La distancia pedagógica no puede ni debe transformarse en una distancia humana o social.
Desde esta Dirección vamos a profundizar el trabajo para que la Educación Especial sea un eje que atraviese todos los niveles del sistema educativo formal obligatorio (Inicial, Primario y Secundario) con el objetivo de multiplicar y acompañar los esfuerzos que vienen realizando todas escuelas santafesinas desde hace tanto tiempo.
En los últimos años las escuelas somos parte y testigo de los movimientos de transformación cultural que acontencen; en este sentido la idea de “lo normal” es profundamente discutida sobre todo por los efectos de segregación social que generan en una comunidad.
Las escuelas de la provincia, cada una a su manera y a su forma, vienen trabajando cada vez más en prácticas educativas que tienen como horizonte alojar en sus espacios de aprendizaje y socialización a los niños/as y adolescentes por su simple condición de niños/as y adolescentes, más allá de si aparecen como portadores de algún “déficit” “patología” o “diversidad funcional”.
Sin ningún eufemismo, conocemos de cerca el enorme trabajo que implica avanzar en este desafío porque sabemos que la estructura escolar (desde lo simbólico y organizacional), así como la formación docente, no fue diseñada en sus inicios para prácticas educativas inclusivas. La historia nos dice que los movimientos de transformación social y cultural que se dan en el seno de una comunidad se construyen así, de un modo paulatino, a veces contradictorios, con idas y vueltas, con tensión. Lo importante es tener un horizonte, una dirección de trabajo que priorice valores y convicciones. La distancia pedagógica no puede ni debe transformarse en una distancia humana o social. Los años de socialización escolar en la niñez y en la adolescencia son relevantes en la conformación subjetiva de las personas y su familia. Separar a un grupo de niños/as y adolescentes (por portar algún tipo de “patología”, “síndrome”, “diversidad funcional”) del espacio social y educativo donde están otros niños /as y adolescentes tiene consecuencias en el desarrollo de su personalidad, en el despliegue de sus posibilidades, en su acceso a los saberes y aconteceres del mundo. De nada sirve a una comunidad la “excelencia académica” sin el registro del otro. Vivimos en tiempos con desafíos sociales y comunitarios enormes. Nuestras sociedades atraviesan desigualdades múltiples; en este sentido tenemos que continuar y afianzar el trabajo que se viene desarrollando para que la escolarización de nuestros niños/as y adolescentes no tengan que soportar más instancias de división y segregación.
Sabemos que cada institución va construyendo su propia identidad, y que en todas la Escuelas Especiales de nuestra provincia se hace un enorme trabajo educativo, de cuidado y contención de los alumnos y sus familias. Un trabajo muy importante y muchas veces no lo suficientemente visibilizado. Pero la historia es un motor vivo, siempre en movimiento y la población de niños/as y adolescentes con la que nos toca trabajar merece que sigamos avanzando en la ampliación de sus derechos, mejorando la calidad de nuestras prácticas y sobre todo merece que seamos contemporáneos a las transformaciones culturales y sociales que pugnan por mejorar la calidad de vida de sectores postergados. El tiempo histórico que nos toca como trabajadores de la educación (como todo lo humano) es acotado. Este es el tiempo que nos toca compartir. Cada experiencia, cada proyecto, cada alumno y familia que sea alcanzada por alguna de nuestras prácticas tiene un valor esencial para nosotros. Aquí estamos para compartir esta parte del trayecto que viene a sumarse a la valiosa y vasta historia de la Educación Especial de Santa Fe, a su enorme legado. Están todos y todas invitados a ser parte.
Autor/es: | FUX, MARIA NAZARET |