CANTANDO CUENTOS
“De mil maneras, niños y niñas son los artesanos/as del universo acústico que acompaña sus juegos”
D. Le Bretón
En el marco de la propuesta provincial “Día de los jardines de infantes, del maestro y maestra jardinera” compartimos “Lecturando ternura”, con la riqueza de la interdisciplina. Desde la educación musical se propone integrar el cantar y el lecturar sumando sonidos y voces para la celebración de una semana donde la identidad del nivel inicial se pone de manifiesto.
Acción formativa: Cantando cuentos
Palabras claves:
La escucha sincera. La voz: voces primigenias. El cantar
Así como Ma Emilia López propone ir más allá de “Leer”, integrando los verbos LEER y AMAR, de la misma manera invitamos a vivenciar la música en la vida de las infancias y hacerla presente.
Encontramos muchos puntos en común entre esta definición cargada de afecto, de cuidado, de ternura y la presencia de la música en la vida de las primeras infancias.
Por ello, hablar de lecturar y de cantar, abre un mundo a través del arte para habilitar, con otros sentidos, el encuentro con el otro/a.
Compartimos palabras claves que nos parecen importantes cuando hablamos de las prácticas musicales con niños y niñas:
En primer lugar nos referimos a la ESCUCHA, y es aquí donde NOS PREGUNTAMOS: ¿Cómo es la escucha? ¿Nos mostramos accesibles en la escucha? ¿Nos detenemos a escuchar? ¿Atendemos a las voces de los demás interpretando sus mensajes?
En este sentido, para la educación musical, necesitamos un oído atento, que comprenda, que entienda lo que está “sonando”. Entonces, continuamos con algunos interrogantes, ¿Cómo es la organizaciónque hacemos las/los docentes para habilitar la escucha, el intercambio de voces y disfrute por la música?
“Nos dirigimos pues a su sensibilidad y su entendimiento y no a su memoria”
Violeta De Gainza
Entonces, ¿buscamos nuevas maneras para que se entienda lo que se escucha? Atendemos con una escucha sincera para saber ¿qué es lo que no se comprende?
Y hablando de la interacción con las infancias, recordamos que la música es un lenguaje, es comunicación. ¿Qué es lo que las infancias nos están pidiendo? ¿Cuáles son sus reclamos? ¿Qué tiempo damos para responder a lo que escuchamos?
La escucha sincera es un acto de empatía. Encontrarnos en esta escucha con los niños y las niñas propicia espacios de diálogos donde la comunicación adquiere protagonismo anclada en la dimensión afectiva.
VOCES PRIMIGENIAS
La esencia del arte resuena en nuestro interior, nos interpela, nos hace pensar, nos da herramientas para poner en diferentes lenguajes el sentimiento y el pensamiento humano.
Sumamos a este reflexionar el pensamiento del escritor mexicano Juan Villoro, en su discurso sobre esa unión potente del afecto, la ternura y el placer que contagia a la lectura, y el ensayo de su hermana Carmen Villoro. Parte de la famosa frase “Había una vez” a “Había una voz”, haciendo atención a esa voz primigenia, a esas voces que acercaron el mundo de la literatura a los niños y niñas.
Expandimos esta concepción a esas voces en la música: voces que acunan cantando, que acompañan momentos de juego con canciones, que susurran canciones para hacer dormir, para arrullar.
Cada una de estas voces imprime un sello indeleble en las memorias de las infancias, configuran las bases de sus universos musicales, son el origen del placer por la música, se asocia al sentimiento del afecto en y por el cantar y serán parte de su bagaje cultural, de sus experiencias de vida.
Invitamos a pensar por un momento en las voces que alimentaron nuestra infancia y proponemos realizar un ejercicio de indagación y reflexión acerca de esas voces primigenias:
¿Qué voces alimentan el bagaje cultural de niñas y de niños?
¿Comparten momentos de canto en sus casas? ¿Qué cantan?
¿Se abren mundos intergeneracionales a través del canto: Canciones de madres, padres, abuelos, abuelas, adultos referentes?
Si no lo hacen ¿Cómo se pueden generar momentos para compartir canciones?
¿Cómo podemos ayudar en esa unión afectiva?
Desde la música ¿Cómo se construyen estos andamiajes de ternura?
Otra de las palabras claves es el CANTAR.
Tomando prestada la definición de María Emilia López, quisiéramos proponer unir el verbo CANTAR al verbo AMAR. Y, de esta fusión, adquiere protagonismo la canción.
La canción es un universo en sí misma, en ella encontramos historias, melodía, ritmo, movimiento, emociones. Con ella reímos, decimos, saludamos, despedimos, recordamos. Las canciones conectan unen, pueden funcionar también como lugares de encuentro.
“Una canción toma prestados cuerpos físicos para adquirir su cuerpo propio mientras está siendo cantada, el cuerpo tomado en préstamo puede ser el de un instrumento, solista, grupo de intérpretes, o cantidad de oyentes…y la canción se desplaza imprevisiblemente de un cuerpo en préstamo a otro.”
John Berger (en su libro "Confabulaciones")
Cuando las niñas y niños nos escuchan cantar pueden ver nuestro cuerpo lleno de sonidos y la canción también se apodera del cuerpo de ellas/os. Surge la unión, esa comunicación cargada de afecto, que fortalece el vínculo amoroso. Por esto se afirma que la canción no es sólo vocal ni cerebral, es orgánica, quedamos envueltos en ella. Por ello los cantos de madres, de padres, de abuelas/os, de adultos en casa, invaden para siempre a cada niña, a cada niño, hasta que es adulto, guardando esa voz en el corazón y en las más profundas sensaciones.
Por esas razones, que tienen que ver con el desarrollo emocional, cultural y musical, adquiere real importancia el cantar para las infancias. Las niñas y los niños no reparan si nuestras voces suenan gastadas, temblorosas o tímidas, no juzgan eso; les llega la palabra, la música, el cuerpo que canta, que acuna, calma, que divierte y recuerda.
Y entonces, otra vez surgen los interrogantes: ¿Qué hacer si en las familias aún no existen estos momentos? ¿De qué estamos privando como adultos a las infancias?
Ahí es donde nuestro rol como profesores que hacemos música y las profesoras/es de sala que la toman como recurso, como herramienta, pasamos a ocupar un lugar insustituible. Despojándonos de mitos, de miedos, de falta de confianza por pensar que nuestra voz es “…..” o “no tengo voz”. Sugerimos comunicarse a través de las canciones, construir y enriquecer estos vínculos cantando, que ellas ocupen nuestros cuerpos para sensibilizarnos y emocionarnos.
Motivamos a habilitar los espacios y encuentros para que el niño o niña descubra el contacto con la canción, porque es la puerta de entrada al gusto por la música, es nuestra oportunidad de tener esa cercanía por medio del cantar, de abrazarlos con una canción, para permitirles tomar contacto con otros mundos posibles.
En estos tiempos complejos, las y los invitamos a cantar, a hacer resonar sus voces a través de audios o en vivo y en directo cuando la presencialidad lo permita, compartiendo las canciones de la sala, e invitar a las familias a compartir momentos que los reúnan en el cantar canciones tradicionales, esas que los acompañaron en sus propias infancias.
Ser las y los protagonistas de las canciones a través de sus propias voces.
La voz es un medio poderoso que comunica emociones. En el acto placentero de cantar, transmitimos a otros y otras ese placer. El cantar se convierte en una emoción compartida.
La voz es una característica propia, única en cada uno. Porta singularidades en su timbre, en su registro, en su melodía. ¿Conocemos nuestra voz?
Como adultos desmitifiquemos la creencia de que sólo pueden acceder al placer de cantar los “iluminados”, aquellas personas tocadas por los dioses que “nacen” con voces predilectas.
Si acceder al bagaje cultural es un derecho, si el acceso al arte es un derecho humano. ¿Por qué como adultos, como docentes no cantamos esas canciones que forman parte de nuestra cultura?¿Por qué pensamos que sólo cantan quienes son “afinados”?
Para reflexionar sobre esto nos gustaría compartir algunos fragmentos del prólogo del libro de Luis María Pescetti “Una que sepamos todos”:
“Los mejores restaurantes de cualquier ciudad, los mejores chefs del mundo no necesariamente desplazaron la comida casera, ni la mano de la abuela, de mamá o papá para cocinar algo cuyo sabor es irrepetible.
Pero con la música sí ocurrió una hiperespecialización que dejó a todos, salvo a los profesionales, sentados en una butaca o relegados a cantar bajo la regadera.
Nada reemplaza la voz de una madre o de un padre cantando una canción mientras acuna, pero todos están convencidos de que “no hay que cantar desafinados”.
La música más que la danza, la literatura o la plástica, quedó reservada al club de los dotados e iniciados[…]Por no ser el mejor jugador de la selección en el mundial no vamos a privarnos del placer de un picadito con amigos, todas las semanas.
[…]la música no está en un altar y tampoco tiene un único camino de llegada, sino muchos, tantos como personas quieran disfrutar de ella. La música no es una sola, no la interpreta un único elegido, ni tampoco hay un repertorio sagrado.
[…]Cantar enfrente de otros y leer en voz alta nos dejan en la misma orfandad que cuando damos nuestros primeros pasos. Nuestra voz tiembla, igual que cuando nuestros pasos inseguros no nos sostenían. No se detengan. Oigan su propia voz, primero tímida, con un nudo en la garganta, quizás tropezando entre sílabas, y luego ganando en confianza.
Esa confianza en ustedes los acompañará a otras situaciones, así como los primeros pasos se dan para aprender a caminar y los que siguen para ir hacia algo.
Compartimos la MÚSICA Y VIDEOS socializados durante el conversatorio:
https://youtu.be/31GfPA6SDIo La cumbia que se escucha en el inicio y final del video es parte de la producción musical del cortometraje “Como dice el cuento”, producción del Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe. La autora de la cumbia es la profesora Lía Ana Blanco.
Durante el conversatorio recibimos mensajes y comentarios que motivan a seguir proyectando y construyendo juntas/os más experiencias musicales ancladas en la pedagogía de la ternura y la afectividad. Compartimos algunos:
“Muy cálido encuentro!!. una alegría cantar estas canciones que son parte de nuestro patrimonio cultural”. Andrea Bonino
“Placer para nuestros oídos… Amor para nuestros corazones…. Música desde el alma… Eso producen las canciones que salen del jardín ❤️”. Dahyana Guizzo
“Aunque no se tenga la mejor voz o entonación, lo importante es ANIMARSE. A los niños les encanta. Gracias por este hermoso y enriquecedor encuentro, en nombre del Jardín Ruperto Vital Andino donde trabajo, esperamos haya más de estos encuentros que tanto nos impulsan a seguir”. Norma Ramos.
“ Volví a mi infancia con la canción del Mono Liso..” Andrea Paniagua.
“ Lecturar… cantar hoy más que nunca es ABRAZAR…” Juliana Luengo.
“Buenas tardes!!! ¡Qué disfrute! Silvina Boiko, Supervisora de Nivel Primario. Regional III”
“Escuela 6040 Colonia Castelar. Muy interesante, que hermoso escuchar las voces de los niños, tienen esa ternura que es incomparable”. Tania Trucchia.
“Soy docente de primaria. Mi hijo está en nivel inicial y los disfrutamos los dos. Bellísimo conversatorio!!!”. Lidia Cardozo.
“Qué bueno tener la oportunidad de disfrutar juntos, aunque sea virtualmente, del arte literario y musical que provoca grandes aprendizajes que no se olvidan. Gracias por este regalo”. Anahí Álvarez.
“Buenas tardes, gracias por estas propuestas, espacios compartidos de innovación y acompañamiento. Supervisora de Nivel Inicial. Región VII”. Marisa Rodriguez
Seguimos leyéndonos…
Equipo de Educación musical de la Subsecretaría de Educación Inicial
Prof. Lía Ana Blanco.
Prof. Andrea Rojo.
Subsecretaría de Educación Inicial
Autor/es: | CANDIDO, MARIA CLAUDIA |