La extensión como plan estratégico de los Institutos de Educación Superior
“…Nos toca avanzar hacia una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra” dice Gabriel García Márquez.
La educación como filiación con un mundo de utopías de la vida en los tiempos del destiempo a través de los contratiempos del sí mismo y de los otros, se dispone a través de voces sonoras diferentes, cuerpos temporalizados en modos de pensar, percibir, sentir y hablar entre todos.
La presencia omnisciente de la tecnología en la prisa del tiempo lleva al consabido caos del aprendizaje y la enseñanza dentro del paisaje árido de la incertidumbre, donde la proyección en horizontes lejanos y posibles emerge como un haz de luz envuelto en proyectos extensivos.
El inasible desasosiego de las respuestas acabadas se desarmó a través de las curiosas preguntas permanentes. Aquellas que abren perspectivas en la cotidianeidad del diálogo, desarmando certezas y conquistando acertijos diarios.
La pasión de educar nos invita a los interrogantes más profundos, como nos invita Hannah Arendt ¿Cuánto la educación tiene que ver con el amor por el mundo, de tal modo que educamos para que el mundo perdure más allá de nosotros mismos?; ¿y cuánto la educación tiene que ver con el amor por los demás, hasta tal punto que educamos para que esos “demás”, esos otros, no queden librados a su propia suerte?. La seducción a poner en marcha “proyectos” y mucho más en “extensión”, posibilita ir más allá de las nominaciones perpetuas, porque fundan otros caminos a través de su propio andar, donde la preocupación ética fundacional está anclada en los principios que unen y convierten los espacios comunes de lo comunitario en lo esencial.
La Subsecretaría de Educación Superior celebra el ímpetu oportuno y pertinente de los proyectos de extensión con la autoridad de la autoría a través del Prof. Fabio Montero, quien narra con generosidad académica el proyecto de “Extensión como plan estratégico de los institutos de educación superior” del ISET n°18.
Subsecretaría de Educación Superior. Mg Patricia Moscato.
LA EXTENSIÓN COMO PLAN ESTRATÉGICO DE LOS INSTITUTOS DE EDUCACIÓN SUPERIOR
Prof. Fabio Montero. Docente y secretario de Extensión del Instituto Superior de Educación Técnica N° 18
Los institutos técnicos de educación superior son un pilar fundamental en el desarrollo productivo, social y cultural de una comunidad. En este sentido, las políticas educativas deben afianzar una relación reflexiva y dialógica con los distintos actores de las organizaciones civiles y el Estado en una praxis productor – producido.
Desde esta perspectiva, la educación superior se consolida como un bien público, que como tal, está disponible en la comunidad. Esta relación con el mundo externo debe ser efectiva en términos reales y no una simple construcción de un modelo que puede resultar útil, pero que no genera una transformación objetiva en las instituciones y su contexto. La innovación deberá validarse en la práctica social.
En este sentido, es necesario aumentar las capacidades institucionales disponibles a través de la creación de departamentos de extensión, que se configuren como un engranaje asociativo junto a la docencia y la investigación.
Así entendida, la extensión se enmarca en un servicio comunitario elaborado a través de un plan estratégico, con el fin de vincular a los institutos con diferentes organizaciones para compartir capacidades científica, técnica y tecnológica.
Esta vinculación extensionista del nivel superior con el contexto debe amalgamar los intereses sectoriales en una dialéctica de interiorizar lo exterior y exteriorizar lo interno, y en un diálogo permanente con el territorio.
La apertura hacia otras instituciones impone la construcción de una agenda común que permitan producir, distribuir, trasmitir y utilizar conocimientos para ponerlos al servicio del desarrollo sostenible de la región. La extensión, la investigación y la docencia son funciones sustantivas que aportan los contenidos esenciales para esta tarea y reproducen hacia el interior los aportes del mundo externo.
Nuestras comunidades están atravesadas por situaciones complejas que exige mayor respuesta de las instituciones de nivel superior, que a su vez, tienen que profundizar en su actualidad académica y estructuras internas para estar en consonancia con lo que la realidad productiva y cultural requiere.
La relación entre la especialidad académica y el uso social del conocimiento por parte de la comunidad, no siempre se resume en una praxis en la que la teoría y la práctica conviven en una síntesis perfecta. En este sentido, el modelo académico se pone en tensión con las nuevas necesidades interinstitucionales, dando paso a una estructura curricular que debe verificarse de manera metodológica.
En este sentido, el nivel superior debe enmarcar sus objetivos extensionistas en un compromiso con el territorio que promueva la formación de profesionales consustanciados con las necesidades de su comunidad, capaces de abordar con responsabilidad ética y social los retos y desafíos de nuestra región.
HACIA UN MODELO TRIDIMENSIONAL
La teoría predominante define a la Extensión, la Investigación y la Docencia como los tres pilares básicos de la educación superior. Esta definición no reconoce, per se, el mestizaje de las funciones sustantivas del nivel superior, que de hecho, suelen desarrollarse de manera independiente, y muchas veces en tensión y lucha.
Las ideas de Freire imponen un esquema de diálogo interno y externo que implica el desarrollo de un modelo que fusiona elementos, que en principio parecen de distinta naturaleza.
Esta hibridación podría definirse desde un “modelo Tridimensional de las Funciones Sustantivas” a partir del cual, tres dimensiones coadyuvantes (Extensión, investigación y docencia) se proyectan en una sola imagen. Este esquema es una complejidad cuyos elementos no funcionan de manera independiente.
En este modelo cada elemento cumple función en una individualidad que no se pierde, pero que sólo adquiere “cualidad de completo” en una proyección interactiva.
Las ciencias exactas consideran que el “espacio físico” es tridimensional, en nuestro análisis, ese “Espacio” está identificado con la realidad socio – comunitaria en que se insertan las instituciones de educación superior y sobre el cual se proyecta la tridimensionalidad de las funciones sustantivas.
En el mismo sentido, la interacción entre el espacio socio comunitario y la tridimensionalidad institucional es vital y dialógica en tanto comparten intereses; compleja en la medida en que no siempre se reconoce el saber académico y el conocimiento de las organizaciones de la sociedad en igualdad de condiciones; procesual porque se construye en una secuencia de negociaciones de avances y retroceso; sistemática en la medida que se ajusta a un sistema de reconocimientos mutuos; e histórica porque comparten espacio y tiempo.
Esta definición tridimensional de las funciones sustantivas propone integrar de manera coadyuvante y solidaria a la docencia, la investigación y la extensión en un planteo asociativo, recíproco, interdependiente y en unidad y lucha.
En tal sentido, la docencia debe ser un reflejo de las investigaciones que se realizan en las unidades académicas, y de la vinculación que los institutos establecen con su entorno.
La docencia debe proponerse la curricularización de la extensión y la investigación, para que parte de la tarea del aula sea la de extensionar e investigar. El objetivo no debe estar centrado en la acción voluntaria de los estudiantes, sino en el plan de estudio de las asignaturas.
Por su parte, las tareas investigativas deben ingresar a las aulas como saber validado, y como soporte de la verificación de las prácticas extensionistas. La investigación debe generar un análisis de las nuevas prácticas para producir una teoría que de cuenta de la realidad cambiante.
Finalmente, la extensión debe realizarse desde las aulas junto a los docentes, y con investigadores que aporten a la ratificación o rectificación de las intervenciones en el territorio.
En este contexto es importante centrar el problema de la extensión, porque es a partir de su definición que podemos establecer sus metodologías de abordaje y de acción, su aplicabilidad y evaluación, y su vinculación interinstitucional que pone en valor tanto el saber científico – académico como el saber validado por la comunidad.
Los fundamentos precedentes dan cuenta de la necesidad que tienen las instituciones del nivel terciario de avanzar en la creación de áreas o departamentos de extensión, que de manera sistemática y científica, tiendan a fortalecer la vinculación de las instituciones educativas con las organizaciones de su territorio.
Finalmente, hay que destacar la necesidad de formar y jerarquizar profesionales que puedan desarrollar actividades extensionistas con perspectivas multidisciplinarias y mirada territorial.
Referencias bibliográficas
Camilloni, A (2013) La inclusión de la educación experiencial en el currículo universitario. En Menéndez, G. y otros (2013) Integración, docencia y extensión. Otra forma de enseñar y de aprender (11-21). Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral.
Menéndez, G (2017) Resignificación de la extensión a 100 años de la Reforma Universitaria de 1918. +E Revista de Extensión Universitaria. Núm 7 (24-37)
Montero, F (2019) Tridimensionalismo de las funciones sustantivas. Las prácticas extensionistas en la Transformación de las instituciones y su contexto. Congreso Latinoamericano: prácticas, problemáticas, desafíos contemporáneos de la Universidad y del Nivel Superior. (81 – 85)
Tomasino, H y otro (2006) Extensión Crítica: Los aportes de Paulo Freire. Extensión: reflexiones para la intervención en el medio Urbano y Rural. (121 – 135). Universidad de la República. Facultad de Agronomía
Autor/es: | MOSCATO, PATRICIA CAROLINA |