Mujeres de la Historia. LAS MUJERES EN EL EJÉRCITO DE LOS ANDES. TRANSGRESIÓN Y SILENCIO .
Mujeres de todas las estirpes se encuentran en la historia de la gesta Sanmartiniana.
Roles protagónicos que fueron develados a través del tiempo nos demuestran y develan que el universo femenino no estuvo al margen de este proceso. A su favor, en su contra pero presentes al fin.
Armas, joyas, voluntad, decisión, ofrendas y costuras. Palabras que atraviesan una historia que merece ser contada y reconocida. Figuras emblemáticas que ameritan nombramiento y significatividad.
La Subsecretaría de la Educación Superior se enorgullece en presentar algunas de las perspectivas que buscan ser expresadas en pos de las referentes y agudizadas miradas observadoras y hacedoras de la época con la autoridad de la autoría de las Profesoras Berta Catalina Wexler y Graciela Cristina del Valle Sosa, quienes sostienen la producción académica desde hace 35 años de la Revista de Historia Regional. ISP Nº 3. Villa Constitución. Muchísimas gracias Berta y Graciela por evocar a la comunidad del nivel superior a interiorizarse en la historia de “LAS MUJERES EN EL EJÉRCITO DE LOS ANDES. TRANSGRESIÓN Y SILENCIO”.
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato.
Mujeres de la Historia.
LAS MUJERES EN EL EJÉRCITO DE LOS ANDES. TRANSGRESIÓN Y SILENCIO .
Autoras: Prof. Berta Catalina Wexler – Prof. Graciela Cristina del Valle Sosa[1]
Imagen de portada: Pascuala con todas sus intenciones frustradas al ser rechazada en el batallón.
La que no dio joyas y esclavos dio zapallos y tejió ponchos.
La patria no es sólo de los hombres. Y aunque en la hora decisiva de partir las mujeres quedan, el ejército lleva su sangre y su fe, el trabajo de sus manos y la angustia de su espera”.[2]
INTRODUCCIÓN
Desde los bicentenarios de las independencias de los países latinoamericanos se ha buscado que la comunidad historiográfica plantee nuevos interrogantes y nuevos análisis respecto de la contribución de las mujeres al proceso emancipador, para superar los prejuicios propios de una sociedad patriarcal que ha callado (de manera total o parcial) su contribución a la gesta.
Bajo el imperio de las necesidades de la guerra de la Independencia, las mujeres participaron en diferentes acciones fecundas en hechos heroicos, lo que demuestra que la causa de la revolución no fue un atributo exclusivamente masculino. Sin embargo, sus hazañas han caído en el silencio total o parcial, pese a que ellas transgredieron las reglas de la época para el éxito de la campaña.
La guerra contra el español significó una empresa de todos, sin importar sexo ni condición social. En consecuencia, el tratamiento de la confrontación merece ser abordado poniendo en relieve el rol que tuvieron las mujeres en las campañas libertadoras.
Mestizas, mulatas, señoras o barraganas colaboraron con los planes del General José de San Martín en el esfuerzo por concretar la campaña de los Andes y la liberación del Perú. Sus contribuciones, muchas veces calladas, merecen ser visibilizadas para completar nuevas lecturas de esta empresa porque también significó arremeter contra los designios de una sociedad victoriana que se vio interpelada por la guerra.
El itinerario que proponemos incluye aportes de diferentes fuentes que permiten seguir sosteniendo la importancia de la participación de las mujeres como sujetos de la historia en el éxito de las campañas libertadoras. Es nuestra intención presentar una nueva mirada acerca de las acciones del General San Martín, y en este sentido se hace necesario recorrer su itinerario.
De niño a Libertador
Nos referiremos, en esta ocasión, a la situación particular del José de San Martín, niño a quien le ocultaron su origen y no permitieron que se le reconociera su identidad por las normas patriarcales de la época que resguardaban el honor de las familias del poder.
Historiadores como José Ignacio García Hamilton, Hugo Chumbita y el investigador genealogista Diego Herrera Vegas han revelado datos que demostrarían que José no tiene el origen que la historiografía argentina ha puesto como verdad absoluta[3].
Chumbita y Herrera Vegas, entre otras afirmaciones, sostienen:
“Joaquina de Alvear declara que San Martín era hijo natural de su abuelo, el brigadier español Diego de Alvear, y de una indígena de Yapeyú. Este documento no hacía más que confirmar la tradición oral que ha circulado durante varias generaciones por varias ramas de la familia Alvear y otras familias porteñas, y coincide con otra tradición popular de la región de las antiguas misiones jesuíticas, según la cual Rosa Guarú, la nodriza guaraní de San Martín, fue su verdadera madre[4]”.
Pintura que representa a Rosa Guiru y el niño José en www.colegioyapeyu.edu.ar
Diego de Alvear[6] , el verdadero padre, se hospedaba en el hogar de la familia San Martín cuando conoció a Rosa Guarú que servía en la casa del gobernador. Al nacer el niño José[7], don Diego le solicitó al gobernante que lo adoptara como hijo. Ella siguió en su mismo lugar criándolo, hasta que tres años más tarde los San Martín se fueron a Buenos Aires y nunca más lo vio.
En otro de sus libros Chumbita (2001) plantea:
“sobre el origen mestizo del Libertador, concordantes con numerosas afirmaciones de testigos de la época como Alberdi, Olazábal, Vicuña Mackenna y Pastor S. Obligado. Quienes lo conocieron de cerca, observaron su aspecto de criollo mestizo y oyeron de sus labios manifestaciones inequívocas en tal sentido. Ésta sería la explicación de su inesperado retorno a América en 1812, con la ayuda de la familia Alvear, así como el fundamento de sus concepciones americanistas y de solidaridad con los pueblos autóctonos.[8]”
Ante el pedido de que se realizara un ADN a los descendientes de la familia Alvear, y de Rosa Guaru[9] o a los restos de San Martín, la Justicia argentina y el Instituto Sanmartiniano impidieron que se llevaran a cabo estas diligencias[10]. Inferimos que primaron en estas decisiones cuestiones de carácter religioso y conservador, ya que se visualiza en esta decisión discriminación étnica e intolerancia hacia el mestizaje, junto con la ilegitimidad de origen.
Diseño Casa del Libertador en Yapeyú. Corrientes. En https://www.google.com/search?rlz=1C1AKJH_enAR1004AR1004&source=univ&tbm=isch&q=casa+Libertador+enYap
Viaje y regreso a la América española
Museo Sanmartiniano en el Regimiento de Granaderos Caballo. Yapeyú. Corrientes
La familia se trasladó en 1784 hacia el viejo continente cuando a Juan San Martín lo enviaron a cumplir misión en España. José estudió en el Seminario de Nobles. En 1789 ingresó al Regimiento de Murcia donde hizo la carrera militar. Lo enviaron a combatir a Melilla y Orán en la campaña al África y, en 1797, fue ascendido a Subteniente por sus destacadas acciones.
En marzo de 1812 con treinta y cuatro años de edad y tras varios meses de navegación, regresó al país, conoció a Remedios de Escalada de catorce años y, en setiembre del mismo año, se casaron.
Ese mismo año, José de San Martín, Carlos María de Alvear, Bernardo Monteagudo, Juan Martín de Pueyrredón y José Matías Zapiola constituyeron una sociedad secreta llamada Logia Lautaro, con el mismo modelo organizativo de las logias masónicas europeas, y trabajaron en pos de la Independencia hispanoamericana.
En ese momento, el Triunvirato lo reconoció por sus condiciones militares y le encargó la creación de un escuadrón, que luego se llamaría Regimiento de Granaderos a Caballo. En 1812, a raíz de la victoria de Belgrano en la Batalla de Tucumán, este grupo preparó un movimiento para derrocar al Primer Triunvirato. Se impusieron y se nombró el Segundo Triunvirato con Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte.
En 1813 la situación era preocupante para el litoral. Los españoles seguían ocupando Montevideo y realizando desde allí incursiones hostiles en el río Paraná. San Martín recibió órdenes de dirigir una compañía de los Granaderos a Caballo para proteger a la población del Litoral de los ataques enemigos a lo largo de las costas del río. Se produjo entonces la primera y única batalla del Libertador en el territorio argentino con el gran triunfo en la batalla de San Lorenzo.
San Martín fue nombrado Jefe del Ejército del Norte cuando ideó su plan de libertar a Chile y utilizar la vía del Pacífico para llegar al Perú, donde residía el poder realista. Al trasladarse a Mendoza fue gobernador de Cuyo y organizó el Ejército de los Andes. Por entonces planteaba:
“La Patria no hará camino por ese lado del norte que no sea una guerra defensiva y nada más… Un ejército pequeño y bien disciplinado en Mendoza, para pasar a Chile y acabar allí con los godos, apoyando un gobierno de amigos sólidos para concluir también con la anarquía que reina; aliando las fuerzas pasaremos por el mar a tomar a Lima. Ese es el camino y no éste, convénzase hasta que no estemos en Lima esta guerra no acabará[13]".
El Libertador de Argentina, Chile y Perú
Los preparativos económicos para la campaña de los Andes fueron dirigidos por el propio San Martín con exhortaciones y confiscaciones a los habitantes en toda la zona de Cuyo. En este sentido, y como podemos observar en la cita, buscó convencer con argumentos de renunciamientos:
“Por su parte el coronel Pueyrredón informa que, encontrándose reunidas en la Casa Capitular de Mendoza, aquel conjunto de señoras, muy elegantemente ataviadas, San Martín departía con ellas, ponderando la sencillez republicana y el patriotismo de las mujeres romanas, que se habían despojado de cuanto tenían, inclusive de sus cabellos, para salvar la Patria. Y agrega el memorialista que luego, dirigiéndose a su señora, dijo el libertador: “Remedios se tú quien dé el ejemplo, entregando tus alhajas para los gastos de la guerra. La esposa de un general republicano no debe gastar objetos de lujo cuando la patria está en peligro. Con un simple vestido estarás más elegante y te amará mucho más tu esposo” Se dice que Remedios Escalada se adelantó entonces, se quitó delante de todos, sus anillos, collares y demás alhajas, y las depositó en una bandeja de plata que allí había, prometiendo mandar de su casa toda la vajilla de plata labrada. Las señoras presentes aprobaron e imitaron aquella renunciación, diciéndose unas a las otras: “es justo, es justo”. Ninguna quiso ser menos que otra, y no sólo oblaron voluntariamente lo que llevaban puesto, sino que se apresuraron a remitir lo que aún habían dejado en sus casas.” [14]
Se formó por entonces un grupo de patricias mendocinas que fueron las damas bordadoras encabezadas por la esposa de San Martín, Remedios de Escalada. En el grupo se encontraban la Señora Dolores Prats de Huysi y por las manos de la niña Laureana Ferrari, Mercedes Alvarez y Margarita Corvalán.
Esta es la imagen que mostró la revista Billiken para todas las generaciones de niñas y niños argentinos como la gran gesta heroica:
“La epopeya sanmartiniana ocurrió gracias a la gran capacidad de planificación, organización y de liderazgo del general San Martín, pero contó con el apoyo de una parte fundamental de esta historia: las mujeres.
Lejos de quedarse de brazos cruzados, las mujeres cuyanas le ofrecieron a la patria naciente todo lo que pudieran darle y colaboraron con la preparación de la cruzada libertadora[16].”
A los aportes en oro y plata de las damas mendocinas, se le sumaron las sanjuaninas, quienes donaron sus alhajas como contribución en el equipamiento del ejército. Las damas de Jáchal y Valle Fértil contribuyeron con cadenas de oro, aros, sortijas, peinetas de plata, medallones de oro.
La empresa de preparación del Ejército de los Andes contó también con aportes populares; según los registros San Martín recibió de las mujeres: ponchos, frazadas, pieles de carnero, monturas, etc. Existe una nómina bastante extensa de mujeres que donaron también dinero y esclavos como prueba de su adhesión a la causa o, también, como medio para eximirse de las confiscaciones forzosas[18].
Otras, en el gran taller de Cuyo y en sus casas particulares, cosieron ropa para los soldados gratuitamente, tal como les fuera solicitado en ese momento. Camisas, chaquetas, pantalones y bolsas de lanilla para los cartuchos de cañón fueron confeccionados con mucha celeridad, dada la urgencia de las circunstancias. En casi todas las casas, se cosían uniformes, se bordaba una bandera o se tejían ponchos para los soldados. Se conoce también que las religiosas del Monasterio de María prestaron su colaboración para el equipamiento del ejército. La creación de la Casa de Corrección tuvo dos propósitos fundamentales: recoger a las mujeres escandalosas o de conducta antisocial y economizar recursos para la fabricación de vestuario necesario para el ejército. Moralidad y mano de obra disponible. (BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor.2008)
En la conformación del Ejército de los Andes y los planes para liberar a Chile y Perú se realizaron acciones colectivas y otras que merecen mencionarse por la particularidad que presentan. Veamos otros casos.
Pascuala Meneses
Hoy, desde muy temprana edad, los niños conocen que las mujeres de todas las clases sociales hacían esfuerzos para participar activamente al igual que los hombres en la convocatoria de San Martín en Mendoza.
Algunas preparaban las cosechas, recorrían leguas hasta llegar a destino con ponchos y mantas para abrigar a las tropas, y entregar alimentos. Por ejemplo, Pascuala, escondida con el nombre de varón (Pascual Meneses), quería estar cruzando las fronteras con el ejército hasta que una gran tristeza la invadió al ser descubierta y enviada de regreso[20].
Afrodescendientes
Las contribuciones de muchas provincias fueron de ricos y pobres. Algunas mujeres de la alta sociedad, ofrecían a San Martín sus esclavos o el valor de los mismos para evitar que sus familiares concurrieran a la guerra.
Según Bartolomé Mitre, el Ejército de los Andes contó con un aproximado de 5.000 efectivos, de los cuales entre el 40% y el 50% era afro, es decir unos 2.500 hombres. San Martín tuvo un trato muy cercano con varios de los afrodescendientes de su tropa y expresó la simpatía por ellos[21]
En una ocasión, el Libertador indicó que “si los realistas eran los vencedores, los negros serían esclavizados de nuevo, por lo que con más tenacidad lucharon por la causa patriota[22]”.
En la pintura del uruguayo Juan Manuel Blanes puede visualizarse cómo la población afro contribuyó con la campaña emprendida por el General San Martín.
Josefa Tenorio, un caso significativo
Ella logró el objetivo que se había planteado Pascuala. Siendo esclava de Gregoria Aguilar, se alistó en el Ejército de los Andes al enterarse de que no conseguiría su libertad, si los godos ganaban. Con uniforme de hombre, sable y pistola, provistos en El Plumerillo, montó en su propio caballo e integró las tropas del General Gregorio de Las Heras, quien le confió una bandera para que la llevase con honor. Fue agregada al cuerpo del comandante general de guerrillas, Toribio Dávalos, y allí recibió todo el rigor de la campaña.
Se sabe también que solicitó su libertad al General San Martín y que éste, a su vez, recomendó su liberación. Sin embargo, todavía no se conoce si pudo conseguirla. Tampoco se conoce dónde y cómo murió. Lo cierto es que luchó en el Ejército y hoy puede ser recordada como Josefa Tenorio, la mujer que cruzó los Andes.
La memoria popular la mantiene viva en los versos de sus canciones:
(…)
Ahí va Josefa Tenorio
con banderas desplegadas
dispuesta para alcanzar
la independencia anhelada
Convicciones ancestrales
la empujan a la batalla
y en su pecho está latiendo
la libertad de su raza.[26]
Es necesario mencionar que nunca fueron nombradas las mujeres que limpiaban los ojos de los soldados con infusiones para aliviar la conjuntivitis provocada por los vientos de la Cordillera ni las que se metían en los campos de batalla para la atención de los heridos.
Tampoco se conoce mucho del trabajo de las mujeres cuyanas que cuidaron las fincas cuando los hombres se marcharon a la guerra, al mismo tiempo que atendían las labores de sus hogares.[27]
Debemos destacar también a la Pancha, heroína nacida en San Luis, casada con el sargento Dionisio Hernández, en cuya compañía se incorporó al ejército en 1819 al ser aceptada por San Martín y pasaría integrar el batallón de la expedición libertadora a Perú. En el Escuadrón Sagrado defendió de los españoles a los soldados durante la retirada en la batalla de Moquegua. En los escritos recuperados del General Espejo, ella acompañaba a Hernández "vestida de uniforme militar y armada de sable y pistolas, como era su costumbre en los combates en que entraba[28]”.
En Chile
Con el cruce de los Andes, en 1818, venció a los realistas en la Batalla de Maipú y logró la Independencia de Chile.
Allí también hubo mujeres que participaron en la red de espionaje recogiendo información útil para los insurgentes. Es el caso de la llamada “Chingolito”, quien sedujo al último gobernador español Marcó del Pont brindándole datos falsos para colaborar con las tropas del ejército de los Andes.
Otras mujeres colaboraron en la Guerra de Zapa. Esta fue una operación táctica que consistía en desorientar al enemigo con informaciones erróneas y estrategias de espionaje. Propagaban rumores que inquietaban a los realistas.Formaron parte de esa red de espías Mercedes Sánchez, la maestra de postas Eulalia Calderón, Carmen Ureta y Rafaela Riesco[29].
Si bien algunas de ellas fueron recompensadas con dinero por sus servicios, y otras, severamente reprimidas por el tribunal de Vigilancia, como por ejemplo, Águeda de Monasterio o Añasco, a quien torturaron para obtener información y nunca lograron doblegarla.
Existe una nómina de quienes, por servir a la causa de la independencia, fueron torturadas y azotadas por los españoles, como María Vargas, Gertrudis Alegría, María Cornelia de Olivares, las hermanas Juana y Candelaria García. Manuela Estancio, Camila Ornao, Hermenegilda de Guisla, Antonia Ulate, Carmen Noriega, Brígida Silva, Petronila Ferreyros, Mercedes Nogareda, Francisca Caballero, Petronila Alvarez, Bárbara Alcázar, Agustina Pérez y la religiosa del Convento de la Encarnación, sor Juana Riofrío. Catalina Agüero y Narcisa Iturregui y Agustina Antoñete.
Una mujer totalmente ignorada por la historiografía fue revelada por Rodolfo Terragno (2015) después de muchos años de investigación, al comprar en Europa una carta auténtica de San Martín dirigida a una de sus espías: María Josefa de los Ríos:
“Una mujer aguerrida e interesada en los asuntos de Estado. Cuando su esposo fue gobernador de Montevideo, ella desarrolló una política social que le fue elogiada por Hipólito Vieytes. Cuando las invasiones inglesas, movilizó a la población y ayudó a reclutar voluntarios. Al caer Montevideo fue llevada, junto con su marido, como prisionera a Inglaterra .En 1810 estaba en Buenos Aires, participando en tertulias donde se gestó la Revolución de Mayo. Y la Asamblea del año XIII le otorgó un subsidio por de por vida. En Mendoza, ayudó a la formación del Ejército de los Andes y luego actuó como espía de San Martín cuando él era Protector del Perú[30]”
Perú
En 1820, por mar, San Martín desembarcó con una expedición en el puerto del Callao. Al cabo de un año, el 28 de julio de 1821 proclamó la Independencia del Perú y lo designaron con el cargo de Protector.
En el año 2021, año del Bicentenario de la Independencia del Perú, se nombró heroínas a Andrea Parado de Bellido, Brígida Silva de Ochoa, Ventura Ccalamaqui, y las hermanas María e Higinia Toledo y su madre Cleofé Ramos (llamadas Heroínas de Toledo), todas mujeres que colaboraron con los ejércitos libertadores. Sus nombres se sumaron a las muchas mujeres que abrazaron la causa de la Revolución.
El 11 de enero de 1822 San Martín otorgó a ciento cuarenta y cuatro damas limeñas, seglares y monjas (escogidas entre las más notables), la condecoración conocida como "Caballeresas de la Orden del Sol" , con una banda bicolor blanco y rojo que llevaba la inscripción distintivo con bordado de oro: “Al patriotismo de las más sensibles”.
Rosa Campusano Cornejo y Manuela Sáenz Aizpuru también la recibieron. Manuela Sáenz fue amante del General Simón Bolívar durante varios años y la llamaron “La libertadora del Libertador” y Rosa Campusano Cornejo, compañera de San Martín en Lima durante pocos meses fue conocida como la "Protectora del Libertador del Perú". [32]
Estos fueron dos sobrenombres para quienes las valoraron en sus acciones revolucionarias y en sus amores prohibidos:
“Las dos fueron visibilizadas por grandes poetas americanos como Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y Ricardo Palma, entre otros. La historia dice que, en el marco de esa sociedad de ese tiempo, el adulterio del hombre fue tolerado, pero no condenado. Sin embargo, para estas mujeres no fue así y, sobre ellas, cayó el peso de la moral victoriana obligándolas a permanecer en dimensiones ocultas o tergiversadas de los relatos sobre la Independencia americana[33]”.
Ambas mujeres fueron objeto del juicio implacable de la sociedad victoriana; sin embargo, esto no logró empañar sus contribuciones a la causa libertadora ni tampoco le impidió permanecer en la memoria colectiva como heroínas de la causa de la Independencia Americana.
Estamos convencidas de que en estos tiempos donde el relato histórico se está planteando nuevas lecturas, es necesario visualizar cada vez más la participación de las mujeres en la gesta libertadora para ir completando aquellos vacíos que todavía quedan. En eso estamos.
Bibliografía
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[1] Berta Catalina Wexler y Graciela Cristina del Valle Sosa. Miembros del Comité Académico de la Revista de Historia Regional del Instituto Superior del Profesorado Nº 3 “Eduardo Lafferriere” Villa Constitución.
Guido Francisco Molinas. Ilustrador
[2]BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor (2008). Patricias Americanas. Instituto Nacional Sanmartiniano. Secretaría de Cultura. Presidencia de la Nación Concurso Nacional 2008 – Texto Nº 050.
[3] Todas las biografías plantean que José de San Martín nació en Yapeyú y es hijo del gobernador, Juan de San Martín, nacido en España, y su madre, Gregoria Matorras también española.
[4]CHUMBITA, Hugo y HERRERA VEGAS, Diego (2014) El manuscrito de Joaquina. San Martín y el secreto de la familia Alvear, CICCUS, Buenos Aires
[5]Reproducción en www.colegioyapeyu.edu.ar.
[6] Diego de Alvear, marino andaluz llegó a Yapeyú en 1778 con el objetivo de explorar las misiones jesuíticas que habían quedado abandonadas ya que la Compañía fue expulsada en 1767.
[7] Nació el 25 de febrero de 1778.
2CHUMBITA, Hugo. (2001) El Secreto de Yapeyú. El origen mestizo de San Martín. EMECE Editores, Buenos Aire
[9] Rosa falleció a los ciento 107 años en Yapeyú, provincia de Corrientes, siempre esperando la vuelta de José.
[10]ZEIGER, Claudio. Yo vendo unos ojos negros .Pagina 12, Buenos Aires, 19de agosto, 2001. En https://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Radar/01-08/01-08-19/nota4.htm
[11] . En: https://www.google.com/search?q=Rosa+Guaru+Yapeyu+Corrientes&tbm=isch&chips=q:rosa+guaru+yapeyu+corrientes,onlin
[12]Imagen del casamiento de José de San Martin y Remedios de Escalada. INFOBAE 12 setiembre, 2019.En https://www.infobae.com/historia-argentina/2019/09/12/el-dificil-matrimonio-de-san-martin-y-remedios-de-escalada-
[13] SAN MARTIN, José (1814) Carta a Nicolás Rodríguez Peña. abril , 1814
[14] En Barrinuevo Imposti, ob cit.
[15] Patricias mendocinas : En https://billiken.lat/para-tus-tareas/patricias-mendocinas-quienes-fueron-las-mujeres-que-hicieron-la-bandera-con-la-que-san-m
[16] Las mujeres en la epopeya sanmartiniana ob.cit.
[17] Bandera de los Andes en http://historiavirtual.mza.uncu.edu.ar/mendoza-independiente/san%20martin%20y%20las%20damas.htm
[18] Ibidem
[19] Imagen que representa a Pascuala Meneses. Los invisibles en el cruce de los Andes. En http://losinvisiblesenelcrucedelosandes.blogspot.com/2017/10/pascuala-meneses-pudo-luchar-por-la.html
[20]Las mujeres en la epopeya sanmartiniana. Sala Amarilla. En:https://salaamarilla2009.blogspot.com/2019/08/las-mujeres-en-la-epopeya-sanmartiniana.html
[21]MITRE, Bartolomé (1887) Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana. Buenos Aires, Museo Mitre. Primera Edición.
[22]OMER, Freixa (2017) San Martín y el aporte afro a la emancipación argentina. Palabras de San Martín a la tropa, 19 de Febrero de 2017, INFOBAE.
[23] San Martín pasa revista a las tropas de negros y mulatos. Esta obra de Juan Manuel Blanes (terminada en 1872), fue obsequiada a la República Argentina por parte del Gobierno del Uruguay en el año 1878, con motivo del Centenario del Nacimiento del Gral José de San Martín, http://www.elotro.com.ar/libertarias-un-album-de-figuritas-
[24] Imagen de Josefa Tenorio. Mujeres del ejército de los Andes. Edu-Ar-Portal. En https://www.educ.ar/recursos/158362/las-mujeres-del-ejercito-de-los-andes
[25] Imagen de Josefa Tenorio. Publicada el 11 de julio 2020, por el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
[26] TORCETTA, Gregorio (2016) La guerra por la independencia. Josefa Tenorio. En: https://www.lamelesca.com.ar/2016/12/09/josefa-tenorio.
(Link de la canción “La Josefa Tenorio”: En: https://www.youtube.com/watch?v=wkp9ZE9kqZ0 )
[27] Las mujeres en la epopeya sanmartiniana. Ob cit
[28]AGENCIA, Noticias de San Luis. (2020) Perfiles. “Pancha” Hernández, la heroína puntana que combatió por la libertad de América, San Luis 8 de junio, 2020. En:
[29] Barrionuevo Imposti, ob cit.
[30] TERRAGNO, Rodolfo (2015). Josefa: Biografía de María Josefa Morales de los Ríos, la amiga secreta de San Martín. Sudamericana, Buenos Aires. Rodolfo Terragno compró al librero anticuario inglés, Víctor Aizenman una carta ológrafa de San Martín que había permanecido inédita desde 1820, con la esperanza de descubrir algún mensaje cifrado. Su autenticidad fue certificada por Horacio López Peña, presidente del Colegio de Calígrafos Públicos
[31] Imagen de María Josefa Morales de los Ríos Publicada en OTERO, Pablo S. Josefa: la espía de San Martín. La Prensa, Buenos Aires, 5/4/2015
[32] Manuela Sáenz, La Caballeresa del Sol reposa en suelo venezolano. En http//espanol.almayadeen.net/news/politics/1543010/manuelita-s%C3%A1enz-la-caballeresa-de-sol-reposa-en-suelo-venezo
[33]WEXLER, B. y SOSA, G. (2021). Las mujeres americanas y las luchas anticoloniales. Cuadernos para el encuentro en una nueva huella argentina. Edición Año 24. Nº 61 Noviembre, Buenos Aires, 2021
[34] Imagen de Rosita Campusano. La Protectora y Caballeresa del Sol. En https://www.cadenanueve.com/2020/05/17/rosa-campuzano-la-espia-que-amo-a-jose-de-san-martin
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |