«Atención a la Tensión» Tercera Entrega
* Una gran pizarra color marrón con tres niños caminando en la parte superior de la ilustración, en la inferior de ella la continuidad de la pizarra en color negro como mancha de de tinta, una niña subida en una escalera con un pizarrón pequeño elevado en sus brazos con la leyenda " Saltá Ahora"
© Todos los derechos reservados
Pintura al óleo parecen acuarelas pintadas sobre hojas de líneas escritas o dan la sensación de estar retocadas al ordenador.
https://www.zurbaran.com.ar/claudio-gallina-50/
c- La planificación
Planificar tendría que ser una acción tan creativa, tan juguetona y audaz que nos permitiera disfrutar de la incompletud de nuestro hacer, sabiendo de antemano que nunca será posible llevarla a cabo tal cual, sabiendo de antemano que siempre es y será una acción falaz, modificable, re-creable. Proponernos objetivos, diseñar nuevos caminos, inventar las situaciones, ponerle riqueza y humor a cada cosa que hacemos, volcar cuanto imaginamos en la hoja de papel, no puede ser semejante a la labor del burócrata que completa formularios. La planificación es un instrumento eficaz cuando sirve para pensar, pero se transforma en un instrumento alienante cuando sólo es papeleo a llenar para otro que lo exige por cumplir mera formalidad.
La nueva modalidad de alternancia entre presencialidad y no presencialidad nos pone frente al desafío de pensar una planificación que no se desplegará solo en el aula, sino que tendrá otros escenarios donde, en el mejor de los casos, otros adultos estarán presentes. Sin embargo, incluso en esta situación particular, la planificación sigue siendo nuestro instrumento de trabajo, el instrumento de trabajo docente por excelencia y, en este sentido hay opciones técnicas que podemos hacer, pero siempre entendiendo que estas opciones técnicas responden a criterios pedagógicos que es necesario atender.
No hay buenos o malos modelos de planificación, pero hay algunos que son más adecuados a determinados modos de trabajo y otros menos adecuados. Buscamos ser congruentes con un modo de pensar la educación, la práctica áulica, y por ende, la planificación de dicha labor.
Sostener una concepción constructivista del enseñar y el aprender, implica tomar determinadas decisiones acerca de los modos de trabajar, determinadas maneras de pensar las estrategias didácticas que se implementarán, y también, por lo tanto, determinadas maneras de pensar la planificación de esas estrategias didácticas, ya que la planificación no es un mero listado de contenidos ni un listado de actividades o ejercicios para el alumno. Planificar es realizar una reflexión acerca de cómo enseñamos, cómo aprenden nuestros alumnos y alumnas determinados contenidos a través de determinados ejercicios y actividades que se realizan de determinada manera y, en el contexto actual, estas maneras incluyen pensar la alternancia como doble escenario.
1- Primera etapa de la planificación: En esta primera etapa tomamos dos decisiones fundamentales.
A- La primera es decidir qué tipo trama y de secuencia didáctica utilizaremos para el contenido que estamos planificando.
La trama es el camino que elegimos trazar, por ejemplo, pensamos una escena de trabajo en pequeños grupos, con la clase total, o individual, y de qué manera los iremos combinando (trabajo por proyectos, con gruías, trabajo individual o en grupos, trabajo en laboratorios o talleres, etc.) Hoy le agregamos a esta trama las decisiones que iremos tomando según se trate de instancias presenciales o no presenciales, asegurando una continuidad en esta alternancia, sin perder los objetivos que nos hemos propuesto.
La secuencia es el tipo de ordenamiento que le daremos a los contenidos. Desde el punto de vista institucional, podemos advertir una macro secuencia que es la que está definida en los diseños curriculares y proyectos curriculares institucionales y abarca los diferentes contenidos organizados y secuenciados en cada área a lo largo de la escolaridad subdivida en ciclos, y una micro secuencia que es la que planifica cada docente en el año y se subdivide en unidades de tiempos más o menos cortos.
Distinguimos así diferentes tipos de secuencias:
a) Secuencias lineales, en las que se propone un único camino que va desde los contenidos más abarcadores a los menos abarcadores, o desde los más simples a los más complejos, de acuerdo al tipo de problema que se esté planteando. Se trata de diseñar un procedimiento "paso a paso" en el que los conocimientos se van complejizando gradualmente.
b) Secuencia con alternativas, en las que no hay un único camino sino que se ofrecen opciones de estudio en distintos momentos.
c) Secuencia con retroactividad, saltos atrás para reasegurar las nuevas adquisiciones.
d) Secuencia en espiral, en las que distintos contenidos giran en torno al mismo tema. abordan un mismo tema desde perspectivas cada vez más complejas. Captan conjuntos complejos en sus rasgos generales y luego se van viendo los matices, los aspectos más específicos. permite resignificar los conocimientos anteriores a la luz de los nuevos saberes adquiridos.
e) Secuencia convergente, que abordan el mismo contenido desde distintos planos de análisis.
B- La segunda decisión es cómo seleccionaremos los contenidos y cómo los presentaremos para ser aprendidos. La presentación en redes nos permite representar relaciones significativas entre conceptos en la forma de una estructura de proposiciones. Supone identificar los conceptos claves, diferenciar los más inclusivos y establecer las relaciones entre los conceptos por medio de conectores. Comienza por los conceptos más generales y se desagrega hasta ubicar, por debajo los menos inclusivos. Todos ellos se relacionan entre sí por medio de conectores, esto es, palabras que dan sentido a la relación que los une entre sí.
Es sabido que la cantidad de contenidos que podemos incluir en una trama y en una secuencia depende de muchas circunstancias, por lo que cada docente sabrá que tipo de recorte realizar en función de las trasposiciones didácticas que realizará según la trama seleccionada. Por otra parte sabemos que esos contenidos podrán ser aprendidos con diferentes grados de significatividad ya que llegar a la construcción cabal y significativa de un contenido curricular no es algo que se da de una vez y para siempre sino que requiere un proceso que lleva diferentes acercamientos a los conceptos, competencias o procedimientos y estos acercamientos son graduales e implican logros parciales.
En función de estos contenidos nos proponemos objetivos que también habrán de ser diferenciados y graduados. Podremos así proponernos objetivos a corto, mediano y largo plazo atendiendo así la diversidad áulica, proponiendo distintos criterios e instrumentos de evaluación para cada tipo de objetivo.
La educación inclusiva y la alternancia nos propone un desafío a la hora de planificar, ya que no solo habremos de seleccionar contenidos, actividades, objetivos y criterios e instrumentos de evaluación. Se hace necesario también incluir en la planificación las estrategias didácticas que pondremos en juego y anticipar las estrategias de aprendizaje que dichas estrategias didácticas le proponen al grupo con el que estamos trabajando.
De esta manera, sobre la base de una planificación única para todo el grupo, podemos incluir diferentes opciones que nos permitan atender la diversidad y trabajar respetando los tiempos y modalidades de construcción de contenidos de cada estudiante que conforma el grupo clase, marcando la distinción cuando se trata de la presencialidad o de la no presencialidad.
2- Segunda etapa de la planificación: En esta segunda etapa definimos las actividades, la intervención docente y la evaluación.
1- Las actividades:
Al analizar las actividades que se suelen encontrar en las planificaciones, podemos distinguir por lo menos tres tipos de actividades:
Actividades de efectuación: Es una actividad externa y observable. Se corresponde con la ejecución de un trabajo, de una tarea, de un asunto determinado. Suelen ser mecánicas y aportan muy poco a los procesos de construcción de aprendizajes, tales como por ejemplo: ejercitar la escritura de letras, resolver cuentas descontextuadas, copiar un texto, etc.
Actividades funcionales: Claparède las definió como aquellas actividades que se originan en una necesidad, que está provocada por un interés o deseo. Se corresponde con un movimiento interno del sujeto. Se vinculan con los procesos motivacionales pero no necesariamente implican operaciones del pensamiento que son necesarias a la hora de la construcción de los aprendizajes. Por ejemplo, la realización de un paseo que no implique un claro sentido educativo, que es algo que les gusta a las niñas y a los niños pero no aporta ningún desafío cognoscitivo. O dedicar una clase a hablar de algún tema que les resulte interesante pero no forma parte de ningún contenido curricular.
Actividades estructurantes: Son aquellas que promueven acciones cognoscitivas que requieren poner en juego operaciones del pensamiento aprendidas y otras novedosas que implican un desafío con un grado de dificultad posible de ser resuelto. Por tanto, consiste en organizar y estructurar las propias acciones con la intención de alcanzar un determinado objetivo, tomando decisiones acerca de cómo resolver el asunto, como por ejemplo cuando les proponemos una situación problemática y les pedimos que busquen diferentes formas de resolverla. En este caso es más importante detenernos a observar el procedimiento que puso en juego para encontrar la solución que el resultado alcanzado.
Salvo el primer tipo de actividades (efectuación) la combinación de las dos siguientes son las que provocan el interés (funcionales) y a la vez, promueven operaciones del pensamiento (estructurantes). Agregamos a esto que también es indispensable construir diferentes tipos de consignas para cada una, con diferentes tipos de instrumentos de mediación, objetivos, evaluacion y diferenciar el tipo de ayuda pedagógica.
Hay que advertir que cualquiera sea la actividad que el docente proponga y cualquiera el modo o fuente de la misma, habrá que prever que, dada la indiscutible diversidad de cualquier grupo, las actividades habrán de diseñarse contemplando diferentes niveles de complejidad en la realización. Con esto estaremos en condiciones de garantizar la flexibilidad necesaria que habrá de tener la planificación para que permita trabajar con la totalidad del grupo sin quedar apegados a determinados niveles de desarrollo real, suponiendo que la ayuda que reciban permitirá trabajar en la zona de desarrollo próximo y así favorecer los aprendizajes. En esta perspectiva se inscriben las que hemos denominado actividades facilitadoras.
La originalidad de una propuesta pedagógica constructivista consiste en la riqueza de las actividades, en el modo como se articulan, los materiales que se utilizan, y, sobre todo, en la modalidad de intervención que asume el docente, en la manera como conduce el proceso. El conocimiento que como docentes podemos tener de los diferentes niveles de conceptualización por los que atraviesan los niños y niñas en la construcción de las diferentes nociones y conceptos puede ser una importante ayuda para tomar decisiones, con la condición de que sea sólo un punto relativo de partida para organizar las secuencias de actividades.
Hoy, la alternancia entre clases presenciales y no presenciales requiere una planificación de las actividades diferente. Y por tanto, no se trata solamente de proponer para la instancia no presencial las “actividades que siguen en la planificación”. Esta particularidad requiere pensar las condiciones en las que se llevan a cabo las actividades de aprendizaje fuera del ámbito de la escuela.
2- las intervenciones docentes: Los procesos de enseñanza se sostienen en el concepto de ayuda pedagógica, ayuda contingente o ayuda justa, dado que cada alumno requiere una intervención pedagógica diferente en cada momento del proceso de aprendizaje, entendiendo que cada sujeto tiene un proceso de desarrollo individual y único, aunque la construcción de dicho desarrollo sea social e interactiva. Por lo tanto no se sigue un método estructurado y secuenciado de pasos fijos a priori, sino que se estructura un conjunto de acciones educativas y estrategias didácticas sobre la base de las singularidades.
Desde esta perspectiva el docente es un ayudante. Se trata de un ayudante que tiene información clave y sabe cómo, cuándo y por qué entregarla. Ayudante porque no puede aprender por sus estudiantes, solo puede ayudar; pero sin esta ayuda tampoco lograrían hacerlo solos. Hoy, la alternancia entre clases presenciales y no presenciales corre al docente de este lugar de intervención con ayuda justa e información clave durante el tiempo que “la burbuja no asiste la escuela”. Por tanto tenemos que prever qué ayuda va a necesitar y cómo y quién la va a brindar.
3- los criterios e instrumentos de evaluación: Un momento importante de la planificación es cuando decidimos los momentos, tiempos y modos como vamos a evaluar la estrategia tanto de enseñanza como de aprendizaje. Para ello proponemos criterios e instrumentos que nos permitan realizar el seguimiento de los procesos de construcción de los conocimientos y de los resultados de los mismos, en tanto apropiación y utilización autónoma de dichos saberes. Por otra parte, además de esta evaluación en la instancia presencial, habremos de ser creativos para diseñar otros instrumentos y criterios de evaluación para las instancias no presenciales.
Prof. Cecilia Bixio
Miembro Equipo Pedagógico
Dirección Provincial Educación Especial
Ministerio de Educación
En archivos adjuntos: Escrito en formato word. Animación accesible del escrito
*Principio de Accesibilidad para personas con discapacidad visual. ONU Objetivos del Desarrollo Sostenible. (2015)
Autor/es: | ROSSI, SILVIA PATRICIA |