Jornada Escuela y Comunidad: sentidos compartidos
Una torre de libros puede usarse para alcanzar y ver.
Una torre de libros puede caerme encima
pero el libro que importa
es ese al que entro pez y salgo pájaro.Cuando atravieso un libro y el libro me atraviesa…
… era ése el que importaba
Iris Rivera (2022)
Desde la Secretaría de Educación del Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe invitamos a todas las instituciones educativas a participar de la Jornada Escuela y Comunidad: sentidos compartidos propuesta desde Plan Nacional de Lecturas Santa Fe durante la semana del 12 al 16 de junio en conmemoración del Día del libro, que en nuestro país se celebra el 15 de junio.
La Jornada Escuela y Comunidad: sentidos compartidos es una propuesta que se realiza en todas las provincias argentinas para fortalecer los lazos entre la escuela y las familias. Se trata de una ocasión para habilitar la construcción de sentidos compartidos en torno a la lectura, práctica que posibilita revisitar las historias personales y colectivas en un diálogo cultural e intergeneracional.
Enviamos el dispositivo elaborado desde el Plan Nacional de Lecturas Santa Fe para orientar el desarrollo de la Jornada con la confianza de que en todas las comunidades se celebrarán bellos encuentros con la literatura, ese yacimiento de palabras elegidas y combinadas con arte que enriquece nuestra historia común como lectores, hablantes, oyentes, escribientes, pensantes.
Saludos cordiales.
Secretaria de Educación
Jornada
En este 2023 se conmemoran 40 años de democracia ininterrumpida, un hecho que nos lleva a reflexionar sobre la historia reciente de nuestro país. Es la escuela la oportunidad para interrogarse y conversar sobre los devenires del pasado, es en ese encuentro con los otros donde cobra valor lo público.
La Jornada Escuela y Comunidad: sentidos compartidos es una propuesta orientada a fortalecer los lazos entre la escuela y las familias. Se trata de una ocasión para habilitar la construcción de sentidos compartidos en torno a la lectura, práctica que posibilita revisitar las historias personales y colectivas en un diálogo cultural e intergeneracional.
Creemos que destinar un espacio y un tiempo en la cotidianeidad escolar para leer en comunidad puede ser una experiencia de afectaciones diversas para las y los estudiantes y sus familias.
Las y los invitamos a pensar entonces en esos gestos que deseamos convidar a las infancias y adolescencias, en los modos de contar nuestras historias, en las maneras de transmitir esa cultura viva que sigue encendida en los recuerdos de quienes nos precedieron:
Pienso en los gestos olvidados, en los múltiples ademanes y palabras de los abuelos, pocoa poco perdidos, no heredados, caídos uno tras otro del árbol del tiempo. Esta noche encontré una vela sobre una mesa, y por jugar la encendí y anduve con ella en el corredor. El aire del movimiento iba a apagarla, entonces vi levantarse sola mi mano izquierda, ahuecarse, proteger la llama con una pantalla viva que alejaba el aire. Mientras el fuego se enderezaba otra vez alerta, pensé que ese gesto había sido el de todos nosotros (pensé nosotros y pensé bien, o sentí bien) durante miles de años, durante la Edad del Fuego, hasta que nos la cambiaron por la luz eléctrica. Imaginé otros gestos, el de las mujeres alzando el borde de las faldas, el de los hombres buscando el puño de la espada. Como las palabras perdidas de la infancia, escuchadas por última vez a los viejos que se iban muriendo. En mi casa ya nadie dice «la cómoda de alcanfor», ya nadie habla de «las trebes» —las trébedes—. Como las músicas del momento, los valses del año veinte, las polkas que enternecían a los abuelos.
Pienso en esos objetos, esas cajas, esos utensilios que aparecen a veces en graneros,
cocinas o escondrijos, y cuyo uso ya nadie es capaz de explicar. Vanidad de creer que
comprendemos las obras del tiempo: él entierra sus muertos y guarda las llaves. Sólo en
sueños, en la poesía, en el juego —encender una vela, andar con ella por el corredor—
nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos.
(Cortázar, 2016)
Asomarnos a lo que fuimos dice Julio Cortázar en esa obra maravillosa que el 28 de junio cumple 60 años de su publicación, intentar saltar esa “rayuela” desde todas las posibilidades que podemos ensayar “al estar juntos”. Asombrarnos, extrañarnos, traer a la memoria esos momentos de nuestra infancia ligados a la escuela, a aquellos aprendizajes que nos transformaron, revivir ese instante de “lento regreso donde la conexión es posible” (Handke, 2014, p.98).
El sentido de la democracia
Un pueblo que lee es un pueblo que ejerce su ciudadanía porque, en términos de Paulo Freire, leer es una conquista que hace el hombre de su palabra ya que conlleva la conciencia del derecho de decir de la palabra.
Encontrarnos para concebir a la lectura como hecho comunitario nos permite crear una trama sostenida en las ideas de igualdad y emancipación.
40 años de democracia ininterrumpida representa una ocasión para dar lugar a ese “entre” que legitima nuestra presencia en el barrio, en la comunidad, en el mundo. Las colecciones Las abuelas nos cuentan, Malvinas a 40 años y Clama el viento y ruge el mar son una oportunidad para compartir la práctica de la lectura en voz alta con nuestras chicas y chicos y poner en acto un modo de hablar juntos que es, en definitiva, un modo de pensar juntos.
María Teresa Andruetto (2014) menciona los sentidos que habilita la “literatura de memoria”: La literatura “de memoria”, como toda literatura, necesita construir con las palabras un plus de sentido, una distorsión o un corrimiento de lo conocido o de lo sucedido, una incomodidad radicalizada, que nos saque de toda certeza.
Necesita instalar una fisura que nos permita ir más allá de nuestras intenciones – incluso más allá de nuestras buenas intenciones -, en busca de zonas de nosotros y, por tanto, también de otros, los posibles
lectores que todavía desconocemos” (pp.160-161).
Leer es asumir un riesgo y todo riego conlleva la apertura hacia representaciones de la realidad muchas veces desconocidas, algunas de ellas serán la materialidad con que construimos una significación sobre nuestro pasado y nuestra contemporaneidad.
Asumamos con alegría este encuentro de la democracia donde la palabra sea puente para conocernos y conmovernos.
El sentido de la escuela
La escuela es el lugar para construir lo común. En esa multiplicidad de lógicas que sostienen el devenir pedagógico la lectura y la escritura son prácticas que propician el diálogo universal de la cultura.
¿Qué importancia tienen en la vida escolar la construcción de un relato, el desarrollo del
imaginario, la percepción de la voz del lenguaje? ¿Para qué llevar todo eso a la escuela?
Y, en todo caso, ¿cómo llevar todo eso sin que se adocene ni se adormezca ni se rompa?
(Andruetto, 2021)
Si pensamos en los gestos que como docentes ensayamos a diario muchos de ellos tienen que ver con el acto de donar, en el sentido de ofrecer algo (Skliar, 2020), aquello que no se cuantifica, que no sabemos cuándo tendremos evidencia de esa transmisión. En esos encuentros con el lenguaje, en esos periplos por tiempos, territorios, historias se va construyendo el imaginario, condición necesaria para que la imaginación se alimente.
Ese imaginario ligado a la comunidad, al barrio, a la escuela pone en movimiento la imaginación de un modo personal y colectivo.
Esa relación singular con el espacio y el tiempo que se da en la escuela tiene la intencionalidad de la contemporaneidad en palabras de Agamben. Transmitir a las próximas generaciones formas comunitarias de entender el mundo es un desafío que como docentes asumimos todos los días en nuestras aulas.
Para que el espacio sea representable y habitable, para que podemos inscribirnos en él, debe contar historias, tener un espesor simbólico, imaginario, legendario. Sin relatos- aunque más no sea una mitología familiar, algunos recuerdos-, el mundo permanecería allí, indiferenciado; no nos serviría de ninguna ayuda para habitar los lugares en los que vivimos y construimos nuestra morada interior (Petit, 2015, p.23).
Nombrar, renombrar, dar lugar a la imaginación, abrir las puertas y las ventanas de nuestras escuelas para que lo común sea una forma de habitar las instituciones.
El sentido de la lectura y la conversación
¿Por qué leer? ¿Por qué conversar? ¿Por qué hacer de la lectura una práctica central en nuestras escuelas?
Leer es una experiencia que crea alteridad. Cuando leemos con otros algo de lo nuestro se transforma. Leer para saber, para comprender(se), para rebelarse, para conversar, leer por leer. En esa infinidad de acercamientos, algunos más tempranos, otros más tardíos, intentamos una filiación con los sentidos culturales de quienes nos precedieron.
Hacemos referencia en forma general a la lectura, pero con especial énfasis a la literaria, ya que la misma ofrece universos por donde transitar la dialogía humana.
Nos constituimos a partir de retazos de historias, visualidades, escenas que se traducen en un discurso ordenador de la realidad, pasado y presente, percepción objetiva e imaginación se integran en una “zona intermedia” o “frontera indómita”. La palabra compartida, ofrecida, promueve la productividad simbólica, para Ong (2011)
el saber y el discurso surgen de la experiencia humana y que la manera elemental de
procesar verbalmente la experiencia humana es dando cuenta de ella más o menos como realmente nace y existe, contenida en el flujo del tiempo. El desarrollo de una trama es una manera de enfrentarse a dicho flujo (p. 138).
La lectura en voz alta practicada con asiduidad, como un gesto amoroso, posibilita desenmarañar lo complejo de lo social y por consiguiente, trazar en muchos chicos y chicas, otro mapa de su vida:
Yo me conozco inicialmente a través de otros; de ellos recibo palabras, formas, tonalidad, para formar una noción inicial de mí mismo (…). La palabra ajena debe convertirse en la palabra propia-ajena. No puede existir la palabra separada del hablante, de su situación, de su actitud hacia el oyente y de las situaciones que lo vinculan. ( Bajtín citado por Levin, 2002, pp. 24-25).
Entender a la lectura como derecho implica decisiones políticas que lo hagan efectivo; las mismas deben garantizar, no solamente el acceso a libros de calidad literaria, sino también, espacios de producción colectiva de aprendizajes y experiencias.
En esta Jornada Escuela y Comunidad. Sentidos compartidos deseamos que se asuma un nuevo desafío colectivo: leer y conversar en torno a los libros. Las Colecciones Leer por leer, Leer Abre Mundos y la que estará llegando próximamente a las escuelas, Historias por leer, como así también, toda la bibliodiversidad que conforman las bibliotecas escolares a partir de la distribución del Plan Nacional de Lecturas son una invitación para fortalecer el vínculo con las familias y construir redes que favorezcan a la formación de lectores.
El sentido de la palabra poética
Cada lector, cada lectora se acerca a la voz poética (aunque muchas veces no exista intencionalidad) para ensayar otros modos posibles de vivir y de entender la vida misma. En ese encuentro se ponen en juego las formas de ver el mundo y de entender la relación con el otro y con uno mismo. La metáfora irrumpe entre aquello naturalizado para hacer del mundo un lugar más amable, el símbolo se instituye para experienciar aquello que excede a la racional, la literatura como símbolo aparece para construir la experiencia de la utopía.
El “había una vez” inaugura un tiempo y un espacio vital, esa historia da lugar a la dialéctica del deseo en palabras de Barthes, lleva impresos los gestos amorosos de la ocasión, los cuales se traducen en la memoria emocional: se pueden olvidar escenas, personajes, pero el acontecimiento, la circunstancia en que se produjo esa experiencia afectiva se imprime como huella psíquica.
La palabra leída, hablada, escrita, permite establecer lazos de reelaboración entre el mundo ficcional y lo ya inscripto en la singularidad de cada sujeto. El acto de nominar y de dar sentido a la experiencia encuentra su posibilidad de ser a partir del diálogo trascendental que instaura la literatura.
El acercamiento desde la primera infancia a la lectura literaria multiplica las posibilidades de socialización, es en esa alteridad donde se construyen significados: “Cuando se amplía la escucha, se abre la posibilidad de confrontar, de intercambiar experiencias e historias personales, instaurar la diferencia, establecer la duda, ampliar el espacio en el que el niño se encuentra y el del proyecto que va a construir” (Schlemenson, 2004, p. 54).
Benjamin (1993) dijo alguna vez que “un poeta moderno dice que para cada hombre existe una imagen cuya contemplación le hace olvidarse del mundo entero: ¿cuántos no la encontrarán en una vieja caja de juguetes?” (p. 93), entonces nos podemos preguntar: ¿Cuántos no la hallarán en esa voz que le propone un modo de estar en el mundo? ¿Cuántas imágenes de esos encuentros en torno a la lectura serán aquellas a las cuales regresarán para hacer posible una presencia?
En el acto de lectura, maestro y aprendiz están unidos por un libro, se trata entonces de la trasmisión de algo de lo que ninguno de los dos es propietario, sobre la que ninguno cierra sentidos, para abrirse uno y otro a lo desconocido (sentirse inseguro ayuda, el miedo a no saber lo suficiente da fuerzas, los desvíos y desobediencias provocan encuentros inesperados…) porque en un teatro…como en un museo, una escuela o una calle, jamás hay otra cosa que individuos que trazan su propio camino en la selva de las cosas, de los
actos y de los signos, dice Rancière. Es el poder que tiene cada uno de nosotros de traducir a su manera aquello que percibe, porque en el acto de leer ligamos en todo momento lo que vemos con lo que ya hemos visto o dicho o hecho o soñado. En ese poder de asociar y disociar, en recorridos que de tan particulares son únicos porque ir hacia lo desconocido es descubrir, es profundizar allí dónde uno hace pie y lo pierde, como dice Jorge Larrosa citando a Peter Handke, reside la emancipación de cada uno de nosotros como lector.
(Andruetto, 2021).
Propuesta
De los diversos instrumentos del hombre,
el más asombroso es, sin duda, el libro,
Jorge Luis Borges
El libro es uno de los grandes inventos de la humanidad. Con él la palabra fue escrita y el conocimiento fue difundido de manera universal. Para Jorge Luis Borges, además, el libro es el instrumento más asombroso porque es una extensión de la memoria y de la imaginación.Así lo transmitió el célebre escritor argentino a los estudiantes de la Universidad de Belgrano a finales de los años 70.
Un libro es algo más que hojas impresas encuadernadas, es esa voz que persiste a través de todos los tiempos y espacios, una conversación que deja registro de quiénes somos.
Desde el Plan Nacional de Lecturas Santa Fe, consideramos que es de vital importancia que las infancias tengan acceso al mundo de los libros y, que forme parte de la trama institucional de las escuelas el incentivo de la creación de una biblioteca personal.
Para muchas chicas y chicos serán los primeros libros que llevarán a sus casas para leer “todo el tiempo que quieran” como en ese hermoso cuento de Clarice Lispector. Los libros son necesarios, pero es fundamental, la presencia de un docente mediador que con su voz los invite a profundizar y ensanchar su mundo interior y los haga partícipes de una creación colectiva.
En ocasión a la conmemoración del Día del Libro en nuestro país, el 15 de junio, invitamos a las escuelas de la provincia de Santa Fe a tomar la semana del 12 al 16 de junio para realizar actividades referidas a la lectura y los libros.
Consideramos que una puerta lleva necesariamente a espacios que podemos habitar y que se constituyen en pasadizos para continuar construyendo el camino lector. Así, un itinerario lector representa un diálogo entre obras que mantienen puntos de proximidad desde diferentes criterios.
La propuesta consiste en elaborar en cada aula diferentes recorridos de lectura en relación a los libros que se encuentran en la institución. Cada escuela planificará los modos en que la lectura se vivencie como una celebración de todas y todos. La Jornada será un momento propicio para:
- Charla entre pares, de la misma comunidad lectora o de otros cursos o grupos.
- Recomendaciones de lecturas en mural, panel o blog para toda la comunidad educativa u otros usarios de la biblioteca.
- Escritura de reseñas destinadas a publicaciones de circulación social.
- Presentaciones de libros (en formatos presenciales o virtuales).
- Participaciones en foros virtuales.
- Antologías personales o grupales con destinatarios y soportes que se considere más adecuado (Allori, 2021).
Como cierre de la semana, invitamos a las escuelas a pensar y organizar con sus estudiantes y la comunidad educativa, una Feria Escolar del Libro abierta a la sociedad para que estos circulen de las bibliotecas a las manos de los docentes, de los docentes a los estudiantes y de la escuela a las familias.
Para que la lectura sea una ocasión de encuentro comunitario es importante la planificación institucional, para ello se necesitan adultos mediadores que movilicen esos acervos y los constituyan en soportes de muchas y buenas prácticas de lecturas.
Mediadores y mediadoras que:
- lean en voz alta
- se comprometan a hacer circular los materiales que reciben,
- inviertan parte del tiempo pedagógico de la clase para recomendar y compartir libros
- se esfuercen en promover institucionalmente prácticas y conductas lectoras entre pares
- gestionen proyectos institucionales de lectura para acrecentar y potenciar el bagaje de experiencias del alumnado,
- organicen ferias de libros y tertulias literarias,
- habiliten conversaciones abiertas después de leer,
- visiten librerías y bibliotecas con sus alumnos, entre otras acciones básicas para erigir y consolidar a las escuelas y a las bibliotecas como crecientes comunidades lectoras. (Yaniselli, 2018)
Cada vez que abrimos un libro los deseos aparecen y construyen puentes, se inaugura una nueva sensibilidad como diría Julio Cortázar. Deseamos reinventar los espacios para que nuestras comunidades de lectura encuentren allí la posibilidad de los sueños, del pensamiento, de la pregunta, del diálogo.
Apostemos a esos deseos que nos sostienen y que a fuerza de insistencia nos hacen construir
sentidos en nuestras escuelas.
Mg Carina Suppo | Prof. Adriana Alvira
Plan Nacional de Lecturas Santa Fe
Referencias bibliográficas:
Allori, Susana (2021). Clase 3: El ciudadano de mis zapatos: la libertad de elegir leer. Curso: El derecho a la lectura. Prácticas y estrategias. Ministerio de Educación de la Nación.
Andruetto, M. T. (2014). La lectura, otra revolución. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Andruetto, M. T. (2021). La lectura como revolución y resistencia. Santa Fe: Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe. Plan Nacional de Lecturas Santa Fe.
Benjamin, W. (2011). Papeles escogidos. Buenos Aires: Imago Mundi.
Cortázar, J. (2016). Rayuela. Buenos Aires: Punto de lectura.
Handke, P. (2014). Lento regreso. Buenos Aires: El cuenco de plata.
Levin, J. (2002). Tramas del lenguaje infantil. Buenos Aires: Lugar.
Lispector, C. (2020). Felicidad clandestina. Buenos Aires: Corregidor.
Ong, W. (1987). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México: Fondo de Cultura Económica.
Petit, M. (2015). Leer el mundo. Experiencias de transmisión cultural. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Schlemenson, S. (2004). Subjetividad y lenguaje en la clínica psicopedagógica. Voces presentes y pasadas. Buenos Aires: Paidós.
Skliar, C. (2020). Lectura y Educación. Entre argumentos pedagógicos y literarios. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Yaniselli, Oscar (2018). Clase Nro. 4: Ámbitos, disposición y libros: Condiciones claves para la multiplicación de experiencias lectoras en el Sistema Educativo. El Derecho a la lectura: Prácticas y Estrategias para la formación de lectores. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Autor/es: | CHAVEZ, RODRIGO JEREMIAS |