Poner palabras sobre el dolor: para qué mundos educamos
“Es imperativo que mantengamos la esperanza aún cuando la dureza de la realidad pueda sugerir lo contrario.” Paulo Freire
La situación en la que un hombre armado irrumpe en el espacio público y asesina, sin más, a un grupo de personas, puede dejarnos sin palabras. No obstante, desde el equipo de Educación Sexual Integral pensamos que es necesario posicionarnos y encontrarnos –como en un abrazo– en las voces de repudio al odio y la muerte.
Porque los hechos que tuvieron lugar el pasado domingo en Estados Unidos –mediáticamente bautizados como la masacre de Orlando– no sucedieron sólo allí, y forman parte de nuestra propia realidad. Ante el horror nos preguntamos, como docentes: ¿con quiénes educamos? ¿en contra de qué? ¿en qué mundo? ¿para construir qué otros mundos?…
Que este episodio sea posible, que pueda haber sucedido, nos habla de un escenario histórico en que se conjuga una situación de tensión entre significativos avances en el reconocimiento de los derechos de todas las personas y las resistencias conservadoras que se niegan a vivir en un mundo más igualitario. Tal como afirma Liliana Viola, atravesamos un orden mundial donde las exclusiones se superponen, se intercambian, se van justificando entre sí, como si cubrieran o se encubrieran. Y así es cómo este episodio parece tener todos los males del presente.
En la disputa por los móviles del crimen, creemos que es necesario visibilizar que las personas asesinadas pertenecen al colectivo LGTBI. En ese sentido, más allá de los orígenes nacionales o la pertenencia a una religión debemos decir: el odio manifiesto hacia las sexualidades diversas es evidente y el modo de nombrarlo, nunca será inocente.
Desde nuestro equipo les invitamos a reflexionar y a poner palabras ante la conmoción. Pensamos que es necesario preguntarnos por las formas en que se expresa el odio hacia las personas que de algún modo no encajan en las matrices de conducta socialmente definidas como normales: la homofobia, el racismo, la xenofobia. Las muertes de las personas asesinadas en la masacre de Orlando es, como plantea Marta Dillon, la suma de todos los odios contra los que oponemos nuestros cuerpos disidentes.
Mientras el odio – se llame transfobia, lesbofobia, islamofobia– no se cuestione y se deconstruya en todas sus expresiones, tenemos mucho trabajo por hacer. El concepto de crear lo común, en palabras de Silvia Federici, significa también reconstruir el tejido de nuestras sociedades. No puedes resistir a la opresión y la dominación si no tienes confianza de que otros van a luchar contigo.
“Vio a dos hombres besándose delante de su esposa y su hijo y se enfadó mucho”, afirmó el padre del asesino. Creemos que es momento de volver sobre sus palabras y pensar… ¿Por qué nos cuesta menos ver a dos hombres sosteniendo armas que dándose la mano?
Autor/es: | RODRIGUEZ, SOL MARINA |