Narrativa – Zoom

INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO

En este proyecto, las y los estudiantes se embarcaron en una exploración profunda de su identidad individual, escolar y funense, guiados por la coherente pregunta impulsora “¿Cuántas piezas tiene el rompecabezas que nos conforma? ¿Cuánto zoom hace falta para conocer nuestro universo?”. Bajo el enfoque de Aprendizaje Basado en Proyectos, la propuesta invitó a mirar hacia adentro y hacia afuera: reconocer los rasgos que los hacen únicos y, al mismo tiempo, comprender cómo la escuela y la ciudad de Funes —marcadas por su crecimiento, sus migraciones y su historia reciente— forman parte de ese mismo rompecabezas.
El objetivo central fue experimentar diversos modos de comunicación para abrir un puente entre la voz de la infancia y la comunidad, trascendiendo los límites de la escuela. En este camino, los estudiantes asumieron un rol activo: investigar, compartir, producir, decidir y negociar sentidos, desarrollando capacidades para trabajar de manera colaborativa, gestionar tiempos, resolver conflictos y sostener el rumbo del proyecto.
El mayor desafío radicó en fortalecer la identidad propia y colectiva mientras se construían nuevos canales de comunicación con la ciudad; un desafío que implicaba apropiarse del entorno, narrarlo con sus propias palabras y hacer de la escuela un espacio que dialoga, se proyecta y se reconoce como parte esencial del entramado funense.
Las producciones finales fueron diversas y en concordancia con aquello que se pretendía mostrar. Zoom fue un multiproyecto que generó y sigue generando posibilidades de expresión, creatividad e indagación.
Este enfoque presenta fortalezas notorias: favorece la motivación y el compromiso al vincular los contenidos con situaciones reales; potencia la autonomía, la toma de decisiones y el trabajo colaborativo; y permite desarrollar habilidades complejas como investigar, comunicar, crear y evaluar procesos. Además, abre la escuela hacia la comunidad y favorece narrativas más significativas acerca del propio contexto.
El diseño y su puesta en práctica necesita recursos, tiempo institucional y acuerdos colectivos que no siempre estuvieron presentes. Requiere docentes con disposición para ceder control, acompañar procesos diversos y gestionar dinámicas grupales complejas.
En síntesis, el proceso de diseño de un ABP es potente y transformador, pero exige condiciones pedagógicas, organizacionales y materiales que deben considerarse para sostener su calidad y profundidad.

 

DESARROLLO DE LA EXPERIENCIA

A lo largo del proyecto, que se desarrolló de manera anual, la comunidad educativa transitó distintas fases de investigación y creación vinculadas a la identidad. En cada semestre, los grupos llevaron adelante actividades que les permitieron explorar quiénes eran, cómo se relacionaban con la escuela y de qué modo formaban parte de la ciudad de Funes. Para ello, se tomaron decisiones colectivas sobre qué aspectos de la identidad abordar, qué fuentes consultar y cómo registrar las producciones. El trabajo incluyó momentos de juego, indagación histórica, expresión artística, producción musical, recorridos territoriales y entrevistas a distintos actores de la comunidad.
Las interacciones se dieron tanto al interior de las aulas como hacia afuera, involucrando a familias, vecinos, ex alumnos, personal fundador y referentes locales. Esta apertura requirió organizar salidas, coordinar encuentros y consensuar modos respetuosos de escuchar y registrar las voces de otros. Los estudiantes participaron activamente en la toma de decisiones: eligieron qué historias recuperar, cómo relatar lo aprendido y qué formato dar a cada producción.
Los métodos utilizados combinaron la búsqueda de información en diversas fuentes, la observación del entorno, el registro audiovisual, la composición artística y la elaboración de textos y mapas. Cada instancia exigió procesos de síntesis, acuerdos grupales y revisión continua.
La planificación y el desarrollo del proyecto demandaron apoyos, espacios organizativos y consensos compartidos que en varios momentos resultaron difíciles de sostener.
En conjunto, el proyecto avanzó como una construcción donde la identidad —propia, escolar y funense— se fue reconstruyendo y resignificando a partir de las acciones compartidas y del diálogo entre escuela y comunidad.
Las instancias de socialización se dieron mayormente a través del sitio institucional https://sites.google.com/view/esc-1388-antonio-berni/institucional/zoom , actos escolares, muestras abiertas a la comunidad y visita a la Esc. 1061 en su aniversario

 

APRENDIZAJES Y CONCLUSIONES

A lo largo del proyecto, la metáfora del ZOOM permitió comprender que la identidad no es una imagen fija, sino un conjunto de capas que se revelan según el nivel de acercamiento. En un primer plano, los estudiantes aprendieron a mirarse a sí mismos: sus gustos, historias y modos de ver el mundo. Ese zoom inicial mostró que cada persona está hecha de piezas únicas, que merecen ser reconocidas y valoradas.
Cuando alejamos la mirada, apareció la escuela como un espacio compartido que también forma parte de quienes somos. Allí se descubrió que la identidad escolar se construye colectivamente, a partir de vínculos, narrativas comunes, tradiciones y experiencias que se renuevan año tras año. Este ejercicio permitió tomar conciencia de que cada integrante deja huellas y, a la vez, hereda otras.
Al ampliar aún más el encuadre, el zoom llegó a la ciudad: su historia, sus cambios, su gente y sus marcas en el territorio. Los estudiantes comprendieron que forman parte de una comunidad más amplia, que los antecede y los trasciende, y que su voz también tiene un lugar en esa trama.
El uso del zoom —acercar, alejar, enfocar y reenfocar— mostró que la identidad es dinámica y se modifica según la perspectiva. Enseñó a observar con atención, a escuchar otras voces y a reconocer que lo individual, lo escolar y lo local están profundamente entrelazados.
En síntesis, el proyecto dejó como aprendizaje central que comprender quiénes somos implica mirar desde múltiples distancias, integrar lo propio con lo colectivo y reconocer que cada fragmento, por pequeño que parezca, aporta sentido al rompecabezas mayor de la identidad.
ZOOM invitó a los docentes a revisar sus propias prácticas: cuándo intervenir, cuándo dejar espacio, cuándo orientar y cuándo permitir que los estudiantes tomen el protagonismo. Esta oscilación constante entre distintos niveles de enfoque fortaleció la capacidad de planificar con flexibilidad, de trabajar en equipo y de sostener proyectos de larga duración.
En conjunto, dejó como aprendizaje central que enseñar implica cambiar de distancia permanentemente, ajustando la mirada para no perder de vista ni lo esencial ni lo colectivo, y reconociendo que la identidad se construye en ese movimiento continuo.
El acompañamiento de los equipos docentes fluctuó en función de sus disponibilidades y prioridades. Se vio condicionada por las dinámicas institucionales y las demandas de cada ciclo. La incorporación al proyecto fue gradual y heterogénea, variable a lo largo del proyecto.

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Establecimiento

Imagen del autor

ESCUELA NRO 1388 "ANTONIO BERNI"

Región 6
FUNES

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