – Diego Manuel Rodríguez)
“El pueblo quiere saber de lo qué se trata…”
Las revoluciones “hispánicas”, luego de la crisis metropolitana en 1810, refieren a un nuevo un sujeto histórico político: el pueblo .Desplazando al “común” de la “cultura de oposición” de las resistencias y rebeliones del siglo XVIII (para algunos historiadores el primer ciclo de revoluciones).
A principios del siglo XIX pueblo es un término polisémico. La tradición española que circulaba en esos años por las colonias, aludía a pueblo como ciudad o poblado, también refería a sus habitantes. En otro sentido más social se utilizaba como plebe, más cercano a lo que se llamaba el “bajo pueblo” opuesto a gente decente o vecinos.
Es con las revoluciones iberoamericanas cuando el concepto se “politiza”, en el Río de La Plata será Mariano Moreno quien lo introduce en la semana de mayo como sujeto de soberanía. (Goldman, N 2012)
Es así como todas las Juntas que se formaron entre 1809 y 1810 en América Española se legitimaron en base a la teoría de la retroversión de la soberanía .Esta afirmaba que no estando el Rey (Fernando VII estaba cautivo de los Franceses), el único y legítimo depositario del poder es “el pueblo” .En la versión iberoamericana se utiliza en plural “los pueblos” (Chiaramonte, J., 2004). Pero qué era pueblo ¿Quiénes eran el pueblo? Este concepto no estaba tan claro en esos años dada la polisemia mencionada anteriormente.
Sin embargo en las principales ciudades revolucionarias está claro, para 1809 y 1810, que existía la necesidad de diferenciar sectores dentro del pueblo: “parte más sana”, “bajo pueblo “, “plebe”, “vecinos ilustres”.
Recuperando a Di Megalito (2013), estas diferenciaciones hablan de que “Si las elites tuvieron que marcar las diferencias entre pueblo y plebe, es porque la situación era ambigua y esa distinción había dejado de ser clara. Pudiendo aspirar a integrar el pueblo en acciones concretas, como las movilizaciones callejeras, las clases populares discutían de hecho el lugar que ocupaban en la sociedad” (p 198)
En la historiografía argentina el enfoque liberal de la “historia oficial” había
entendido a la revolución como una ruptura que suponía la emergencia de la nación. Era El nacimiento de la patria. Algunos lo veían como guerras civiles, pero fundamentalmente en su conjunto, como una revolución política donde una élite ilustrada urbana se levantaba contra la administración colonial.
Qué lugar ocupaba el pueblo en estas versiones oficiales? Mitre ya hablaba de este componente en su Historia de Belgrano y de la independencia argentina escrita en 1857,cuando reconoce la presencia del “pueblo “ en los acontecimientos de la semana de mayo en la búsqueda de la renuncia del Virrey Cisneros a la presidencia de la Junta de gobierno constituida el 22 de mayo de 1810.Habla de pueblo, ciudadanos, reunión popular, pero sin precisar quiénes eran? Refiere a los ciudadanos, los oficiales del ejército, los vecinos (hasta acá blancos de las clases dominantes), las tropas (castas, blancos pobres, negros,) manipulados por los “agentes populares” que responden a la élite .El mismo Mitre dice “…French era el agente popular de Belgrano y Beruti lo era de Rodríguez Peña”. Es en estos textos donde se habla del clamor popular en la plaza de la Victoria, a decir del autor “En aquel momento oyéronse grandes golpes dados sobre las puertas por la mano robusta del pueblo, dominando el tumulto las voces de French y de Beruti que repetían: “El pueblo quiere saber de lo que se trata” (Mitre, 1857).
Era un pueblo nombrado casi por la necesidad de justificar para esa historiografía republicana la toma del poder de los criollos y la idea de soberanía del pueblo frente a la monarquía.
La Revolución seguía siendo una acción política protagonizada por la élite urbana ilustrada, con una participación plebeya manipulada por aquella.
Durante el siglo XX nuevas miradas historiográficas se preguntaron sobre el carácter o naturaleza de la Revolución ¿Había sido una revolución ¿¿De qué índole? ´ ¿Qué cambios había producido? Entre otras cosas de las que no vamos a profundizar aquí.
Uno de los problemas que se siguieron pensando e investigando fue sin dudas el de la participación de los sectores populares (ese “bajo pueblo” para sus contemporáneos) su proceso de politización y su rol en la revolución e independencia. (Ver Di Meglio,G 2013, Fradkin,R 2016)
La Historia social renovada de los últimos años reconoce la importancia y el rol clave de las clases bajas, tanto en los procesos de crisis en España como en las independencias en las colonias españolas de América. El aporte de Xavier Guerra en la mirada global de la crisis del imperio español fue decisivo en este sentido. La acción popular en los” tumultos”, en las tropas, en la guerra en las manifestaciones en los espacios públicos son datos que las nuevas investigaciones dejan en claro tanto en la Península como en América.
La renovación historiográfica y el uso de nuevos archivos (judiciales, policiales, arqueológicos, etc) permitieron reconstruir este sujeto histórico y recuperar su voz.
Quiénes eran las clases populares? Qué hacían?
La sociedad rioplatense hacia principios del siglo XIX estaba dividida por líneas étnicas y ocupacionales. Estas a su vez determinaban un lugar económico, social y cultural. Las clases populares refieren a un conjunto heterogéneo que tienen en común rasgos de opresión como color de la piel, restricciones jurídicas, ocupación y nivel de ingresos.
Negros, indios, mestizos, pardos, mulatos o zambos eran considerados de sangre impura. Esto los hacía social y jurídicamente inferiores a los blancos .Los que trabajaban en tareas manuales (artesanos, productores caseros, aguateros, etc.) y los que no tenían ocupación fija (“vagos y mal entretenidos) ocupaban los sectores más bajos de la escala social. El nivel de ingresos era menos rígido, de hecho, los “pobres pero decentes” eran parte de la sociedad blanca y alta por ser culturalmente encuadrados en ella (blancos, alfabetizados, vestimenta, etc.), Pero también estaban los “pobres vergonzantes” que se ubican en clases populares.
No todos eran vecinos, esta categoría se reservaba para los blancos con domicilio en la ciudad y alguna propiedad urbana y rural. Este término para 1810 se amplió a todo habitante blanco de una ciudad.
Las clases populares compartían condiciones materiales como la vivienda. Ranchos o casas con muchas habitaciones de alquiler (conventillos) muy precarias. Lugares de sociabilidad como las iglesias, canchas de bolos, pulperías, los mercados y las plazas.
Las diversiones populares eran las fiestas religiosas de los patronos, juegos de naipes como el “truquiflor”, riña de gallos, carreras de caballo, corridas de toros,
Las mujeres de las clases populares urbanas trabajaban, y esto les permitía salir por un tiempo del ámbito del hogar. De todos modos estaban regidas por las normas patriarcales de la época: las solteras dependían de sus padres hasta los 25 años y las casadas de sus maridos. Las mujeres en los sectores populares estaban sometidas a mayor violencia física y violaciones que en los sectores altos. Aun siendo esclavo se le reconocía el poder de golpear a su mujer. En este caso la mujer sufre doble opresión: étnica por ser negra, y de género por ser mujer.
Las ocupaciones iban desde artesanos (si era un gremio importante como el de plateros, o zapateros, por lo general sólo como aprendices), panaderos, mazamorreos, vendedores de bienes cotidianos (velas, plumeros, escobas, etc.), vendedores de servicios como aguateros, lavanderas, nana de leche entre otras actividades que solían cumplimentarse con esclavos también. En las zonas rurales, como peones, jornaleros, arrimados a estancias, pulperos, con toda un abanico étnico desde blancos pobres, indígenas, mestizos, mulatos, zambos o negros libres y esclavos.
Politización de las clases populares
En la obra clásica de Tulio Halperín Donghi, Revolución y Guerra, queda en claro la participación y politización de los sectores populares en Buenos Aires a partir de las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807. La militarización que se inicia entonces , abre el camino a la politización y movilidad social de los sectores populares que se inscriben en ella.
“A partir de la formación de una junta autónoma de gobierno en mayo de 1810 se volvió habitual la realización de movilizaciones callejeras de la plebe, a las que a partir de abril de 1811 –cuando se organizó un movimiento que exigió en vano la expulsión de los españoles de la ciudad– apelaron distintas facciones para buscar cambios de gobierno (sucedió otra vez ese mismo año, en 1812 y en 1815). También hubo motines milicianos con gran repercusión política, como el de los patricios en diciembre de 1811 –buscando mantener las prerrogativas que habían conseguido años antes– una gran agitación antiespañola en junio de 1812, cuando un esclavo denunció que se preparaba un alzamiento de peninsulares en la ciudad. Ante la presión popular, 33 de los acusados fueron fusilados y colgados frente a grandes multitudes a lo largo de un mes, en medio de una ola delaciones, saqueos de viviendas y otras acciones violentas, en las cuales los plebeyos jugaron un papel principal. (Di Meglio, 2013)
En Mendoza un movimiento de esclavos en 1812 pide la libertad de esclavos.
En el mundo rural se dieron movimientos con participaciones populares como el de “los infelices” del levantamiento liderado por Artigas en la Banda oriental del Uruguay, o el de los “gauchos de Güemes en Salta”.
Las clases populares en el Río de La Plata (como en el resto de Iberoamérica) tuvieron una participación decisiva en el proceso de revolución e independencia. A través de las milicias y de la guerra en la cual fueron “carne de cañón”.
Se seguirá investigando y reconstruyendo este sujeto histórico acallado por muchos años y seguramente más sabremos de ellos.
Conclusiones
Nos propusimos repensar a las clases populares como sujeto histórico en la enseñanza de la Revolución e Independencia en toda su complejidad e historicidad . También problematizar el concepto Pueblo e historizarlo para comprenderlo. Hacer un recorrido historiográfico sobre el tema para converger en la reconstrucción de este nuevo sujeto histórico.
Entendemos que incorporar y ampliar en la enseñanza a los sectores populares en su contexto, nos convoca como docentes a profundizar en su conocimiento de manera de transmitir en las aulas y en los actos escolares una mirada más inclusiva y rigurosa de su rol. Deconstruir el estereotipo del negro o la negra, mulato, zambo, mestizo e indígena como personajes pintorescos, festivos y hasta risueños que sólo cantan pregones.
Como dice Any Ocoró Loango (2021) en Revisitando la negritud en los actos escolares del 25 de mayo, En la escuela se “fabrica un negro”, se construye un otro a partir del discurso hegemónico que lo sitúa como un personaje decorativo, pintoresco y espectador. Un personaje ajeno al relato fundante de la Revolución, que aparece celebrando episodios de los que no es parte.”
Una pátina de neutralidad repite un ritual que muestra, pero invisibiliza, que expresa pregones, pero calla sus dolores y opresiones. Que muestra decorativamente personajes, pero aún no los coloca como sujetos históricos en toda su complejidad e historicidad.
María Alejandra Echeverría.
Profesora de Enseñanza Media y Superior en Historia (U.N.R), Diploma Superior en Ciencias Sociales con mención en Currículum y Practicas Escolares (FLACSO), Cursante de la Maestría en Didácticas Específicas (U.N.L). Regente del ISP 16 “Dr Bernardo Houssay”, Docente y Directivo en escuelas Medias de la Provincia de Santa Fe. Docente en los Institutos Superiores de Formación Docente n°16, 29 y 28, y en Postítulos en Historia y Ciencias Sociales. Coordinación de Jefaturas de Capacitación e Investigación en institutos de formación docente. Capacitadora en distintos proyectos de fortalecimiento de la función docente en la jurisdicción provincial y en programas de capacitación de carácter nacional. Coordinación del programa nacional “Aprender Enseñando” en institutos de formación docente de Rosario. Publicación de diversos artículos sobre la especialidad de Ciencias Sociales en revistas especializadas.
Referencias bibliográficas
-Di Meglio, Gabriel Marco; La participación popular en las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1816. Un ensayo sobre sus rasgos y causas; Universidad Federal de São Paulo. Escola de Filosofía, Letras e Ciencias Humanas. Departamento de Historia; Almanack; 5; 5-2013; 97-122
-Mitre, B. (2015) Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Ed Ateneo, Bs as.
-Fradkin ,Raúl O. Nuevo Topo. Revista de historia y pensamiento crítico, N° 5, Buenos
Aires, 2008, pp. 15-43.
– Chiaramonte, José Carlos, (1997) Ciudades, provincias, Estados: Orígenes·de la NaciónArgentina (1800-1846) Biblioteca del PensamientoArgentino1Ariel Historia
(2004)Nación y Estado en Iberoamérica. El lenguaje político en tiempos de las independencias., Bs As, Ed Sudamericana.
-Goldman, N (2012) Sobre el concepto de pueblo, recuperado de https://www.educ.ar/recursos/70013?from=129354&title=ideas-conceptos-y-palabras-de-1810&level_id=19006
– Fradkin, Raúl (2016) Independencias, revoluciones y actores en el litoral rioplatense, Travesía, Vol. 18, Nº 2, Julio-Diciembre 2016, ISSN 0329-9449 – pp. 11-25. 11
– Ocoró Loango, Any (2021) en Revisitando la negritud en los actos escolares del 25 de mayo, recuperado de https://www.ecys.flacso.org.ar/post/revisitando-la-negritud-en-los-actos-escolares-del-25-de-mayo
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |