#8M Día Internacional de las Mujeres
#8M Día Internacional de las Mujeres
Muchas veces, la Historia nos entrampa simplificando procesos de lucha en un acontecimiento puntual. El Día Internacional de las Mujeres es una fecha que nos remonta a pensar en nuestras antepasadas, en las mujeres como colectivo, en las injusticias de género que habitaban sus cuerpos y sentires. La instauración de este día no conmemora un hecho específico, sino que recupera las luchas de las trabajadoras dentro del movimiento obrero.
Aquí les compartimos una pequeña historización de algunos hitos, que fueron marcando la necesidad de identificar una fecha con el afán inclaudicable de conquistar una sociedad más justa e igualitaria.
Cuando la Historia la escriben las mujeres
Hacia finales del siglo XIX en Estados Unidos (Nueva York), grupos de trabajadoras reclamaron en las calles por mejoras salariales y condiciones de trabajo. Muchas de ellas sostuvieron paros de hasta tres meses, soportando violentas represiones policiales.
Las voces de las mujeres en las calles da comienzo al siglo XX. El Partido Socialista Norteamericano instaura el Women's Day como mecanismo para defender su derecho al voto, a la igualdad laboral y manifestarse contra la guerra. Entre 1908 y 1910 la ola de reclamos sigue creciendo. Las huelgas en las fábricas textiles de Nueva York en 1908 y de las camiseras en 1909 continuaron entretejiendo un movimiento que sería imparable.
En 1910 en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Lena Morrow, Mary Woods y Clara Zetkin propusieron instaurar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La primera celebración se produjo el 19 de marzo de 1911, y fue seguida en Austria, Alemania, Dinamarca y Suecia.
El incendio de la textil "TriangleShirtwaistCompany" el 25 de marzo de 1911 en Nueva York ocasionó la muerte de 146 personas (123 eran mujeres migrantes). Las mismas, el año anterior, habían protagonizado la primera huelga llevada a cabo exclusivamente por mujeres, en demanda por mejoras en su situación laboral. Este acontecimiento puntual, que hoy podríamos entender y analizar como feminicidio, es emblemático en las luchas por los derechos sociales y laborales de las mujeres. Constituye uno de los hechos más crueles en este proceso que venimos visibilizando.
Mientras tanto, en un mundo arrasado por la guerra, un 8 de marzo de 1917 las mujeres rusas se amotinaron ante la falta de alimentos. Estos acontecimientos son significativos porque dieron origen a la revolución en Rusia, fueron protagonizados por mujeres y todo parece apuntar, que fueronlos que hicieron que el Día Internacional de la Mujer se conmemore sin más cambios hasta la actualidad el 8 de Marzo.
Más de un siglo de reivindicaciones y luchas han posibilitado el reconocimiento de los Derechos Humanos de las mujeres en múltiples ámbitos de la vida personal y social. Sin embargo, dentro de las materias pendientes las desigualdades tanto en el trabajo productivo como reproductivo realizado por las mujeres siguen vigentes.
¿Por qué paramos las mujeres? Trabajo doméstico, techo de cristal y brecha salarial: algunas claves para comprender las desigualdades de género.
Vivimos en una sociedad organizada en base a la división sexual del trabajo. A partir de esta división se vincula, por un lado, el mundo público al trabajo productivo culturalmente asignado y asociado a los varones y, por el otro, el mundo privado-doméstico al trabajo reproductivo y de cuidado asociado y asignado a las mujeres, invisibilizando la interdependencia que hay entre ambos.
El trabajo doméstico involucra un conjunto de actividades y tareas de reproducción y de cuidado cotidiano que se realizan la mayoría de las veces sin compensación monetaria, están invisibilizadas como trabajo e infravaloradas a pesar de ser fundamentales para la preservación de la vida. Por lo general, se dan en un marco de relacionamiento próximo cara a cara, siendo en un gran porcentaje intergeneracionales ya que se cuidan a las personas en los extremos de su vida (niños/as y a personas adultas mayores) y tienen plazos cortos para su satisfacción (la necesidad de alimento, abrigo, contención afectiva, supervisión ante el peligro tienen tiránicos tiempos de vencimiento). También impactan negativamente en el uso del tiempo personal y de recreación de quienes cuidan.
En nuestro país, el cuidado está familiarizado, dentro de las familias está feminizado y dentro de las mujeres, son las madres las que más cuidan.
Eso que llaman amor, es trabajo no pago. https://www.youtube.com/watch?v=vXWtw-FRAOk
En relación a las desigualdades de género, también es importante considerar qué sucede en el mercado de trabajo. De este modo, vale preguntarnos: ¿a qué trabajos remunerados y puestos acceden generalmente las mujeres?, ¿cuánto ganan?, ¿qué tareas realizan?, ¿cómo se vincula todo ello con el trabajo reproductivo que realizan?
Desde finales de los años ochenta, investigadores/as del ámbito de la sociología y la economía comenzaron a hacer alusión al llamado “techo de cristal”; el mismo visibiliza una serie de barreras que operan de “manera invisible”, que al ser tan sutiles logran tornarse “transparentes” e impiden a las mujeres alcanzar puestos jerárquicos, a pesar de estar formadas y preparadas para ocupar cargos de decisión.
El techo de cristal, por lo tanto, también explica una serie de mecanismos discriminatorios, invisibles aparentemente, que establecen un límite muy difícil de traspasar para la gran mayoría de las mujeres en los puestos de dirección, tanto en el ámbito privado como en el Estado (González Martínez, 2015)
Por ejemplo, los altos cargos en la estructura estatal están mayoritariamente ocupados por varones. A medida que se asciende en la escala jerárquica se empieza a percibir el “techo de cristal” que pone un freno a las mujeres en cargos de decisión. En la alta dirección pública, por caso, la relación ya es de 44% mujeres y 55% varones, al tiempo que en las autoridades superiores la distancia es de 22% mujeres y 78% varones (Secretaría de Gestión y Empleo público, 2020) |
Por otra parte, siguen existiendo otras barreras, entre las que se destacan los estereotipos de género que legitiman y asocian a las mujeres con determinadas características que les impedirían desempeñarse en cargos jerárquicos. Se sigue sosteniendo a nivel social que existen ciertas cualidades indispensables para dirigir con éxito: agresividad, competitividad, determinación, vigor, todas asociadas a actitudes predominantemente “masculinas”.
Las desigualdades también se presentan en las remuneraciones que perciben varones y mujeres. Esta disparidad en los sueldos por razón de género constituye una de las mayores manifestaciones de injusticia social de la actualidad y se denomina brecha salarial. En Argentina, según datos del 2018 esta brecha alcanza el 25%, es decir que las mujeres cobran un cuarto menos que los varones por las mismas tareas en gran parte de los ámbitos laborales (Arceo Gómez y Campos Vázquez, 2014)
Este 8M atravesado por la pandemia precisa traer al centro de la agenda de reivindicaciones todas estas problemáticas.
La situación epidemiológica ha privatizado forzosamente el cuidado, naturalizando una vez más los aportes que las mujeres realizamos de manera silenciosa y gratuita al bienestar familiar y social. Además tenemos un altísimo porcentaje de representación en las profesiones del ámbito de la salud y la educación que vienen desempeñando un rol fundamental en la gestión de la pandemia.
Cada 8 de marzo es una oportunidad para construir una mirada reflexiva de los procesos históricos de reivindicación y lucha que las mujeres en distintos tiempos y lugares han sostenido y sostienen para acceder al ejercicio y disfrute de los derechos humanos sin ningún tipo de discriminación.
Las luchas siguen resignificándose con miras a seguir ampliando derechos: la Ley de cupo laboral trans-travesti es otra oportunidad que abre el camino hacia una justicia social plena para todas las personas.
El 8M condensa voces en movimiento que gritan ¡todos los días¡ ¡todos los derechos! ¡todas las mujeres!
Equipo ESI – Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe.
Bibliografía
Arceo Gómez, E., Campos Vázquez, R., (2014). Evolución de la brecha salarial de género en México. En EL TRIMESTRE ECONÓMICO, vol. LXXXI (3), núm. 323,, pp. 619-653. Disponible en
https://www.redalyc.org/pdf/313/31340981004.pdf
González Martínez, A., (2015). El techo de cristal. Tesis de Maestría Universitaria en Dirección y Administración de las Empresas. Universidad de Oviedo. Disponible en
Rojas Silva, J., (s/f). La verdadera historia del 8 de marzo. Disponible en http://utopialapalabra.blogspot.com/2013/03/8-de-marzo-dia-internacional-de-la-mujer.html
Secretaría de de Gestión y Empleo Público de la Nación, (2020). Brecha de género en los cargos de gobierno Argentina 2009-2019. Disponible en
Unidiversidad, (2018). Creció la brecha salarial por género en Argentina. Publicación de la Universidad Nacional de Cuyo. Disponible en
Recursos sugeridos para Educación Superior
La desigualdad de género se puede medir
https://economiafeminita.com/la-desigualdad-de-genero-se-puede-medir-3/
Avances en la conciliación entre la vida laboral y la vida familiar en la negociación colectiva
http://trabajo.gob.ar/downloads/igualdad/160510_cegiot_avancesEnLaConciliacion.pdf
La cotidianeidad en la pandemia: un tema de cuidados
https://campuseducativo.santafe.edu.ar/la-cotidianeidad-en-la-pandemia-un-tema-de-cuidados/
Cuidado, género y bienestar. Una perspectiva de la desigualdad social. Por Eleonor Faur y Elisabeth Jelin
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |