Allí donde hay docentes, hay escuela(s). La experiencia de “Escuela al Aire Libre” (Rosario, 1916 – 1931)
"Se trataba de un rincón del hipódromo al que se lo llamó escuela. Se ambientó bajo un conjunto de paraísos sin otro mobiliario que los bancos destinados al público en días de reunión, ni más material escolar que los pizarrones de las cotizaciones”. Crónica de relatos docentes.
Ofrecer signos que otros descifrarán a su tiempo y a su modo implica navegar en los legados de los grandes maestros, allí donde la enseñanza nombra con sonidos suaves los ecos de sus intenciones, trazando la historia con su propia impronta.
El lenguaje de la escuela convida a la conversación entre las épocas, donde las turbulencias de lo inédito sienten sed de recuperación del antepasado para reflexionar sobre las raíces que montan los nuevos escenarios con sentido propio y pertinente.
Es allí, donde se devela la oportunidad de la literatura pedagógica como espacio propicio a las preguntas y perplejidades que invocan y provocan las pausas para la reinvención de lo nuevo desde la escucha transformadora de otros tiempos.
En un mundo incógnito y cambiante, voraz, álgido e impaciente, la escuela ofrece pausa y detención para sí mismo, para jugar, aprender,escriturar, hablar y escuchar sin la lógica implacable de la prisa urgente, donde el aire libre, la frescura del encuentro y del contacto abren el tiempo sin tiempo.
La Subsecretaría de Educación Superior tiene el honor de compartir un escrito académico pedagógico con la autoría de la Dra María Elisa Welti, quien generosamente brinda al colectivo del nivel su producción acerca de la Experiencia de “Escuela al Aire Libre” en la ciudad de Rosario, 1916-1931. “Allí donde hay docentes, hay escuela(s)”.
Se agradece profundamente la dedicación y profesionalismo con la educación de la Dra María Elisa Welti, quien ofrece a través del blog un espacio de lectura que enriquece a la formación de los/las docentes y estudiantes, apostando al compromiso académico en los IES N° 28 – ENS N° 36 – ISP N° 16 y como Coordinadora Cambio Curricular Educación Superior ISM N° 14 (Subsecretaría de Desarrollo Curricular y Formación Docente, Ministerio de Educación Santa Fe).
Subsecretaría de Educación superior.
Mg Patricia Moscato.
Allí donde hay docentes, hay escuela(s). La experiencia de “Escuela al Aire Libre” (Rosario, 1916 – 1931)
Dra. Ma. Elisa Welti
En este último tiempo nos confrontamos con situaciones inéditas que, más de una vez, nos llevaron a preguntarnos qué es lo que define a una escuela como tal. Tanto la historia de la educación como el análisis de las diversas formas de lo escolar en el presente nos acercan numerosas propuestas educativas a partir de las cuales es factible encontrar algunas respuestas y, al mismo tiempo, imaginar alternativas para imaginar otras escuelas posibles.
Como parte de esa búsqueda revisamos una experiencia realizada por nóveles maestras a principios del siglo XX en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, conocida como Escuela al Aire Libre. Esta iniciativa tuvo su origen en un puñado de jóvenes que había egresado en 1915 de la Escuela Normal N°2 y que asumió el desafío de enseñar bajos los árboles, sin horarios ni grados, a niños que no asistían a la escuela de manera regular.
De la Escuela Normal a la Escuela al Aire Libre
La Escuela Normal N°2 en la que se gestó esta iniciativa había sido creada poco antes, en 1910, en ocasión de los festejos del Centenario del país. Su primer director fue Martín Herrera, maestro formado en la Escuela Normal de Paraná, quien impulsó y acompañó la puesta en marcha de la Escuela al Aire Libre.[i]
En el origen de esta experiencia se destaca también la influencia de Francisco Podestá, uno de los colaboradores de Herrera. Si bien la presencia de Podestá en Rosario fue breve, debido a que falleció en 1912, el escaso tiempo compartido con las estudiantes de magisterio constituyó una inspiración relevante para la posterior de la Escuela al Aire Libre. De hecho, aun cuando Podestá no había llegado a obtener el título de maestro en Paraná, había participado de una iniciativa pedagógica realizada en la ciudad de Concordia (provincia de Entre Ríos) basada en las ideas de Tolstoi, cuyas ideas reconocía como alternativa a las clásicas ideas normalistas (Román, 2008). En la descripción de aquella apuesta educativa entrerriana impulsada por Podestá, Herrera mencionaba: “Creo que en esa casa ha hecho el ensayo más severo de educación integral entre nosotros. La época era de agitación pedagógica y en el país encontraban campo propicio las tendencias tolstoianas que se contraponían a la escuela torrista, tan esparcida por los normalistas de Paraná” (Herrera [1912], citado en Dabat, 1935, p. 166).[ii]
Haydee Maciel, una de las maestras responsables de la experiencia al aire libre rosarina, se refirió a Podestá como “un gran orientador” por lo cual “su espíritu debía fructificar (…) cuando el 1° de mayo de 1916, se fundaba en el parque de nuestra ciudad, la “Escuela al Aire Libre” de Rosario, que llevó su nombre” (Maciel, 1935, p. 188).
La escuela bajo los árboles
La escuela denominada “al Aire Libre” comenzó a funcionar en un predio lindero al hipódromo. Participaron de esta propuesta Haydée Maciel, quien fue la directora luego, Orfilia Petit, Juana Saliva, Laurentina Solari, María Rilow y Catalina Mathias, quien se desempeñó más tarde como vicedirectora, Ana Duclos, María Cssoli, Sofía Herrera, Angela Lemmi; las maestras especiales eran Darwinia Podestá, Julia Cantarella, Elena y Aurelia Morello (Ziperovich, 1992).[iii] Frecuentemente, además, participaban alumnas de la escuela normal que realizaban allí sus prácticas docentes.
En un informe oficial confeccionado por Herrera en 1917, se nos presenta la austera y sencilla organización de la escuela en sus inicios:
Bajo el paraisal de un rincón del hipódromo, sin otro mobiliario que los bancos destinados al público en días de reunión; sin más material escolar que los pizarrones de las cotizaciones, algunas pizarritas comunes, un poco de tiza, un montón de diarios viejos y de papel de estraza, media docena de toallas, cuatro lavatorios, algunas barras de jabón, una maquinita de cortar el pelo y agua corriente en cantidad no tasada, surgió un día, en junio de 1916, algo que sus iniciadoras llamaron escuela, aunque no tenía ninguno de los caracteres que las reglamentaciones oficiales establecen. (Herrera [1917], en Dabat, 1935, p. 223)
Agregaba Herrera que su denominación “al Aire Libre” no aludía solamente a su locación natural, bajo el sol y los árboles, sino además a que se la “deseaba abierta a todos los vientos del espíritu, a todas las iniciativas, a todas las audacias pedagógicas (…) para que las geniales direcciones de Pestalozzi, los delirios de Rousseau, el libertinaje de Tolstoi, no encontraran muros que les cerraran el paso” (Herrera [1917], en Dabat, 1935, p. 223-224).
Este informe destacaba especialmente la inspiración tosltoiana:
la escuela Yasnaia Poliana proporcionó la fórmula del gobierno escolar (…) los niños procedían con absoluta libertad (…) no había campana que midiese el tiempo (…) así el sirvientito, el chico de los mandados, el vendedor de diarios, el limosnero, etc. recibían lecciones que en vano hubiesen reclamado en los establecimientos oficiales, hechos a una medida en que no caben tales irregularidades. (Herrera [1917], en Dabat, 1935, p. 229)
Concurrían diariamente más de un centenar de niños del barrio, hijos de familias humildes, de diferentes edades y condiciones, que eran siempre recibidos en la escuela: “No se rechazaba a nadie. Asiste el niño de catorce años y el de cinco, y hasta el hermanito de un año que no tiene con quien quedar en casa” (Dabat, 1935, 239). Haciendo referencia a esta premisa de apertura a todos los niños, sean cuales fueren sus circunstancias o dificultades, Herrera la definía de este modo: “Rara escuela aquella en la que los descalzos, los descamisados, los mugrientos, no eran repudiados y devueltos a sus casas, pobres rancherías muchas de ellas incapaces de realizar lo que las escuelas oficiales les reclaman” (Herrera citado en Maciel, 1951, p. 145).
Acerca de la metodología de enseñanza afirmaba Dolores Dabat, educadora normalista quien asumió la dirección de la Escuela Normal N°2 durante la década de 1920, que esta Escuela al Aire Libre fue la primera “que puso al niño en un ambiente y lo dejó libremente en su contacto para que este obrara sobre él hasta donde el niño fuera permeable (…) la primera que usó de la actividad lúdica como el estímulo más natural de la infancia” (Dabat, 1935, p. 243).
Por su parte, Haydee Maciel, maestra y directora de la Escuela al Aire Libre destacó la presencia constante de la Escuela Normal N°2 en las actividades de la escuela experimental, no solamente a través de las estudiantes practicantes que acompañaban la tarea, sino de grados completos que la visitaban asiduamente:
todos los días, un grado con sus alumnas, cargado de paquetes se llegaba hasta nosotros en corporación acompañado de su maestra (…) las niñas de la Normal se confundían con los niños de aquel barrio suburbano de la ciudad y en esa comunidad de tan diversos escolares lentamente se iba produciendo el proceso milagroso y formativo de la educación. (Maciel, 1951, p. 146)
Epílogo
En 1927 la Escuela al Aire Libre fue declarada escuela fiscal y pasó a regirse por los reglamentos comunes; en 1931 se convirtió en la escuela N° 94 –cerrada– y pasó a ser “una de tantas” (Dabat, 1935, p. 247). Por otra parte, muchas de las primeras maestras que formaron parte de esta singular experiencia ya se habían ido paulatinamente incorporando a la planta docente de otras escuelas, no sin llevar a ellas parte de lo vivido: “Cuando se emplearon, las maestras de la escuela al aire libre llevaron al aula tanta luz, tanto calor, tantas iniciativas, que hoy es un título ante la inspección general de escuelas de Rosario, la actuación previa en ese ambiente escolar nuevo entre nosotros” (Herrera [1917], en Dabat, 1935, p. 230).
La Escuela al Aire Libre constituyó una iniciativa vernácula original, profundamente innovadora y comprometida, que se anticipó en sus principios pedagógicos a la llegada del ideario escolanovista al país. La experiencia, además, posicionó al magisterio, más allá de las rigideces del normalimo, en las vicisitudes de la periferia urbana de la época, a las que respondió con una propuesta alternativa, imaginada precisamente para aquellos niños que no encontraban sitio en las escuelas comunes. De este modo, fuera de las fronteras físicas del aula escolar y desafiando arraigadas tradiciones, unas inspiradas y jovencísimas maestras hicieron escuela más allá de la escuela.
Imagen de portada: Escuela al Aire Libre, 1917 – 1927. Imágenes de Dabat, D. La Escuela Normal N° 2 de Rosario de 1910 a 1935. Rosario, Publicaciones de Quid Novi?, 1935.
Dra. Ma. Elisa Welti
Doctora en Educación, Universidad Nacional de Entre Ríos. Magister en Educación (con mención en Formación Docente) Universidad Nacional de Entre Ríos. Profesora en Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Rosario.
Profesora del Ciclo de Formación Docente y de la carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario. Docente de Institutos de Formación Docente de la provincia de Santa Fe.
Referencias bibliográficas
Michelón, S. y Solero, C. (2020) “El devenir anarquista de una maestra normalista”. En: Mancini, E. y Caballero, M. (comps.) Maestras Argentinas. Entre mandatos y transgresiones, Tomo 1. Rosario, Centro Cultural La Toma – Asociación Civil Inconsciente Colectivo – Cooperativa de Pensamiento Margarito Tereré.
Román, S. (2008) “Los discursos pedagógicos alternativos al dispositivo escolar normalista argentino en las postrimerías del siglo XIX”. En: Sarmiento, Anuario Galego de Historia da Educación, N°12, pp. 93-109.
Ziperovich, R. (1992) “Memoria de una educadora: experiencias alternativas en la provincia de Santa Fe durante los últimos años de la década del 10, la del 20 y primeros años de 1930”. En: Puiggrós, A. Escuela, Democracia y Orden (1916 – 1943). Buenos Aires, Galerna.
Fuentes
Dabat, D. (1935) “La Escuela al Aire Libre”. En: Dabat, D. (dir.) La Escuela Normal N° 2 de Rosario de 1910 a 1935. Rosario, Publicaciones de Quid Novi?
Dabat, D. (1935) “Martín Herrera: primer director”. En: Dabat, D. (dir.) La Escuela Normal N° 2 de Rosario de 1910 a 1935. Rosario, Publicaciones de Quid Novi?
Herrera, M. (1917) “Informe oficial sobre la Escuela al Aire Libre”. En: Dabat, D. (dir.) (1935) La Escuela Normal N° 2 de Rosario de 1910 a 1935. Rosario, Publicaciones de Quid Novi?
Maciel, H. (1935) “Francisco Podestá -El investigador- y su influencia en la educación local 1862 – 1912”. En: Dabat, D. (dir.) La Escuela Normal N° 2 de Rosario de 1910 a 1935. Rosario, Publicaciones de Quid Novi?
Maciel, H. “La escuela al aire libre, ensayo tolstiano”. En: Morello, M. A. et al (1951) Martín Herrera. Su vida, su obra. Rosario, Molachino Establecimiento Gráfico.
[i] Martín Herrera fue profesor, secretario y regente de la Escuela Normal de Paraná antes de asumir como director de la Escuela Normal N°2 de la ciudad de Rosario luego de su creación en 1910.
[ii] León Tolstoi (1828 – 1910) fue un escritor ruso y, además, el creador de la experiencia educativa realizada en Yasnaia Poliana que se caracterizaba por la absoluta libertad que brindaba a los alumnos y que inspiró a numerosos pedagogos escolanovistas (Román, 2008).
[iii] La figura de Haydee Maciel, egresada como maestra de la Escuela Normal N°2 en 1915 y directora de la “Escuela al Aire Libre”, requeriría un tratamiento específico por su relevancia y sus particularidades. Dabat se refería a ella como la “maestra intelectual por excelencia” quien “explora en beneficio de la niñez todos los procedimientos montessorianos y froebelianos (…) la pedagogía social es para ella un tema inquietante” (1935, p. 238). Por otra parte, Michelón y Solero (2020) destacan su participación en la huelga docente que tuvo lugar 1921 en la provincia de Santa Fe, así como el “devenir anarquista” en su trayectoria vital y profesional.
Autor/es: | MOSCATO, PATRICIA CAROLINA |