Día de la soberanía: Combate de Punta Quebracho. La guerra del Paraná.
INTRODUCCIÓN:
Desde la Subsecretaría de Educación Primaria compartimos con Uds. el amplio proceso histórico desde un enfoque regional donde se incorporan sucesos que fueron claves en la lucha por el logro de nuestra soberanía. En ese sentido “La guerra del Paraná” representa un hito en la historia de la defensa de nuestros derechos territoriales frente a potencias extranjeras.
Compartimos con la docencia santafesina esta publicación.
Prof. Ubaldo López
Subsecretaría de Educación Primaria
UN POCO DE HISTORIA:
Si bien el 20 de noviembre de 1845 constituye un hito, fue en la batalla de Punta Quebracho, junto a hombres y mujeres de nuestra patria, el 4 de junio de 1846, el verdadero triunfo en la afirmación y defensa de la soberanía nacional. Un episodio de nuestra historia que, salvo en la localidad de Puerto General San Martín, casi no se recuerda ni se conmemora, y poco se cita en las escuelas.
En Puerto General San Martín, una cruz evoca la batalla en un predio que fue declarado Lugar Histórico Nacional (Ley 25088, promulgada el 11 de mayo de 1999). La Escuela primaria N°1360 y un Centro Cultural le rinden homenaje llevando el nombre de Batalla Punta Quebracho.
La Batalla del Quebracho, también conocida como de Punta Quebracho o de la Angostura del Quebracho, fue uno de los grandes combates de la historia argentina. La misma marcó con fuego a la localidad que hoy conocemos como Puerto General San Martín, Departamento San Lorenzo, Santa Fe.
Fueron numerosos los combates: Vuelta de Obligado, San Lorenzo, Tonelero, Quebracho, Rosario, entre muchos otros. Lo interesante es que las fuerzas argentinas cada vez obtenían mejores resultados, con Quebracho como su punto más elevado.
Actualmente numerosos historiadores mencionan este proceso de lucha por la soberanía como "La guerra del Paraná". En la ciudad de Puerto General San Martín se pone fin a la lucha y se triunfa. Las diferentes batallas que se sucedieron en el marco de la guerra del Paraná durante los años 1845 y 1846, fueron importantes para terminar con las pretensiones de usar los ríos interiores argentinos como aguas internacionales, en beneficio de las potencias imperiales de Inglaterra y Francia.
Acto homenaje por el 175 aniversario del histórico combate que consolidó la soberanía nacional. Presencia de autoridades provinciales.
EN QUÉ CONSISTIÓ EL BLOQUEO
La campaña anglo-francesa por el río Paraná durante los años 1845 y 1846 fue parte de una gran guerra iniciada en 1836 cuando una coalición de intereses locales y extranjeros realizó un golpe de estado en la República Oriental del Uruguay contra el Presidente Manuel Oribe. En ese golpe, los liberales y “unitarios” argentinos exiliados en Montevideo, los militares rebeldes al mando del general Juan Lavalle, el Partido Colorado conducido por José Fructuoso Rivera, las casas comerciales asentadas en esa ciudad y las finanzas y fuerzas armadas francesas más los intereses de Inglaterra convergieron en un plan estratégico sobre la Cuenca del Plata.
El 2 de junio de 1846, cuando las fuerzas navales comenzaban su salida de las aguas de los ríos interiores argentinos, las autoridades de Goya, provincia de Corrientes, la cual se encontraba enfrentada con la Confederación Argentina liderada por el Brigadier General Juan Manuel de Rosas, ofrecieron una recepción y baile de despedida en honor de la flota Anglo-Francesa.
El 4 de junio, favorecidos por el viento norte, los invasores no solo trataron de forzar su paso a través del Paso Angostura del Quebracho, cruzar por las defensas argentinas, sino que también debían destruir la posición para que exista el “libre comercio”. Eran 95 barcos mercantes que volvían desde Corrientes llenos de mercaderías y 12 de guerra que los escoltaban. Seis vapores, dos goletas, dos bergantines y una corbeta. Montaban 85 cañones y obuses de calibre 24 hasta 80, una batería de cohetes, balas explosivas y cañones rayados de mayor alcance y precisión.
En las barrancas, donde hoy está ubicada la localidad de Puerto General San Martín, los esperaba el General Lucio Norberto Mansilla, recuperado de una herida por un cañonazo recibido en el combate de la Vuelta de Obligado (donde casi pierde la vida). Dispuso 17 cañones liderados por el Coronel Manuel Virto, con 600 infantes y 150 carabineros, una reserva de 200 infantes y dos escuadrones de lanceros de Santa Fe, más su escolta. La batería principal y la infantería en el centro del dispositivo estaban al mando del Teniente Coronel de Marina Juan Bautista Thorne, y en el otro lado los Cuerpos de Santa Fe, comandados por el Teniente Coronel Martín Isidoro de Santa Coloma y Lezica.
Las fuerzas argentinas se encontraban ubicadas en una posición de difícil alcance en la zona de las barrancas, esto favorecía la fijación de objetivos para los cañones nacionales en lo angosto del río.
Los primeros barcos de guerra aparecieron a las 10.30 de la mañana: el HMS Firebrand, HMS Gorgon y el HMS Alecto seguidos del San Martín, HMS Fanny y el Prócida, en la retaguardia la Corbeta Coquette y los Vapores Lizard y Harpy.
A las 10.45 hs y al grito del General Mansilla de "Viva la soberana independencia argentina", el Ayudante Mayor de Marina Álvaro Alzogaray abrió fuego sobre el HMS Gorgon con cohetes Congreve. Las baterías nacionales hacían estragos en los barcos enemigos, que pese a su superior artillería no podía silenciarlas. Esta vez las municiones no se acabaron y los mercantes fueron víctimas de impactos. El HMS Harpy fue seriamente dañado, también fueron hundidos dos barcos mercantes y otros cuatro fueron incendiados para no ser capturados por las fuerzas de la Confederación. Los buques de guerra debían interponerse para salvar el convoy y eran a su vez dañados. Después de 3 horas de combate la batalla se saldó con el cruce de la flota, con graves daños a varios buques de guerra y el hundimiento de seis mercantes con su carga. Constituyó una gran pérdida en dinero y vidas para los invasores, que sufrieron 60 bajas (sólo entre los militares) contra un solo muerto y cuatro heridos federales, heridos entre ellos a Juan Bautista Thorne quien sufrió una herida de metralla en su espalda. Los extranjeros no se atrevieron a desembarcar al no poder silenciar los cañones y por lo tanto se apresuraron a ganar río abajo, mientras eran perseguidos por las baterías volantes de Mansilla. En tanto, la posición de Quebracho permanecía en pie. El río Paraná no se podía navegar. Esta incursión de la flota Anglo- Francesas, sería un único intento que no se repetiría, ya que los costos tanto económicos como militares no lo permitían. Sólo sería posible con numerosos refuerzos y la ocupación permanente del territorio.
En esta campaña se destacaron varios líderes de gran capacidad, como el general Lucio Mansilla y el coronel Juan Bautista Thorne. Mansilla fue un guerrero de la independencia, combatiente de todas las guerras desde su juventud en las invasiones inglesas y planificador de la guerra en el “teatro de operaciones” del Paraná. Un profesional especialista en artillería, pero capaz de organizar y conducir milicias o tropas de línea, defensas fijas o campañas móviles. Thorne es menos conocido. Nacido en Nueva York en 1808, llegó al Río de la Plata como marino y se incorporó a las fuerzas de Guillermo Brown, con las que luchó varios combates victoriosos contra la expansión del Imperio del Brasil. Luego fue marino de la Confederación (al igual que Brown) y el primero en navegar el río Colorado durante la campaña de Rosas. Pero su vocación era también la artillería. Al frente de la misma estuvo en todas las batallas del ejército federal bajo el mando de Pascual Echague al principio y de Manuel Oribe después. Dirigió con éxito el centro del dispositivo militar rosista en cada batalla, ganándose el elogio del general Paz. Thorne fue artillero en Obligado y herido gravemente. Recuperado, quedó a cargo de la defensa en Punta de Quebracho.
Pero también existe un actor fundamental en la disputa que se libró aquellos años por la soberanía y navegación de los ríos: se trata del pueblo argentino, entre ellos muchísimas mujeres de sectores muy humildes, que asistían con alimentos y con agua a sus hijos y esposos. El rol del pueblo argentino en la victoria nacional resulta fundamental. Fueron quienes atacaron las fuerzas navales invasoras, que no lograban aprovisionarse de víveres. Al mismo tiempo que Juan Manuel de Rosas dispuso alejar todo ganado de la costa y cuando intentaban desembarcar en busca de recursos eran atacados por patriotas que acechaban las orillas. Fue el propio Mansilla quien en el informe final escribió: “el valor del pueblo es la muralla con la cual chocaron los piratas”.
Anoticiado José de San Martín de la Batalla de Punta Quebracho le escribe a Tomás Guido: “tentado estuve de mandarle a Rosas la espada que contribuyó a defender la independencia americana, por aquel acto de entereza en el cual con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglo – francesa que, pocos o muchos, sin contar con elementos, los argentinos saben siempre defender su independencia”.
Como resultado de esta acción se termina la invasión de las fuerzas navales anglo-francesas en el río Paraná, y poco después, el 13 de julio de 1846, Sir Samuel Thomas Hood, a bordo del navío HMS “Devastation” con plenos poderes de los gobiernos de Inglaterra y Francia, presenta humildemente ante Juan Manuel de Rosas el pedido de: "el más honorable retiro posible de la intervención naval conjunta anglo francesa".
En mayo de 1847 arribaron a la Argentina los comisionados conde Alexandre Joseph Colonna-Walewski (Francia) y Lord Howden (Inglaterra) y el 14 de julio de 1847 cesó el bloqueo británico al Río de la Plata. Francia cesó el bloqueo el 16 de junio de 1848.
Luego de complejas y dilatadas negociaciones, la fragata Southampton inglesa, a comienzos de 1850, navegará hacia el Río de la Plata, para retirar para siempre la bandera de su país de la Isla Martín García, capturada en la campaña del Paraná. Y además, con una salva de veintiún cañonazos, saludar al Representante de la Confederación Argentina y a la bandera nacional, desagraviándola solemnemente.
El 6 de marzo de 1849 se firmó el pacto Arana-Southern y en 1851 el Arana-Lepredour.
En 1851, los franceses devolvieron al Bergantín ARA Maipú.
Al elegir conmemorar esta batalla, queremos recordar una derrota a los enemigos de la soberanía nacional, que veían en la postergación institucional una forma de enriquecerse. El contexto político nacional durante esos años fue complejo, con rebeliones y batallas entre facciones de federales y unitarios. Las provincias peleaban contra el predominio de los porteños y los bonaerenses. Los aranceles portuarios y el reparto de ingresos por la exportación de materia prima fue un conflicto que vería un nuevo capítulo en la batalla de Caseros en 1852.
Museo del Río Paraná. Ciudad de Puerto General San Martín.
BIBLIOGRAFÍA:
Armada Argentina-Servicio de Hidrografía Naval, CONICET, Dirección Nacional del Antártico, Gaceta Marinera
Museo del Río Paraná Memorias y olvidos en la historia de la Soberanía Nacional
LA BATALLA DE PUNTA QUEBRACHO Historia y presente del Paraná como base territorial de soberanía de Guillermo Caviasca
Punta Quebracho: recuperar la historia de Portal EDUCREAR.
Agradecemos a Jonatan Brest Director del Museo del río Paraná.
Sebastián Lezcano Secretaría de Cultura y Educación.
Municipalidad de Puerto Gral. San Martín.
Colaboraron Gustavo Chinellato, Fernando Spigariol e Inés Acerbi, miembros del Equipo Pedagógico de la Subsecretaría de Educación Primaria.
¡Seguimos compartiendo próximas publicaciones!
Equipo Pedagógico
Autor/es: | ZORZON, MARIA ROCIO |