DOCENCIA DE ROSADO LAPACHAL…
La gramática de la fantasía en el ser docente implica un deseo muy fuerte, una pasión que pulsa de manera incesante y una aspiración que mueve los horizontes conocidos.
Las palabras ligadas, advertidas, donadas y lanzadas al mundo ofrecido en el acto de enseñar, tienen alojamientos trascendentes, donde esa mirada, ese gesto que cuida nominando, dando un lugar y habilitando la escritura de la propia historia constituye el sabor del saber cultural.
Los enigmas que conmueven las posibilidades a través del trazo de la tiza, son interpelaciones históricas. Los simbolismos que juegan en el instante mágico de enseñar y aprender a aprender atraviesan vulnerabilidades y fragilidades profundas, porque cuando el deseo es intenso, la superación viene por añadidura.
El tejido de las tramas que protegen, amparan y cuidan la subjetividad, son generadoras de aquellas disrupciones necesarias para las transformaciones más significativas de la historia de la educación, donde el aprender a enseñar encuentra sentidos en clave situacional.
El lenguaje del reconocimiento a los y las docentes santafesinas tiene el aroma de la satisfacción, el color de la pasión, la mirada del valor y la pronunciación de la ética.
La Subsecretaría de Educación Superior, tiene el agrado de presentar palabras poéticas con la autoría de la trayectoria y la experiencia de la profesora Alejandra Morzán, quien deleita generosamente a través de la “DOCENCIA DE ROSADO LAPACHAL”.
Se agradece profundamente la posibilidad de homenajear a los y las docentes y futuros egresados en su día, para que sigan fogueando la pasión por enseñar y anidando el deseo de saber como un Rosado Lapachal.
Subsecretaría de Educación superior.
Mg. Patricia Moscato.
DOCENCIA DE ROSADO LAPACHAL…
Puedo ver la ciudad
Despertando en agosto
Las calles mojadas
Y, desde el agua al cielo,
Los lapachos florecidos
Vistiendo de rosa el aires.
Hay gente que es así:
preguntás ¿dónde está?
Y te responden:
Anda desaparramando colores
Y encendiendo soles, por ahí,
Como anunciando, atrevidamente
Que será pronto primavera.
Dedicatoria del libro
“Saberes y sabores de la Práctica Docente – Textos y Contextos”. Año 2007.
Escribí estos versos hace más de 10 años, con motivo de la dedicatoria de mi primer libro, sobre las prácticas docentes.
Hoy sigo pensando que los docentes somos un poco como estas personitas: tenemos alma de lapacho.
Así lo ponemos de manifiesto cuando desde esa profunda convicción que nos caracteriza, sostenemos con nuestra tarea cotidiana que es posible que algo del orden del aprendizaje acontezca cuando enseñamos, aún en situaciones adversas, en pleno agosto del mundo, como nos sucedió en este tiempo de pandemia.
Asocio además la fuerza convocante del rosado lapachal en este agosto norteño, a la fuerza que -ya lo sabemos, no es igual a homogeneización- lo común tiene siempre y renovadamente la escuela, territorio de lo público que nos convoca a encontrarnos, en las diferencias, en la igualdad supuesta como condición de enseñanza y en su lucha como horizonte.
Pienso también, a propósito de este florecimiento anual de los lapachos, en que así como los ciclos se ponen de manifiesto en la naturaleza, nuestra tarea cotidiana está cargada de rituales. Momentos, acciones, que se repiten, que repetimos cada año, cada día, por su profunda significatividad. Porque aunque las reinventamos y recreamos, algo se reitera en ellas y nos interesa preservar, para sostener aquello que nos convoca y da sentido a nuestra tarea. Gestos de cuidado, como los llama Norma Barbagelatta. Momentos que podemos pensar como “Ceremonias Mínimas” en palabras de Mercedes Minicelli, por su poder convocante, por sus efectos filiatorios. Por ejemplo: Imaginar y decidir cómo iniciar cada clase, imaginar cómo llegará cada niño, cada niña, o adolescentes a ella y qué sucederá cuando le proponga tal situación didáctica, forma parte de uno de esos gestos de cuidado que Barbagelatta nombra como “anticipación”, tan necesarios. De fuerte poder subjetivante. Así como hoy, esas fechas consignadas en calendario a modo de esfemérides, que nos convocan a memoriar y conmemorar, constituyen ‘ceremonias mínimas’ que solemos recrear para re-afirmar sus sentidos. Y su horizonte siempre tiene un poder filiatorio. Son también formas amparar, actos de amparo, como los nombra Zelmanovich, que la instituciones educativas construimos en ese trabajo con el mundo de la cultura.
En esta dirección, y en ocasión de conmemorar nuestro día, que en cada institución encontrará las particulares maneras de hacerlo, desde este norte santafesino, y también desde este lugar en el que ahora puedo continuar aportando/apostando a la formación docente, el Obervatorio de Prácticas de la Provincia, va mi saludo de rosado lapachal a aquellas maestras y maestros, a les profesores que, plenos de cielo y suelo, obstinadamente atrevidos, contribuyen a que señales ocultas de próximas primaveras emerjan, se manifiesten, despierten.
Alejandra Morzán.
Referencia de la imagen: Escuela Pizzurno, Reconquista. Mural pintado por Gisel Rosso, en el marco del proyecto Arte Rimbombante, que lleva adelante su Bibliotecaria, Margarita Catalejo.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |