Evaluar es comprender y también es mucho más: Rendir en época de pandemia
Evaluar es comprender y también es mucho más: Graduarse en época de pandemia
Durante los meses de febrero y marzo, desde el colectivo de la educación superior estamos abocados principalmente a dos actividades, los exámenes del turno correspondiente y el desarrollo del curso introductorio, que se desarrolla en cada instituto destinado a los ingresantes.
El día 16 de marzo por la crisis sanitaria que estamos transitando, se suspendieron las clases tal como se venían desarrollando en todo el territorio santafesino (y argentino) Los cursos introductorios pasaron al formato no presencial y desde la jurisdicción se habilita a los consejos académicos de los institutos superiores para reprogramar sus mesas de exámenes o realizarlas en formato virtual[1] a través de dispositivos digitales sosteniendo los criterios de evaluación planteados en las planificaciones en función del perfil del graduado que sostiene cada plan de estudio.
La producción de los institutos santafesinos ha sido muy profunda, diversa y rica. Las decisiones no han sido homogéneas pero sí el compromiso de los equipos directivos y los docentes que en diferentes contextos han ido construyendo diversas alternativas. El objetivo de esta posteo no es una descripción exhaustiva de todas las experiencias sino destacar el compromiso y el despliegue creativo de estrategias contextualizadas que en esta situación de crisis construyeron las instituciones. Ellas constituyen un material único que da cuenta del potencial innovador, político y transformador del colectivo docente.
Sabemos que la evaluación de los aprendizajes es un tema complejo, polémico que excede la exclusiva acreditación de los contenidos (Celman 2009) (Perrenoud 2008) Ante esta posibilidad de cambio de formato, debatimos mucho al interior de las instituciones sobre la pertinencia de nuevos instrumentos para evaluar. En algunas instituciones, los estudiantes se involucraron activamente en el debate. Analizar, criticar, juzgar y optar son procesos que no nos fueron ajenos en este momento. Sabemos que la evaluación de los aprendizajes de los alumnos forma parte de la propuesta explícita de las unidades curriculares y también de las teorías implícitas, profundas. Según Edith Litwin (2010) la evaluación es parte del proceso didáctico e implica para los estudiantes una toma de conciencia de lo aprendizajes adquiridos y para los docentes una interpretación de las implicancia de la enseñanza en esos aprendizajes.
En este sentido, los docentes conocemos que siempre los modos de valorar el aprendizaje nos remite directamente a los modelos pedagógicos asumidos. Sabemos que la mejora en los exámenes comienza mucho antes de pensar en la “prueba” misma, empieza con la pregunta ¿Qué enseño? ¿Por qué enseño eso y no otra cosa? ¿De qué modo enseño? ¿Pueden aprenderlo mis alumnos? ¿Qué hago para contribuir a un aprendizaje significativo? ¿Qué sentido tiene ese aprendizaje? ¿Qué otras cosas dejan de aprender? ¿Por qué? [2]
La evaluación es un procedimiento que conduce a “una opinión fundada de que algo es de un cierto modo”[3]. Evaluar siempre supone emitir un juicio de valor acerca del valor de “algo”. Este juicio surge del vínculo de ese “algo” en función del cumplimiento de un conjunto de normas o criterios. Por esto, siempre que se evalúa, se parte de un conjunto de criterios, y se termina explicitando en qué grado o “medida” el objeto evaluado “responde” a los criterios planteados.
Nos preguntamos entonces, ¿Es posible evaluar en entornos virtuales? ¿Nos proporcionan los dispositivos digitales instrumentos de evaluación pertinentes para la “toma de exámenes finales”? ¿Cuál sería el argumento que nos lleva a tomar la decisión de evaluar a través de la virtualidad?
Sostenemos que los instrumentos que utilizamos en los exámenes serán valiosos en tanto nos posibiliten conocer el grado de apropiación que los estudiantes realizan de un conocimiento determinado, que consideramos necesario. Entonces, ¿Cuáles son esos instrumentos? ¿Es legítimo usarlo en formatos no presenciales? La búsqueda unívoca de respuesta a estas preguntas nos conduce a una trampa. Sabemos que no existen formas de evaluación mejores que otras por sí mismas. Su calidad depende del grado de pertinencia al objeto evaluado[4], a los sujetos involucrados y a la situación a la que se la ubique.
Uno de los desafíos de la evaluación es la construcción de instrumentos válidos y confiables para obtener información pertinente. Sabemos que un instrumento es válido cuando mide lo que pretende medir en función de sus criterios y confiable cuando aplicado en diferentes circunstancias se obtienen resultados similares. La validez y la confiabilidad son las primeras características que señala la bibliografía especializada para la pertinencia de los instrumentos de evaluación, a las que se le suma la practicidad, vinculada a la economía del tiempo y la utilidad relacionada a los usos de sus resultados.
Entonces, ¿Cuáles serían los instrumentos de evaluación válidos, confiables, prácticos y útiles pertinentes para este contexto? ¿De qué forma evaluar los aprendizajes y la enseñanza en esta época de aislamiento obligatorio? Estos son los interrogantes que nos planteamos en las últimas semanas
La evaluación es asunto colectivo, ético, vinculado a la justicia (House 1994) ; y es una práctica humana, y como tal posee una dimensión política ligada al poder. En este sentido no podemos desconocer el protagonismo de los actores institucionales en tanto sujetos transformativos que despliegan múltiples traducciones de líneas macro políticas.
Así, uno de los argumentos más fuerte que sostuvieron los consejos académicos de los institutos superiores que decidieron la “toma virtual de exámenes” fue el acompañamiento a las trayectorias de los estudiantes. Posibilitar oportunidades para garantizar el derecho a la educación superior fue el motor que llevó a equipos de profesores a construir nuevos modos de evaluación.
Estos nuevos modos proponían formatos diversos de comunicación entre el estudiante y los miembros del tribunal examinador. ¿Las nuevas tecnologías han jugado el papel de artefacto organizador de un examen tradicional o se constituyen en instrumentos que organizan el proceso evaluativo de otra forma? ¿De qué modo operó la urgencia por "mudar" el sistema presencial al virtual?
Múltiples experiencias se han vivido en los institutos superiores santafesinos: algunas propuestas consistían en el envío de situaciones problemáticas y posterior defensa oral a través de Skype, como el espacio curricular “Desarrollo de Sistemas Web” de la Carrera Técnico Superior en Comercialización , del Colegio Superior N° 47 “Florentino Ameghino” de Cañada de Gomez (foto adjunta al archivo)
Otras propuestas consistían en la realización sincrónica de un formulario de google, como fue el caso de la unidad curricular Inglés Técnico I de la Escuela Superior de Comercio N° 49 de Rosario (en adjunto propuesta de cátedra)
Muchos equipos decidieron hacer uso de video llamadas, o comunicarse a través de la plataforma zoom, Skype o meet. El video que acompaña este posteo es de la unidad curricular, Seminario de la carrera Analista de Sistema de Computación, de la Escuela Superior de Comercio N° 49 de Rosario. Este registro a través de videoscopia del examen constituye la primera experiencia en este sentido y tal como comentan los profesores es la última unidad curricular de los estudiantes. Terminaron su carrera con un examen virtual.
https://www.youtube.com/watch?v=pvZmcBM-05M&feature=youtu.be
También han realizado exámenes orales a través de diversas plataformas, el Instituto N° 29 “Galileo Galilei de Rosario, el Instituto Superior del Profesorado N° 63 de Las Toscas (se adjunta foto), en el cual una estudiante se graduó en el profesorado; el Instituto Superior del Profesorado N° 20 “Néstor Juan Zámaro” (se adjuntan fotos) en donde también se graduaron alumnos y el Instituto N° 16 “Bernardo Houssay”, cuya experiencia ha sido publicada en el siguiente sitio
El Instituto Superior del Profesorado N° 2 "Joaquín V Gonzalez" de la ciudad de Rafaela nos informa que pudo evaluar 93 espacios curriculares con esta modalidad virtual, en los cuales rindieron 314 estudiantes, aprobaron 159 y reprobaron 155. Es muy interesante el relato que hacen sus actores de esta experiencia (ver adjunto) que fue aceptada por los alumnos que han valorado la posibilidad de continuar con su trayectoria. Entre los formatos que adoptó este instituto encontramos propuestas sincrónicas como video conferencias, "whatsapp" (ver en adjunto) y asincrónicas, como trabajos escritos (se adjunta examen con supervisión)
Consideramos que el debate y la búsqueda por nuevos modos de evaluación no son neutrales. Estos procesos desplegarán en los institutos, dinámicas de mejora, que suponen una vuelta a la propuesta pedagógica. Es decir, las prácticas de evaluación y enseñanza se retroalimentan mutuamente e influyen en la cultura de las instituciones educativas. Por medio de ellas se abren modos de comprender el sentido de la enseñanza, de la evaluación, de dialogar, e identificar qué hay que mejorar. En este sentido, pensamos que estamos ante una posibilidad de cambio y verdadera transformación, siendo el colectivo de los actores de la educación santafesina sus protagonistas.Por esto, parafraseando a Miguel Angel Santos Guerra, (2005) sostenemos que, como dice el título de este posteo, evaluar es comprender, pero en tiempos de pandemia, evaluar es mucho más…
Patricia Moscato – Subsecretaria de Educación Superior
Bibliografía consultada
- CELMAN, S (2002): Evaluación de los aprendizajes universitarios. Más allá de la acreditación. Publicado en En cdr, Universidad Nacional del Sur.
- CELMAN, S (2010) ¿Es posible transformar la evaluación Es posible mejorar la evaluación y transformarla en herramienta de conocimiento? UCO recuperado 08/04/2020 https://www.uco.edu.co/ova/OVA%20Evaluacion/Objetos%20informativos/Unidad%204/4.%20es_posible_mejorar_la_evaluacion_y_transformarla.pdf
- HOUSE, E. R (1994). “Evaluación, ética y poder”. Morata. Madrid
- LIWIN, E .(2007) Educared. Módulo 5. Ministerio de Educación
- PERRENOUD, P.: (2007) “Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar”. Grao. Barcelona
- SANTOS GUERRA, M (2005) "Evaluar es comprender". Revista de Investigaciones en Educación. Vol.5. Nro.1. Recuperado el 10/04/2020 http://revistas.ufro.cl/ojs/index.php/educacion/article/view/849
[1] Decreto Nº0261/20 (artículo 2º) y Nº0304/20 (artículo 7º), el Ministerio de Educación cuenta con competencia para habilitar este tipo de modalidades de examinación en el contexto de la emergencia sanitaria conforme ya lo establece la Ley Provincial Nº13.920 (cfr.artículo 5º, inc.b) apartados 4, 8, 10, 14; artículo 13, incs.1, 3, 9, 10).
[2] Celman (2010) ¿Es posible mejorar la evaluación y transformarla en herramienta de conocimiento? UCO p.5 recuperado 08/04/2020 https://www.uco.edu.co/ova/OVA%20Evaluacion/Objetos%20informativos/Unidad%204/4.%20es_posible_mejorar_la_evaluacion_y_transformarla.pdf
[3] House, E. (1994) “Evaluación, ética y poder”. Madrid. Morata. Pág. 20
[4][4] Celman (2010) Op. Cit. P8
Autor/es: | MOSCATO, PATRICIA CAROLINA |