La biblioteca escolar como espacio de encuentro
“Todo ser humano necesita, de manera vital, contar con espacios en los cuales encontrar mediaciones ficcionales y simbólicas. ‘Yo vengo aquí para existir’, decía Jeanne en una biblioteca de los suburbios parisinos”
Michele Petit
Algunas reflexiones sobre la biblioteca escolar
La idea más asentada en el imaginario colectivo acerca de la biblioteca, puede ser la de un salón con estanterías cargadas de libros, algunas mesas con sillas y mucho silencio, Las personas acuden allí para estudiar, retirar y devolver libros. Esto sería un programa de mínima, tratándose de un espacio cuyo potencial es mucho mayor. La “biblioteca”, cuya historia se pierde en la memoria del tiempo, acompaña a los seres humanos en todos los ámbitos de su actividad. Hay bibliotecas especializadas en áreas del conocimiento, bibliotecas públicas abiertas a todos los ciudadanos, bibliotecas populares creadas con el esfuerzo de los vecinos, bibliotecas privadas y bibliotecas escolares.
La biblioteca escolar es un recurso valioso para la institución, y merece algunas reflexiones que inviten a recuperarla, fortalecerla y, cuando sea el caso, crearla.
Eso no es una biblioteca. ¿Qué imagen de biblioteca ofrecemos a la comunidad?
Sobran los ejemplos de espacios que sólo acumulan cajas, libros y objetos varios, como un desván al que nadie quiere entrar, pero al que la organización interna denomina “biblioteca”. En estas situaciones, de manera poco consciente, la escuela está propagando una falsa imagen de la biblioteca escolar en todo aquel que visite el espacio. Siendo la biblioteca de la escuela, la primera experiencia que muchos niños tendrán en ese campo, es bastante probable que su idea personal de biblioteca quede afectada. Basta pensar en los adjetivos que una biblioteca-desván puede despertar: desordenada, oscura, sucia, vieja, solitaria, abandonada.
Esa propuesta del desamparo, es a veces reemplazada por una concepción completamente opuesta, pero que también admite revisión, el “templo del saber”. En la base de esta idea acerca de la biblioteca, encontramos algunos restos heredados de otros tiempos, cuando los libros eran objetos tan raros, codiciados y exclusivos, que sólo cabían en bibliotecas reales y monacales. No deja de ser una visión elitista, que concibe a la biblioteca como lugar pasivo y sacramental, al que sólo acuden los niños que ya tienen el hábito de leer, y que “saben cuidar” el tesoro celosamente custodiado de los libros. A primera vista, estos lugares pueden ser deslumbrantes: con estanterías vidriadas (pero cerradas), silenciosos (pero vacíos).
Biblioteca Colombina (España)
Hacia una idea de biblioteca escolar
Canada Water Kids Library
Estantes, libros, mesas, sillas… una biblioteca “tiene” todo eso, en el sentido de la reunión de objetos en un espacio físico. Esta dimensión material no debe descuidarse, dado que el espacio habrá de invitar a los lectores creando un ambiente acogedor. En este aspecto es importante considerar las distintas edades de la población escolar, porque la biblioteca de la escuela no estará orientada exclusivamente al público infantil, sino también a preadolescentes y adultos.
La selección (y el descarte), de los libros y demás recursos que han de integrar la colección, es un área de suma importancia para lograr que se produzcan los cruces, los diálogos entre autores y lectores. Avivar el fuego del descubrimiento necesita que los estantes estén abiertos y sembrados con ediciones cuidadas, actuales, diversas. Un sector de la biblioteca recibirá a los buscadores de cuentos, poesías, teatro y novelas de diferentes géneros. Pero es bueno recordar que también debería posibilitar el acceso al conocimiento a través de materiales divulgativos, obras de referencia, manuales e Internet. Se puede completar la colección, destinando un sector para la formación de los docentes.
Aún sobre esta certeza, el mobiliario, la ambientación y la colección no terminan de completar lo que una biblioteca escolar es. Hay todavía un elemento que debe ser cuidadosamente contemplado: las personas. Las y los bibliotecarios, quienes llevarán adelante las tareas de organización, planificación y mediación en la biblioteca, tienen la función principal de promover la apropiación del espacio por parte de los niños, de alimentar una cercanía para que las mediaciones sean significativas, y el clima general sea propicio al disfrute y la convivencia. La formación adecuada y el perfeccionamiento constante serán dos aliados poderosos en esta función. Los acuerdos de trabajo alcanzados con la dirección escolar, son fundamentales para que los bibliotecarios puedan llevar adelante un programa de manera integral, que promueva el placer de la lectura y la investigación, pero que ofrezca la suficiente flexibilidad para innovar y atender las otras dimensiones que implica el trabajo.
Los encuentros en la biblioteca
Los elementos antes mencionados forman un sistema destinado a generar encuentros significativos relacionados con la comunicación, la información y la experiencia estética. Aquí apelamos a una interpretación amplia del concepto “encuentro”: hallar algo/alguien, y encontrarse con otros.
- Comunicación: la biblioteca es un espacio para que entren en contacto diferentes voces, que representan diversas miradas acerca del mundo. Se encuentran los lectores con los autores, los docentes con los niños, los niños entre sí. La propiciación de estos encuentros es una clave para planificar actividades, desde una hora de lectura, hasta una feria de libros con invitados especiales, la idea es lograr que las personas se encuentren alrededor de los libros.
- Información: en este punto destacamos los recursos informativos, los productos y servicios que se pueden ofrecer para brindar apoyo a los programas escolares. En el contexto actual, la información ofrecida no necesita limitarse a la colección de libros impresos, ya que una biblioteca conectada a Internet, puede explotar las fuentes digitales.
- Experiencias estéticas: los bibliotecarios escolares pueden gestionar una agenda cultural para estimular experiencias estéticas, no sólo en lo referente a la belleza del arte literario, sino también en lo relacionado con el disfrute de otras formas artísticas (plástica, cine, música, etc.).
A partir de estos espacios, la escuela puede planificar la construcción de comunidades de lectura con estudiantes, docentes, familiares y otros actores del territorio. La biblioteca, como un lugar donde se encuentren las personas y se fortalezcan los lazos que las conecten, alrededor de lecturas, recuperando el fuego junto al cual todos se juntaban.
Para finalizar, estas notas tienen la esperanza de estimular en cada posible lector, la iniciativa y el compromiso de gestionar bibliotecas escolares para el cambio, es decir, bibliotecas preparadas y dinámicas en la tarea de crear recuerdos, fortalecer ciudadanía, asistir al docente, estimular comunidades de lectura y proporcionar a los alumnos competencias para el aprendizaje a lo largo de la vida.
Abrazos fraternos,
Equipo Plan Nacional de Lecturas Santa Fe
Recursos para saber más:
Giardinelli, M. (2007) Volver a leer: propuestas para ser una nación de lectores. Edhasa.
Kolesas, M. (2008) Una introducción al rol de la biblioteca en la educación del siglo XXI. Fondo de Cultura Económica.
Patte, G. (2008) Déjenlos leer: los niños y las bibliotecas. Fondo de Cultura Económica.
Petit, M. (2009). El arte de la lectura en tiempos de crisis. Océano.
Créditos de los recursos audiovisuales:
DeVitto, D. (Director). (1996). Matilda [Película]. Culver City, CA: TriStar Pictures.
Imagen 1: fotografía de Lina Kivaka de Pexels.com
Imagen 2: detalle de la Biblioteca Colombina. Fuente: https://sevillabuenasnoticias.com/aprobada-la-restauracion-de-la-biblioteca-colombina-y-la-iglesia-del-sagrario-de-la-catedral/
Imagen 3: fotografía de Barney Moss. Fuente: https://www.flickr.com/photos/barneymoss/8403878432
Autor/es: | FEULI, PATRICIA RAQUEL |