22 de noviembre de 1861: El degüello de Cañada de Gómez. “La Civilización Bárbara”
La humanidad se halla en un momento de mutaciones enraizadas, donde en su umbral se encuentran los indicios que confirman los cambios de envergadura que denotan otros sentidos por advenir.
La conciencia crítica de los procesos de la historia interviene en la hermenéutica multicultural que hace imprescindible la formación de la persona en clave temporal.
El análisis histórico regional en las tramas del tiempo crea un caleidoscopio de diversas ópticas, donde los puntos de la historia se renuevan con la lente del presente en la hermenéutica del pasado.
La conformación epistemológica en la intervención pedagógica cultural de los procesos de la historia es clave para la formación docente, en la creación genuina del conocimiento.
La Subsecretaría de Educación Superior tiene el honor de compartir un Análisis histórico regional e intervención pedagógica cultural a cargo del Mg. José Hugo Goicoechea del Instituto Superior de Profesorado N° 5003 Eduardo Lafferriere Villa Constitución- Santa Fe, quien nos enseña desde la nobleza de su formación y autoría la relevancia del “22 de noviembre de 1861: El degüello de Cañada de Gómez. “La Civilización Bárbara”.
Se agradece especialmente la amabilidad epistemológica y la excelencia académica del Profesor Goicoechea en sus producciones, quien ofrece al nivel superior espacios de reflexión con su autoría.
¡Muchas gracias José Hugo!
Subsecretaría de Educación superior.
Mg. Patricia Moscato.
22 de noviembre de 1861: El degüello de Cañada de Gómez.
“La Civilización Bárbara”
Análisis histórico regional e intervención pedagógica cultural.
DESPUÉS DE PAVÓN – LETRA Y MUSICA DIEGO ZALAZAR
"La Historia cantada de la Invencible Santa Fe".
Venancio Flores arrasa pasando a degüello,
riega sangre en la Cañada es noche y horror,
Mitre rearma sus tropas
derrota y misterio,
junto al arroyo del medio en San Nicolás.
Trescientos Los Federales
esperando Urquiza,
pero el caudillo entrerriano jamás llegará.
Cubre a Pavón esa tarde manto de sospechas;
Judas en ancas de Urquiza se va del lugar.
Entre rumores de arreglo y masonería
quién cobrará esa perfidia es López Jordán;
riega con sangre de Urquiza su regio palacio;
El que las hace, las paga
Pavón gritará.
Coraje y sangre en la historia tras de una utopía;
Artigas, López, Ramírez, Patria Federal.
Por el odio de Sarmiento el sueño se muere
en su desprecio hacia el gaucho
y la unión nacional.
La historia escrita con sangre después de Pavón;
quiebran las últimas lanzas de organización,
en emboscada y mentiras
apresan al Chacho y el uruguayo Irrázabal
lo mata a traición.
Se apaga el sueño de muchos de Patria y unión;
pucha destino falsario te espera nación,
queda una duda latente plantada en la historia
que nos marcó para siempre
después de Pavón.
¿Civilización Bárbara?
Las metáforas y acontecimientos de este contundente poema cantado nos ayudan a pensar el alcance de los mismos en esta olvidada efeméride escolar y cultural santafesina: El degüello de Cañada de Gómez del 22 de noviembre de 1861 silenciado por la historiografía oficial. Fecha de tal relevancia que, sin ella, la batalla de Pavón del 17 de septiembre de 1861 no tendría el triunfante sentido “civilizatorio” que un cierto grupo encumbrado de la sociedad le otorga. Descontextualizadas tampoco cobrarían sentido, ya que no se reconocería la barbarie del proyecto porteño. Más que un hecho militar, el plan de la burguesía mitrista porteña, modelo unitario que triunfó en Pavón y se definió visiblemente en Cañada de Gómez.
Reconocida la retirada militar y política de Urquiza a cambio de manejar su provincia, liberó el terreno para que la “lógica del degüelle” dominara todo el país. Eventos que, como la canción los introduce, marcarán el umbral del gran genocidio sudamericano: la Guerra Civil como guerra de “policía” liberó la sed de venganza “civilizatoria” de Buenos Aires contra los “barbaros” acaudillados del Interior y la guerra contra el Paraguay, resabio sudamericano de la patria federal. "Pavón no es sólo una victoria militar – escribe Mitre o su ministro de Guerra – es sobre todo el triunfo de la civilización sobre los elementos de la barbarie". Una metodología donde el fin (“orden”) justificó los medios.
¿Pero cómo civilizar sino en enérgico enfrentamiento con el opuesto irredimible? La civilización tendrá su sombra negra: se llamará barbarie. Como categoría, como ideología, la ‘barbarie’ será un invento de la ‘civilización’. Generada por ella tendrá entidad y estatuto. Las finalidades de la acción política pedirán que la ‘civilización’ -adoptada como doctrina del Estado y la nación- se autogenere y se duplique en su antagonista. Para crearse y adquirir carnadura la ‘civilización’ desencadenará un enfrentamiento: no podrá prescindir de él. Dará munición de guerra a sus locutores y por supuesto a sus guerreros. (Solomianski, 1990)
El porteñismo liberal y avaricioso, movido por fuertes intereses económicos que daba a su aduana, alentados por las potencias extranjeras, determinan que debe acabarse con la construcción de la Confederación y dar paso a la llamada Organización Nacional. Después de la retirada de Urquiza en la batalla de Pavón, comienzan Mitre y Sarmiento su actuación. Borrar de una vez por todas al federalismo nacional. Todo principia en la Provincia de Santa Fe, con la cruel y sanguinaria Matanza de Cañada de Gómez, donde tropas conducidas por los uruguayos Venancio Flores, Ambrosio Sandes, Pablo Irrazabal y otros, con las tropas mercenarias italianas de Mitre llamadas Legiones Militares, efectivizan el más atroz de los hechos de la historiografía del Siglo XIX. Son degollados más de 300 criollos que respondía a Nicolás Calvo. Son pasados a cuchillo la flor y nata de la oficialidad de aquel entonces, cuyos nombres siguen sepultados en el olvido. Mientras lo degolladores tiene calles y bustos que hasta el día de hoy honran su vergonzante actuación. (Landaburu, 2019)
Fervientes víctimas populares dejaban sus vidas por representar solapados intereses de minorías poderosas. ¿Dónde quedó la causa libertadora del Gral. San Martín, quien no desenvainó su sable para derramar sangre de hermanos americanos ni para anexar territorios? ¿Se justificaba el exterminio de todo opositor federal, por negarse a abrir sus puertas al librecambio? Luego del retiro de Urquiza en los campos de Pavón la llamada “civilización” mostró su verdadera cara. La represión en el interior fue feroz. El Chacho Peñaloza fue derrotado repetidas veces por las tropas mitristas armadas con flamantes ametralladoras inglesas. El Chacho escribió al presidente Bartolomé Mitre:
Los gobernadores de estos pueblos, convertidos en verdugos de las provincias, destierran y mandan matar sin forma de juicio a ciudadanos respetables sin más crimen que haber pertenecido al partido federal.
Mitre respondió: “Quiero hacer en La Rioja una guerra de policía. Declarando ladrones a los montoneros, sin hacerles el honor de partidarios políticos, lo que hay que hacer es muy sencillo. (Rosa, 2008)
Caseros de 1852, Pavón y Cañada de Gómez de 1861 cobraron nueva dimensión cuando los intereses porteños, aliados al Brasil y a la corona británica, fueron contra el Paraguay. Contienda que al decir de Juan Bautista Alberdi fue la continuidad de la guerra civil hasta ese momento no resuelta. Es que el progreso del proyecto agro portuario y exportador de Buenos Aires necesitaba un orden liberal que el modelo paraguayo como resabio de federalismo americano cuestionaba con su sola existencia. ¿Cómo no apoyar a aquél Urquiza que estaba en contra del poder hegemónico de la Aduana de Buenos Aires? Era un atropello a las economías del interior, encerrona económica que sufrían tanto los paraguayos como las provincias litoraleñas.
Después de Caseros, la Confederación del Interior. Después de Pavón, el centralismo porteño. Después de la masacre de Cañada de Gómez, la llamada “civilización” que extiende el terror en todo el territorio.
A las órdenes del general uruguayo Venancio Flores avanzaron las tropas de Mitre que sorprendieron al general Benjamín Virasoro durante la madrugada del 22 de noviembre. Los soldados de la Confederación fueron sorprendidos y masacrados, matanza innecesaria, pero “aleccionadora” luego del retiro de Urquiza en los campos de Pavón.
Como afirma el historiador Mercado Luna, detrás de los hechos siempre se vislumbran los proyectos.
Un día, después de Cañada de Gómez –secuela sangrienta de Pavón-, el General Bartolomé Mitre, como todos los grandes jefes, como todos los próceres, tuvo un sueño mientras reposaba en la almohada de sus triunfos. Era una visión. La visión del país portuario. En el sueño, Pavón y Cañada de Gómez, no eran como creían los más exaltados y entusiastas de sus amigos, el replanteo triunfal de la dominación de Buenos Aires sobre el interior. En la visión del soldado-estadista, la Constitución de 1853 se mostraba intacta, el país unido y laborioso, las instituciones fuertes y seguras. La trama no indicaba que una provincia dominara a las otras, sino que todas fuesen dominadas por una política. La política portuaria. Las imágenes, alentadas por el genio de su cerebro en reposo, se sucedían afiebradamente: Un país librecambista y agrario, con pocas y selectas familias dueñas de la riqueza y el poder. Un pueblo disciplinado, sobrellevando su pobreza con pulcritud y buenos modales. Un ejército fuerte, brazo armado de la civilización y de los buenos negocios. En fin, el sueño mostraba con claridad conmovedora, el afán y empeño de esas contadas y predestinadas familias deseosas sólo de que las dejen disfrutar en orden y en paz su renta, su cultura, su civilización. Mostraba además un nuevo y reluciente ejército, que ya no sería el de San Martín, mal vestido y peor armado, desangrándose allende fronteras, sino un ejército para adentro, disciplinado y bien provisto. Un ejército capaz de repeler en pocas horas, todo intento de cambiar los cimientos del sueño, trastocar el orden de las dulces secuencias. Cuando Mitre interpretó esta visión, ya estaba despierto. Ya sabía que se trataba de la visión del sometimiento. No era entonces una empresa de paz la que le esperaba en el interior, sino de guerra. Por eso no mandó parlamentarios, sino guerreros mercenarios con indicación precisa de hacer de las provincias territorios sin fronteras, administraciones sin presupuestos, gobernantes sin poder. Inspirado por esa revelación, Mitre trazó sus planes y comenzó a mover sus hombres. Pavón y Cañada de Gómez le habían servido también para conocer los más indicados, los que mejor encajaban en los roles de exterminio. La selección no ofrecía riesgos. La tarea no podía ponerse en mejores manos (Mercado Luna, 1974)
El Pago de los Arroyos, el pago “del Medio” de la Guerra Civil:
La importancia geopolítica del sur santafesino en este contexto de Guerra Civil (1819/1861) fue determinante. La antesala militar entre unitarios y federales marcó la bisagra política de los argentinos: el Pago “del medio” cerraba sus puertas desde las tensiones interjurisdiccionales entre los cabildos de Santa Fe y Buenos Aires en tiempos de la colonia, los enfrentamientos entre la Liga de los Pueblos Libres y el Directorio porteño entre 1813-1820, la Liga Unitaria del Interior comandada por el “manco” José María Paz en 1830 y entre federales en la batalla librada en Pavón en 1820 entre Estanislao López y Manuel Dorrego. Los conflictos interprovinciales generados durante el bloqueo Anglo Francés de 1839-1840 entre Estanislao López y Juan Manuel de Rosas, entre tantos otros, culminaron con el fusilamiento del gobernador Domingo Cullen en las márgenes del Arroyo del Medio en 1939, por orden de Rosas.
La cuestión de la navegación de los ríos interiores, el problema de la Aduana de Buenos Aires y su nacionalización, generaron resquemores en los líderes de la Confederación rosista. Urquiza se pronunció en contra de Rosas en 1851, enfrentándose en Caseros. Y aunque en términos de pocos años se sucedieron hechos auspiciosos como el Acuerdo de San Nicolás el 31 de abril de 1852 y la sanción de la Constitución el 1 de mayo de 1853 en la ciudad de Santa Fe, las diferencias siguieron y se profundizaron aún más. El Arroyo del Medio, corazón conflictivo del Pago de los Arroyos santafesino y bonaerense, pasó de ser “puente” del Acuerdo de San Nicolás a “muralla” de la sanción de la Constitución Nacional, y el Pavón, talón militar de la Confederación Nacional contra el Estado independiente de Buenos Aires.
Sin embargo, la Masonería unía a sus líderes y la idea de “Orden y Progreso” se imponía de cualquier manera. ¿El orden de las armas o el de los capitales económicos? ¿El de las pobres economías regionales a la demanda de un modelo proteccionista o el de la renta aduanera del liberado comercio importador de Buenos Aires? El Interior, llamado por Mitre los “13 ranchos”, resultó ser “el convidado de piedra de la gran torta que se come Buenos Aires” (Urquiza, 1859), y con este planteo puso a Urquiza enfrentado a Mitre en la batalla de Cepeda 1859.
Sin poder evitar una nueva batalla en los campos de Pavón, un oscuro encuentro se consumó coherente con su desarrollo. A horas previas de ese 17 de septiembre, el norteamericano prestamista, corredor de bolsa y sobrino político de Mitre, Enrique Yateman, se presentó y parlamentó con Urquiza. ¿Qué quería este extranjero en vísperas de una batalla entre dos fuerzas argentinas? ¿A quién representaba? ¿Definió la contienda por venir?
Un documento ignorado por la historiografía oficial da luz a este encuentro y renueva el sentido del papel de la Masonería y el capital extranjero. El historiador Pedro de Paoli en 1949, nos dice en su obra “Los Motivos de Martín Fierro en la vida de José Hernández” (sobreviviente de la citada masacre):
Míster Yateman muestra un salvoconducto firmado por Mitre, y los soldados lo conducen a la tienda del general Urquiza. Entra con toda confianza y saluda con particular afecto al general. Luego de dos horas míster Yateman, escoltado por un edecán de Urquiza y cuatro soldados, sale llevando una carta del general en la que solicita a Mitre una entrevista, que no sabe si se realizó o no. Los soldados ven pasar a ese hombre extraño para ellos, escoltado con tantos miramientos y se quedan intrigados. Mientras, amable y cortés, míster Yateman, prohombre de la masonería porteña, satisfecho del buen éxito de su misión, da rienda a su caballo y sale al trote inglés hacia el campamento de Mitre. No se ha alejado una cuadra, cuando alguien en un fogón, mirando fijamente al extranjero, dice como al descuido: “Ese gringo se lleva el parte de la victoria”. Al rato regresa el edecán y la escolta, a los que los soldados miran como emisarios de mal agüero. Poco después, el campamento vuelve a tener el aspecto de costumbre. Pero la suerte de las armas ya está decidida. Al día siguiente el ejército retrocede y acampa sobre el Arroyo Pavón. (De Paoli, 1968)
Una nutrida correspondencia verifica de modo inobjetable la relación Urquiza-Yateman antes, durante y luego de Pavón. Por añadidura, esta sociedad también tuvo lazos firmes con los Mitre, Gelly y Obes y otros más, el Barón de Mauá, financista en el Plata de la Banca Rothschild y José de Buschental, inversor ferroviario. Enrique Yateman actuó como agente financiero y prestamista de fuertes sumas a ambos grupos, tanto unitarios como confederados.
Los hechos militares y la actitud política de Urquiza hasta su asesinato, corroboraron el plan. En Pavón desbandó la caballería porteña por la entrerriana con el campo de batalla dominado por la infantería Confederal y habiendo provocado más de 500 bajas en las fuerzas enemigas, Urquiza no dio la estocada final. Ordenó tocar la retirada y así perdió una batalla que, a las claras, estaba ganada. Poco creíbles fueron las explicaciones que él caudillo entrerriano dio, pero su retirada definió el futuro de nuestra Nación.
Fue así como se dieron las circunstancias por las que Bartolomé Mitre venció en la batalla de Pavón. Hernández, Arnold, Leandro Nicéforo Alem, Saá, Peñaloza y López Jordán, fueron testigos de la entrega de Urquiza y el final de la Confederación Argentina como proyecto nacional, federal y sur continental.
La bandera de Cañada de Gómez no es la bandera de Belgrano. Un abordaje pedagógico.
Desde esta perspectiva nos preguntamos ¿Cómo traducir el formato escolarizado de los contenidos-conceptos curriculares de Historia en contenidos vivos, en primera persona del plural, transpirando localidad, vecindad, regionalidad, identidad plena? ¿Cómo se hacen cuerpo, laten en la demanda interna, sensible, afectante de los santafesinos? ¿Qué aprendizaje deja huella en nuestra subjetividad personal y colectiva? Pavón, Cañada de Gómez, están en nuestra región, en nuestra provincia. ¿Qué sentido cobran?
Propuesta:
Como si fuéramos a un viaje personal al pasado y haciendo un salto en el tiempo, recuperamos el sentido revolucionario de la creación de nuestra bandera, y sobre esta su legado, reconocernos creadores de símbolos futuros. La lucha por la independencia signó su contexto y su sentido aglutinador, identitario. Una nueva Nación en la faz de la tierra.
Ahora bien, ¿Cuál fue la bandera argentina en la batalla de Pavón y en la masacre de Cañada de Gómez? ¿Fue la del sentido que le imprimieron Belgrano y San Martín? ¿Qué estaba en juego en el contexto de Guerra Civil? ¿Qué banderas nacionales hoy se derivan de este planteo? ¿Qué acto revolucionario nos motiva a luchar? ¿Revolucionar qué?
Ya desde 1810 existen antecedentes de esta división ¿Cuáles? ¿Por qué las guerras civiles entre el poder centralista del directorio porteño y las autonomías federales de las provincias, adiciona con la franja roja artiguista, un nuevo sentido a la bandera de Belgrano? ¿Por qué era la bandera de la “Liga de los Pueblos Libres”? ¿Cuál es la bandera de Enrique Yateman? ¿Qué símbolo adicionó la de la Masonería? ¿Qué banderas actuales cuestionan la soberana bandera de Belgrano?
¿Y el Wiphala? ¿Por qué siendo una bandera tan antigua, la de los pueblos originarios, resulta hoy ser un símbolo revolucionario? ¿Funcionaría como bandera del nuevo Acuerdo de Pavón?
En definitiva, podemos plantear ¿Por qué el significado de la bandera argentina cambia en tiempos de la batalla de Pavón? ¿Qué bandera llevaba Mitre y la estrategia político militar de Venancio Flores?
La administración del Gral. Mitre fue una administración de guerra. Sus luchas culminantes, las sangrientas batallas que enlutaron la patria. En vano es que busquemos en ese pasado luctuoso un rayo de luz, una iniciativa progresista, una idea feliz. La tarea encomendada a la administración pasada era una tarea de reorganización, y en vez de emprenderla, coadyuvó eficazmente a la obra siniestra de la disolución Nacional. Más alto que la inspiración patriota, habló la ambición bastarda, el espíritu de absorción que dominaba al caudillo envanecido con ese triunfo que nace de un tremendo descalabro, en esa batalla original que debió mandar en jefe el émulo de Belgrano. Así es que en vez de acometer las gloriosas empresas del trabajo y de la paz, agitose en las tinieblas del genio del mal, preparando los elementos que debían envolver a la República en lutos y en ruinas. (Hernandez, 1872)
El sentido libertario e integrador de la bandera de Belgrano, ¿continúa hasta hoy? ¿Por qué el símbolo “bandera argentina” nos plantea una reflexión sobre su significado actual y futuro? Preguntemos de otras maneras. ¿La bandera de Belgrano es la misma para el Estado de Buenos Aires que para la Confederación Argentina en 1861? ¿Por qué una mirada regional en diferentes temporalidades puede cobrar otro nuevo sentido? ¿Por qué es sumamente necesario apuntalar el significado y el significante de nuestra bandera como referente de nuestra diversa identidad nacional, americana, en actuales contextos de crisis?
¿Cómo a través de las diferentes interpretaciones sobre el legado presente y proyección futura de la bandera de Belgrano generamos analogías de acontecimientos históricos? ¿Comprendemos el actual contexto social y nos proyectamos a cambiar el mundo de manera empática? ¿Por qué al resignificar la importancia de nuestra bandera podemos comprender nuestra historia, nuestra realidad?
Por un “Nunca Más” Cañada de Gómez.
Si pensamos en resignificar la batalla de Pavón como batalla cultural nos podemos preguntar ¿Por qué en momentos de crisis la historia es la ciencia del futuro? ¿Qué se siembra hoy sobre el resultado de poder comparar las banderas y sus significaciones históricas? ¿Por qué la cosecha presente sobre el futuro les da vida a los contenidos? Las banderas y los legados presentes y futuros son el fundamento para repensar todas las batallas históricas. Repensar Pavón y Cañada de Gómez y su significado presente y futuro es un legado creativo y revolucionario, como el belgraniano.
Banderas y biografías vivas. Venancio Flores y Bartolomé Mitre enfrentados a Justo J de Urquiza. Y este último a José Hernandez y Benjamín Virasoro en el acto de espera y resistencia. Identificar los supuestos valorativos, simbólicos y estratégicos de los sujetos históricos es poder reconocer sus basamentos ideológicos políticos. ¿Qué lugar define en cada discurso, cada idea, cada acto y proyecto individual, social? Condición para construir el escenario, el contexto epocal. ¿Por qué Urquiza se marchó de los campos de Pavón y no sólo abandonó a su suerte a sus generales partidarios, sino que no tomó posición frente a la masacre de sus hombres en Cañada de Gómez?
Entre la humareda de Pavón un hombre, Mitre, recogió del suelo la victoria. El enano se empino en medio del incendio que chispeaba en todos los confines de la República como una inmensa hornaza. Entonces escribió su programa con la sangre de Cañada de Gómez. Allí cayeron cuatrocientos argentinos mártires de la libertad en aras de su fe política: cayeron asesinados en una sorpresa innoble, una emboscada traidora. El vencedor de Pavón, lanzo a las provincias sus legiones mercenarias pasando sobre los troncos mutilados del holocausto de Cañada de Gómez: eran las legiones de la conquista encargadas de justificar la dominación de Buenos Aires con el silencio sepulcral de los pueblos. Entonces las provincias se convirtieron en un inmenso campamento. (Andrade Olegario,1919)
¿Cómo reconocer aquellos conflictos claves de nuestra historia, sus antecedentes históricos y los efectos políticos, económicos y culturales presentes? ¿Cómo reconocer las ideologías y los proyectos de país detrás de los discursos, prácticas y sus consecuencias? ¿Cómo dichas diferenciaciones explican el juego de poderes hegemónicos mundiales y se reproducen en la trama de los conflictos nacionales, regionales y locales?
En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales Mitre, Sarmiento y compañía, han establecido un despotismo en la historia, en la política abstracta, en la leyenda y en la biografía de los argentinos. Sobre la Revolución de Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas, sobre sus guerras, ellos tienen un Alcoran que es la ley aceptar, creer, profesar, so pena de excomunión por el crimen de barbarie y caudillaje. (Alberdi, 1899)
¿Quién es quién en la historia de las ideas argentinas? ¿Cuáles son las estructuras históricas hegemónicas que se perpetúan desde la colonia y tienen presencia determinante en la actualidad?
PAVÓN, UN SUEÑO INTEGRADOR. Letra y música Diego Zalazar [1]
https://www.youtube.com/watch?v=2Xol3gorO4A
La batalla de PAVÓN hoy, una batalla cultural.[2]
Sabemos que históricamente las guerras fueron acciones para dirimir conflictos entre facciones e intereses, convirtiéndose en los cursores de los acontecimientos históricos. La batalla de Pavón de 1861, -tal vez empañada por la violencia ensaña del poder de Buenos Aires-, no tuvo en el calendario escolar y cultural argentino un reconocido lugar conmemorativo y menos festivo: Una unión sin libertades, sin integración, no puede ser una fiesta popular. El proyecto porteño ganó la puja de poder y las desigualdades regionales se incrementaron. Pavón y Cañada de Gómez inauguraron un proceso de centralización unitaria en nombre del “Orden y el Progreso” y una particular construcción de Nación: la de una Nación sin Pueblo.
Las regiones históricamente desintegradas no tuvieron opción: depender del puerto o quedar fuera de su incidencia, echadas a su suerte a una mayor pobreza. La “modernidad” y su ola colonizadora de fundación de pueblos en el sur de la provincia de Santa Fe y la instalación del ferrocarril como fuente de integración económica entre los pueblos, no saldaron las históricas diferencias interregionales e interculturales entre los argentinos. El proyecto pampeano portuario agro exportador generó un modelo extractivo, dependiente y centralizado del mercado mundial.
Ahora bien, el Pago de los Arroyos también fue tierra fértil de prometedoras propuestas de integración. Se debatieron diferentes proyectos de ley por la localización de la Capital Federal de la Argentina (1861 y 1974) en Rosario, San Nicolás de los Arroyos o Villa Constitución. Propuesta que pretendía transformar ese estigma geopolítico de frontera militar. Una mediada y federal iniciativa que, como símbolo de verdadera integración y paz, pusiera fin a toda una época de violencia. Lejos de creer ingenuamente que dicho planteo hermanaría a toda la nación, esta idea gestó el presente proyecto político pedagógico:
¿Qué hubiera sido de la Argentina si en el Arroyo del Medio, desde este espíritu integrador, se convertía en la meca de todos los argentinos? Debate que, tuvo su experiencia vital con el traslado de la capital federal de Buenos Aires a Viedma, en tiempos de la presidencia de Raúl Alfonsin. De una fallida capital “federal federal”, mediterránea, introvertida, y en pos de un nuevo Acuerdo de San Nicolás, crear una megalópolis cultural que rompiera el presente de grieta entre los argentinos. O por lo menos que se tratara en pos de modelar un nuevo proyecto de país. Le toca a Pavón resignificar su condición de batalla y consagrarse en un nuevo “Congreso”, en un nuevo “Acuerdo” nacional y declararse “capital cultural” de integración y paz. (Goicoechea, 2018)
Desde esta valoración regional, resignificaríamos la historia al calor de actuales realidades y proyectos populares. Recordar la batalla de Pavón y el degüello de Cañada de Gómez no sería en torno al sentido triunfalista de una facción sobre otra, sino el retener ese trágico momento de hegemonía porteñocéntrica y con ello volver a religar las partes sueltas dentro de nuestro todo desarticulado.
No olvidar por cierto que abordar Pavón sin Cañada de Gómez desdibuja las fuerzas hegemónicas que se impusieron bajo la fuerza, la represión y el exterminio entre hermanos. La “guerra de policía” sobre los pueblos del interior, la guerra contra el Paraguay y la conquista de la Araucanía y Patagonia en el siglo XIX fueron modos de operación congruentes con la legitimación de los Golpes de facto cívicos militares, el Terrorismo de Estado, la desaparición de personas, la apropiación de bebes, el exilio político, la privatizaciones económicas en el siglo XX, la dolarización de nuestra economía, la fuga masiva de capitales y el desmedido endeudamiento externo de este comienzo de siglo.
Creemos oportuno tomar esta posición frente a Pavón y establecer a partir de su reflexión los puentes que reedifiquen capitales de amor, respeto, integración entre los pueblos, culturas y posiciones políticas e ideológicas. De ser esta una “fiesta”, que sea sobre una auténtica “Unión Nacional Federal Integrada y Democrática Popular” desde la diversidad, desde el poder pensar un “mundo donde quepan todos los mundos”. Una región de regiones que pone en valor los acuerdos y no las guerras, retomaría aquel fundacional festejo de ser “Villa” y “Pago de la Constitución”, y no del vergonzante degüello de argentinos.
Una nueva “argentinidad” que no sea la que se construyó sobre las espaldas de sus pueblos y preparó las condiciones para insertarse al mercado mundial de capitales, de productos importados, consumidora de tecnología extranjera. ¿La bandera de Pavón es la bandera de Vicentín o la bandera de Belgrano?
¿No será hora de reedificar una nueva Carta Magna, en todo caso una plataforma común entre los argentinos en el orden de lo cultural, de lo ético, de lo ambiental, que representará a todxs, en pos de una mesa de diálogo permanente?
La “civilización” procura afianzarse en el poder; propone el monopolio de su violencia como la sola legítima, la única autorizada por la palabra verdadera. Sabe que el ejercicio del poder asegura la dominación de la palabra: solo los amos pueden hablar. (Claster, Pierre. 1978)
Desde Pavón, bisagra de tantas divisiones e historia desencantadas, recuperemos nuestra palabra frente a la dominación. Los pueblos son los que hablan y serán contenidos de esta frontera móvil, puente entre las diversas argentinas.
Mag. José Hugo Goicoechea.
Instituto Superior de Profesorado N° 5003 Eduardo Lafferriere Villa Constitución- Santa Fe
Bibliografía:
- Alberdi, Juan B. (1899) Escritos póstumos- Tomo. VII – América. Editorial Imprenta Alberto Monkes. Buenos Aires.
- Andrade, Olegario Víctor (1919) “Artículos Históricos-Políticos”. Editorial Lajoune. Buenos Aires.
- Claster, Pierre (1978) en Pomer, León (1983) La construcción del imaginario histórico argentino. Centro de Editor de América Latina. Buenos Aires.
- De Paoli, Pedro (1968) “Los Motivos de Martín Fierro en la Vida de José Hernández”, Librería Huemul. Buenos Aires.
- Goicoechea, José Hugo (2018) Fundamentos del Proyecto “Pavón, región de paz e integración”. Comuna de Pavón.
- Goicoechea, José Hugo (2008) Aquí Mismo. Grageas de Historia Argentina en Historietas- Tomo 1- La Villa de la Constitución. Loco Rabia. Buenos Aires.
- Goicoechea, José Hugo (2013) Aquí Mismo- Grageas de Historia Argentina en Historietas- Tomo 2- La Civilización Bárbara.
- Hernández, José (1872) en Rivera Enrique (1990) José Hernández y la Guerra del Paraguay. Ed. Colihue. Buenos Aires.
- Mercado Luna; Ricardo (1974) “Los coroneles de Mitre” Ed. Plus Ultra. Buenos Aires.
- Solomianski, Alejandro (1990) Identidades Secretas: La Negritud Argentina.
- Pomer, León (1978) La guerra del Paraguay. Editorial Leviatan. Buenos Aires.
- Pomer, León (1998) La construcción del imaginario histórico argentino. Centro de Editor de América Latina. Buenos Aires.
- Landaburu, Roberto (2018) Del sueño al degüello. El final sangriento de la Confederación Argentina. CB Ediciones. San Lorenzo.
- Rosa, José María (2008) La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas. Editorial Punto de Encuentro. Buenos Aires.
[1] Comuna de Pavón- Prov. de Santa Fe – 17 de septiembre 2020 Cortometraje documental: La Batalla del Pavón, en su 159° aniversario. El presente cortometraje documental, reedita esa batalla, pero no como acontecimiento militar, sino como problema actual. Una instancia para pensar ¿Por qué la batalla de Pavón se piensa en clave hegemónica? En la edición 2019 vimos cómo las mujeres del Pavón fueron las protagonistas, liderando una fructífera UNIÓN INTEGRADORA, condición de PAZ duradera, frente a tantos intereses creados. Hoy, con el presente cortometraje documental, “La Batalla del Pavón” el interrogante de una niña apela a los recuerdos de su abuela y la carta guardada de su tatarabuelo, soldado de Pavón. La trama de un triunfo parcial, reincide en pesar como nuestro país es esencialmente desigual y unitario. La niña, símbolo del Pavón que integra y devela una potencial propuesta de paz, de cara hacia el futuro. Un desafío que invita a todos los argentinos a comprometernos por cambiar el capítulo de grietas entre argentinos y reeditar un nuevo acuerdo social de paz e integración respetuosa de los diversos pueblos.
[2] Desde el 2018, las actuales autoridades de la Comuna de Pavón, generamos una activa gestión educativa y cultural, desde una particular manera de recuperar nuestro acervo histórico local: Conmemorar la “batalla de Pavón” como una representación presente de sus consecuencias. Dicha propuesta resulta de pensar los proyectos académicos y curriculares de la formación docente como proyectos culturales: el teatro, la danza y la cinematográfica, una apuesta artística que nos pone a reflexionar sobre el alcance presente y futuro de los hechos históricos. Una patriada reflexiva y de alcance político nacional fue la inauguración de la GALERÍA HISTÓRICO REGIONAL "LA GUERRA CIVIL ARGENTINA" en el marco de la conmemoración del 160 aniversario de la Batalla de Pavón organizado por el área de Cultura. Sin ánimo de apropiación de la fecha, el objetivo fue regionalizarla, entendiendo que el impacto histórico de la misma, en perspectiva analítica, va más allá de la batalla militar. Importa destacar la integración de los museos históricos, instituciones tan caras a las identidades locales, compartiendo la riqueza de nuestro patrimonio histórico regional, superando protagonismos sectoriales. El logro de poder establecer una participativa integración cultural entre los pueblos del Pago de los Arroyos fue inédito y trascendental, evitando que los argumentos y sentimientos de ego o incluso del odio, nos sigan dividiendo más, después de Pavón. Pavón, desde la perspectiva acordista, pacífica e integradora de los pueblos, se proyecta al futuro como proyecto de país. Por el Pavón sin batallas. Por el ACUERDO DEL PAGO DEL PAVÓN como proyecto de región para todo el país y América Latina.
Autor/es: | LEONETTI, GISELLE EDIT |