Narrativa – Un barrio limpio para mi escuela

INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO

El Proyecto se desarrolló bajo la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), con el propósito de que los estudiantes diseñen soluciones tecnológicas a partir del reciclaje para mejorar la limpieza y el cuidado del barrio. Se llevó a cabo durante el primer cuatrimestre del ciclo lectivo 2025, en la Escuela Nº851, ubicada en el noroeste de la ciudad de Rafaela.

La pregunta impulsora que guio todo el proceso fue: ¿De qué manera la tecnología y el reciclaje pueden unirse para crear, desde la escuela, soluciones que mejoren nuestro barrio?
Como producto final, los estudiantes diseñaron y construyeron dos cestos de residuos fabricados con madera de pallets reciclada, los cuales fueron donados al jardín de infantes del barrio, fortaleciendo el compromiso comunitario y la sostenibilidad del Proyecto. Evidenció la coherencia entre lo aprendido y lo producido: no se trató solo de adquirir conocimientos, sino de actuar sobre la realidad y extender el impacto más allá de la escuela. Ofreció una solución concreta y útil para la comunidad, fortaleciendo los lazos entre instituciones del mismo barrio.

https://drive.google.com/file/d/1eraN66TC4JnK0NQH1vwpVuE41xpmCX_I/view?usp=sharing

La iniciativa nació de una observación cotidiana: Cada día, los niños ven las calles del barrio cubiertas de basura, bolsas de plástico, papeles y botellas. Los olores, los insectos y la sensación de abandono generaban malestar. La chispa se encendió cuando un estudiante preguntó espontáneamente: “¿Qué podemos hacer para tener nuestro lugar limpio?”
Esa pregunta abrió la conversación, permitió problematizar la realidad cercana y dio origen al Proyecto “Un barrio limpio para mi escuela”, desde la convicción de que la Escuela puede ser agente de cambio en la comunidad. invitó a unir tecnología con reciclaje para transformar el entorno.
Desde el inicio, las expectativas eran altas: se buscaba no solo aprender sobre reciclaje, sino también incidir en el entorno real y lograr que los estudiantes se sintieran protagonistas.

Entre los principales desafíos se identificaron:
Mantener el compromiso sostenido del grupo durante todo el proceso.
Lograr acuerdos en la toma de decisiones y en el reparto de tareas.
Trabajar con herramientas y materiales reales, cuidando la seguridad.
Hacer visible el impacto de la propuesta en el barrio y en las familias.

El objetivo general, promover actitudes pro ambientales y transitar de una cultura de la basura a una cultura de separación de residuos, se mantuvo presente en todo momento.

Volveremos a realizar el Proyecto, tal vez con una pregunta impulsora similar, que nos permita partir de una problemática auténtica del entorno y activar la motivación del grupo desde su propia experiencia.
Sería valioso fortalecer la etapa de sensibilización con las familias y el barrio para lograr mayor involucramiento desde el inicio. También sería enriquecedor incorporar un sistema de seguimiento de impacto, para comprobar cuánto se utilizan los cestos y cómo continúan promoviendo la separación de residuos.

Lo que más se valora del proceso:
El trabajo colaborativo y la distribución de roles.
La motivación genuina por construir algo que transforme la realidad.
Descubrir que la tecnología también puede nacer del reciclaje y del hacer con las manos.
Como mejora posible, se propone profundizar la articulación con otras áreas y organizaciones comunitarias, para ampliar la sostenibilidad del Proyecto y abrir nuevas oportunidades de aprendizaje.

 

DESARROLLO DE LA EXPERIENCIA

Fases del Proyecto

Identificación de la problemática y formulación de la pregunta:
El Proyecto comenzó a partir de la observación del entorno cotidiano: la presencia de residuos en las calles, veredas y espacios públicos del barrio. La inquietud de un alumno “¿Qué podemos hacer para tener nuestro lugar limpio?” abrió el debate y permitió reconocer que la solución no podía ser individual, sino colectiva.
Esa reflexión derivó en la pregunta impulsora

Investigación, indagación y búsqueda de información:
Se conformaron grupos de trabajo que iniciaron una búsqueda de información en diferentes formatos: internet, libros, videos y entrevistas. La investigación despertó curiosidad, promovió nuevos conceptos y sostuvo el interés a lo largo del Proyecto.
El uso de TIC en el aula reforzó el protagonismo del alumnado, permitiendo explorar recursos audiovisuales y construir aprendizajes significativos.

Enlaces con la comunidad y referentes:
Para tomar decisiones informadas, se establecieron contactos con referentes locales tales como el Instituto para el Desarrollo Sustentable de Rafaela, y personal de la empresa Limansky.
Las charlas aportaron información, ejemplos concretos y materiales visuales. Posteriormente, se realizó una visita al Complejo Ambiental, que permitió vivenciar lo aprendido, formular preguntas y comprender la importancia de la correcta separación de residuos para sostener cualquier iniciativa comunitaria de limpieza.

Definición del producto tecnológico:
Luego de analizar alternativas, el grupo decidió fabricar dos cestos de residuos utilizando madera de pallets reciclada, uno para residuos Recuperables y otro para No Recuperables, considerando que era una solución útil y posible.

Diseño y construcción
Durante esta fase, el entusiasmo del alumnado fue evidente. Se dividieron tareas y se organizaron los equipos para llevar adelante etapas sucesivas
Desarmado de pallets.
Medición y marcado de piezas.
Pegado, clavado y armado de laterales.
Ensamble del cesto y colocación del fondo.
Lijado, pintura y rotulación con stencil
La división de tareas favoreció el trabajo colaborativo, la responsabilidad compartida, la comunicación y la toma de decisiones. El aprendizaje incluyó manejo seguro de herramientas, organización del trabajo y resolución de problemas durante la construcción.

Diagnóstico, mejoras y toma de decisiones
Una vez terminados los cestos, se realizó una evaluación crítica del producto final. El análisis grupal permitió reconocer que los cestos habían sido construidos con el tamaño adecuado para su uso, utilizando materiales económicos y logrando una estética prolija y visualmente atractiva, lo que aumentaba la probabilidad de que fueran bien recibidos y cuidados en la institución que los recibiría.
Durante esta instancia también surgieron propuestas de mejora. El grupo decidió reforzar las bases de los cestos para asegurar mayor resistencia al uso cotidiano y aplicar aceite quemado de motores como impregnación protectora, aprovechando sus propiedades para penetrar la madera, sellarla y conservarla a bajo costo, sin necesidad de productos industriales.
Finalmente, se acentuó la rotulación mediante stencil, para garantizar que la distinción entre residuos Recuperables y No Recuperables fuera clara y visible.
Esta etapa permitió experimentar la importancia de la mejora continua, la reflexión sobre la propia producción, la escucha de ideas diversas y la toma de decisiones consensuadas, entendiendo que un producto tecnológico se perfecciona cuando se observa críticamente y se realizan cambios que lo enriquecen.

Donación y vínculo comunitario:
Se pusieron en discusión posibles destinos para los cestos. Tras analizar necesidades y realizar una votación democrática, se decidió donar los dos cestos al jardín de infantes del barrio, fortaleciendo la relación entre instituciones educativas y promoviendo la cultura del cuidado compartido del entorno.

Registro, comunicación y socialización del Proyecto
Todo el proceso fue documentado en carpetas personales y grupales mediante listas de materiales, planillas de costos, diagramas de Gantt y fotografías.
Para comunicar y sensibilizar a la comunidad:
Se elaboraron folletos con mensajes y consejos sobre clasificación de residuos.
Se produjeron videos para compartir a la comunidad.
Se organizaron equipos para preparar la exposición del proyecto: la ornamentación del espacio, los afiches informativos, los alumnos que iban a exponer, etc.
Fue una verdadera fiesta del conocimiento, porque logró traspasar las barreras del aula. Tuvimos la oportunidad de explorar una gran variedad de Proyectos y también de compartir el nuestro, cada uno fruto de horas de trabajo, dedicación, esfuerzo y aprendizaje.
La Feria Institucional se transformó en un espacio donde el saber se hizo experiencia: los estudiantes no solo mostraron un producto final, sino también el camino recorrido, las decisiones tomadas, los desafíos enfrentados y las ideas construidas colectivamente.
Más que una exposición, fue un encuentro para celebrar el aprendizaje, valorizar el trabajo en equipo y demostrar que cuando la escuela abre sus puertas al hacer, al crear y al pensar, el conocimiento se vuelve significativo, poderoso y transformador.

Cierre y reflexión
Al finalizar el Proyecto, cada estudiante compartió con el grupo sus aprendizajes y su opinión sobre la experiencia. En conjunto, expresaron satisfacción por los logros alcanzados y orgullo por el impacto generado en la escuela y en el barrio. Los estudiantes de quinto grado demostraron:
Compromiso ambiental
Habilidades manuales y tecnológicas
Trabajo en equipo
Solidaridad comunitaria
El aprendizaje central que quedó instalado fue que el entorno puede transformarse cuando actuamos colectivamente, y que la tecnología puede ponerse al servicio del cuidado ambiental utilizando materiales disponibles y reciclados.
Si bien una parte del grupo se encargó de las tareas manuales relacionadas con la construcción de los cestos, no todos los estudiantes participaron de estas actividades, y esto no implicó una intervención menor dentro del proyecto.
Aquellos que no se sintieron cómodos o seguros manipulando herramientas, o que eligieron otros tipos de participación, asumieron funciones igualmente significativas, entre ellas:
Búsqueda y selección de información para fundamentar decisiones.
Organización y registro en carpetas, planillas de costos y listas de materiales.
Supervisión de tiempos mediante el diagrama de Gantt.
Diseño gráfico de stencils, rótulos y afiches.
Redacción de folletos para sensibilizar a la comunidad sobre la separación de residuos.
Trabajo con TIC en la producción de videos para la feria institucional.
Aporte estético en la selección de colores, tamaños de letras, distribución visual y presentación final.
Planificación y comunicación para la feria institucional: ornamentación del espacio, guión para la exposición y estrategias de difusión.
De este modo, cada estudiante pudo aportar desde sus intereses, habilidades y nivel de seguridad personal, demostrando que en el Aprendizaje Basado en Proyectos no todos aprenden de la misma manera ni desde el mismo rol, pero todos son protagonistas.

La mayor riqueza del Proyecto radicó en la diversidad de talentos puestos en juego y en la comprensión compartida de que el trabajo colaborativo se fortalece cuando los aportes son distintos y complementarios.
El Proyecto generó un impacto visible en la comunidad educativa. Las familias, docentes y personal de la institución valoraron positivamente que los estudiantes se involucraran activamente en el cuidado del ambiente y en la mejora de los espacios compartidos. Durante la feria institucional, muchos miembros de la comunidad destacaron que la propuesta no solo promovió hábitos responsables, sino que también fortaleció el sentido de pertenencia a la escuela y al barrio. Para los estudiantes, ver el entusiasmo y reconocimiento del entorno fue una fuente de motivación.
El desarrollo del Proyecto también implicó superar desafíos. Entre ellos se destacó la visita al complejo de disposición final de residuos, cuyo objetivo fue observar la correcta clasificación de los materiales en contextos reales. La coordinación del traslado requirió autorizaciones, organización de tiempos escolares y garantizar condiciones de seguridad. Asimismo, se presentaron dificultades logísticas, como la disponibilidad de herramientas, el acceso al espacio de trabajo y la necesidad de asegurar la participación de todos sin que nadie quedara excluido por no sentirse seguro en actividades manuales.
A pesar de los obstáculos, los resultados obtenidos fueron altamente satisfactorios. El Proyecto evidenció que cuando la escuela se vincula con problemáticas reales del entorno, el aprendizaje se vuelve significativo y deja huellas profundas. Esta experiencia fortaleció la identidad del grupo y reforzó la idea de que la comunidad puede transformarse cuando se trabaja colectivamente con un propósito en común.

https://drive.google.com/file/d/17JkG-Pe9fjOoLnq_OZ8lq4pN61rXbZiR/view?usp=sharing

 

APRENDIZAJES Y CONCLUSIONES

El Proyecto dejó aprendizajes significativos tanto para los estudiantes como para los docentes, demostrando que cuando la Escuela aborda problemas reales del entorno, el aprendizaje se vuelve profundo, colaborativo y trascendente.

Aprendizajes de los estudiantes
Los alumnos de Quinto Grado destacaron que:
Cuidar el ambiente es una responsabilidad compartida y cada acción cuenta.
La tecnología implica planificar, diseñar y construir soluciones para necesidades reales.
Clasificar y reutilizar materiales permite transformar residuos en recursos valiosos.
El trabajo en equipo requiere diálogo, respeto por las ideas de otros y distribución de roles según intereses y habilidades.
No todos aprenden de la misma manera, pero todos pueden contribuir con algo valioso al Proyecto.
Muchos estudiantes expresaron que, por primera vez, se sintieron protagonistas de una acción concreta que deja una huella positiva en su barrio.

Aprendizajes del equipo docente
El Proyecto permitió reflexionar sobre la práctica pedagógica y reafirmar que:
El ABP favorece la participación auténtica cuando se habilitan múltiples formas de involucrarse (manuales, organizativas, creativas, comunicacionales, digitales).
La interdisciplinariedad enriquece el aprendizaje, pero requiere una planificación flexible, comunicación constante y acuerdos comunes.
Las actividades fuera del aula, como la visita al complejo de disposición final de residuos, amplían la comprensión y la motivación del alumnado.
El acompañamiento emocional también es parte del proceso: escuchar miedos, inseguridades y entusiasmos fortalece la cohesión grupal.
El Proyecto mostró que enseñar no es solo transmitir contenidos, sino crear oportunidades para que el aprendizaje tenga sentido en la vida de los estudiantes.

¿Qué se podría hacer diferente en un próximo Proyecto?
Incorporar nuevas tecnologías digitales para el registro del Proyecto (por ejemplo, bitácoras digitales compartidas o podcast de reflexión).
Reforzar la vinculación con otras instituciones del barrio para ampliar el impacto comunitario.
Profundizar en la economía circular: identificar nuevos materiales en desuso y posibles aplicaciones tecnológicas.
Estas oportunidades de mejora no reducen lo logrado; por el contrario, hablan de una cultura de revisión constante, propia del pensamiento tecnológico.

El Proyecto “Un barrio limpio para mi escuela” impulsó el aprendizaje y la participación porque se construyó desde una pregunta auténtica, situada en la realidad del alumnado y con un propósito social concreto.
Los estudiantes no trabajaron para “cumplir una tarea”, sino para transformar su entorno. Esa diferencia redefinió la motivación, el compromiso y el sentido del aprendizaje.

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Establecimiento

Imagen del autor

ESCUELA NRO 851 "ANGELA DE LA CASA"

Región 3
RAFAELA

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