La Escuela como Comunidad de lectura
"Ese verano acababa de pasar por una de las pruebas de las que uno cree que nunca va a sobreponerse. Me consta que un libro al trocar mi tiempo por el suyo, el caos de mi vida, por el orden del relato, me ayudó a recuperar el aliento y avizorar un futuro. La feroz determinación y la inteligencia del amor, que manifiesta la muchacha de "Un dique contra el Pacífico" (la novela de Marguerite Duras) seguramente contribuyeron mucho a lograrlo” (Adler: 1998).
Caminos de lectura
Dice Felipe Garrido (escritor y académico Mexicano de la UNAM): “La formación de lectores comenzó a preocuparme —aunque entonces no la llamaba así; no la llamaba de ningún modo— cuando empecé a dar clases, en 1962 o 1963, en el Centro universitario México, una preparatoria de hermanos maristas en la capital del país. Aunque el nivel académico de la escuela y de los alumnos era alto, en su mayoría aquellos muchachos que me oían hablar de etimologías y de literatura mexicana habían leído poco. Estaban bien alfabetizados, estudiaban con dedicación, pero no sabían quién era Phileas Fogg, ni Demetrio Macías, ni el capitán Silver. Si alguna idea tenían de Pinocho y de Peter Pan no se la debían a Collodi ni a Barrie, sino a Walt Disney”.
"Confirmé que la literatura, antes que un conocimiento, es una experiencia. Hay que formar primero el gusto, la afición, alimentar el amor y luego, si acaso llega, vendrá la erudición. A partir de entonces siempre he dado clases —desde 1973, en el Centro de enseñanza para extranjeros de la UNAM— y trabajado con lectores, muchas veces adultos que llevan años entre libros y que, con frecuencia, descubren con sorpresa que se han pasado la vida leyendo a medias o simulando la lectura.”
La conformación de una comunidad de lectores se produce en un tiempo y un espacio delimitados lo cual permite, según Roger Chartier (1994), pensar el concepto de lectura en relación con los contextos de interpretaciones y con las pluralidades de usos, atendiendo a la materialidad de los textos y a la práctica de sus lectores. Las lecturas configuradas por el mundo del texto y el mundo del lector adquieren determinados regímenes de acuerdo con las características de cada comunidad de interpretación que comparte un conjunto de competencias, usos, gestos, códigos e intereses dentro de un campo cultural.
Comunidades de lectura
La lectura debe formar parte del plan estratégico de cada institución educativa, ocupar un lugar central en los dispositivos curriculares e institucionales. Aspiramos a la construcción de la Escuela como comunidad de lectura. La lectura compartida, cotidiana, en voz alta y silenciosa como itinerario pedagógico, como espacio, tiempo, formato de enseñanza y no como algo esporádico o extracurricular debe ser central en cada una de las instituciones de diferentes niveles y modalidades.
En este sentido tomamos los aportes de la Pedagogía de la lectura que tiene como meta “sembrar el deseo de leer”, trabaja para asegurar que todas las personas puedan leer y disfruten de hacerlo. Se orienta a fortalecer los hábitos lectores en las personas que ya leen, ofrece experiencias de lectura, ideas, para que puedan a su vez estimular el deseo de leer, promover la lectura como práctica social en otras personas.
La pedagogía de la lectura busca formar, en un principio, a los futuros formadores de lectores, es decir, forma mediadores y mediadoras de lecturas.
Son mediadores/as de lectura quienes asumen el compromiso de formar nuevos lectores: sus hijos/as, sus nietos/as, sus sobrinos/as y familiares, sus alumnos, sus colegas, sus amigos/as, las personas que integran su comunidad.
Leer con otros/as, para otros/as, es un acto de amor, de solidaridad, una pasión a la que dedican parte de su tiempo en forma sistemática.
Mediadores y mediadoras convidan lecturas que amplían horizontes culturales, cuestionan, seducen, interpelan, desafían los instituido, salen de lo absolutamente previsible o estereotipado y son generadoras de pensamiento.
La selección del texto, la preparación del encuentro de lectura y la lectura misma se realizan cuidadosa y amorosamente, de manera que se propicie una experiencia estética en la que los/las lectores/as noveles son protagonistas de la construcción de sentidos, pueden expresar lo que piensan, sus interpretaciones, sus comentarios y a la vez desarrollan habilidades de expresión oral, de lectura y escritura.
Estrategias.
Mempo Giardienelli en su libro “Volver a leer. Propuestas para ser una nación de lectores” propone dos estrategias centrales: lectura en voz alta y lectura libre silenciosa y sostenida.
Sostiene que la lectura en voz alta es el camino más poderoso del fomento de la lectura, considera que es la vía ideal para que se establezca un vínculo amigable con los libros y la lectura.
Se trata de una estrategia aparentemente simple, de una escena sencilla y a la vez potente: un espacio y un tiempo en el que alguien presta amorosamente su voz para que otros lean mientras sostiene entre sus manos un libro cuyas ilustraciones pueden espiarse, mostrarse o adivinarse.
El aroma de los libros, formatos, texturas, el espacio cuidado, la presencia activa de ese mediador/a que despliega el arte de la lectura en voz alta ante un grupo de personas mientras disfrutan de ese regalo, de ese bien cultural que permite que cada quien recree en su interior los sentimientos, grandezas y miserias de la condición humana a los que se accede en cada experiencia de lectura de textos literarios.
Sabemos que desde siempre, desde antes de nacer las palabras amorosas, plenas de metáforas tranquilizan a los bebés, ayudan a construir su vocabulario, sus posibilidades expresivas y con ello se facilita el acceso a otros aprendizajes. Todo eso ocurre con la lectura en voz alta. Por eso los textos más valiosos, los que habilitan múltiples lecturas, que amplían horizones culturales, los más bellos de la literatura universal, debieran llegar amorosamente a cada niña, a cada niño, adolescente o adulto/a.
El vínculo que se construye al compartir lecturas, al convidarnos la belleza de las palabras que abrazan, habilita la formación de lectores/as.
Leer en voz alta implica siempre un encuentro precioso entre personas. Los/las participantes se nutren de palabras, de imágenes, de pensamientos que generan otras posibilidades de estar en el mundo. La lectura tiene un poder transformador.
La lectura en voz alta da lugar a la conversación. Una conversación que fluye naturalmente y adquiere consistencia progresivamente. Se comparten interpretaciones, emociones, se dialoga sobre ese libro puesto en relación con otros que se han leído, se recomiendan libros, autores y lecturas, se habla de autores, de recorridos lectores personales y se va construyendo esa comunidad de lectores.
Aidan Chambers en su libro “Los niños, la lectura y la conversación” plantea que al hablar sobre libros nos entrenamos para hablar bien de otras cosas, por eso debemos ayudar a los estudiantes a hablar de sus lecturas.
Si se convidan lecturas en voz alta de libros apropiados, cuidadosamente elegidos, todos los días, y se habilita la conversación informal, poco a poco ese diálogo irá tomando la forma de conversación significativa a la que aspiramos.
Chambers diagramó un “Círculo de la lectura”: todo comienza con la selección de un libro para leer, igualmente que la selección de un tema para conversar es inicial antes de comenzar cualquier conversación. Sigue el momento de lectura que incluye muchas escenas interrelacionadas.
Los mediadores/as ayudarán a que los lectores puedan construir una interpretación del texto como lectores activos y sensibles, que puedan comentar, cuestionar, explicar, argumentar.
El círculo de la lectura se completa cuando se producen las respuestas, la conversación. Es allí cuando la lectura se significa. “El acto de la lectura radica en hablar sobre lo que se ha leído”, dice Steve Bicknell, citado en el libro antes mencionado.
La lectura libre silenciosa y sostenida que recomienda como estrategia el escritor Mempo Giardfinelli debiera tener lugar todos los días antes de terminar la jornada. Cada docente invita a sus alumnos a leer en silencio lo que deseen durante diez a doce minutos, nada más. Los y las docentes también leen. Cada uno y cada una lee en silencio lo que se le da la gana. Después se despide hasta el día siguiente.
Se trata de estrategias complementarias. Cada docente prevé la presencia de libros valiosos que las y los estudiantes podrán elegir para leer libremente sin consignas para resolver, como leemos los adultos, Ese momento de lectura silenciosa no debe arruinarse con evaluaciones de lectura. Es un momento de libertad.
Leer en tiempos difíciles.
Los libros llegan al rescate no solamente en desastres íntimos, sino también cuando sobrevienen crisis que afectan a muchas personas. A veces la lectura ayuda a evadirse de la realidad y otras veces la lectura de la prensa nos lleva a estar más embebidos de esa realidad, que a pesar de que nos duele, queremos empaparnos de ella y no perder detalles.
Las crisis suelen hacer visibles los problemas de desigualdad, las injusticias sociales. El surgimiento de la pandemia en el mundo hizo que se visibilizaran esas problemáticas. Pareciera que muchos miedos y fantasmas escondidos en las subjetividades reaparecen, cobran mayor potencia y se activan. A veces se transforman en depresión y pérdida de sentido, pero también incentivan a la creatividad. La crisis y el desastre muchas veces, se transforman en oportunidades.
¿Puede la lectura entonces ser una oportunidad en estos contextos? Considerarmos que es momento de redescubrir el papel de esta actividad, porque la literatura, entre otros beneficios, puede contribuir a la reconstrucción de subjetividades, puede salvarnos del caos, como se afirma en la cita inicial de Adler.
La lectura es un arte que más que enseñarse se transmite como una pasión. Como lo han demostrado muchos estudios la transmisión familiar es la más frecuente. Lo más común es que alguien se vuelva lector porque de niño vio a su padre o madre leyendo con frecuencia, porque les oyó leer historias o porque los escuchó conversar sobre sus lecturas.
En algunos trabajos sobre el tema se desarrolla la idea que muchas personas se volvieron lectoras merced a oportunidades de convertirse en cazadores furtivos de historias, libros que se encontraban por ahí, frases que tomaban de algún texto que hojeaba al pasar. Casi siempre la posibilidad de leer para aquellos sectores con menor acceso a los libros había sido facilitada por los mediadores de lectura a través de su calidez y el gusto por los libros que había hecho deseable su apropiación.
Esta es la valiosa tarea de quienes asumen el rol de mediadores/as de lectura en ámbitos familiares, institucionales o sociales: acercar amorosamente el libro a quién se convertirá con el tiempo en un ávido lector.
La Escuela tiene la gran oportunidad de asegurar el derecho a la lectura para todos/as y junto con ello la tramitación de otros derechos.
Docentes, bibliotecarios/as, preceptores/as, asistentes escolares, todos/as quienes estamos en las Escuelas podemos ser mediadores/as de lectura.
Los/las invitamos a formar parte de una Red santafesina de Mediadores y Mediadoras que conforme la Comunidad de lectura provincial y la Red Federal de Mediadores para seguir formándonos y compartiendo experiencias significativas en relación con libros, autores, editoriales, producciones teóricas, propuestas de mediación, entre otras que identifican a quienes se sienten parte de un grupo que comparte una pasión, justamente la pasión de la lectura.
Los/las invitamos a inscribirse para formar parte de esta Red a través de un mail dirigido a:
plannacionaldelecturassantafe.gob.ar y plannacional.lecturas@educacion.gob.ar
Abrazos fraternos
Equipo Plan Nacional de Lecturas Santa Fe.
Prof. Adriana Alvira
Prof. Patricia Feuli
Bibliografia
Chambers, Aidan (2014) Dime. Los niños, la lectura y la conversación. Ed. Fondo de Cultura Económica. Mexico.
Garrido, Felipe (2012) El buen lector no nace se hace. Bibliotecas Escolares Argentinas (recuperado)
Giardinelli, Mempo (2006) Volver a Leer Propuesta para hacer una Nación de lectores Ed. Edhasa. Buenos Aires.
Naranjo Vélez, Edilma (2017) La formación de lectores ¿de quién y de qué depende? Universidad de Antioquia, Colombia
Petit, Michele (2009), El arte de la lectura en tiempos de crisis. Ed. Océano Barcelona
Chartier Roger (1994) Libros, lecturas y lectores en la edad moderna. Ed. Alianza.
Autor/es: | ALVIRA, ADRIANA AMELIA |