San Martín y la Identidad Nacional.
“Una derrota peleada vale más que una victoria casual”.
José de San Martín.
Recuperar el legado del 17 de Agosto en nuestra historia, evoca las huellas de la memoria a través de los relatos del tiempo que constituyen distintas formas de alojamiento de los acontecimientos y procesos en un “texto propio” en las coordenadas del pasado con la instancia de la letra del presente.
Desarmar algunos ritos requiere buscar su etiología, enmarcar algunos significados mutantes a través del tiempo, interpelar la pertinencia pedagógica actual y su diálogo con los contenidos permanentemente, para que ingresen en la cadena significante del currículum en la formación docente.
Ofrecer sentidos a las efemérides en el nivel superior es una buena ocasión para reflexionar sobre las tradiciones, los marcos históricos, el sentido curricular del contenido, los posicionamientos político pedagógico, la oportunidad de repensar las estrategias didácticas y las buenas preguntas que potencian la enseñanza y el aprendizaje en clave situacional.
La comprensión hermenéutica que posiciona al hombre en el mundo requiere de sentido crítico en la enseñanza histórica, donde el trabajo colaborativo y la producción colectiva abre oportunidades reflexivas sobre la pertinencia de un proceso histórico en diálogo con las inspiraciones del honor, la lealtad, el amor a la verdad, a la libertad y a la Patria.
La Subsecretaría de Educación Superior invita a conocer la historia desde la impronta de la pregunta y el devenir mismo del proceso a través de la gentileza académica del Prof. Gerónimo Catriel Romero, ISPI Nro. 4013 “Padre Joaquín Bonaldo”, de la localidad de Avellaneda, Pcia de Santa Fe, quien generosamente ofrece una producción acerca de “San Martín y la Identidad Nacional” Se agradece la amabilidad del conocimiento brindada al blog del nivel superior.
Subsecretaría de Educación Superior.
Mg Patricia Moscato.
"San Martín y la Identidad Nacional".
Cada de 17 de agosto recordamos y traemos a nuestra memoria a una de las figuras más trascendentes de la historia argentina y latinoamericana. En el momento que me pongo a escribir estas primeras líneas, muchas ideas y muchas preguntas pasan por mi cabeza: ¿Cuánto de argentinidad hay en la historia de vida de San Martín? ¿Cuánto de sus proyectos e ideas nos marcaron y nos seguirán marcando? ¿Cuánto de su inteligencia, de su trabajo y su sacrificio? Muchas de esas ideas e inquietudes nos interpelan, día a día, para pensar y creer en una Argentina con la idea de ser libres o nada.
La historia de vida de San Martín nos permite construir parte de una identidad argentina: desde su seno familiar, desde su trayectoria, conquistas, aciertos, errores y derrotas. Nació un 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, una misión Jesuita perteneciente al Virreinato del Río de la Plata. En sus tiempos, Yapeyú era una verdadera ciudad, antes que las tropas portuguesas redujeran a cenizas sus principales estructuras (Furlong, G: 1963: 50-60). Desde ese tiempo los florecientes pueblos misioneros se convierten en un desierto poblado de ruinas. Esa verdadera ciudad, que es fácil reconstruir por el espacio que cubren sus ruinas, conserva paredes de la casa de José de San Martín, el libertador de América y protagonista de una de las epopeyas más importantes que recuerde la humanidad.
Ese niño criollo nacido en tierras indígenas, nunca pudo borrar de su memoria sus orígenes en la nueva y floreciente tierra América. Nacido en una tierra de conflictos y guerras, pero una tierra que desde un primer momento supo querer y añorar, una tierra de indios, criollos y mestizos, tan desigual y diversa culturalmente que, desde nuestros orígenes, somos parte de una nación que compartimos experiencias que marcan nuestras acciones. Y así como San Martín, estamos obligados a conocerla, defenderla, desde cada lugar que nos toque sumar nuestros conocimientos, de los cuales florecerá la defensa de los verdaderos intereses y podamos decir orgullosos que estamos conservando nuestra Patria.
Para el año 1783 la familia de San Martín parte rumbo a España, su primer destino en el continente europeo será Cádiz, ciudad que le guardaría un glorioso porvenir. Fue la ciudad de Cádiz, durante sus primeros años, de gran influencia en su vida, en su formación y en su pensamiento. Entre los años, 1785-1791 la familia de San Martín se establece en Málaga, ciudad de gran porvenir que colaboró en la educación de José de San Martín (Carballo, A: 1994: 18). Sus primeros pasos en la escuela de los jesuitas sirven de puntapié para luego encauzar decididamente su vocación para la carrera militar. Su carrera militar está marcada por las experiencias familiares de su padre y sus hermanos. Impulsado por una precoz ambición, llevó a que a sus 11 años solicitara ser admitido como cadete en el Regimiento de Murcia.
El 21 de julio de 1789 es considerada por San Martín la fecha que da inicio a su carrera militar, iniciando así un ciclo vital e intenso. Su formación fue en base a su gran capacidad de estrategia y personalidad que marcarán su vida y desempeño en los campos de batallas. Estos primeros pasos son de gran desafío y aprendizaje, y pondrán a prueba su desempeño en los acontecimientos militares. Su historia de vida, como su formación militar lo convierte en un soldado que supo formarse para la revolución. Lejos de la improvisación, construye una personalidad capaz de sobrepasar la adversidad y convertirse mucho más que en un soldado, en un libertador.
1808 es un año clave de la historia universal, en la vida de San Martín y en su carrera militar. En julio de dicho año, las tropas españolas, de las cual San Martín era parte, libran una de las batallas más recordada de la Independencia Española contra las tropas napoleónicas. La Batalla de Bailen es una vidriera política para el contexto español y su independencia, y abre un gran debate sobre la invencibilidad del ejército napoleónico. Luego de la Batalla de Bailen, la figura de San Martín toma gran trascendencia, no sólo su nombre aparece citado en la batalla memorable, sino que al mismo tiempo obtiene un ascenso al grado de teniente coronel y siguió haciendo la guerra al lado de figuras transcendentes, como el General Castaño y el general Coupigny.
La Batalla de Bailen imprime un gran cambio en la vida y carrera militar de San Martín, al mismo tiempo, lo marcan desde su pensamiento independiente, de pensar una Nación libre y soberana. Desde este pensamiento, el levantamiento al grito de libertad de su tierra natal, no puede ser indiferente a tan sagrada invocación. Si bien es sabido, que en su primer momento no poseía muchas ideas sobre el estado de situación de lucha de las colonias Americanas. Pero su deseo de volver a su tierra, el grito de libertad de los pueblos lo motivan a marcharse de España hacia Inglaterra, donde permanece muy poco tiempo. Por las aguas del Rio Támesis, parte para las tierras americanas para, en poco tiempo, llegar a las aguas del Río de la Plata.
José Francisco de San Martín, ese niño que dejó su patria en 1783, ahora retorna como un militar formado en el ejército español, cargando sobre sus hombros años en los campos de batallas (Mayochi, E: 1978: 39-40). Dispuesto a una nueva vida en Buenos Aires, mientras organiza su proyecto de formación de la caballería, reorganiza su vida y al poco tiempo se casa con la joven Remedios de Escalada, una joven de familia distinguida. Remedios se convierte en un factor clave en la vida de San Martín, no sólo por las influencias familiares, sino también como factor de motivaciones.
Para el año 1812 José de San Martín, se pone a disposición del gobierno patrio del Río de la Plata. Sus servicios serán recibidos con suma consideración para el Triunvirato de las Provincias Unidas del Río de la Plata, por los intereses que prestan para la defensa de la patria.
Para pensar su retorno hay muchas opiniones. Lo que me interesa resaltar, en lo personal, tiene que ver con dos situaciones. La primera, es la situación de España. El país central atravesaba por graves problemas institucionales, que se potenciaban por el avance de la expansión del ejército francés por toda Europa. San Martín había tomado conocimiento de esta situación, como así también de las situaciones de las colonias americanas que ya habían dado sus primeros pasos de libertad. Por tal situación, en una reunión de americanos en Cádiz, habían tomado conocimiento de lo sucedido en Caracas y Buenos Aires, y resolvieron regresar cada uno al país de nacimiento, al fin de prestar servicios en las luchas, que muy pronto se iban a enturbiar.
Tal vez, el último punto es el más significativo a resaltar. Por las noticias de los importantes sucesos en América, decide regresar a su país de origen y ofrecer sus servicios militares. Por su desempeño y conocedor de las tácticas más modernas en el ejército español, fueron clave para el héroe nacional y americano, quien llegaba a estas tierras impulsado por los fuertes ideales de libertad y bien común.
La historia de San Martín, también es la historia del Regimiento de Granaderos a Caballo. El 16 de marzo de 1812, el gobierno superior provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, expide el nombramiento afectivo de José de San Martín como Teniente Coronel de Caballería y Comandante del Escuadrón de Granaderos que ha de organizarse, y el cual se convertiría en el alma y el cuerpo vertebral de la lucha emprendida contra el poder real (Piccinali, H, J: 1984: 43-51). Para la concreción del proyecto, San Martín había detallado frente al gobierno la necesidad de formar un cuerpo modelo, donde primara la calidad humana de sus integrantes frente a la cantidad.
Sólo había trascurrido un año de su creación y el Regimiento tuvo su bautismo de fuego, en San Lorenzo, a orillas del Río Paraná. El 13 de febrero de 1813 los granaderos comandados por San Martín y el capitán Bermúdez se enfrentan a los realistas que avanzaban desde el puerto de San Lorenzo.
Pronto se abre otro horizonte de lucha para el regimiento. La difícil situación del norte, agravada por las sucesivas derrotas de Vilcapugio y de Ayohuma, ponen en peligro toda la frontera de la patria, tal situación mueve al gobierno a nombrar a José de San Martín como jefe de la expedición auxiliadora al ejército de Belgrano. Para el año 1814 ya se encontraba en Tucumán. Desde esa fecha, hasta 1816, libra una serie de batallas claves para el proceso independentista.
Pero, sin duda, la epopeya militar más grande que recuerde nuestro país estaba a punto de iniciar. La organización del Ejército de Los Andes es uno de los hechos más extraordinarios. Mitre lo definía como una “máquina de guerra armada pieza por pieza, todas sus partes componentes respondían a un fin, y su conjunto a un resultado eficiente de antemano calculado. Arma de combate forjada por el uso diario se dobla elásticamente, pero no se quiebra jamás” (Mitre, B: 1887). Al terminar al año 1816 el Regimiento de Granaderos se encontraba en perfectas aptitudes de comenzar la empresa. Sólo esperan la orden de atravesar aquellas inmensas montañas, sabiendo que luchaban por la libertad de otro pueblo hermano y sin saber si volverían.
En enero de 1817, José de San Martín parte de Mendoza frente al ejército llamado a realizar al plan continental de liberación política. Ese 17 de enero daba comienzo la gran hazaña. El regimiento forma parte de aquel glorioso Ejército de los Andes, conforme al plan preparado por San Martín el grueso del Ejército de los Andes cruzaría por el paso de Patos. El cruce de la cordillera será la gran hazaña inicial y Chacabuco, la primera hazaña y victoria en tierras chilenas. Pero, la liberación de Chile tuvo sus adversidades, la sorpresa de Cancha Rayada fue una de ellas, donde fueron derrotadas las fuerzas patriotas comandadas por San Martín. Sin embargo, la genialidad y estrategia de José de San Martín salva la desventaja de la derrota anterior conquistando Maipú, el 12 de abril de 1818, la definitiva libertad del Estado Chileno.
La liberación de Chile es la primera etapa del plan sanmartiniano. El desafío de los Andes y los realistas chilenos estaba cumplido; ahora debían enfrentarse a la bravura del Océano Pacifico y a las importantes y veteranas fuerzas españolas del Perú. La expedición libertadora al Perú, se hacía a la mar el 20 de agosto de 1820. A partir del 8 de septiembre desembarcan en la bahía de Paracas. En poco tiempo, efectivos de granaderos toman posesión de los pueblos del Alto y el bajo Chincha. De acuerdo al plan de operaciones dispuesto por el Libertador, el ejército organizará la expedición por tierra, la división de los granaderos comandados por el Coronel Mayor Álvarez de Arenales y otra división comanda por San Martín que se hace nuevamente al mar para desembarcar en el puerto de Guacho para dirigirse al interior del país con la intención de tomar contacto con la división de Arenales. Luego de una serie de batallas, logran derrotar a las tropas realistas y tomar posesión de varios pueblos, pero la liberación total todavía no estaba lograda.
Se inicia para los granaderos la etapa final de su gesta por la independencia americana, etapa que sería para ellos tan gloriosa como dura. Desde la primera batalla de Nazca hasta la entrada triunfante en Lima y Quito. La batalla de Ayacucho como último gran enfrentamiento de las guerras de independencias significa el fin del dominio virreinal hispánico en América del Sur. El 9 de diciembre de 1824 los Granaderos terminan de escribir su última página de gloria por la independencia.
Cuando San Martín comprendió, frente a Bolívar, que los dos no cabían en América del Sur, y que el escenario y fruto de sus triunfos peligraban frente a posibles disensiones, tuvo el mérito sublime de posponer sus derechos y sus concepciones estratégicas y políticas para que la única causa, que había abrazado y defendido con gloria, no sufriera tropiezos. Su causa era la causa de la libertad de América y la dignidad del género humano. Bolívar y sus compañeros cerrarían el capítulo que él había iniciado.
En enero de 1823, llegaba a Mendoza, su llegada fue causa de afectuosos saludos y emotivos encuentros. Su casa, sus amigos, su círculo íntimo en general estaba listo recibirlo antes de proseguir su viaje a Buenos Aires y reintegrarse a su familia. El 3 de agosto de 1823 fallecía en Buenos Aires su esposa y amiga, Remedios de Escalada, sin que el libertador pueda ofrecerle el aliento de su presencia y su última despedida.
En su regreso, en el gobierno argentino solo encontró envidiosos de su gloria y que a todas luces le temían. Frente a esta situación solo cabía expatriarse; zarpó de Buenos Aires el 10 de febrero de 1824 en compañía de su pequeña hija Mercedes rumbo a Francia. Pero sus antecedentes revolucionarios lo hacían persona no grata para el régimen imperante, lo que obligó a trasladarse a Inglaterra. Tras sus fallidos intentos de radicarse en Francia en esta primera etapa, decide viajar a los Países Bajos, estableciéndose en la ciudad de Bruselas.
En 1830 San Martín abandona Bruselas y se instala en París. Pasaba en la capital muy poco tiempo; la mayor parte del año permanecía en su finca de campo, que se hallaba a 7 km de París. El lugar le permitía la vida reposada y aislada. Parte considerable de su tiempo lo destinaba a ordenar los papeles y documentos de su archivo personal. A comienzos de 1848, como etapa transitoria –que será final- se establece en la ciudad de Boulogne Sur-Mer, en la costa norte francesa sobre el Canal de la Mancha. En esta ciudad se agudizó el mal de cataratas en ambos ojos y los problemas de su úlcera. El día 6 de agosto dio su último paseo en carruaje, el día 13 fue paso agudos dolores de estómago. Al día siguiente amaneció sumamente grave, pero, en medio de una fiebre alta se recuperó. En la mañana del 17 de agosto, se mostró con aparente mejoría, hacia la dos de la tarde se produce una nueva crisis gástrica y fue recostado en el lecho de su hija. A las tres de la tarde expiró.
Como mencionamos en párrafos anteriores, partiendo de lo que genera la figura de San Martín, es importante pensar esa construcción de identidad nacional, como una forma construcción colectiva. Recurriendo a nuestra memoria y a nuestro sentido de pertenencia logramos construir una representación de identidad que perdura en el tiempo y nos acerca a un prócer, a un libertador, que, como padre de la Patria y desde su compromiso político, ético y moral con las causas nobles, buscó construir un país moderno, democrático e inclusivo.
Prof. Gerónimo Catriel Romero
ISPI Nro. 4013 “Padre Joaquín Bonaldo”
BIBLIOGRAFÍA
Furlong, Guillermo, S.J: “Misiones y pueblos originarios” Buenos Aires, Imprenta Balmes, 1962. Año de publicación 1963.
Carballo, Antonio, (coord.) “Vida española del general San Martin, 1994. Ed. Instituto Español Sanmartiniano, año 1994.
Mayochi, Enrique M, “San Martin en la Argentina”, 1978. (Desde su llegada a Buenos Aires en 1812 al paso de los andes). Buenos Aires. Academia Nacional de la Historia.
Piccinali, Héctor J, “Vida de San Martin en Buenos Aires (1812-1814)”, 1984. Ed. Edición del autor. Buenos Aires.
Mitre, Bartolomé, “Historia de vida de San Martin y la emancipación sudamericana”, 1887. Ed. El ateneo.
Pigna, F, “La vos del gran jefe”, 2014. Ed. Planeta
Grimson, A, “Los límites de la cultura. Criticas de las teorías de la identidad”, Ed. Siglo XXI. Buenos Aires. 2011.
Ternavasio, M, “Historia de la Argentina 1806-1852”, Ed. Siglo XXI. 2007
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |