El libro del recuerdo. Una experiencia compartida
En sintonía con el compromiso del Plan Nacional de Lecturas de reconocer la centralidad de la lectura en todos los procesos de enseñanza y aprendizaje, nos entusiasma poder presentar una breve descripción del proyecto “Tu biblioteca. Mi mundo”, el cual contó con la autoría y coordinación de la prof Laura B. Alanis, experiencia llevada a cabo con estudiantes de sexto y séptimo grado de la Escuela de Educación Primaria Nro. 524 (Rosario), bajo el marco de la modalidad sincrónico virtual, durante el segundo semestre del año 2020.
Cabe añadir que dar a conocer el proyecto “Tu biblioteca. Mi mundo” responde a la voluntad de compartir y difundir práctica de comunidades lectoras en escuelas, en las cuales la lectura resulta un espacio de encuentro y conversación. Así, en esta ocasión exhibimos el trazo del registro realizado por el artífice del proyecto una vez cumplido e imágenes capturadas durante las reuniones virtuales en donde el objeto libro ha sido el móvil convocante.
El título del trabajo incluye el término biblioteca, ¿pero qué es una biblioteca? Si acaso “todos" creemos saber lo que es un libro o una biblioteca, es porque la palabra utilizada diariamente sin considerarla con atención y detenimiento, parece no provocar complicaciones. En tal caso, esta certeza es engañosa, y la historia del léxico resulta una vía significativa de acceso para la genealogía de los discursos. Así el sintagma “biblioteca” es, claramente, de origen griego βιβλιοθήκηj, alias “el armario de los libros”. Biblioteca significa, en primer lugar, un mueble definido por su contenido, los rollos (volumnia), y más tarde los libros encuadernados (códices); por extensión, designa la o las habitaciones donde esos muebles son colocados. De ̈mueble”, la acepción fue ampliada a “local” donde el mueble se encuentra”, y posteriormente a edificio. Desde luego, la biblioteca designó también, llegado el caso, una institución pública o al margen de los públicos.
“¿Por qué colecciona usted libros? ¿Se ha formulado alguna vez esta pregunta a los bibliófilos para estimular un examen de conciencia? Qué interesantes serían las respuestas, al menos las sinceras. (…) Un libro, tal vez tan sólo una página o, menos aún, una estampa de un anticuado ejemplar, heredado quizá de la madre o la abuela, puede ser la tierra fértil donde se desarrolle la primera y delicada raíz de esa afición”. (Benjamin, 2011)
Reseña del Proyecto “Tu biblioteca. Mi mundo”
“Como si nos encerráramos en determinados modos de expresión y no pudiésemos probar otros. ¿Qué otros modos de expresión podemos explorar?
¿Cómo recuperar los gestos, el cuerpo y su lenguaje, los silencios, las múltiples formas de presencia?”
(Duschatzky, 2017)
Durante el año 2020 el mundo entero se halló sorpresivamente confinado, plegado sobre sí, encogido, temeroso. La pandemia forjó, desde esos umbrales, inadvertidos marcos espacio-temporales para la educación en general y para las y los docentes singularmente. Formando parte de ese colectivo, y anclada en una tímida convicción, tramé junto a mis pares, la propuesta que refiero con decires ajenos, otros modos, nuevos gestos, in-ciertos mundos posibles…
Una partitura con notas esparcidas inesperadamente en derredor de esa “escuela virtual” que construimos cotidianamente, obligaba a buscar desconocidos lugares de asilo y reducir, si ello era posible, el temor del mundo. Como “[…]ninguno de nosotros podemos vivir a la intemperie, desguarnecidos, permanentemente expuestos al riesgo, al sufrimiento” (Mélich, 2013), elaboraré el presente proyecto.
En un diario discurrir de interrogantes y vacilaciones, rememoré, desde una necesidad personal, las voces y los gestos de mis compañeras y compañeros, las lecturas, los tiempos sin tiempo compartidos en la escuela, en el patio, en los salones, lugares de resguardo ausentes o, al menos, temporariamente deshabitados. Reparé entonces en sus entonaciones, modos, acentos especialmente enlazados a bibliotecas personales, sitios de amparo principalmente para las infancias, pero de igual forma para mí. Componer, recomponer, escuchar, descubrir, incentivar, imaginar, cuidar…esos serían los propósitos que guiaron el proyecto. El material que conformaban las bibliotecas docentes: libros-sentidos, revistas, diarios, cuadernos, carpetas con clases planificadas, calendario del año ociosamente guardado entrelazados con tijeras, papeles y pinceles, precisaban un itinerario educativo a sucederse detrás de las pantallas, en la intimidad de los hogares.
De inéditas sinfonías:
Recursos con los cuales dispuso el proyecto: – Una hora de encuentro virtual por reuniones meet, consolidada con el grupo de alumnas y alumnos desde inicios de la pandemia.
– El vital acompañamiento de mi pareja pedagógica, docente de matemática, quien envió los mails de invitación a estudiantes y docente invitada/o con el enlace de la reunión y participó activamente de estos encuentros.
– El grupo institucional por redes sociales que el equipo directivo había dispuesto. Desde allí invitamos al personal a convidarnos sus bibliotecas personales y/o familiares; con libros predilectos, dedicados, entrañables, breves, indeseables, heredados, esperando ser leídos, con grandes libros o pequeños, livianos o invisibles, libros para jugar a las escondidas, libros que no fueron devueltos a sus legítimos dueños, entre otros. El encuentro entre la/el docente invitada/o y las/los alumnas/os tendría media hora de extensión. Conversamos sobre hallazgos literarios, espacios hogareños donde los libros aguardan ser disfrutados, lecturas varias.
– Las bibliotecas de las/los alumnos y sus familias entramaron con relatos vivenciales, bitácoras de viajes y esperadas historias que la/el docente invitada/o llevaría a pasear, desde la materialidad del cuerpo de la obra a la virtualidad de las presencias. El corolario sería una armoniosa obra musical.
Se programaron y concretaron finalmente ocho encuentros virtuales donde participaron docentes especiales, de nivel inicial y grado, personal de biblioteca y del equipo directivo. Se sumó asimismo un docente de educación primaria de una escuela de Alicante, España. Los registros, fotos y videos de la experiencia, fueron publicados en el sitio cerrado de plataforma virtual que la escuela dispone con la comunidad educativa.
Cantamos y contamos, contamos cantando, soñamos despiertos, paseamos envueltos en pasajes y paisajes, jugamos junto a escritoras, escritores y docentes que propiciaron, con sus bibliotecas, mundos maravillosos.
A partir de guaridas de protección afirmadas sobre espacios y tiempos, en apariencia imposibles, la propuesta alcanzó su cierre provisional en el mes de noviembre.
Y en el patio, cuando la vuelta fue posible, otra sinfonía comenzó a escucharse…
A manera de cierre:
Agradecemos al Equipo directivo y docentes de la Escuela Primaria 524 de la ciudad de Rosario por compartir con nosotros esta bella experiencia.
Les obsequiamos una biblioteca , “Alejandra PIzarnik: Su biblioteca”, que compondrá aún miles de melodías entre pliegues de escritura, pesares y pensares.
https://www.youtube.com/watch?v=qov8nHSVcF8
Saludos fraternos.
Equipo Plan Nacional de Lecturas Santa Fe
Autor/es: | FEULI, PATRICIA RAQUEL |