Itinerario de entrevistas: Supervisora Claudia Ortega
Ser profesor es un compromiso político, ético y estético con los nuevos que se desarrolla en un contexto histórico.
Oficio que está en permanente revisión, donde los modos de encuentro con los otros y con el conocimiento se siguen renovando en los procesos de transmisión.
Oficio donde la pasión sigue intacta, la implicación y el compromiso, el deseo por construir vínculos con los estudiantes y el conocimiento, hacer presencia, estar ahí y que algo del orden de la novedad acontezca para la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.
Estas son algunas de las palabras que la Supervisora de nivel Superior Licenciada Claudia Ortega pone en consonancia para situar su mirada y la de su trabajo frente a la docencia.
Las mismas nos acercan a una entrevista que, frente a su posicionamiento en el mundo devela su impronta.
Con nosotros su voz, su historia y su caleidoscopio profesional con la palabra sentida:
“Un giro muy fuerte fue mi interés por lo institucional. Uno no nace docente sino que se hace docente en las tramas y en los vínculos. Allí elegí la docencia y me fue enamorando”.
“En la facultad era una gran crítica de la escuela en especial a partir de las intervenciones cuando trabajábamos con niños y veíamos injusticias que se daban en nombre de patologizarlos, de maestras que en su momento por falta de formación, por no tener proyectos de formación permanente, no tener otros que la ayudara a revisar sus supuestos, el niño era identificado como un problema y en realidad el problema era otro”.
“Creo que siempre hay aspectos en común y diferencias porque cada época social postula formas diferentes de ser joven. Se ha reforzado signos de valoración de modos juveniles, una estética en general donde se valora el paradigma de lo joven como lo deseable. La juventud es una etapa donde el sujeto esta en vía de constitución. Donde está ensayando un modo de procurarse un lugar de donde pararse para afrontar el mundo de los adultos. La juventud es una etapa de ambigüedad, de ensayo. En mi época había menos dudas, era un mundo donde tenía más claro lo que quería. Había más mandatos, más prescripciones que cumplir. Creo que ahora es un mundo más libre, donde hay mayor libertad de elección, quizás menos oportunidades porque es más injusto y más difícil”.
“Les plantearía que sean felices con lo que tienen y con lo que son. La base es el amor, amor por lo que hagan, amor por lo que elijan, amor al prójimo y amor al mundo. Les diría que conserven ojos de niños, ojos de infancia”.
“Tener habilidades y confianza en las propias posibilidades, en el vínculo con otros, en el respeto por las condición humana. Estudiar siempre, formarse siempre. “
“Amor al mundo, amor a lo que haces, amor al otro”.
“En tiempos sociales donde prevalecen actitudes individualistas hay que recuperar la idea de trama. En las tramas históricas de la formación recupero la lucha y el compromiso político y ético como espacio colectivo. Transmitir es compartir lo sensible”. Nadie construye una nueva realidad en soledad. Recuperaría la trama de las pasiones, del amor, del compromiso”.
“Las oportunas decisiones me enseñaron a no tener miedo al cambio. Porque ante el cambio hay dos cuestiones, miedo al ataque y a los patrones conocidos. Aprendí a confiar en mí, a estudiar, a cultivar el amor al trabajo, al desapego. Uno cumple una misión, a desapegarse. Aprendí que nada me pertenece en el orden de lo laboral. Lo que vale es lo que se construye colectivamente”.
“Es uno de los oficios más lindos que se puede elegir. Es bueno encontrarnos, estos modos de estar cerca, de sentirnos cerca, de estar ahí, aquí y ahora pisando el terreno. Afinando el oído. No den todo por nombrado ni todo por conocido. Despojarnos de certezas y siempre estar atento al rostro del otro que nos interpela”.
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |