25 DE JUNIO: ANIVERSARIO DEL GRITO DE ALCORTA. DECRETO N° 2511/07
Hacia 1911/12 los agricultores y colonos de las regiones del norte de Buenos Aires, Sur de Santa Fe y Córdoba, vieron acrecentadas sus dificultades económicas debido a los efectos del aumento de los precios en los bienes para la supervivencia, aunque el precio de los cereales se mantuvo sin cambios. Esto no les permitía afrontar sus contratos de arrendamiento y las deudas con sus proveedores de insumos y bienes. Así, estos pobladores, en su mayor parte inmigrantes que llegaron con la ilusión de convertirse en propietarios de una parcela de tierra sólo pudieron ser arrendatarios, medieros, o aparceros (dado que la propiedad de la tierra estaba concentrada en las manos de los grandes terratenientes).
En este contexto se dá la primera huelga agraria, originada en Alcorta con la participación de un grupo de chacareros y colonos, que se prolongó por tiempo indeterminado y que sería conocida como el “Grito de Alcorta”. Los motivos del reclamo de este sector eran principalmente el sistema de arrendamiento y trabajo rural, las enormes dificultades para acceder a la tierra y las fluctuaciones en los precios del maíz y de los cereales en general. La paralización de los trabajos de labranza fue la estrategia utilizada por los agricultores como forma de protesta (Lobato y Suriano, 2003). Los campesinos se negaron a arar los campos y reclamaron el establecimiento de un tipo uniforme de arrendamiento. En el transcurso del conflicto, se ampliaron las demandas: contrataciones de alquiler por mayor tiempo, rebaja del precio de los arrendamientos en dinero y de los porcentajes de producción que debían entregar los aparceros y, también, exención de impuestos.
En un primer momento, los propietarios terratenientes desconocieron la legitimidad del movimiento y de los reclamos. Pero cuando la huelga y la movilización se extendieron hacia el sur de Santa Fe (Casilda, Bigand, Timbúes, Firmat, entre otros), el norte y el oeste de Buenos Aires, los miembros de la Sociedad Rural de Rosario y de Buenos Aires comenzaron a sentir amenazados sus intereses como propietarios rurales. Los terratenientes exigieron a los gobiernos provinciales y al gobierno nacional la represión inmediata del movimiento. La respuesta no se hizo esperar, motivo por el cual en Firmat fueron asesinados dos de sus dirigentes, mientras en la ciudad de Rosario era fusilado Francisco Netri.
A pesar de la represión, los huelguistas fueron logrando cada vez más adhesiones. Así al apoyo inicial de los anarquistas y socialistas, de los párrocos y de los pequeños comerciantes, fueron sumándose los profesionales y amplios sectores populares. A medida que la huelga se fue extendiendo, avanzó el grado de organización y tomó fuerza la idea de constituir una organización central de chacareros. Fue así como el 15 de agosto de 1912 en la Sociedad Italiana de Rosario, se fundó la Federación Agraria Argentina.
Los terratenientes -frente a las pérdidas que la huelga les ocasionaba- fueron cediendo lentamente. A mediados de 1913, los huelguistas lograron algunos requerimientos puntuales como ser: contratos escritos por 4 años como mínimo, rebaja general de los arrendamientos y aparcerías; libertad de trillar y desgranar con las máquinas que cada uno desee, ampliar la cantidad de tierra para pastoreo, mejorar las condiciones de trabajo y garantizar la suspensión de juicios de desalojo.
El “Grito de Alcorta” favoreció el surgimiento de organizaciones agrícolas en distintas partes del país, pero esto no modificó sustancialmente la estructura agraria. Los grandes propietarios lograron mantener cláusulas arbitrarias en los contratos que imponían restricciones a la libertad de comprar y vender, y en tanto los nuevos contratos representaban cierta estabilidad, al no dictarse una ley de arrendamientos, los contratos abusivos reaparecieron ante cada coyuntura de crisis. Es decir, que si bien la huelga agraria significó la irrupción de un nuevo actor social en el escenario político del país, esto no implicó la modificación del orden, sino sólo la pretensión de hacerlo menos abusivo, porque no se cuestionó el sistema de propiedad de la tierra en ningún momento.
Autor/es: | MONTENEGRO, LILIANA MAURICIA |