MALVINAS, VOLVER A PENSARTE.
Nombrar “Malvinas” convoca a la reedición de quienes fuimos, somos y luchamos por no volver a ser. Las islas remiten a la oscuridad y a las grietas del recuerdo que se reencuentran con el horror del fuego en medio de las miserias humanas que sensibilizan la historia.
Rostros acompañados por el grito silencioso y la valentía en el desamparo de la humanidad que el tiempo no permite olvidar.
Los paisajes del recuerdo abrazan la vida de aquellos jóvenes argentinos que sin la conciencia adormecida permanecen y transcurren más allá del acontecimiento, porque recuperar la historia es mantener con vida e instalar la gramática del dolor en la narrativa del presente.
La crudeza del tiempo posibilita la reflexión continua, donde el fondo del dolor del pueblo denota el clamor de Malvinas.
La Subsecretaría de Educación Superior agradece la producción escrita de los profesores Walter Lionel Pighin y Miguel Ángel Gómez del Colegio Superior N°42 Dr Agustín Rossi de la localidad de Vera, quienes invitan al colectivo del nivel a pensar en “Malvinas, volver a pensarte”.
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Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato.
MALVINAS, VOLVER A PENSARTE.
La Guerra de las Malvinas, guerra patria que por un rato unió a los argentinos pisadores y a los argentinos pisados, culmina con la victoria del ejército colonialista de Gran Bretaña. No se han hecho ni un tajito los generales y
coroneles argentinos que habían prometido derramar hasta la última gota de sangre.
Quienes declararon la guerra no estuvieron en ella ni de visita.
Para que la bandera argentina flameara en estos hielos, causa justa en manos injustas, los altos mandos enviaron al matadero a los muchachitos enganchados
por el servicio militar obligatorio, que más murieron de frío que de bala.
No les tiembla el pulso: con mano segura firman la rendición
los violadores de mujeres atadas,
los verdugos de obreros desarmados.
Eduardo Galeano
Por: Prof. Walter Lionel Pighin & Prof. Miguel Ángel Gómez, Colegio Superior N° 42, Vera.
Ante el desafío de poner en palabras lo que sentimos y pensamos sobre el tema que nos convoca, creemos necesario además de pertinente, explicitar desde dónde y por qué lo hacemos.
Desde dónde…
Asumimos que toda propuesta educativa pone en juego modos de relacionar conceptualizaciones acerca de lo común y lo plural; lo político y la política; la democracia y la justicia, lo público y lo privado, la distribución de lo material y lo simbólico; un modo particular de comprender la educación, las instituciones, los sujetos… En última instancia, una manera de comprender la vida, el mundo y las formas de estar en él, es decir, un posicionamiento ético. Nuestra propuesta, la del Colegio Superior N°42, intenta sostener un profundo respeto por la singularidad irrepetible de toda vida, de cada vida. Es una apuesta por sostener la pluralidad de voces, por construir lo común, por habilitar espacios de vínculos democráticos como modo de vivenciar la democracia.
En tanto consideramos que la educación trata de la distribución de la herencia cultural, significa el intento por entrelazar los valores de la igualdad y la justicia. De allí que es una apuesta a favor de la escuela pública y gratuita y contra la mercantilización de la educación.
Por ello, consideramos a la educación como una construcción colectiva y como diálogo intergeneracional que debe ser humanizada y debe tender a la humanización de todos. En clave de derecho, planteada desde una perspectiva de género, debe ser respetuosa de la identidad de todos, producir sentido y construir ciudadanía. Así pensada, puede contribuir al cuidado, propiciar el arraigo y valorar la multiplicidad de lenguajes en que se dice la existencia humana.
Por qué Malvinas
Malvinas, reafirmación de la Soberanía Nacional, herida que sangra, socaba, nubla la razón. Malvinas, última irracionalidad de quienes usurparon el poder del Estado el 24 de marzo de 1976, y a los que parece no haberles alcanzado el genocidio de más de 30.000 hermanos argentinos. No les fue suficiente la sangre derramada de docentes, obreros, estudiantes y militantes a quienes desaparecieron, torturaron y sometieron a las peores bajezas de la vida humana. Les fue necesaria una locura más, creyéndose dueños, amos y señores de la patria. Y no hablamos aquí solo de quienes ejecutaron las órdenes, sino también de quienes las impartieron, cómplices callados, ocultos, de voces sombrías.
Malvinas, vena sangrante de un imperio colonial que una vez más irrumpió en la soberanía nacional con idénticas consecuencias. ¿Y por qué decimos “una vez más”? Porque hubo un tiempo del quebracho, un tiempo donde Inglaterra puso sus garras en nuestro tanino, en nuestro norte santafesino, chaqueño. Imperio del quebracho que allá por los años 20 del pasado siglo dejaba en silencio a un centenar de obreros en las sangrientas huelgas de La Forestal. Y que aún, como nos señala Osvaldo Bayer (2001) nos deben las respuestas del “porqué de tanta crueldad contra los obreros, del porqué tanta obsecuencia de los políticos de turno para con el poder económico en tiempos de democracia, del porqué de tanto egoísmo criminal en las gigantescas fábricas de tanino”. La Forestal y Malvinas son el ejemplo más claro de los que siempre nos deja un imperio colonialista, la muestra de los pueblos abandonados a su suerte y que terminaron en la más absoluta depredación humana.
Malvinas, a ella también -y a cada uno de los soldados argentinos que yacen en tus entrañas y a aquellos que regresaron- debemos hoy los “40 años de Democracia”. Democracia que poco a poco comenzó a reconstruirse en aquel lejano ya 10 de diciembre de 1983, y que, pese a que muchos la reniegan, pisotean, sigue siendo el faro que nos guía. Democracia hoy maltratada por una justicia poco justa, por medios de información que desinforman, pero que sin embargo resiste y se niega al atropello.
Por todo, por las palabras que nos suceden, nos preguntamos: Malvinas, ¿por qué volver a pensarte?
Sabemos que no resulta fácil poder analizar procesos históricos sin el riesgo de someterlos a marcos conceptuales y analíticos que no van más allá del mero hecho. Por más dolorosos que resulten, por más empatía que generen, muchas veces cometemos el error de no poder captar su novedad, ignoramos lo que nos dicen en el hoy, quedamos estancos en un modo de pensamiento enmarcado en la concepción moderna del tiempo lineal. Por ello, como señala Boaventura De Sousa Santos (2011) hoy resulta necesario crear nuevos marcos epistémicos que nos inviten a volver a pensarlos, tomando distancia, asumiendo nuestro tiempo como un tiempo que revele, desde una imaginación política emancipadora, desde una gramática que atraviese la sociabilidad, el espacio público y el espacio privado, la cultura, las mentalidades y las subjetividades.
Entonces, ¿se hace necesario hoy volver a pensar “Malvinas”? Sí. ¿Desde dónde”? Desde el presente, desde miradas que irrumpan contra las consecuencias irresolubles que genera el colonialismo del saber que subjetivan la verdadera matriz del pensamiento soberano, desde un presente desadjetivado de los sustantivos propios de las teorías convencionales y que limita los debates y propuestas. Desde la creación de nuevas subjetividades cuyas urgencias, como describen Acosta y Otros (2015), devienen de la constatación de que el neoliberalismo como paradigma dominante -y muy presente hoy en grandes grupos sociales de nuestra nación- horadó las bases del pensamiento crítico, abandonándose las miradas de gran escala, al tiempo que las preguntas integrales fueron reemplazadas por un conocimiento especializado y una mirada microscópica sobre los objetos de estudio, soslayando el papel de la historia en la explicación de la realidad social.
Por ello, pensar hoy Malvinas -y desde la contingencia que ella genera- permitirá retomar el concepto de soberanía más allá de la lógica de coacción de la corriente neoliberal. Posibilitará pensar la realidad desde la apertura a nuevas configuraciones que escapen a aquellos pensamientos que no permiten pensar la capacidad de reactuación sobre la realidad. El desarrollo de la conciencia de la realidad no solo se corresponde con reflejar lo empírico “dado” sino con procesos sociales, con dinámicas, con movimientos, y esto significa captar la historicidad, pero también los horizontes de posibilidades.
Malvinas debe permitirnos pensar hoy qué “Estado” queremos: uno verdaderamente libre, soberano e independiente u otro servil a los intereses de aquellos que socavaron y socaban a la propia soberanía. Debe permitirnos poner sobre la mesa de la discusión, de manera urgente y demandante, el principio mismo de que sin soberanía no hay Estado. Pensar si queremos un Estado que esté al servicio de los bienes materiales, del mercado, de pequeños grupos, de medios corporativos o un Estado que nos incluya a todas y todos.
A modo de cierre…
Así asumida, Malvinas nos coloca frente a inéditos desafíos educativos para las instituciones de formación docente. Nos obliga a rediseñar miradas y propuestas hacia el interior de las instituciones: revisar los saberes disponibles, y enseñar procesos intrínsecamente relacionados, en una práctica con sentido y relevancia, en las que el aprendizaje holístico sobre Malvinas genere miradas críticas pensadas desde el hoy.
Como todo discurso, el discurso pedagógico es un espacio privilegiado para y por la disputa del sentido de las narrativas históricas, con toda la complejidad y las dificultades que supone pensar un acontecimiento de la historia reciente, sobre todo cuando el modo en que se cuenta lo que aconteció es parte de la historia de nuestro país cuyos efectos pueden identificarse nítidamente en nuestras vidas cotidianas.
Se trata de poner en cuestión la visión desubjetivada, desmontar la idea de que solo puede ser explicada desde el mero hecho histórico. Es desde aquí que institutos formadores debemos jugar un rol central para la construcción de nuevas subjetividades donde Malvinas sea pensada desde lo que significan los términos soberanía, independencia, libertad.
Como señaláramos al principio, como colectivo docente creemos firmemente en el impacto que los IFD tenemos en la construcción geopolítica del territorio. Ante las prácticas institucionales que propician y fortalecen el individualismo, sostenemos la necesidad de considerar a cada docente como “intelectual transformativo” oponiéndolo a la concepción de docente como un mero aplicador de políticas educativas. En este sentido, consideramos a los IFD como objeto de las políticas públicas, pero también como posible sujeto hacedor de políticas públicas educativas.
Sabemos que las instituciones educativas -en particular los IFD- podemos propiciar el diseño de políticas públicas tendientes a garantizar el acceso a las oportunidades que genera el Estado y que esto habilita el arraigo de los habitantes a su territorio y la posibilidad de que ellos mismos logren transformar su realidad.
En definitiva, creemos y sostenemos la urgencia de pensar el IFD como un espacio de lo posible, adjudicarle la capacidad de torcer destinos que se presentan como inevitables, forzar los límites. Sólo así rendiremos homenaje a quienes dieron su vida por la libertad de aquellas islas del sur.
Imagen de portada: Etcheverry. Alejandra
Bibliografía.
Acosta, Alsaldi, Goirdano y Soler. (2015). América Latina piensa en América Latina. CLACSO. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
bayer, Osvaldo. (2001) “En los caminos vacíos de La forestal”. En https://www.pagina12.com.ar/2001/01-07/01-07-07/contrata.htm
GALEANO, Eduardo. En:
https://www.elmensajerodiario.com.ar/contenidos/2-abril-segn-eduardo-galeano_7204/
Sousa Santos, Boaventura De (2011). Epistemologías del Sur. Utopía y Praxis Latinoamericana / Año 16. Nº 54. Revista Internacional de Filosofía Iberoamericana y Teoría. Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.
Imagen en: https://agenciasanluis.com/notas/2022/04/05/alejandra-etcheverry-abrir-el-dialogo-sobre-malvinas-a-traves-del-arte-es-el-mejor-camino-de-sanacion/
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |