El cuerpo y la voz en la lectura.
Uno de mis seres inolvidables es la maestra que me enseñó a leer a los cinco años. Era una muchacha bella y sabia que no pretendía saber más de lo que podía, y era además tan joven que con el tiempo ha terminado por ser menor que yo. Fue ella quien nos leía en clase los primeros poemas, que me pudrieron el seso para siempre.
Gabriel Garcia Marquez
En antiguas tablillas de arcilla escritas en Irak y Siria hace unos 4.000 años, se hace referencia a la modalidad de leer en voz alta. Las palabras utilizadas comúnmente para "leer" significaban, literalmente "gritar" o "escuchar".
"Te estoy enviando un mensaje muy urgente", dice una carta de esta época. "Escucha esta tablilla. En caso de ser apropiado, haz que la escuche el rey".
Solo ocasionalmente se mencionaba una técnica diferente: la de "mirar" la tablilla (es decir, leerla en silencio
La fuerza de soltar la voz
Las narraciones nos acompañan desde que nacemos, vamos comprendiendo el mundo a través de historias que escuchamos mientras nos acunan. Comenzamos a nombrar, y reconocer, sentimientos, objetos y cosas porque nos identificamos, aun antes de comprenderlos, con esos personajes fantásticos, que a lo largo de la historia de la humanidad han formado parte de relatos una y otra vez. Como señala Doris Lessing (2008) “Los narradores retroceden más y más en el tiempo hasta un claro del bosque donde arde una enorme hoguera, y los antiguos chamanes bailan y cantan, porque nuestro patrimonio de cuentos se originó en el fuego, la magia, el mundo de los espíritus. Y es allí donde permanece hasta el presente”.
Al situarnos frente a un texto literario y comenzar a leerlo en voz alta, estamos realizando una acción propia de nuestra condición humana; hacemos uso de una “teatralidad” poética y metafórica, a través de la cual buscamos organizar la mirada del otro, acto que es antecedido por una óptica política, o una política de la mirada.
La escucha de un texto, así como el propio ejercicio de leer y leernos en voz alta, nos envuelve en la cadencia de las palabras. Atentos a las propuestas de la oralidad, respiramos, proponemos pausas mirando a los ojos de quienes participan de este mágico acto de construcción colectiva. Acontecimiento que, innegablemente, traerá como consecuencia más y mejores lectores. Si además le sumamos un uso singular en la “organización de la mirada del otro “, que posibilite crear un mundo paralelo al mundo, un universo mediado por el cuerpo del que lee, sería un modo de poiesis corporal, un acto de construcción, de creación. Construir con el cuerpo un mundo con otras reglas.
Todas las acciones de promover y divulgar la lectura suponen hacer posible un aprendizaje de calidad que torna accesible la palabra y amplía los horizontes. Esto supone que nuestros niños y niñas entren en contacto con la posibilidad transformadora de la palabra, considerando de suma importancia poner en valor, la riqueza de la lectura en diferente soporte, en diversos espacios, de distintos modos. Leer, y leernos en voz alta es considerado un acto de inclusión social. Como dice Yolanda Reyes (2003) “El acto solitario de leer en la adultez implica reconectarse con esa voz que fue en algún momento el libro, antes de ser el libro, fue la voz de alguien. Lo que hace la lectura es poner en la voz humana todas las emociones. Al principio de todo, la literatura es voz y a mi me encanta decir que los bebés leen con las orejas, como los poetas. A los bebés no les importa qué dicen las palabras sino cómo lo dicen, cómo lo envuelven, cómo cantan. Tiene que ver con el corazón, con los ritmos de la vida. Eso es lo que hechiza al bebé. La voz es la primera impronta simbólica en un bebé y es portadora de afecto. La voz, la oralidad, viene de muy atrás”.
Estas experiencias deben ser sostenidas en el tiempo, para poder visualizar un cambio perceptible en el aprendizaje, así como fortalecer los derechos de los más vulnerados en el acceso a este gran bagaje cultural y simbólico que aporta la literatura.
Sentir la palabra a través de la voz que enuncia
Existe, en la palabra pronunciada, una extensión, acentos, algo en su escucha que nos punza de forma particular,
Entonces ¿qué ocurre en nuestros cuerpos cuando leemos en voz alta? Emitimos palabras como caricias, susurros, asperezas, las vestimos de colores, y junto con nuestra voz transportamos sentimientos. Cuando leemos en voz alta creamos una fusión particular, en donde lo emocional se enlaza con esa literatura. Es un lugar donde la palabra y esa danza corporal se conjugan para evocar y sugerir lo más profundo de la condición humana. Puede resultar tan sublime como cantar.
A propósito de esta combinación entre el cuerpo como un acontecimiento artístico y la literatura, la danza, el teatro, podemos recordar a Pina Bausch, bailarina, coreógrafa alemana, que tuvo una gran influencia del movimiento expresionista en toda su obra. Ella nos expresó: “No me interesa cómo se mueve el ser humano, sino aquello que lo conmueve” Larrain V,(2006) “El trabajo coreográfico de Pina Bausch”
El expresionismo, como manifestación artística, ya presente en el ámbito de la literatura y la pintura, le aporta una riqueza singular a esta fusión que reúne a la literatura y al cuerpo hecho voz (el cuerpo de la voz) como modos de expresión que conforman juntos un nuevo y fructífero lenguaje. En las obras del dramaturgo Georg Kaiser (1878-1949), quien puede considerarse uno de los modelos más puro de expresionismo, no hay una exploración psicológica de sus personajes, sino la expresión de sus estados anímicos manifiesto a través de los objetos que los rodean y el uso que se hace de ellos. En tanto que en el campo de la lectura, cobra particular importancia aquella práctica que acentúa la gestualidad, los sonidos, el silencio prolongado, los gritos, la respiración.
El cuerpo que actúa se sostiene en la mirada del espectador que lo orienta. Probablemente nos recuerde a los juegos de niños, en donde de forma inmediata se asumen roles, y nos sumergimos más allá de la lógica, de los límites. Como dice Eugenio Barba (pedagogo teatral – director) al hablar de aquello que constituye el cuerpo del teatro: “Un ingrediente imprescindible es el Misterio, esa luz, ese brillo, el fuego sagrado que aún no se ha podido descifrar”
El placer de leer en voz alta, sentir la piel de las palabras
Nuestro cuerpo y la voz que de él emanan condensan experiencias. Se enlazan en un vínculo , que se nutre a partir de la palabra escrita, la escucha y la reflexión que deviene en torno a estos componentes. El acto de leer halla un nuevo movimiento, la voz se apropia de la palabra escrita, la somete a pausas, la respira y en el encuentro con miradas cómplices acentúa un intervalo. La ceremonia de lectura roza el carácter de lo íntimo, situaciones que convocan a la imaginación a través de una presencia que linda los bordes entre lo usual y lo desconocido; la gestualidad alcanzada torna visible lo ausente. La voz de nuestro cuerpo materializa las formas secretas que se alojan en jardines secretos de nuestra mente. Será nuestra tarea soltar, liberar, la voz en cada lectura, sumar recursos y atreverse a hollar nuevos caminos; sintiendo la respiración, el alma de la voz, que al inhalar forma el gesto y al exhalar busca alguna mirada para volverse pausa.
Y una vez que hayamos atravesado la densidad del texto, bailado cada frase, sentido la resonancia de sus fragmentos en nuestro cuerpo, después de reconocer el sonido de nuestra propia voz, y sentir los efectos del asombro por apreciar como ajeno lo propio; recién entonces, estaremos en condiciones de transmitir con nuestra propia voz, un rumor que condensa todo nuestro ser en una exhalación. La voz, nuestra voz, logra así, transformarse en un cuerpo con posibilidad de expansión en los oídos de quien la percibe.
¡¡Abrazos Fraternos!!
Equipo PNL Santa Fe
Garcia Marquez, Gabriel (1981) «La poesía, al alcance de los niños” El País.
Lessing, Doris (2008) “Como no ganar el premio Nobel de Literatura” (Texto traducido por Laura Canteros y reproducido en la revista Imaginaria (www.imaginaria.com.ar) con autorización de la Fundación Nobel.
Garrido,Felipe (1998)“Cómo leer (mejor) en voz alta”. México, SEP
Reyes, Yolanda (2003) Lecturas sobre Lectura Conaculta, México
Imagen destacada Louis Leopold Boilly, “Y El Ogro se lo comió”, en Cutler Miles Galería de Arte
Imagen de la tablilla de arcilla es de Fuente BBC News Mundo)
Autor/es: | FEULI, PATRICIA RAQUEL |