El General y su sueño… de la nación sudamericana.
El 17 de Agosto es la efeméride que nos recuerda la muerte del General San Martín, y como conmemoración, es la oportunidad de volver a pensarnos como latinoamericanos. Si, es una fecha que en el imaginario colectivo identitario de la nación, nos congrega para volver nuestra mirada sobre la Argentina actual, y sobre América Latina. Esto es un enorme desafío, porque nos exige comprender el tiempo presente a la luz de un tiempo que reclama para sí, la honestidad de reflexionar si realmente estamos transitando el camino de la patria grande, como sueño de libertad soñado eternamente como un posible…o lo hemos perdido, en un atajo del largo camino de la democracia…que nos toca construir como repúblicas.
Cuando José de san Martín regresa de España en 1812, vuelve para resguardar los sueños revolucionarios independentistas de Mayo… de Monteagudo, Moreno, Castelli…El general sabía que una revolución es un conflicto de ideas respaldadas por las armas… Seguramente no regresó para proteger los negociados de la burguesía portuaria de Buenos Aires, tampoco sus intereses. Él sabía que la derrota militar del ejército colonial español era la única forma de hacer realidad la liberación de Chile y de Perú. San Martín como estratega político- militar de un proyecto latinoamericano tenía aún en sus oídos los ecos de la marsellesa porque él era un poco hijo del ideario revolucionario francés. Dice Marcela Ternavasio”[…] Con las Revoluciones atlánticas de fines del siglo XVIII se había inaugurado un nuevo tipo de enfrentamiento, la guerra política, en la que ya no se combatía por cuestiones dinásticas o diferencias religiosas[…] sino por principios políticos que invocaban al pueblo como argumento legitimador” .
Se hizo cargo del Ejército del Norte reemplazando a Belgrano y nombrando a Güemes al frente de las montoneras que defendieron la frontera norte del país. Luego preparó su plan continental: liberar Chile y de allí embarcarse a Perú, sede del poder realista. Así, En 1817, comienza su derrotero político-militar: todo lugar liberado era una nueva nación que daba prioridad al fin de la esclavitud y el comienzo de derechos civiles en las protorrepúblicas de Sudamérica. En 1818, proclamó la independencia de Chile. Antes de sellar su alianza con Simón Bolívar, San Martín se negó a luchar contra los caudillos federales por orden del Directorio Supremo de Buenos Aires, y combatir a Artigas. En 1820, cuando la caída del gobierno central produce la fragmentación del poder político y el estallido de la anarquía en Buenos Aires, renunció a comandar el Ejército de los Andes pero fue confirmado por sus compañeros de armas como jefe de la expedición a Perú. Era obvio que las razones independentistas y anticolonialistas que estaban en las concepciones ideológicas de San Martín, no eran las de la elite portuaria del puerto de Buenos Aires. En 1821, San Martín proclama la independencia de Perú, y en 1822 se encuentra en Guayaquil con Simón Bolívar, quizá porque la unidad militar y política de la América del Sur era aún posible.
Sin embargo, la guerra civil entre diferentes facciones hacia el interior de las Provincias Unidas del Río de la Plata, determinó la quita del apoyo a la campaña de San Martín. La guerra quedó en manos de Bolívar, a partir de aquí. El general se instala en Perú. En diciembre de 1824 en Ayacucho, el mariscal venezolano Antonio José de Sucre derrotó definitivamente al ejército colonial español.
Así la guerra que los ejércitos llevaron adelante en una vasta territorialidad continental, dio lugar a un fuerte sentimiento americanista, desde donde se invocaba al pueblo soberano. Hoy, la patria grande que el general soñó, de la América del sur, sigue siendo un sueño eterno para todos y cada uno de nosotros que aún soñamos con ella, independiente, anticolonial, con un proyecto político colectivo y soberano.
Autor/es: | MONTENEGRO, LILIANA MAURICIA |