DESLUMBRAR O ALUMBRAR, NO DA IGUAL
"Leer significa releer, y comprender, interpretar.
Cada uno lee con los ojos que tiene e interpreta a partir de donde pisan sus pies.
Todo punto de vista es la vista desde un punto.
Para entender cómo alguien lee, es necesario saber cómo son sus ojos y cuál es su visión del mundo. Eso hace que la lectura sea siempre una relectura.
La cabeza piensa a partir de donde pisan sus pies. Para comprender es esencial conocer el lugar social de quien mira. Vale decir, cómo vive, con quién convive, qué experiencias tiene, en qué trabaja, qué deseos alimenta, cómo asume los dramas de la vida y de la muerte y qué esperanzas lo animan.
Eso hace que la comprensión sea siempre una interpretación."
Leonardo Boff
El exceso y la saturación frente a la imagen como sensación de padecimiento visual inmersa en el mundo simbolico que debilita el poder ver, entender y producir sentido en el lenguaje es un horizonte cercano de este tiempo.
Multiplicar las formas de mirar, las posibilidades de implicarse en aquello que las imágenes producen con sensibilidad, memoria y pensamiento. habilitan los umbrales del nuevo tiempo desde la perspectiva del viraje semiótico.
Repensar y reelaborar cómo miramos a quien miramos en el encuentro de miradas posibilita envolver los nuevos escenarios educativos con la metáfora de alumbrar o desulmbrar, posibilitando la renovación de lo sensible, lo estético como un alerta hacia las miradas que afectan a los demás.
La mirada se constituye claramente como una posición, un punto de partida desde una dimensión inaugural que adquiere valor de inicio, revelando la posición de quién mira, desde dónde, en cuál posición deja o ubica a quien es mirado. En ese encuentro efímeramente profundo.
La Subsecretaría de Educación Superior invita a la lectura de “DESLUMBRAR o ALUMBRAR, NO DA IGUAL”, de la profesora Marisa Rosana Peresón, ISPI N° 9204 “Centro Formación de Monitores”, Reconquista.
Se agradece la generosidad académica compartida con el colectivo del nivel superior. Muchas gracias Marisa!
Subsecretaría de Educación superior.
Mg. Patricia Moscato.
DESLUMBRAR O ALUMBRAR, NO DA IGUAL
Autora: Peresón, Marisa Rosana
ISPI N° 9204 “Centro Formación de Monitores” – I.CA.M
Algunas luces deslumbran, llegan con tanta intensidad que hacen perder la visión. Cuando las sostenemos sin ayuda, cuando la distancia entre los objetos que emiten luz y los ojos no es la óptima, cuando no se gradúa la intensidad; te impiden apreciar lo que deseas ver con más nitidez. Te hacen cerrar los ojos, arrugar el entrecejo e incluso, bajar la cabeza. Son luces que paralizan.
Ojos, es una forma de decir, porque vemos con todo nuestro ser.
Otras luces marcan sitios donde pasa algo; algunas se usan para la ocasión y están esas a las que recurrimos porque alguna vez nos orientaron. Existen luces que parecen pequeñas, se ubican estratégicamente, dan la sensación de que se ayudan entre sí y cobran relevancia porque más allá se sitúan otras que, juntas, te llevan a lugares inesperados. Ellas alumbran porque son potentes.
Existen luces que no descubrimos, tenemos sospecha de que están allí, pero suponemos que no se pueden develar. Hay luces que alumbran algunos sectores y hacen que otros se perciban oscuros.
Algunos libros son como luces que deslumbran, se sienten incomprensibles e imposibles de abordar; encandilan. Se perciben como resplandores que ensombrecen el pensamiento por un instante o por un tiempo prolongado. Se necesitan condiciones para reiniciar el deseo, volver a estar dispuestos y poder aproximarse a textos cada vez más brillantes.
Otros libros son parecidos a las luces que alumbran, tienen la intensidad justa para ese momento y, al mismo tiempo, la bondad de exigir cada vez un poco más. Se puede cambiar el foco, elegir el color, retirarlas o acercarlas. Eso se aprende. Leer un libro que alumbra, es un proceso de reflexión que agudiza la mirada, un proceso de viraje de los ojos de la mente para apreciar qué es lo que se gesta allí como novedad.
Libros, es una forma de decir, porque todo puede ser leído. Lo que hay y lo que no hay.
Hay situaciones y personas que enseñan a leer; andamian, invitan y generan posibilidades.
Cuando nos encontramos con escritos de otros, con escritos propios, plasmados en un papel, en una pantalla o garabateados en los pliegues de la vida; estamos en presencia de aprendizajes, de puertas abiertas. Se trata de poder pensar, de tener voz y pronunciarla. Las lecturas y escrituras que se hilvanan en las costuras de la vida están siempre vigentes, son destellos de las propias experiencias, creencias y carencias; se nutren de otros pensamientos, empujan hacia la búsqueda de sentidos y encienden el deseo de sabiduría.
Hay situaciones y personas que enseñan a escribir. A hacer algo con el pensamiento; algo más que calcar y copiar.
Las lecturas y escrituras que alumbran, justifican la existencia de la escuela como posibilidad para crear mundos y habitarlos.
La escuela donde vivo muchas horas, todos los días, nació como un espacio no escolar, lejos de las rutinas clásicas. Lo nuevo que estaba surgiendo a fines de los 60´ en el norte argentino, se llama Alternancia Educativa: ¡Parecía una locura!: los chicos estaban una semana en la escuela, conviviendo en un ámbito educativo, -concepto que supera totalmente al de albergue o internado- y otra semana seguían aprendiendo en su medio familiar y comunitario. Se trata de una formación continua en discontinuidad de situaciones, las familias son responsables de la educación de sus hijos, asumen un solidario compromiso con los propios hijos y con los hijos de otros, con la comunidad. Se hacen cargo de la gestión de la escuela, ¡otra locura! para quienes estaban acostumbrados a que el docente decida en soledad.
La vida educa y enseña, expresa un principio de la Pedagogía de la Alternancia. Ese es el propósito de pensar al libro en sentido amplio. Los ojos sintetizan la capacidad de observación de la persona toda que se ve interpelada por los problemas del mundo.
Necesitamos una escuela que luche por no dejarse atrapar por los problemas de la escuela. Si ella ocupa su tiempo en los problemas del mundo y deja de mirar su propio ombligo, tal vez nos podamos encontrar con otras dimensiones de las personas, aún ausentes.
Marisa.
Bibliografía consultada:
Duschatzky, S y Sztulwark D; (2011) Imágenes de lo no escolar. En la Escuela y más allá. Paidós.
Duschatzky, S; (2016) Desbaratando el lenguaje escolar.
A.P.E.F.A. (1974) Otra Escuela en América Latina. Enfoques Latinoamericanos.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |