6 DE ABRIL – DÍA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA.
En el año 2002 la Organización Mundial de la Salud decretó la celebración del Día Mundial de la Actividad Física, una fecha para potenciar la realización de ejercicio físico en un mundo marcado por las nuevas tecnologías y el sedentarismo.
La Sociedad Argentina de Pediatría, recomienda que niños, niñas y adolescentes deben acumular al menos 60 minutos de actividad física diaria de intensidad moderada a vigorosa, que puede ser realizada en varias sesiones a lo largo del día. Estas actividades pueden ser juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en contextos individuales, sociales, familiares, de escuela y/o actividades comunitarias. La actividad física en la niñez genera que se fortalezcas las relaciones entre pares y fomente el entretenimiento y diversión a través del juego. La dimensión lúdica de la actividad deportiva es lo que la convierte en el ámbito más favorable para sentar las bases de una vida sana.
Cuando hablamos de “Actividad física” inmediatamente pensamos en la realización de un deporte, pero ello es solo una arista de lo que concierna su concepto. Una actividad física es cualquier movimiento corporal que genere actividad en los músculos esqueléticos y conlleve a un consumo de energía. Por ello, caminar, bailar, andar en bicicleta, correr, pasear al perro, jugar a la rayuela, saltar la soga, son algunos ejemplos que están al alcance de todos y no son deportes de alto rendimiento.
La práctica de todo tipo de actividad física y/o deportivas, desde temprana edad, estimula el desarrollo motriz, psicomotriz, social, intelectual y emocional de niños, niñas y adolescentes. Además, favorecen el desarrollo de valores y conceptos como la cooperación, la autonomía, el diálogo y la responsabilidad.
Se puede describir la alfabetización física como “la motivación, la confianza, la competencia física, el conocimiento y la comprensión para valorar y asumir la responsabilidad de la participación en actividades físicas a lo largo de toda la vida” (International Physical Literacy Association). Todos estos atributos están interrelacionados y la mejora de uno conduce al avance de los demás y se consideran en la dimensión holística de un individuo.
Cuando la actividad física proporciona experiencias gratificantes y exitosas, las personas tienden a desarrollar sentimientos positivos sobre sí mismas y a mejorar la confianza. Por otro lado, la autoconciencia asociada con una autoestima sólida dará lugar a la autoexpresión y la comunicación empática con los demás. Finalmente, la participación en la actividad física promoverá el conocimiento y la comprensión de los principios básicos de la salud corporal.
Promover la alfabetización física en todas las edades y mejorar la conciencia de la actividad física constituye una responsabilidad de todos los profesionales de la Educación, independientemente del contexto en que realizan su actividad educativa.
El proceso de alfabetización física debe comenzar lo antes posible, desarrollando los atributos necesarios para la práctica de la actividad física y del deporte a lo largo de la vida. Considerando que los niños y jóvenes permanecen en la escuela durante una parte importante del día, es la institución donde es posible, de manera más eficaz, educar e influir en los jóvenes para que adopten un estilo de vida activo.
No debemos olvidar que la actividad física debe estar acompañada de una alimentación saludable. Es importante poner en valor la práctica de actividad física sistemática, impactando en la promoción de la salud, en el cuidado del cuerpo, el disfrute y aprovechamiento del tiempo libre, pero sin dejar de tener en cuenta la incorporación de hábitos de alimentación saludable para lograr una mejor calidad de vida.
A nivel orgánico:
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Realizar actividad física en forma ordenada y constante, favorece el desarrollo y la rehabilitación de la salud.
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Brinda una mejoría en la posición corporal.
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Previene enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, la osteoporosis, cáncer de colon, lumbalgias, entre otras.
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Aumenta la elasticidad y movilidad articular.
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Mejora la coordinación y la capacidad de reacción.
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Genera ganancia muscular, la cual se traduce en el aumento del metabolismo, que a su vez produce una disminución de la grasa corporal, es decir se puede prevenir la obesidad y sus consecuencias.
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Aumento de la resistencia al cansancio.
A nivel cardíaco:
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El ejercicio aeróbico tiene un efecto tonificador favorable, disminuye la tensión arterial a futuro y mejora la función del corazón.
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Mejora la circulación.
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Regula el pulso
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Realizar actividad física constante, conlleva a correr un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares.
A nivel pulmonar:
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Se obtiene mejoría de la capacidad pulmonar y por consiguiente más oxigenación.
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Aumenta su capacidad de captación de oxígeno, mejora la eficiencia del funcionamiento del corazón y disminuye el riesgo de arritmias cardiacas.
A nivel metabólico:
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Disminuye la producción de ácido láctico.
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Normaliza la tolerancia a la glucosa.
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Aumenta la capacidad de utilización de grasas como fuente de energía, el consumo de calorías y la concentración del colesterol bueno.
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Mejora la creación y el funcionamiento de la insulina.
A nivel neuro-endocrino:
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Disminuye la producción de adrenalina.
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Aumenta la fabricación de sudor, la tolerancia a los ambientes cálidos y la sensación de bienestar.
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Mejora el tono muscular, los reflejos y la coordinación.
A nivel osteo-muscular:
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Incrementa la fuerza y el número de terminaciones sanguíneas en el músculo esquelético.
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Mejora la estructura, función y estabilidad de los ligamentos, los tendones y las articulaciones.
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Previene la osteoporosis y mejora la postura.
A nivel psíquico:
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Incrementa la capacidad de fuerza de voluntad y de autocontrol.
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Disminuye la ansiedad, el estrés, la agresividad y la depresión.
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Estimula la creatividad y la capacidad afectiva.
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Mejora la memoria y la autoestima.
A modo de propuesta, invitamos a desarrollar distintas acciones que incluyan aspectos teóricos y prácticos sobre la importancia de la actividad física, como así también, la participación en prácticas corporales y ludo motrices que impliquen aprendizajes significativos y de disfrute, que ofrezcan a nuestros alumnos un contexto diferente al que están atravesando por problemas de salud. El objetivo, es generar espacios de reflexión y toma de conciencia de la importancia de la actividad física y sus beneficios e impacto a lo largo de la vida como generadora de hábitos.
También invitamos, si las condiciones de salud de nuestros alumnos y alumnas lo permiten, a realizar actividades físicas leves o moderadas con poco desplazamiento enfocadas en la lateralidad, puntería, secuencia, coordinación y ritmo corporal. Es importante que puedan investigar acerca de las distintas actividades físicas que existen, deportes, sus reglas de juego y tipos de competencia. Por último, destacar la importancia de investigar y repensar formas de alimentación saludable, haciendo hincapié en que ingerimos y cómo podemos mejorar hábitos con el objetivo de lograr una vida mas saludable.
Les compartimos un video para utilizar con los alumnos y alumnas a modo de disparador.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=JypAAeVEbNY
Autor/es: | QUAGLIA, SOLANO |