“El 17 de agosto nos interpela a la hora de dejar huellas de libertad”. La importancia de los “actos escolares” como parte de la formación docente, desde diversas perspectivas.
“Digo: libertad, digo democracia, y de pronto siento que he dicho esas palabras sin haberme planteado una vez más su sentido más hondo, su mensaje más agudo…” Julio Cortázar (1981)
Los vectores epistémicos gestan nuevos sentidos que arriban en transformación donde la tradición y la tiranía del horizonte se entraman para alcanzar nuevas conquistas.
El deslizamiento del diálogo a través del tiempo constituye el lenguaje de la historia en permanente creación, donde la táctica de los procesos es la clave hermenéutica de las palabras que entonan problemáticas situadas en contexto.
Las rupturas cautivan cambios y provocan crisis ligadas a la oportunidad en las coordenadas del movimiento, porque implican discernimiento como parte de la deconstrucción.
Los sinuosos procesos del tiempo dejan entrever otras facetas del memorable José de San Martín, quien desde su posicionamiento invita a dialogar con las inspiraciones del honor, la lealtad, el amor a la verdad, a la libertad y a la Patria.
Ofrecer una pausa para la lectura de los hitos de la historia en el Nivel Superior es una buena ocasión para reflexionar sobre las tradiciones, los marcos interpretativos, el sentido curricular del contenido y el posicionamiento político pedagógico adecuado al colectivo del nivel.
La Subsecretaría de Educación Superior invita a conmemorar desde el diálogo lector-escritor acerca de este 17 de agosto, desde la perspectiva de los actos escolares como espacio de la historia.
Se agradece la gentileza de la Profesora María Soledad Chervo Isola. ISP N°24 “Héroes de Malvinas”, Escuela Normal Superior N° 36 “Mariano Moreno” de la ciudad de Rosario, quien nos convoca a reflexionar acerca de “El 17 de agosto nos interpela a la hora de dejar huellas de libertad”. La importancia de los “actos escolares” como parte de la formación docente, desde diversas perspectivas.
¡Muchas gracias María Soledad!
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato.
“El 17 de agosto nos interpela a la hora de dejar huellas de libertad”. La importancia de los “actos escolares” como parte de la formación docente, desde diversas perspectivas.
La realización del acto como parte de la tarea docente en el momento de ejercerla; y la necesidad de revalorizar las efemérides y las fechas patrias desde la docencia es una práctica profesionalizante que se da desde los primeros años en la formación y permite el saber hacer en el propio hacer, pensando en la historia, en las trayectorias escolares de los estudiantes, en relación a las huellas de esos momentos vividos junto con el deber de resignificarlos en la actualidad.
Hay tantas miradas a la hora de organizar un acto escolar, tantas preguntas a la hora de pensar qué quiero enseñar, para qué, cómo puedo dejar huellas ¿Cómo lograr conectar a las generaciones del siglo XXI con los sucesos e ideas que marcaron la historia hace tanto tiempo? ¿Cuál es el sentido de reunirnos y reiterar, año tras año, estos rituales patrios? ¿cómo será la participación de los niños y niñas? ¿qué queremos mostrar? Siempre escuchando y abriendo distintas posibilidades de participación activa de los actores, pero conociendo y enseñando la historia desde múltiples perspectivas, una de ellas es, la perspectiva de género en los actos escolares, el lugar de la mujer en la historia que queremos contar, el lugar de los oprimidos y de los personajes populares.
Por otro lado, pensar en la organización del saber disciplinar que interviene en los modos de estructurar y guionar los actos patrios que cobran gran entusiasmo en la formación docente.
En el actual contexto, la escuela como institución ha quedado un poco sola en la función de enseñar y transmitir el amor por la patria. Quizá suene raro en esta época, hablar de ese amor. Es por eso que el 17 de agosto no puede pasar desapercibido. En toda América Latina encontramos calles llamadas San Martín, plazas con estatuas Sanmartinianas, entonces debemos preguntarnos junto a las y los alumnos el por qué, fomentar la investigación previa, hacer entrevistas a los abuelos o adultos mayores sobre los actos escolares en honor a San Martín, las causas de sus luchas, su historia, su vida como hombre, padre, esposo, amigo, pensarlo como un hombre con talentos y debilidades pero responsable de sus actos, amante de la patria, de la libertad con dignidad, de la autonomía, de la lucha. Entender la efeméride como parte de un marco histórico/cultural/económico, trabajando secuencias previas en las que de manera interdisciplinaria se abordan los hechos en su contexto, y que hacen visible que la historia fue hecha por personas. Es un momento de participación genuina y grupal, permitiendo que emerja la dimensión colectiva, entendida como un conjunto que se compone con lo mejor que cada uno puede dar.
Juana Azurduy, una heroína popular. Es célebre la actuación de Azurduy en la batalla de Villar en marzo de 1816, que motivó que Belgrano solicite se la condecore para reconocer el “esfuerzo de su valor y de sus conocimientos en milicia poco comunes a las personas de su sexo”.
Juana, la máxima heroína de la independencia, murió a los ochenta y dos años un 25 de mayo, cuando el calendario recordaba ya lejanamente la fecha de las revoluciones de Chuquisaca y de Buenos Aires, totalmente olvidada en la más injusta pobreza.
Es indispensable contar su historia, sus decisiones, su vida y las elecciones que pudo o no tomar solo por el hecho de ser mujer.
San Martín fue una de las referencias más importantes de una revolución plural, que involucró a múltiples actores sociales —indios, mestizos, afrodescendientes, criollos— y que tuvo un alcance continental. Una revolución americana cuyas causas guardan relación con procesos que tuvieron epicentro en Europa, pero que se enraizaba en la historia de nuestros pueblos.
Es necesario recuperar estos valores para trabajarlos en el aula significativamente con ejemplos situados, vividos por los y las alumnas en el contexto de clase, en situaciones de la vida cotidiana y comparar sentimientos, sucesos, reflexionar; habilitar el pensamiento crítico en relación a guiar la observación, análisis y sistematización de la información. En ese sentido, las y los maestros deben tener un concepto claro de que se quiere que los niños y las niñas aprendan a fin de tener un repertorio de preguntas que oriente la observación y les permita analizar, describir, hipotetizar, clarificar, evaluar y resolver problemas. Esa observación minuciosa, permite recoger abundante información que es necesario organizarla para su posterior análisis. El análisis y sistematización de la información recogida permitirá sacar conclusiones, verificar las hipótesis que formularon antes de la experiencia, ratificar, rectificar, o modificar, sus ideas previas, etc. Y comunicar esta información a los pares y adultos de su entorno. En esta mediación, las y los docente tienen un rol que es «facilitar» el aprendizaje.
Paulo Freire sostiene que “el dialogo debe entenderse como algo que forma parte de la propia naturaleza histórica de los seres humanos (…). El dialogo es el momento en que los humanos se encuentran a reflexionar sobre su realidad, de manera que la hacen y la rehacen. (…) en la medida en que somos seres comunicativos, que nos comunicamos los unos con los otros, nos volvemos más capaces de transformar nuestra realidad, somos capaces de saber que sabemos, que es algo más que sólo saber”. (Freire Paulo, 2014, pág. 159) Es decir, el diálogo es una especie de postura necesaria, en la medida en que los seres humanos se transformen cada vez más en seres críticamente comunicativos. Por medio del diálogo reflexionamos junto sobre lo que sabemos y lo que no sabemos.
Es ese sentimiento de amor, coraje, pasión el que permite invitar a las y los niños y adolescentes a conocer la historia, para “pensar la historia hacia adelante”. Construyendo una mirada democrática y un accionar coherente con esos valores, que sean capaces de poner lo común por sobre lo individual y la mirada al otro como un par, depende en parte de la escuela.
Las historias de San Martín y Azurduy pueden pensarse como trayectorias simultáneas y solidarias dentro de un mismo movimiento regional. En el mismo momento en que San Martín abandonó las tropas españolas y comprendió que su destino revolucionario estaba en América, Juana Azurduy se sumó a las luchas por la independencia, reiniciando una larga y rica historia de rebeliones populares que tuvieron epicentro en el Alto Perú. De este modo, el carácter americano, mestizo, plural e igualitario de la revolución, que encontró en San Martín a una de sus referencias centrales, puede dimensionarse mejor a través de la historia de Juana Azurduy, cuyo recuerdo hace justicia también a la participación de las mujeres en nuestra historia.
San Martín y Azurduy son, entonces, anverso y reverso de una gran epopeya: la emancipación forjada por los pueblos americanos.
Carretero plantea que “Como es sabido, la celebración de las efemérides patrias en la escuela es una práctica que se originó hacia finales del siglo XIX en casi toda Iberoamérica, en el marco de políticas estatales en las que la escuela funcionó como un importante agente de cohesión entre poblaciones étnica y culturalmente heterogéneas…” (Carretero y Kriger : 2006: pág. 2).
Tenemos la oportunidad de revisar esas prácticas junto a las y los estudiantes de la formación docente para replantearnos otra forma de vivir los actos escolares, de aprender los sucesos históricos de forma enmancipatoria, para que los futuros docentes impriman su creatividad y habilidades para fomentar el pensamiento crítico a la hora de abordar los contenidos y las actividades en el aula. Junto a los niños, niñas y adolescentes con quienes construirlos, los cuales se reúnen en cada escuela de todo este inmenso territorio a conmemorar el 17 de agosto. Futuros hombres y mujeres adultos que desde sus actos cotidianos escribirán la historia. Y es ese amor a la patria lo que los alentará a respetarla desde el lugar que ocupen, sin importar si son docentes, comerciantes, artistas o políticos. Que esos jóvenes y adultos de mañana tengan una mirada democrática y un accionar coherente con esos valores, que sean capaces de poner lo común por sobre lo individual y la mirada al otro como un par, pensando en el bien común. Comprender a la realidad implica conocerla, desde una pluralidad de relaciones de los niños y niñas con el mundo, ser parte de los cambios, de los aprendizajes situados para modificar, transformar la realidad. Freire enfatiza que “es fundamental partir de la idea que el hombre es un ser de relaciones y no sólo de contactos, no sólo está en el mundo sino con el mundo. De su apertura a la realidad, de donde surge el ser de relaciones que es, resulta esto que llamamos estar con el mundo”. (Paulo, La educación como práctica de la libertad, 2004, pág. 31)
Es allí donde reside el sentido de los actos escolares. Son esos momentos que quiebran la rutina y dejan una marca. Son momentos de encuentro. Un momento simbólico que no solo recuerda sucesos del pasado, sino que al hacerlo pone en escena lo colectivo.
Entender el pasado para pensar el presente y proyectar el futuro. La reflexión y la misma acción, se desarrollan con respeto y coherencia con valores democráticos: libertad, justicia, igualdad, solidaridad, tolerancia, cooperación.
A modo de cierre o nuevo comienzo es preciso quizás repensar la palabra “ritual” porque si bien el término refiere a una serie de acciones , realizadas principalmente por su valor simbólico , hay que recordar que los rituales responden a una necesidad , la de realizar o reforzar por ejemplo una conmemoración patria como en el caso de la muerte de San Martín, en consecuencia , para consolidar un ritual será preciso que éste sea verdaderamente comprendido en cuanto a su impacto en la comunidad que se practica , específicamente la comunidad educativa.
Profesora M. Soledad Chervo Isola
Profesora de Nivel Inicial.
Profesora en Ciencias de la Educación UNR
Bibliografía:
- Alliaud A. (2004 “La experiencia escolar de maestros inexpertos. Biografías, trayectorias y práctica profesional. Revista Iberoamericana de Educación” 34(3) pág. 1-11.
- Amuchástegui, M. (2000). El orden escolar y sus rituales. GVIRTZ, Silvina (Comp.) Textos para Repensar el Día a Día Escolar. Sobre Cuerpos, Vestuarios, Espacios, Lenguajes, Ritos y Modos de Convivencia en Nuestra Escuela, Buenos Aires: Santillana.
- Carretero, M., & Kriger, M. (2006). La usina de la patria y la mente de los alumnos. Un estudio sobre las representaciones de las efemérides escolares argentinas. Carretero, M., Rosa, A., González, Mª F. (comp.), Enseñanza de la historia y memoria colectiva, Buenos Aires-Barcelona, 169-196.
- Freire Paulo, S. I. (2014). Miedo y osadía. Buenos Aires: Siglo veintiuno.
- Freire Paulo. (2004). La educación como práctica de la libertad. Buenos Aires- Argentina: Siglo ventiuno.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |