DÍA DE LOS/LAS TRABAJADORES/RAS
¿Por qué el 1º de Mayo es el Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras?
El 1° de mayo se celebra en casi todos los países del mundo el Día Internacional del Trabajador en conmemoración a los llamados Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886. Ese mismo año, la Noble Order of the Knights of Labor, una organización de trabajadores, logró que el sector empresarial cediese ante la presión de las huelgas por todo el país. El presidente de Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la Ingersoll donde establecía las ocho horas de trabajo diario. Ante la negativa de la patronal de cumplir con esta ley las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. El conflicto se agudizó y los trabajadores industriales de Chicago iniciaron el 1° de mayo una huelga. La protesta de los trabajadores se fue extendiendo a otras ciudades norteamericanas, logrando que más de 400.000 obreros pararan en 5.000 huelgas simultáneas.
La fábrica Mc. Cormik de Chicago no reconoció la victoria de los trabajadores y el 1º de mayo de aquel año la policía disparó contra los manifestantes que, a las puertas de la fábrica, reivindicaban el nuevo acuerdo. Durante los siguientes días murieron más trabajadores, hasta que el día 4 una bomba estalló contra las fuerzas policiales, suceso conocido como «el atentado de Haymarket».
El 21 de junio de 1886 comenzó el juicio a 31 obreros acusados de haber sido los promotores del conflicto. Todos fueron condenados, dos de ellos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca. La culpabilidad de los condenados nunca fue probada.
En julio de 1889, el Congreso Socialista de la Segunda Internacional tomó la decisión de que cada 1º de Mayo se paralizarían las actividades todos los obreros del mundo, quedando establecido así el Día Internacional del Trabajador.
En nuestro país el primer acto del Día del Trabajador se realizó en 1890. Cada primero de mayo las movilizaciones obreras tomaban las calles, recorrían avenidas con banderas y pancartas hasta llegar a concentrarse en las principales plazas donde se presentaban reivindicaciones económicas, -mayor salario, descanso dominical, leyes protectoras- y; políticas -derogación de leyes represivas, derecho de asociación gremial. El acto del 1° de mayo se tomó como una instancia propia de la clase obrera argentina, ya que se consideraba un espacio de cohesión de todos los intereses de los trabajadores, donde convergían las aspiraciones y reivindicaciones, fueran éstas políticas, ideológicas, culturales o sociales.
Después de casi un siglo de aquellas primeras manifestaciones obreras, las políticas económicas neoliberales impulsadas por la última Dictadura Cívico Militar de 1976, basadas en la apertura económica hacia el exterior, y en la eliminación de los aranceles aduaneros a la importación -entre otras medidas-, provocaron la desindustrialización (pequeñas y medianas industrias cerraron al no poder competir); así la desocupación y la subocupación fueron los efectos provocados. En los años ‘90, del siglo pasado, y en el marco de una nueva etapa neoliberal, la apertura del mercado, y el incremento de importaciones, llevó al cierre de las fábricas y a la pérdida de puestos de trabajo. Este proceso fue acompañado de un notable crecimiento del desempleo, la pobreza y la desigualdad social. Este cambio en la estructura social también trastocó las formas de manifestación de los sectores trabajadores y si bien se siguen dando las formas tradicionales de protesta como las huelgas y movilizaciones, a estas se sumaron los cortes de ruta y piquetes.
Pensar históricamente esta fecha implica, reflexionar sobre un mundo en el cual la creciente desigualdad tiene que ver con un espectacular crecimiento de los índices de desocupación, que expulsa a miles de personas del mercado de trabajo y del consumo de bienes y servicios. En la última década, los gobiernos no han logrado revertir esta situación. Las estadísticas oficiales señalan que la brecha entre los más ricos y los más pobres aumentó de 20 a 27 veces en los últimos 10 años, las ganancias empresarias subieron un 20% mientras que los salarios sólo se recuperaron el 10%. Luego de un crecimiento económico del 2,4% en 2015, en el primer trimestre de 2016 se desaceleró a un 0,5% interanual, y las primeras estimaciones oficiales para el primer semestre de 2016 muestran una caída interanual del 1,3%. Hoy, la economía de nuestro país está en una nueva encrucijada neoliberal, con cierre de industrias y fábricas que provoca un brutal desempleo y la caída de ingresos de los sectores asalariados. El cuadro de situación es poco alentador para los sectores trabajadores ya que aumenta el trabajo en negro, las condiciones laborales precarias, y crece la desocupación. Las estadísticas muestran que entre los desocupados y los subocupados, existe uno de cada cinco ciudadanos en condiciones de trabajar que tiene dificultades para conseguir trabajo en condiciones dignas.
Autor/es: | EKKERT, ELIZABET GERTRUDIS |