Por otros primeros de mayo, en el encuentro con otros.
Disponerse a pensar las aristas de la historia en la legitimidad de la esperanza por el trazo de los derechos que escribe la perspectiva del 1°de mayo, invita a visitar el tiempo en las alfombras de sus hitos más significativos.
Recordar es revivir con los tonos de la lucha y resistencia, en la mixtura de las reivindicaciones de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, donde la pregunta para cada historia abre múltiples interrogantes para cada pregunta que sensibiliza el sentido y la esencia del trabajo en el encuentro cotidiano.
Los Institutos Superiores de la Pcia de Santa Fe, desde la convicción de la formación de ciudadanos comprometidos con la realidad social procuran educar para el trabajo docente o técnico con la perspectiva del reconocimiento, garantizando sus derechos y propiciando el ímpetu de un proyecto de vida personal que aspira a la autorrealización de los y las jóvenes que buscan un ejercicio profesional y laboral en condiciones dignas y legítimas.
La Subsecretaría de Educación Superior tiene el honor de pensar entre todos y todas con el puño y la letra honrada y legítima del Profesor José Hugo Goicoechea y la Profesora Estrella Mattia, un escrito reflexivo académico acerca de “Por otros primeros de mayo, en el encuentro con otros. Del encuentro con el otro, un juego para preguntar, pensar y reaccionar. El trabajo: una historia hecha cuerpo”. Se agradece profundamente la generosidad del conocimiento puesto al servicio de la comunidad del nivel superior, posibilitando un espacio de lectura en clave hermenéutica crítica.
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg. Patricia Moscato.
1 de Mayo. DIA DEL TRABAJADOR
Por otros primeros de mayo, en el encuentro con otros.
Estrella Mattia y José Hugo Goicoechea
2022. 1 de mayo. Feriado Nacional inamovible de acuerdo a la grilla oficial de feriados de la República Argentina. Este año es domingo. En este sentido resulta oportuno recordar que, a pesar de que en este día de la semana en general, no se trabaja, se descansa, de acuerdo a la tradición judeo – cristiana que impregna nuestra cotidianeidad, muchos trabajadores y trabajadoras continúan cumpliendo sus labores y sus turnos de trabajo, aunque sea domingo. Como indican los ritos, cuya característica más relevante es su repetición periódica, esta fecha se ha relacionado durante mucho tiempo con la posibilidad del encuentro con otros. Esos otros, compañeros y compañeras de trabajo, colegas de profesión ese día, se encuentran de otra manera y para hacer otras cosas que las que realizan habitualmente. La tradición en la República Argentina, indica que es un día de fiesta. Se celebra el trabajo y se honra a quienes los producen: los y las trabajadores/as.
Generalmente, la convocatoria es para almorzar en un club, en una vecinal, en un bodegón del barrio o en la casa particular de alguien que tiene espacio para hospedar a una buena cantidad de comensales. Seguramente este año volverá a repetirse el ritual, en muchos y diversos lugares de nuestro país y una buena cantidad de trabajadores y trabajadoras, este año, disfrutará de su día de descanso y compartirá una mesa en la que, seguramente, habrá empanadas, locro, un buen vino y algún postre casero para degustar.
Sin embargo, este año como en otros anteriores a éste, para miles de trabajadores/as no será un día de alegría, sino una jornada en la que se visibilizan con mayor crudeza la tristeza y la angustias porque son trabajadores/as que no tienen trabajo, que han perdido su trabajo, que han sido suspendidos/as en sus trabajos o que han buscado incasablemente algún tipo de trabajo y no lo han conseguido. Pero como bien dice Eduardo Galeano que “…está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento…” (Patas Arriba, 2000:8), a pesar de todo es importante resignificar y plagar de memoria esta fecha, de memoria militante. Es tiempo de reconstruir resistencias y de enfrentar este presente tan hostil y despiadado que atenta contra la misma existencia de la clase trabajadora y amenaza con sumergir en el olvido sus luchas y esfumar sus derechos.
Y entonces, resulta inevitable recuperar la historia del 1 de mayo. Recordar que es una jornada de lucha y resistencia en la que se han enarbolado las reivindicaciones de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. La fecha fue instaurada por el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional celebrado en París en 1889 en homenaje a los llamados “Mártires de Chicago”. Sobre los acontecimientos que dieron lugar a la institucionalización de la fecha, en los libros de historia se puede leer que “Los hechos que dieron lugar a esta celebración están contextualizados en los albores de la Revolución Industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad en número de habitantes de EE. UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergaban a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes llegados de todo el mundo a lo largo del siglo XIX. Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de ocho horas. Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de: «ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso».
La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación Estadounidense del Trabajo), inicialmente socialista (aunque algunas fuentes señalan su origen anarquista). En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, ésta había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación y recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer leyes en ese sentido en sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de las organizaciones, que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de ocho horas, reduciendo el paro. En 1868, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada ley Ingersoll, estableciendo la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas, aunque siempre con cláusulas que permitían aumentarlas a entre 14 y 18 horas. Aun así, debido a la falta de cumplimiento de la ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales de EE. UU. se movilizaron.
La prensa de Estados Unidos, reaccionaria y alineándose con las tesis empresariales, calificaba el movimiento como «indignante e irrespetuoso», «delirio de lunáticos poco patriotas», y manifestó que era «lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo». El 1 de mayo de 1886, 200 000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200 000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro. En Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peores que en otras ciudades del país, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormick que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad de sus salarios para la construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de esquiroles (carneros). El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50 000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente de sus puertas; en un momento sonó la sirena de salida de un turno de los rompehuelgas. Se produjo un atroz enfrentamiento entre ambos grupos. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo seis muertos y varias decenas de heridos.
A raíz de los acontecimientos, casi inmediatamente, un periodista, llamado Adolf Fischer, elaboró una proclama convocando un acto de protesta para el día siguiente, por la tarde en la plaza Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son conocidos como la revuelta de Haymarket. Se concentraron en la plaza más de 20 000 personas que fueron reprimidas por más de un centenar de policías uniformados. Un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La policía abrió fuego contra la multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía. Estos hechos represivos fueron apoyados por una campaña de prensa que reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero.
El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, que luego quedaron en ocho. Las irregularidades en el juicio fueron muchas, violándose todas las normas procesales en su forma y fondo, tanto que ha llegado a ser calificado de juicio farsa. Los juzgados fueron declarados culpables. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a muerte, los cuales serían ejecutados en la horca.
El detalle de las condenas es el siguiente: A prisión: Samuel Fielden, inglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil, condenado a cadena perpetua, Oscar Neebe, estadounidense, 36 años, vendedor, condenado a 15 años de trabajos forzados y Michael Schwab, alemán, 33 años, tipógrafo, condenado a cadena perpetua. Condenados a muerte: George Engel, alemán, 50 años, tipógrafo, Adolf Fischer, alemán, 30 años, periodista, Albert Parsons, estadounidense, 39 años, periodista, August Vincent Theo dore Spies, alemán, 31 años, periodista y Louis Lingg, alemán, 22 años, carpintero quien para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda. Las condenas fueron ejecutadas el 11 de noviembre de 1887. “(Historia del mundo contemporáneo, 1998: 200/201).
Así, descriptos se pueden encontrar los hechos que recuperan en la efeméride internacional del 1 de mayo. Acontecimientos sacralizados, cristalizados por la historia clásica, cuyos émulos han intentado, muchas veces con éxito, invisibilizar las luchas, las resistencias, los sufrimientos, los triunfos, las derrotas y hasta las traiciones de los sujetos históricos, aquellos de carne y hueso que de un u otro modo han posibilitado la existencia de nuestro pasado y de nuestro presente y porque no, de nuestro futuro. No fueron mártires, no fueron héroes, fueron militantes, políticos, intelectuales, obreros, a quienes asesinaron legitimando ese acto montando una farsa de aplicación de justicia.
La recuperación del sentido originario de la celebración del 1 de mayo constituye entonces una acción política insoslayable, especialmente para la clase trabajadora de la República Argentina en estos especiales y cruciales tiempos en la que su existencia corre peligro, o peor, se corre el riesgo de mudar de obreros y obreras en emprendedores, incluso sin diferenciación de género. Constituye una necesidad, y como alguien dijo alguna vez “donde hay una necesidad surge un derecho”, el historizar permanentemente y reconstruir desde nuestros múltiples presentes, nuestros tortuosos pasados para resignificarlos. En nuestras tierras, hubo otros 1 de mayo. Muchos 1 de mayo, desde aquel de 1890 en el que “…En plena zona de la Recoleta se celebró por primera vez el Día de los Trabajadores en la Argentina. En la sede del Prado Español, ubicado en lo que hoy es uno de los barrios exclusivos de Buenos Aires, la reunión se inició a las 3 de la tarde y juntó a 2.000 personas, una concurrencia numerosa para la época. Al día siguiente, los asistentes se enteraron de que habían perdido su jornal por faltar al trabajo” (Troncoso, revista Panorama, mayo 1970), pasando por aquel de 1952 en donde miles de personas escucharon atentamente a Eva Duarte decir “…Otra vez estamos aquí reunidos los trabajadores y las mujeres del pueblo; otra vez estamos los descamisados en esta plaza histórica del 17 de octubre de 1945 para dar la respuesta al líder del pueblo, que esta mañana, al concluir su mensaje dijo: “Quienes quieran oír, que oigan, quienes quieran seguir, que sigan”. Aquí está la respuesta mi general. Es el pueblo trabajador, es el pueblo humilde de la patria, que aquí y en todo el país está de pie y lo seguirá a Perón, el líder del pueblo, el líder de la humanidad, porque ha levantado la bandera de redención y de justicia de las masas trabajadoras; lo seguirá contra la opresión de los traidores de adentro y de afuera, que en la oscuridad de la noche quieren dejar el veneno de sus víboras en el alma y en el cuerpo de Perón, que es el alma y el cuerpo de la patria. Pero no lo conseguirán como no han conseguido jamás la envidia de los sapos acallar el canto de los ruiseñores, ni las víboras detener el vuelo de los cóndores.
No lo conseguirán, porque aquí estamos los hombres y las mujeres del pueblo, mi general, para custodiar vuestros sueños y para vigilar vuestra vida, porque es la vida de la patria, porque es la vida de las futuras generaciones, que no nos perdonarían jamás que no hubiéramos cuidado a un hombre de los quilates del general Perón, que acunó los sueños de todos los argentinos, en especial del pueblo trabajador…”
También fue un 1 de mayo, el de 1974, cuando Perón dio su último discurso ante una multitud enfervorizada y antagónica. La dureza de sus palabras, terminó por concretar la anunciada división del movimiento: “Compañeros, hace hoy veinte años que en este mismo balcón y con un día luminosos como éste, hablé por última vez a los trabajadores argentinos. Fue entonces cuando les recomendé que ajustasen sus organizaciones., porque venían tiempos difíciles. No me equivoqué ni en la apreciación de los días que venían ni en la calidad de la organización sindical, que se mantuvo a través de veinte años, pese a estos estúpidos que gritan… Decía que a través de estos veinte años, las organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante veinte años…Por eso compañeros, quiero que esta primera reunión del Día del Trabajador sea para rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes sabios y prudentes que han mantenido su fuerza orgánica, y han visto caer a sus dirigentes asesinados, sin que todavía haya sonado el escarmiento…” (Sigal y Verón, Perón o muerte, 1988: 212/213).
Luego, en los oscuros años de la dictadura, en un 1 de mayo, el General Liendo, comunicó a los argentinos y argentinas para disciplinarlos que “Hemos partido de una intolerable situación de desorden y desequilibrio en las relaciones laborales y debemos llegar a una nueva situación de armonía con entidades representativas y sólidas, para luego llamar al “diálogo”, al pronunciar que “el gobierno ha llamado al diálogo y a la participación y esa convocatoria es, en el ámbito laboral, el medio idóneo para efectuar la tarea preparatoria de la normalización gremial. (…)”. (1 de mayo de 1977).
Y así, entre altos y bajos, entre silencios y gritos, entre emociones y angustias, se llegó al 1 de mayo de 2017 cuando CFK escribió en Twitter “…Nada para festejar, pero si mucho para entender y sobre todo COMPRENDER”. Recuperó algunos párrafos de su discurso de 2014 y repitió “…No tengan miedo, porque ustedes son el legado más importante. Algunos creen que puedo constituir alguna amenaza para el futuro o para algunos. No, que no se equivoquen… Si traicionan las banderas, si vuelven a querer restaurar un orden conservador, no voy a ser yo el problema.
El problema va a ser ustedes porque crecieron en un país distinto. Se equivocan, no voy a ser yo el problema, el problema van a ser los millones de trabajadores que consiguieron trabajo, el problema van a ser los millones de jóvenes que por primera vez tuvieron un empleo, una computadora o pudieron ir a la universidad a pocas cuadras de su casa. El problema va a ser millones de jubilados incorporados a sus derechos y que dos veces al año le reajustan sus jubilaciones. El problema van a ser los miles de científicos y científicas que por primera vez sienten que la patria, que su país los tiene en cuenta y les da los instrumentos y los elementos para llevar a cabo sus ilusiones, sus estudios y devolverle al país lo que el país le ha dado a ellos a través de la universidad nacional, pública y gratuita…” (Fuente www.perfil.com).
Entonces, para concluir o mejor, para sólo interrumpir esta reescritura apresurada, irregular y discontinua sobre el 1 de mayo, se impone una invitación en clave Galeano, Podríamos intentar cambiar la realidad en lugar de padecerla, escuchar nuestro pasado en lugar de olvidarlo y aceptar el futuro en lugar de imaginarlo.
Del encuentro con el otro, un juego para preguntar, pensar y reaccionar.
Como no acompañar el planteo de mi compañera colega Estrella Mattia, en este día tan especial, donde el encuentro con el otro trabajador alimenta las ganas de participar y producir, resistiendo juntos la presente y mortífera anomia reflexiva de estos tiempos, recuperando el sentido olvidado de que el TRABAJO es esencia humana misma, resistiendo las condiciones de explotación y el sin sentido enajenante del sistema. Su replanteo histórico y filosófico permitirá generar, no solo una experiencia pedagógica posible, sino las razones fundamentadas para poder vivir “feliz”. ¿El TRABAJO como proyecto de vida?.
Si de razones se trata, de resistencias, cambios y proyectos se promuevan, el arma de transformación elemental es “la pregunta”. Pregunta tras preguntas pone en modo alerta tamaña empresa de resistencia y transformación de la realidad. ¿Calar hondo el cimiento asfalto del sistema o hacer la plancha el océano de las complejidades? ¿Cómo reconstruimos la trama del trabajo y los trabajadores en la vitrina distante de la historia escolarizada? Bertolt Brecht en las “Preguntas de un obrero ante un libro”, nos da una punta para poder empezar:
Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿adónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la venció, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba sus gastos?
Una pregunta para cada historia.
Una pregunta para cada historia y muchas preguntas para cada pregunta. ¿Desde dónde? ¿Da lo mismo cualquier pregunta? ¿La pregunta de un obrero es la pregunta de todos los trabajadores? ¿Una pregunta sin respuestas? ¿Qué pasa cuando nadie o pocos preguntan? ¿Qué preguntar?
Un juego sensible sobre el sentido y esencia del trabajo: poder preguntar y ponernos en el “lugar del otro”, en el encuentro con los trabajadores, no solo físico en las plazas, en las calles, movilizados en pos de legitimar con el cuerpo reivindicaciones laborales, sino también compartir la historicidad interior de los protagonistas, en sus más íntimas entrañas, fibra del capitalismo que se nos hace cuerpo y que es preciso identificar, analizar, extirpar en lo posible. Nuestras subjetividades. Un trabajo pedagógico sobre el TRABAJO y los trabajadores como “política del otro”, desde las preguntas, un locus de enunciación empático, micro subjetivo, cobra vida y habla en primera persona. En todo caso, ¿cuál es la capacidad o no de la clase trabajadora y sus representes en la Argentina y América Latina frente a cada historia sin preguntas, sin respuestas? Aquí van algunas preguntas, para esta historia.
El trabajo: una historia hecha cuerpo.
¿Comprender la realidad, viajando por las subjetividades?, esa es la cuestión. Una historia viva de los que trabajan siempre o no siempre y los que no trabajan y están fuera del sistema. De los que trabajan sin trabajar, explotando al que trabaja o a los que trabajan sin que den cuenta que trabajan; una gama innumerable de posibilidades. Porque el trabajo no es solo una categoría teórica de las ciencias economías vinculada al “empleo” y posición de clase dentro de las “fuerzas productivas” en una “determinada estructura económica” en la trama compleja de toda “división técnica del trabajo”. Es la acción y la esencia de la “vida” en tanto humana, digna y feliz, entendida como principio identificatorio de nuestra condición misma. La de realización plena, desafío existencial y transformador de la realidad, la personal, la del metro cuadrado cotidiano y vital. Un replanteo filosófico e historizante puesto a saldar tanta mediática irracionalidad e insensibilidad social frente a la problemática laboral.
Proponemos en este sentido releer el texto de Estrella, identificar y reconstruir las subjetividades de los actores directos de esta historia. Es momento de escuchar a Samuel Fielden, Oscar Neebe y Michael Schwab, como así también a George Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons, August Vincent Theo dore Spies, Louis Lingg, víctimas de tanta violencia sistémica. ¿Sus muertes fueron para solo conmemorarlas? ¿Qué significa conmemorar? Al vibrar de Brecht, “preguntas de un maestro al mundo en que vive”.
Poner en centralidad los decires, que son los pensares, sobre las vinculaciones con el trabajo y como los atraviesan en su íntima condición humana, las necesidades e interese, las estrategias y conflictos, sus tensiones afectadas frente a la inminente condición de miseria e injusticia en que se vive. Historias de vida que se proyectan tanto presentes en sus regulares contradicciones, persistentes condiciones de explotación y exclusión que genera el modo de producción capitalista neoliberal que, representándolo(me) como una “hoja de papel” (propuesta), pueden cobrar vida. ¿Pudo haber sido de otra manera? ¿Qué otras formas de organización del trabajo conocemos?
Consigna: Los trabajos y nuestra vida social en una hoja de papel
“Soy una hoja de papel”. El papel hecho vida. El trabajo modela mis pliegues, mis grietas existenciales. Vida entendida como huella, como herida, marcas en el cuerpo, diría Nietzsche. Los “modos de pensar” y de “decir”, se entrelazan con los “modos de hacer” y “trabajar”. Así, según Pierre Bourdieu, nuestros “Habitus” (laboral, profesional) son determinados por el particular lugar y “posición” ocupada en la estructura económica de una sociedad. Dicha posición en el “campo” nos determina como así también nuestra tendencia a pensar y hacer de una determinada manera y no de otra. Manera que subyace profundamente de tantas otras distintas maneras de decir y pensar, reconocidas como singulares pero dentro de su homogénea orientación generalizante: la del capitalismo y su suelo epistémico[1]
No podemos imaginarnos como solo “hojas blancas en un blog” y sin salirnos y replegarse en el tablero multifacético de las sociedades a través del tiempo. Es que “lo social se hace cuerpo” y sin bien cada uno de nosotros es artífice de sus formas, de sus trazos y colores, particulares experiencias originarias de singulares subjetividades, la maquinaria socio económica e histórica nos estructura como “estructuras estructuradas”. El “campo laboral” como “sub campo” del económico es en última instancia la base material por el que organiza las sociedades y dispone decididamente sobre nuestras vidas. Conciencia de Clase diría Marx, quien advirtió que el proceso de formación económico tiene incidencia en el lugar que ocupamos en la estructura social y como pensamos en ella. Particulares formas se arraigan en determinaciones comunes que se inscriben en nuestro “ser”, “estar”, “decir”, “pensar”, y se despliegan a partir del “trabajar”. Genera las condiciones de posibilidad de ser, estar. Aun así, superficie de rutinas diarias, no podríamos dejar de filosofar (preguntar) cuando el trabajo resulta la esencia de lo humano. ¿De qué trabajo estamos hablando? ¿De nuestra acción por luchar, sobrevivir ante los condicionantes de la naturaleza, de la vida? ¿Cómo los modos de trabajar configuran mis modos de “ser” y “estar”? Inevitable condición nos define.
Seguimos con la hoja de papel en nuestras manos imaginarias y preguntando mientras la observamos. ¿Es intervenida en su forma? Mi ser intimo e histórico como forma de ser ¿toma conciencia de estas determinaciones y reacciona? ¿Altero su condición estándar? ¿Rompo con el blanco y desplegado formato social? ¿Coloreo mi existencia por encima, como un calcado de moda o despliego creativamente nuevas formas de “ser”, de “pensar” y “vivir”, transformando su esencia plana? ¿Persiste el formato deformador de sus determinaciones adaptativas, del modo cultural de nuestro proceso de hominización y producción consolidado, hegemónico? Es el piso por el que me arraigo, ¿me sedentarizo o con mi trabajo me convierto en una obra de arte?
El juego es poder recrear y recrearnos a la vez, artísticamente[2]; ¿Cómo representar las vidas de aquellos trabajadores masacrados y sus familias sobrevivientes de tanta miseria, ponernos en sus cuerpos y replicar sus decires, sus pesares. ¿El “dolor” como objeto de estudio? ¿Por qué no? El locus de enunciación de las sufrientes familias, de los hombres y mujeres sin trabajo, de las niñas y niños con hambre, queda catapultado por las marquesinas del márquetin. ¿No hay trabajadores en las historias? ¿Qué pliegues construyen todos ellos en sus hojas de ruta? ¿Cómo comparto con ese otro sus viseras históricas de sufrimiento, esperanza y lucha? ¿Puedo hacerlo o estoy atrapado en las agendas del mercado que son parte de mi agenda de vida? ¿Cómo hacernos visibles y compartimos sus expectativas de vida? ¿Nos realizamos como humanos?
¿Estamos “envasados a un vacío total”?
En nuestro ejercicio interpretativo pensamos que la hoja de papel, que sigue siendo la blanca desplegada, representa la estructura estructurante, la colonial colonizante.[3] Si no la intervenimos estructuralmente es porque ignoramos su determinación y o consientes de dicha consideración, no nos creemos capaces de enfrentarla, asumirla y poder transformarla. ¿Es un imposible? Es que somos todos hijos del tiempo histórico condicionado por el neoliberalismo. ¿Qué tan cuerpo se nos hace este “envasado al vacío total”, esa indiferencia total hacia el otro, lo otro y sus conflictos? ¿Nos impermeabiliza el propio sistema frente a la conflictiva desocupación, la miseria, el hambre y la muerte? Tendemos a que siga la matriz plana como obra plana, como cuadro exhibido, saturado de supuestos privilegios ya adquiridos. Negamos la realidad oculta o nos resignamos a que no hay –porque nunca lo hubo- lugar para los otros, para todos. El “sálvense quien pueda” legitima la lógica darwiniana de nuestra supervivencia capitalista hecha cuerpo. La violencia simbólica está viva por donde miremos y su basamento, los medios de comunicación.
El arte gestado en ese papel, esta pre intervenido por las estructuras estructurantes. La hoja y su forma ¿es el escenario condicionante de mi creación? ¿Soy un sujeto creativo? ¿Transformo las estructuras? Ese sujeto “hoja blanca” ¿refuerza la estructura simbólica reproductiva y dominante del propio sistema? ¿Quiénes han dejado huellas de sus resistencias y luchas? ¿El trabajo empleo o el TRABAJO como lucha? ¿Lucha por “ser” o por “sobrevivir”? El trabajo nos enajena, nos cosifica, nos deshumaniza. ¿Cómo pensamos en una propuesta de emancipación decolonial más allá de la clara impotencia para simbolizar e imaginar un proyecto transformador, un afuera radical o exterior, dada la incidencia del capitalismo sobre lo real?
El psicoanalista y escritor Jorge Alemán (2021) nos explica el contexto de estos tiempos. “El homus económicus se piensa desde una economía política del goce. Se trata de eclipsar al sujeto en sus posibilidades simbólicas a un circuito de compulsión y repetición” (…). (…) “El rasgo distintivo del neoliberalismo consiste en capturar y producir subjetividades acordes con la producción ilimitada del capitalismo que, si bien no resuelven sus tensiones internas, ofrecen un territorio donde se configuran, se extinguen y rehacen” (…). (…) “Hoy todo se hace numerable para poder traducirlo al lenguaje del rendimiento y la eficiencia. Además, el número hace que todo sea comparable. Así es como hoy todo lo que no es numerable deja de ser. Pero ser es un narrar y no un numerar. El numerar carece de lenguaje, que es historia y recuerdo. El nuevo Amo comienza a privilegiar toda iniciativa novedosa, siempre que todo eso se organice a través del orden de mercado”.
El “sujeto trabajador” como “hoja de papel numerado” se configura desde una explosiva y artificiosa manipulación del hombre por el hombre a través de la instalación de sus formas de organizar y vivir social y económica. El “hombre recurso” el “hombre sistema” (papel blanco) y el trabajo, su resultado explotador, naturaliza el vender nuestra “fuerza productiva” por nuestra “fuerza creadora”. Es la “adaptativa” y no la “creadora” fuerza la que se entroniza cotidianamente.
La hoja sería de alguna manera la trayectoria social hecha cuerpo. Nuestra segunda naturaleza artificial nos configura como piezas de un rompecabezas ya prefigurado: Somos trabajadores explotados y somos consumidores consumidos, excluidos. No hay lugar para las preguntas.
Sigue Jorge Alemán. “El empresario de sí mismo configuraría un movimiento compulsivo de una pulsión. Un extraordinario productor de la vida precaria. El sujeto concibe la propia existencia por fuera de toda vinculación histórica y por consecuencia se despolitiza. Colonizado por el mercado, se encuentra oculta la pulsión de muerte. Un narcisismo destructivo, una nueva forma peligrosa del mal de la banalidad. Una inercia que se va sedimentando en el tejido social”.
¿Todo esto tendrá que ver con ver al otro como un potencial enemigo? ¿Por qué se culpabiliza al pobre de su pobreza, al desocupado, al piquetero por sus movilizaciones? Una desigual paridad de valores pone en primera posición los “derechos individuales”, la circulación libre de personas por sobre la vida misma. Individualismo narcisista que impide comprender los contextos, las violencias simbólicas de tantos discursos racistas ya incorporados como capitales simbólicos en nuestra matriz cultural. Y a la par, una inercia que se va sedimentando en el tejido social, atentando contra nosotros mismos. ¿Cuál es el grado de pulsión de muerte que una civilización pude admitir sin que sus cimientos se vean socavados?
A trabajar. Lo pedagógico como campo de lo posible:
Frente a la actual crisis de significados, de orientaciones, proponemos jugar con las percepciones, afecciones, representaciones sociales, los discursos, decires, como forma de reflexión fenomenológica. Una investigación semiótica sobre la gramática simbólica cultural de los pueblos, las violencias simbólicas y sus los efectos concretos. Ya vimos que la problemática laboral no es un tema de mero abordaje económico. Proponemos por ello una lectura y relectura de la realidad como construcción histórica, intersubjetiva, intercultural, en movimiento y no como algo dado, hecho. El “veo veo, ¿Qué ves?” Como juego elemental de nuestra presente y continua hominización. “Ver como” es “vivir como”. La historia como “observatorios” o “tercer ojo” a ejercitar todo el tiempo. ¿Y entonces? A jugar con los juegos del ver, mirar y del lenguaje.[4]
El pensador de los “juegos del lenguaje”, Ludwig Wittgenstein, expresa: (…) “A cada instante de nuestra vida somos tomados como desde el exterior por los significados que nosotros mismos leemos en las apariencias; el cielo, el mar, el sol, las estrellas, los seres humanos y todo nuestro entorno es asimismo algo que leemos” (…). (…) “El significado de un término es su uso en el lenguaje, clave de la experiencia humana”. El “ver un aspecto”, – nosotros podríamos decir también el “preguntar de una forma” y no de otra-, está íntimamente ligado a la vivencia del significado. Cómo una palabra puede ser acompañada de diferentes vivencias o sentimientos de significado y cómo una misma expresión significa de modo diferente según es usada en juegos diversos.
Al entrar en el hueso de un caso particular, uno muy cercano a nuestra realidad rural sursantafesina, podríamos reflejarnos en su aquí-pasado en nuestro aquí-ahora, ese juego faltante de vivencias silenciadas, negadas, ocultas. ¿Qué preguntas se haría y cuales les haríamos a María Robotti de Bulzani, la María de Alcorta de 1912? ¿Te pondrías en su lugar?
Una inmigrante italiana en tierras argentinas que, siendo tan chiquita, nunca terminó de adaptarse a la nueva lengua y dispares costumbres. Traían sólo la esperanza de producir la tierra prometida, aunque sea a través de una pequeña parcela en arriendo. Un arriendo de tierras de otros, de los grandes terratenientes que hacían imposible la idea de su propia propiedad. Se endeudaron y no fueron los únicos, por sortear los altos arriendos con pobres cosechas. Nada alcanzaba ni siquiera comida para llenar la olla. ¿Podrías ponerte en su lugar, trabajando desde muy niña con tus padres, en lo que fuera? ¿Acarrearías bolsas de cereal desde muy temprano para las tareas de siembra, sin desatender a tus 9 hijos? ¿Dejarías de comer para alimentarlos sin reclamar a tu patrón? ¿Harías una huelga por tiempo indeterminado sin saber si todos y todas te apoyan, ya que muchos colonos especulan con negociar y no luchar? [5]
Comprenderíamos mucho lo complejo de su vivir y el costo de sus decisiones personales si ampliamos el universo subjetivo de los “otros” y sus posiciones en el conflicto de época. El acto de participar o no asumir grandes riesgos, es un acto de la historia viva. Las condiciones laborares y la idea de trabajo cobran sensible dimensión. En este hecho de tensión acción socio psíquica, la problemática se arraiga, se desangra abiertamente en la compleja contradicción. ¿Cómo objetivarlas como sujeto objetivante?
Más clara será la toma de conciencia histórica del personal y social conflicto si nos paramos en otro lugar de los otros, si completamos esta escena poniéndonos, en cambio, en lugar del latifundista Manuel Rodeiro.
Caudillo de la zona, criollo de sangre, estanciero y socio principal de la firma propietaria y subarrendadora de tierras Donadeu, Rodeiro y Conde Cia, si la familia Bulzani. Claro exponente del poder local ve, junto con los demás dueños de la tierra, a los campesinos como vagos extranjeros que pretenden implantar la bandeja roja y negra del anarquismo, y que cualquier reclamo es un artilugio para no pagar y en el caos provocado, hacerse dueños de la tierra. ¿Qué harías en su lugar sin los arrendatarios colonos trabajando tus tierras, en huelga general? ¿Aceptarías que el conflicto nació de la tu incomprensión frente a las consecuencias de la sequía que injustificada el aumento de los arriendos? ¿Justificarías el orden de la violencia para normalizar esta situación y cobrar lo que deben?
Es importante remarcar que cuando hablamos de trabajo en objetivas condiciones materiales capitalistas, siempre hablamos de “conflictos”. Son vivencias siempre conflictivas silenciadas o negadas. Las preguntas ahora no serían de un obrero sino de un campesino rural al libro de historia: ¿Cuál es el alcance de esta relación humana en las actuales condiciones laborales de los campesinos rurales hoy frente al concentrado poder del agronegocio monoproductor sojero extractivista? ¿O el de un mediano productor que se termina embanderando con los grandes mega latifundistas, negados a pagar retenciones e impuestos por sus rentas extraordinarias? Producción que, además, no está orientada a nuestras necesidades locales, nacionales, sino que nace bajo la especulación financiera de los precios internacionales y a la cotización del dólar de turno, siempre en alza. Un sector proclive en pensar como planifica la evasión tributaria y en la fuga de capitales que, en la gestación de puestos de trabajo e inversión productiva para el mercado local, en nombre de la libertad humana. ¿Cómo se expresarían hoy nuestros nuevos personajes del poder? ¿Agricultura sin agricultores?
Otro juego es poder pensarnos y hablar como consumidores de estos productos. Esto no nos debería costar mucho ya que somos los mismos damnificados. Los de mejor calidad son exportables y ¿los que compramos y comemos en el mercado local? Si somos productores de “alimentos” ¿Por qué son tan caros? Un juego que haga visible como estas condiciones productivas, afectan directamente nuestras vidas diarias. ¿Sabemos que nuestra comida no es “alimento”? Somos parte del engranaje productor y consumidor de comóditis transgénicos transnacionales y comemos verdaderos paquetes tecnológicos. Los lobbys empresariales, corporaciones multinacionales, determinan no solo los precios de la comida sino nuestro estilo de vida. Nuestra soberanía alimenaria es también nuestra soberanía laboral. ¿Modelo de desarrollo o modelo de vida?
Desde esta perspectiva, la problemática laboral no se la puede ver fuera del contexto de pobreza, caras de una misma moneda. Más que problemáticas, conflictos laborales, “ambientales”. Todo está entrelazado. “El desarrollo es un enano que simula ser un niño” nos dice Eduardo Galeano, reflejando con ello las contradicciones del propio sistema capitalista en una América Latina cada vez más empobrecida y desigual.
Por otro lado ¿Por qué es insuficiente hablar de la tensión mercado-trabajo? ¿No se registra también la tensión trabajo-salud: “VIDA”? – “El saber y buen vivir” y la “vida buena como vida sana” VIDA JUSTA” replantea nuestras formas de organización del trabajo y la producción. Imperioso se hace poder replantearnos seriamente como los modos de producción no son modos a escala humana, socioambiental.
La violenta concentración de la riqueza mundial en pocas manos es inconcebible, más en tiempo de pandemia, contexto que pone en relieve el rol de los Estados y su intervención en los procesos de redistribución democrática de la misma. Hablar de trabajo es hablar de justicia redistributiva en contextos de justicia ambiental poniendo en discusión hasta el mismo concepto de “propiedad privada”. Como lo “colectivo”, lo “publico” y lo “común” debe atenderse prioritariamente.
Estamos viviendo niveles extremos y desiguales cada vez mayores. Nos estamos comiendo el planeta y confundimos “calidad de vida” con “nivel de vida”. Proponemos así trabajar los valores sociales del trabajo como acciones y no como meros principios, contra la “medicalización” de la vida y la “artificialización” de los procesos vivos. No a la “cosificación” de territorios y cuerpos. El “capitaloceno neoliberal” deja huellas profundas, aún no reconocidas masivamente, en el entramado laboral, psíquico y subjetivo de la humanidad. ¿Cómo abordar el problema del “trabajo” -como esencia humana- en la actual crisis civilizatoria, “desarrollo” anclado en la extracción, apropiación, consumo y excreción de biomasa a escala mundial?
Una redefinición de las relaciones metabólicas de los agroecosistemas a escala global impacta en nuestras formas de vida y los patrones reproductivos. La mercantilización y pauperización del trabajo humano es una de ellas. Un trabajo que en esencia, enferma y mata. Somos “cuerpos afectados” ya que la practica hegemónica de producción y productividad intensiva y extensiva enajena al trabajo como esencia de una “existencia feliz”, determinada por el excedente económico.
Ahora bien, ¿Quién pregunta y responde por los trabajadores? ¿Quién defiende el trabajo pleno y de calidad en armonía con la biodiversidad? ¿Quiénes se comprometieron históricamente y comprometen hoy por dignificar estas condiciones inherentes del trabajo humano?
Si fueras Francisco Netri, exitoso abogado de las corporaciones agroempresarias del sur santafesino, miembro de la selecta sociedad aristocrática de Rosario, asesor legal de la Sociedad Rural Argentina en Rosario, que hace pingues negocios con una clientela magnate agroexportadora en el extranjero. ¿Te comprometerías a encabezar los reclamos de justicia de los colonos arrendatarios de las tierras de tus socios, a fin de defenderlos? ¿Dejarías de lado tu trayectoria y prosperidad futura asegurada, por sumarte a servir y defender la causa de los chacareros, a los efectos de mejorar las condiciones sociales de los que más necesitan? En su lugar ¿Te arriesgarías a perderlo todo, incluso tu vida? ¿Qué tan fuerte serían tus convicciones, tu sentido de la dignidad, la igualdad y la humanidad a la hora de interponerte al del poder de los intereses consumados? ¿Qué más verdad que la plena y luminosa de los propietarios señores de la Sociedad Rural? ¿Te enfrentarías contra tus propios socios?
El “blog de hojas de papel” nos consagra aplastante el final de esta historia, anticipando la consagrada respuesta. Nos resta cerrar, junto con mi compañera Estrella, en refrendar esta idea de que “La verdad tiene muy pocos amigos, pero los amigos que tiene son suicidas” Frase que da cuenta del destino comprometido ¿manifiesto? de nuestros verdaderos héroes populares, mártires de nuestra historia.[6] El asesinato de Francisco Netri da cuenta del peso poderoso de los intereses, del capital por sobre el hombre, la vida y que la violencia, como afirmaba Marx, la “partera de la historia”. Violencia que se lleva la vida de Francisco, pero renace, consagrada hasta el presente, con la creación de la Federación Agraria Argentina, permanencia de su compromiso, sacrificio: una institución en el seno del capitalismo más salvaje que agremia la defensa de los colonos chacareros, trabajadores rurales. Pero ¿Qué cambios de política ha sufrido la entidad frente a las nuevas formas de trabajo y explotación de la tierra? Si no hay agricultores, ¿a quiénes representa la nueva FAA? ¿Quiénes son los nuevos Franciscos Netris? ¿Dónde están? ¿Cómo proyectamos este análisis al contexto de todos los trabajadores argentinos?
Una historia que se hace cuerpo siempre a la hora de dilucidar decisiones dilemáticas, comprometidas en la enmarañada contradicción esencial y dialéctica entre CAPITAL y TRABAJO. En esa contradicción esencial, donde no está la VIDA y donde la vida está en juego. Pero esto será condición teórica para otros encuentros, otros recursos a crear, pero que intentan responder todas las preguntas y cada una de las jugadas de la historia.
Autores:
Prof. José Hugo Goicoechea.
Prof. Estrella Mattia.
Imagen de portada:
"La Internacional" [1901], Otto Griebel.
Bibliografía utilizada:
- Alemán Jorge (2021) Ideología. Nosotras en la época. La época en nosotros. Buenos Aires. Pag/12
- Blaustein, Eduardo y Zubiela, Martín (1988). Decíamos Ayer. La prensa bajo el proceso. Colihue. Buenos Aires.
- Cia Lamaná Domingo (2016) L. Wittgenstein: la posibilidad del juego narrativo. Revista A Parte Reir 16.
- De Privitellio, Luciano y otros, (1998). Historia del Mundo Contemporáneo. Santillana. Buenos Aires.
- Fernández, Cristina (2017). 1 de mayo de 2017. www.perfil. com. Buenos Aires.
- Galeano, Eduardo (2000). Patas arriba: la escuela del mundo al revés. Siglo XXI. Buenos Aires.
- Goicoechea, José Hugo (2014) Aquí Mismo. Grageas de Historia Argentina en Historietas. Tomo 4 El grito de los sin Tierra. Buenos Aires. Loco Rabia.
- Gutiérrez, Alicia (2000) Pierre Bourdieu y las Practicas Sociales. Universidad Nacional de Misiones. Misiones.
- Najmanovich, Denise (2016) El mito de la objetividad. La construcción colectiva de la experiencia. Buenos Aires. Biblos ed.
- Perón, Eva (1985). Discursos completos (1949/1952). Vol 2. Megafón. Buenos Aires.
- Sigal, Analía y Verón, Eliseo (2003). Perón o muerte. Eudeba. Buenos Aires.
- Troncoso, Oscar (1970), El 1 de Mayo en la Argentina. Revista Panorama N ° 210. Buenos Aires.
- Santibañez Yanez (2007) Los juegos del lenguaje de L. Wittgenstein. Teorema Vol. XXVI pp 83-105.
- Svampa Maristella, Viale Enrique (2021) El colapso ecológico ya llegó. Una brújula para salir del mal desarrollo. Buenos Aires. Siglo XXI ed.
Para ampliar y profundizar recomendamos:
- Fraser, Nancy (2019) ¡Contrahegemonía Ya! Por un populismo progresista que enfrente al neoliberalismo. Buenos Aires. Siglo XXI.
- Orellano, Luciano (2021) Argentina Sangra. Por las barrancas del Rio Paraná. Rosario. Ed. Ágora.
- Valdemarca, Laura (2017) Innovación Educativa en Clase de Historia y otras Ciencias Sociales. Tomo 2 Neoliberalismo y exclusiones. Trabajo, desigualdades de género y resistencias. Córdoba. UNC. Editorial Filosofía y Humanidades /UNC
[1] La sociología de Pierre Bourdieu es una potente perspectiva teórica a la hora de poder incorporar categorías de análisis: “Campos”, “habitus”, “capitales”, “estrategias” e “intereses” son puntuales definiciones que, con un ejercicio constante, resultan fácilmente reconocidas en la trama de las posiciones y relaciones sociales concretas. Y si de hablar del trabajo y los trabajadores podríamos viajar analísticamente a través de historias particulares, de trabajadores y trabajadoras en diversos contextos y situaciones, a lo largo de la historia, y poder con ello, encontrar paralelismos actuales que sorprendan nuestra comprensión de la realidad. Identificar los condicionantes sociales a partir del análisis de la trayectoria de los campos y poder con ello identificar aquellos componentes del poder –tanto económico como simbólico- que aún perduran y que son menos permeables al cambio.
[2] El poder pensar estrategias de juego tiene mucho que ver con que cada “campo” se define por las “reglas de juego” que se juegan y el particular “capital” en que se juega. El trabajo y las condiciones laborares representa un “sub campo” del “campo económico” y la “lucha de posiciones” y “relaciones de posiciones” contribuye a amplificar el juego de poderes y luchas por las relaciones sociales de producción. Así se podría entender a los fenómenos sociales como arenas del juego de posiciones por obtener o preservar posiciones y capitales. En este punto el programa de construcción de contenidos, estrategias y recursos en clave decolonial, pone al juego como el locus no solo de enunciación sino del accionar vital de los sujetos en una determinada temporalidad y espacialidad. ¿El juego por el juego o el aprendizaje como juego? ¿El juego como un instrumento pensado para enseñar o el juego como la acción misma de aprender a aprender, el juego como la experiencia cognitiva emocional de vivir? La consigna es que el juego reflexivo de la filosofía amplifica el juego del encuentro, la resolución de conflictos el aprendizaje comprensivo.
[3] Es importante aclarar que tratamiento del papel hoja en blanco como recurso simbólico, se consagro en los talleres de La Historia cobra vida, en el marco del proyecto TRANSFILOARTESOFIA DE LOS CONTENIDO SOCIALES (Goicoechea- Ríos 2019-2020-2021). Una propuesta disparadora para proyectarnos como pliegues subjetivos temporales y espaciales configuraros históricamente. El poder de las METÁFORAS. El pasado se hace presente. -El ambiente y lo social se hacen cuerpo. Somos el punto de partida y de llegada de nuestros propios viajes en el tiempo y en el espacio. El contenido (vida) nos contiene, es contexto que nos atraviesa. Etc. Configuran la mochila teórica pedagógica creada por la presente propuesta.
[4] Es una condición epistémica. Existencial. Este pequeño encuadre, deviene de desarrollar diversos dispositivos – “Juguemos a CONOSER(NOS)”- del orden estratégicos y hermenéuticos. Nuestros talleres LA HISTORIA COBRA VIDA se plantean ¿Cómo traducir el formato escolarizado de los contenidos-conceptos (muertos) de Ciencias Sociales en contenidos vivos, en primera persona del plural, transpirando localidad, vecinalidad, regionalidad, identidad plena? ¿Cómo se hacen cuerpo, laten en la demanda interna, sensible, afectante? ¿Qué de lo aprendido deja huella en mi subjetividad? ¿Me pone en movimiento?
[5] Los personajes son tomados del juego de simulación EL GRITO DE ALCORTA publicados en el tomo 4 de la colección Grageas de Historia Argentina en Historietas. AQUÍ MISMO. (2014) Goicoechea José Hugo – Coordinación de dibujos Carlos Barocelli. Loco Rabia Ediciones.
[6] Juegos de intereses creados. Los intereses de poder me atraviesan. ¿Cuál es el margen de libertad de mis decisiones? ¿Son tan fuertes mis principios, mis valores y convicciones éticas frente a los intereses de poder político, económico? Los condicionantes históricos configuran mi subjetividad (pliegue) y atentan contra mi libertad de principios. En el lugar de los diversos sujetos históricos ¿Cómo respondo frente a sus determinaciones históricas? ¿Cuáles son las estructuras históricas hegemónicas que se perpetúan desde la colonia y tienen presencia determinante en la actualidad? ¿Me puedo poner en el lugar del otro y comprender sus decisiones? ¿Cómo, identificando ideológicamente el conjunto de intereses creados en su correspondiente estructura de clases sociales, contextualizo los fenómenos históricos? ¿Por qué se hace comprensible la realidad investigada cuando identifico posiciones políticas e ideológicas? Al compararlas y diferenciarlas identifico sus supuestos ideológicos, dirimimos cuales intereses y proyectos político económicos los sustentan. ¿Cómo dichas posiciones se corresponden con el orden de poder mundial, CENTROS y PERIFERIAS y sus movimientos? Identificar los supuestos valorativos, simbólicos y estratégicos de los sujetos históricos es poder reconocer sus basamentos ideológicos políticos. ¿Qué lugar define en cada discurso, cada idea, cada acto y proyecto individual, social? Condición para construir el escenario, el contexto epocal. Lo político como campo de inflexión teórica de los conflictos ideológicos a lo largo de la historia. Los NORTES y los SURES representan la geopolítica del poder. Las DERECHAS y IZQUIERDAS resultan las categorías centrales para identificar, diferenciar, describir, fundamentar y comprender la trama ideológica de los conflictos históricos sociales.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |