DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA, POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA
El 24 de marzo de 1976 comenzó una larga y triste historia escrita con las marcas del terror. La memoria comenzó tiempo atrás en este país cuando hubo atropellos, invasiones a pueblos originarios, matanzas a obreros, masacres humanas, interrupciones a los procesos democráticos, gobiernos de facto.
Cada semana, cada mes de los 7 años que siguieron a ese tenebroso 24 de marzo fueron tiempos de penuria social, desgarro subjetivo y temor generalizado. El dolor de esconderse, de ser detenido, maltratado, torturado, sustraído y desaparecido produjo letras y composiciones de memoria social e histórica; como también la resistencia de mujeres y hombres que reclamaban por las vidas y las libertades de sus hijos.
El período más oscuro de la historia argentina, a través de la dictadura cívico-militar que asolo al país entre 1976 y 1983 dejo marcas profundas en nuestra identidad colectiva, en los modos de pensarnos como sociedad, en las formas en que recordamos nuestra historia reciente, en los vínculos que establecemos con el estado. [1]
Hace muchos años los organismos de derechos humanos, organización de familiares de desaparecidos y sindicatos vienen sosteniendo un trabajo de memoria y conciencia colectiva en la búsqueda de la justicia.
Ese trabajo colectivo de conciencia y conocimiento, ese esfuerzo civil llevo a que la fecha 24 de marzo, se instituyera como Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia. Por lo tanto, desde el año 2006 se estableció el feriado nacional, lo que implico incorporarlo al calendario escolar y forme parte de los rituales escolares y de actos públicos de memoria.
Esta política[2] inscribe sus acciones en el marco general de la Ley de Educación Nacional N° 26.206, especialmente en el artículo 3°. Y en particular el artículo 92 –inciso c-, de la LEN dice: Formarán parte de los contenidos curriculares comunes a todas las jurisdicciones, el ejercicio y construcción de la memoria colectiva sobre los procesos históricos y políticos que quebraron el orden constitucional y terminaron instaurando el terrorismo de estado, con el objetivo de generar en los/as alumnos/as reflexiones y sentimientos democráticos y de defensa del estado de derecho y la plena vigencia de los derechos humanos.
Una vez más, cada año, estos días al sumar 44 años del golpe de estado se nos presenta una nueva ocasión para pensar y reflexionar sobre el pasado argentino reciente y también sobre nuestro presente y futuro.[3]
El propósito es desarrollar una política educativa de memoria, una pedagogía de la memoria cuyo objetivo principal es acompañar y facilitar la tarea de enseñar estos temas tan complejos y dolorosos en un escenario nacional de emergencia sanitaria, de cuarentena; con los alumnos, los maestros y profesores en casa.
Nos habíamos habituado a hacerlo en las escuelas, en los institutos, en las universidades, en las plazas. En estos meses los escenarios han cambiado, por ello desde este espacio del campus virtual el Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe propone trabajar este legado activo que se sigue escribiendo, de múltiples maneras y con el recurso que cada uno tiene a mano.
Estos días el desafío es llegar con un relato histórico, un escrito reflexivo, un video, una canción, una poesía; a través de un campus virtual, de una radio, de la TV, de una revista de investigación, por las redes sociales, para comprender esos procesos sistemáticos de destrucción implementados que dejaron un tejido social roto, con un llanto social que a tantos años no logra apagarse.
Al calor de tantas luchas por la vigencia de los derechos humanos, por el reclamo de verdad y justicia, la sociedad argentina comprendió y pregona hace muchos años el mandato político NUNCA MÁS.
“El desafío de la educación es promover explicaciones sobre una de las experiencias más traumáticas de nuestra historia nacional y habilitar preguntas que sirven para comprender el pasado desde el tiempo presente y que nos permita construir un futuro deseable.”[4]
Honrar la verdad y la justicia es de hombre buenos y de instituciones públicas dignas; y en ese contexto tenemos que cuidar a los buenos maestros que enseñan con rigor y compromiso, y también desarrollar prácticas de protección a los educadores y a las escuelas que nos enseñan a vivir juntos, atendiendo a las temporalidades que en estos escenarios transitorios del presente nos enseñan a estar aislados y por otras vías comunicados. ¡Qué la verdad y la memoria nos acompañen siempre!
Ministerio de Educación
Provincia de Santa Fe
[1] Arata, Nicolás y Mariño Marcelo. La Educación en la argentina: una historia en 12 lecciones. 1a.ed., Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Centro de publicaciones educativas y material didáctico. 2016
[2] Recomendamos leer el texto de Pineau, Pablo; Mariño, Marcelo; Arata Nicolás y Belen Mercado. El principio del fin. Políticas y memorias de la educación en la última dictadura militar (1976-1983). Buenos Aires: Colihue, 2006.
3] Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Argentina. Seminario Entre el pasado y el futuro, los jóvenes y la transmisión de la experiencia argentina reciente. Buenos Aires, 2007
[4] Presidencia de la Nación. Ministerio de Educación. Subsecretaria de Equidad y Calidad educativa. Cartilla Educación y Memoria. 2006. P.6
Autor/es: | FUX, MARIA NAZARET |